06 ❧ Abstracto
Las últimas prendas yacían disueltas sobre el suelo.
Cierta lástima por ti, o quizá culpa, impidió el hecho de seguir actuando para olvidar. Y las amenazas de Julia tampoco permitían razonar con claridad. Tal vez, las notas de "un mes para la entrega " mantenían tus pensamientos sumamente guardados dentro del pecho, anhelando liberarse y escapar. En los brazos de Jungkook.
Su camisa se deshacía en medio de la habitación. Ya nada quedaba.
__ ¿Cómo lo quieres? ¿Voy primero o tú?__ interrogó con media sonrisa incitadora, cautivante y hermosa.
Intentaste actuar cual película pornográfica, en la que no existía el mínimo rastro de sentimiento.
__ Vas tú__ pronunciaste ondulando caderas, tomando posición en medio de la cama.
Desde el borde gateó, colocándose de rodillas, tomándote por ambos muslos, flexionando tus piernas para acercar su rostro a tu intimidad. Sentiste la respiración desesperante de SeHun, sobre la sensibilidad de tu cuerpo en extremo estado de nerviosismo.
Notaste el primer roce de labios, acto en que lograste suspirar pesadamente. Una lengua que se impregnaba desde la vagina subiendo hasta el clítoris, en donde comenzó a actuar en succiones, provocando tu agitación.
Los dientes tomaron entre sí tu sensibilidad, mientras los aprisionaba creando una succión, y luego presionó así la lengua. Seguía tomando lugar a sus juegos que torturaban tu ser sediento por más.
Retorcerte entre las sábanas ya no parecía una opción, y tomaste sus cabellos con el motivo de conseguir mayor profundidad.
__ Más...__ rogaste, estallando del placer.
Pudiste sentir escalofríos, y cierto golpe en el estómago. Aquel hombre causaba efectos impresionantes en tu cuerpo, tan significativos que gritaban por más.
Tu espalda candente se arqueaba ante los arroyos de alto nivel de excitación. Urgía tu entrepierna de modo alterado e inestable.
De pronto, sus labios descendieron precipitadamente por la vagina, en donde sin evitar, habías esparcido el flujo proveniente de la buena excitación. La lengua se hundía meciéndose entre el encierro de las paredes internas.
Algo poco natural en ti.
Seguía con sus actos, presionando los muslos con más fuerza. Ya gemías como perra sin poder retener aquella fuerza tan intensa que llevaban los placeres íntimos en la vida.
Los labios llevaban presionando bastante tiempo, y pequeñas vibraciones comenzaron a sentirse como inyecciones de éxtasis puro. Sabías que de paso tu orgasmo se asomaba entre la dentadura de SeHun, concluyendo así, a dicho parecer.
Un viento de cansancio inundó tu cuerpo, aunque sin embargo, no te atrevías a quedarte allí.
Él tomó posición entre tus labios, en donde sus besos no cesaron. Allí tomaste el guante, aprisionando tus muslos sobre sus caderas.
Su mano tomó la extremidad dirigiéndola a tu cavidad en flujo sedienta.
Allí, flexionaste tus piernas, donde comenzaste a repetir pequeños saltos en forma constante, hundiendo su miembro en el interior.
Ocasionaba tus suspiros pesados, que poco lograron ocultarse.
__ Vamos linda, ¿te gusta?__ agregó el mayor, sin retener su agitación. El sudor recorrió su piel ya candente.
Continuó azotándote más, sostenida por fuertes brazos al rededor de la cintura, mientras lograba obtener mayor profundidad. Y quizás aquí las palabras no fueron suficientes, sino aquellos gritos que tomaron mando en su lugar.
__ Has vuelto... noona__ oíste suspirar de su parte.
Aún no comprendías diversas actitudes de él que te causaban confusión e incertidumbre en ti. Ni las razones pero sí sus consecuencias.
__ ¿Por qué no habría de hacerlo?__ respondiste tomando asiento a su lado.
Tus manos rebuscaron entre los bolsillos unas llaves de plata, con las cuales mecías en las esposas de Jungkook, liberándolo.
Aquel acto había de provocar cierto desarme en el estar del joven. Deseó saber la causa.
__ Debes tener más libertad__ agregaste adivinando sus intenciones de informarse.__ Es todo lo que diré al respecto.
Aunque el otro no lo supiera, está en blanco el hecho de que deseaste mantener a tu mascota junto a ti, tomando nuevas experiencias en tu mansión; así quizá, cuando Julia actuase contra ti, Jungkook podría decidir por sí mismo.
Sin embargo, en un mercado negro preexistente aquello era parcialmente ilegal.
