Veronica

Suspire para luego abrir mis ojos y levantarme por la mañana. Hoy tendría que empacar ya que mañana comenzaba el Tour de One Direction. Así que me levanté de la cama y abrí mis ventanas para que el sol entrara a mi habitación. Fui al baño a lavarme los dientes y a darme un baño para comenzar a ver que iba a empacar para los meses que iba a estar fuera.

Tome una maleta grande y comencé a buscar mi ropa prioridad. Puse música en mi televisor para que se volviera más entretenido y de repente escucho como tocan la puerta.

— Buenos días.— dijo Harry.

— Buenos días.— salude.

— ¿Estás empacando para el tour?— preguntó.

— Eso hago.— respondí.

— Okay, recuerda que no tienes que empacar todo tu armario porque te llevarán ropa para que puedas usar. Así que solamente lleva lo que no puedes vivir si no lo tienes.— dijo.

— Está bien.— dije.

— Los chicos vendrán esta noche para la casa, quería dejarte saber.— dijo.

— Está bien.— volví a decir dándome la vuelta para mirarlo y el se quedó mirándome por unos segundos.

— Okay.— dijo y se fue.

Seguí haciendo mi maleta y en vez de terminar con una termine con tres. Harry dijo lo necesario así que solo me lleve lo que en verdad necesitaba y tendría que tener para el tour. Estaba atardeciendo así que fui a la cocina para comer algo y me hice unas tostadas con guacamole y tomate. Mientras comía noté que la piscina de la casa se veía muy relajante...así que no lo pensé dos veces y fui a mi habitación a ponerme un traje de baño y irme a la piscina.

Harry 

Estaba durmiendo en mi habitación cuando escucho como la puerta de la terraza se abre. Mis ojos se abren automáticamente así que me levanto para caminar fuera de mi habitación y lo primero que veo son tres maletas en la sala...¿En serio empaco tres maletas? Yo simplemente llevo una. En eso noto como Verónica está afuera acercándose a la piscina.

— ¿Qué hace?— susurre mientras la miraba.

Ella se queda por unos momentos mirando la piscina cuando decide quitarse la bata que tenía puesta. Trago profundamente al verla en su traje de baño color turquesa ya que se le veía muy bien. Salgo de mis absurdos pensamientos mientras que ella se lanza a la piscina para nadar.

¿Debería quedarme aquí? No he estado en la piscina desde que estoy en esta casa.

Niego y voy a mi habitación para cambiarme y ponerme un traje de baño color negro. Me miro en el espejo para asegurarme que me veo bien y salgo para abrir la puerta de la terraza. Verónica me mira y se acerca a la orilla de la piscina.

— Buenas tardes Bello durmiente.— dijo.

— No dormí tanto.— dije.

— Claro que no, solamente fue desde la mañana.— dijo.

— ¿Como está el agua?— pregunté.

— No está congelada si es lo que quieres saber.— dijo.

Asentí y me senté en la orilla para entrar al agua, pero abro los ojos ya que siento como el agua fría estremece mi cuerpo.

— Dijiste que no estaba fría Verónica.— dije agarrando mis manos para no congelarme.

— Bueno claro que no está fría, llevo más tiempo que tú aquí así que si yo fuera tú me sumergiría completamente para que frío se te vaya más rápido.— dijo y comenzó a reír mientras yo me le quedé mirando serio.

— Estás loca.— dije y sin pensarlo dos veces me sumergí de cuerpo completo para luego salir del agua y pasarme la mano por el cabello para peinarlo hacia atrás.

— ¿Fue tan difícil?— preguntó y rio para después nadar.

Negué y también me puse a nadar hacia la misma dirección que ella hasta que los dos llegamos a la orilla donde había un escalón, así que ambos nos sentamos.

— Veo que estás lista para mañana, dejaste tres maletas en la sala.— dije.

— Solo llevo lo necesario.— dijo.

— Mujeres.— dije negando y escucho como Verónica se ofende.

— ¿Tienes algún problema?— preguntó riendo.

— No.— dije.

— Más te vale.— dijo mirándome y me lanzó agua.

— ¿Ah es una guerra lo que quieres?— pregunté y me bajé del escalón para comenzar a tirarle agua.

Ella comenzó a reír y ambos comenzamos una guerra de agua. Verónica no paraba de lanzarme agua así que fui más rápido que ella y me acerqué para sujetarle las manos.