__ Te lo agradezco__ reiteró tiempo a tiempo. Inclinó su mirada hacia abajo, perdida ante las murallas indestructibles del suelo.
__ Simplemente deseo conocer si tienes alguna petición__ mencionaste dificultosa, intentando calmar aquel fuerte viento proveniente en desespero ante su posible respuesta en huir. Observaste su visión suplicante e inquieta, incitando a preguntar nuevamente.__ No me hagas repetirlo, por favor. Dime qué deseas.
Te deseo a ti. Un encuentro oculto en nuestra intimidad. Forjándome a continuar por tus labios, tomando tus cabellos. Rozar aquella suave piel que posees, arrimándote hacía mi. Sentir tu respiración, los latidos acelerados del corazón ocasionados por mi causa. Tomarte en toda una vida sin dejarte ir. Albergarte entre los brazos para trasladarnos a la magia que los días y las noches poseen hasta la eternidad. Sin lugar a los atajos o trampas. Porque en el paraíso entre la conexión de ambos, no obtiene final alguno. Estamos mencionados en una Biblia. Quizá como delito. Quizá como pecado. Quizá como inframundo. No tiene importancia mientras sobrevivas en mi dentro, donde te mantendré cautivada por siempre, amor mío.
__ No lo sé. Está en mi preferencia dejarlo entre tus manos, noona. Si es posible.
Por tu mente surgieron millones de ideas de las cuales, una aparentó más convincente. Desarrollo físico. Dispusiste en ello simplemente dos semanas, en la cual transformaría su apariencia. JungKook había perdido un poco el peso. Sus músculos seguían firmes pero su fuerza era menor. Por lo que decidiste abrirle un gimnasio.
Los días predestinados habrían surgido, manteniendo tu posición frente a un Jungkook con mayor masa muscular. Su abdomen se encontraba con mejor puntuación delineada con cierta profundidad en cada pieza, comprimiendo tu desaprobación. Excelencia. Deseaste la perfección con lo cual te abstienías en tiempo.
__ Luces bien. Hasta diría que has crecido, JungKook__ admitiste con dificultad, entrecortando leve e intencionalmente tu respiración.
Desde el principio llevaba entre siete y catorce centímetros mayor que tú. Sin embargo, puedes encontrarte frente a frente, elevando tu mentón hasta llegar a cierta línea visual contactando ambos ojos. Preciosos.
__ Gracias noona__ pronunció su voz ronca, pesada del cansancio aunque satisfecha.__ ¿Puedo preguntarte algo?
Aquella novedad logró crear una especie de vibración en tu estómago, puesto que las intenciones de Jungkook solían ser aún más ocultas.
Una mirada tuya invitó a continuar sus deseos de conocer cierto tema sobre ti.
__ ¿Te gusto?__ susurró paulatina e intencionalmente. Parpadeaste atónita, pues aquella cuestión no había de cruzarse en tus pensamientos.__ ¿Y?__ reiteró esperando respuesta alguna.
__ Yo...__ balbuceaste.__ ¿A qué te refieres?__ nuevamente deseaste saber, con cierta ironía. Te encontraste rodeada de una gigante musculatura bestial que de modo no obstante, aprisionó tu ser entre los huecos, alimentándose aún más de ella.
Notaste el movimiento ágil de su masa corporal, sosteniendo su mano sobre la pared, descargando su peso y volumen allí, tomando menos distancia, hasta el límite de aspirar su fragancia hipnotizante. Nervios. La poca convicción de su mirada ocasionó tu agitación y elevo de temperatura.
¿Acaso lograba actuar activamente frente a ti, con ciertos goteos de intimidación?
Hacía una semana, podrías ver a un Jungkook deleitado razonablemente en pasividad y por nada tedioso. Por lo que en el momento, admiraste una enorme, fuerte y gigantesca aparición física, tomando tus posiciones y esperando respuesta convincente.
Las operaciones en sí tampoco se percibían, incluso asemejó a un hombre común con años de práctica.
__ J..JungKook... baja a cenar__ ordenaste inmediatamente. Sin embargo, el ahora mayor, continuaba frente a ti, sin mover ni un músculo ante tus peticiones.__ No me hagas repetirlo__ amenazaste.
En aquel momento, y con bastante dificultad en su mirar, se retiró acumulado nudos enormes en tu garganta. Tu conciencia no logró comprender lo sucedido.
Una pasividad arraigada se asomó en tu interior, sin admitir la verdad, que quizá él te encanta demasiado y su cambio físico lo ayuda a rebajarte ferozmente.
Y te punzaba la vagina saberlo.
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