— ¿Quién tiene a quien ahora?— pregunté y ella rio.

— No por mucho.— dijo.

De la nada un silencio incómodo se hizo presente entre nosotros. Yo solamente me quedaba mirando sus ojos que estaban mirándome fijamente. Tome una respiración profunda ya que ella no decía nada y yo tampoco me atrevía a romper este momento que estábamos teniendo ambos.

— ¿Qué está pasando aquí?— preguntó una voz que conocía muy bien.

Cuando ambos miramos vemos como los chicos están llegando. Verónica y yo nos separamos rápidamente para ir donde los chicos.

— Estábamos teniendo una guerra de agua.— dije.

— Oh claro eso se vio como una guerra de agua.— dijo Niall.

— Te juro que lo era.— dije.

— Hola chicos.— dijo Verónica.

— Hola Vero.— dijo Louis.

— Traje mi Xbox para que lo conectemos en el televisor.— dijo Liam.

— ¿Sin mi permiso?— preguntó Harry.

— ¿Cuando lo preguntamos?— preguntó Zayn.

— ¿Como es que entraron a la casa?— preguntó Verónica.

— Le di una copia a Liam por si algo le pasa a mi llave.— dije.

— Wow, tienes mucha confianza.— dijo Verónica saliendo de la piscina.

— Con Liam si, ya que viví en su casa mientras estábamos resolviendo lo de el compromiso, es un buen amigo.— dije saliendo también de la piscina.

— Si que lo es.— dijo.

Verónica

Me serví un pedazo de pizza mientras los chicos estaban jugando en la sala. Tome mi plato y me fui a la terraza para comer y disfrutar de la noche. Escucho como la puerta de la terraza se abre y veo como Harry sale con una botella de vino tinto.

— ¿Me preguntaba si querrías una copa de vino?— preguntó.

— ¿Qué tan fuerte es? Recuerda lo que pasó la última vez.— dije y Harry rio lentamente.

— Te prometo que no es tan fuerte como aquella bestia.— dijo y puso el vino en la mesa para luego caminar hacia la barra y tomar dos copas.

— Pizza con vino ¿Qué más puedo pedir?— pregunté y ambos reímos.

— Es hecho en Italia en el año cincuenta y uno.— dijo sirviéndome una copa y dándomela.

— Gracias.— dije.

— De nada...recuerdo como mi padre le encantaba este vino cuando lo visitaba en su casa.— dijo y se sentó a mi lado.

— No he conocido a tu padre.— dije y le di un sorbo a la bebida.

— Es que el y mi mamá se divorciaron...tenemos buena relación no digo que sea mala pero soy más apegado a mi madre y por eso paso mucho más tiempo con ella.— dijo y tomó.

— Es lindo tener buena relación con sus padres.— dije.

— Si lo mismo digo por tus padres se nota que ambos se aman y también te aman a ti.— dijo.

Sonreí lentamente y suspire...creo que ya tenemos confianza para decirle la verdad.

— Mis papás no son mis padres.— dije y Harry me dio toda su atención en su mirada.

— ¿Qué?— preguntó.

— Edeline y George no son mis padres biológicos.— dije.

— ¿Enserio?— preguntó aún sorprendido.

— Tuve una infancia muy triste...solamente recuerdo desde que tengo siete años y mis padres no me querían. Decían que yo era la causa por la que ellos eran pobres y no podían comprar las cosas que querían ya que tenían que hacer todos sus gastos en darme de comer y comprar las cosas que una niña de siete años necesitaba. Por eso un día me dejaron en un orfanato, y estuve ahí hasta mi cumpleaños número diez.— dije.

— Ay Verónica...lo siento tanto.— dijo.

— Está bien, sabes que Harry Edeline y George me educaron con valores y me trajeron a Estados Unidos para darme un futuro. Ellos si son mis padres aunque no de sangre pero si de crianza. Por eso acepté este trabajo, para que mis futuros hijos no tengan que pasar por lo que yo pasé porque yo voy a amar an mis hijos aunque me cueste la vida.— dije.

Harry solamente se me quedó mirando, y luego estiró su mano a través de la pequeña mesa para tomar la mía.

— Eres una mujer muy valiente y estoy seguro de que tu futuro esposo será un hombre con suerte.— dijo.