1 de septiembre del 2005

Debía reconocer que habían pasado muchas cosas desde que conocí a los chicos, mi vida había dado un giro enorme. Muchos proyectos, Harry Potter se había hecho demasiado famoso, sin duda alguna le habían dado una increíble acogida y ahora en unos meses se estrenaría la cuarta película, Harry Potter y el cáliz de fuego. Amaba trabajar con los chicos y siempre nos lo pasábamos genial. 

Me llevaba muy bien con todos los del Cast, pero con Tom, Emma, Rupert y Daniel era todo diferente, podía contarles cualquier cosa porque sabía que siempre sabrían qué decirme en cualquier circunstancia. Siempre me ayudaban y me hacían reír cuando más lo necesitaba, así que debía agradecerles demasiado por eso.

Por casa había pasado pocas veces, pero las veces que pude ir logré coincidir con mi padre también algo bueno. Era bueno pasar todos juntos unos días y disfrutar de nuestra pequeña familia, aunque papá ya tuviera otra, siempre se preocupaba por todos nosotros.

Papá también había estrenado hace unas semanas una película, dirigida por Tim Burton, y protagonizada por él, también salía Helena, una muy buena amiga de papá y bueno como una madre para mí. También me enteré por él que en octubre se estrenaría otra película donde los tres estaban involucrados, La Novia Cadáver.

Incluso lo acompañaría al estreno y la verdad es que estaba emocionada por hacer esto con mi padre, ver sus logros y como crecía como persona era algo increíble.

La verdad es que lo admiraba demasiado, por mi lado estaba trabajando en Harry Potter y me habían cogido para un papel en Las Crónicas de Narnia, algo que nunca me espere, pero que estaba muy feliz. Era obvio que era demasiado complicado a la hora de grabar, pero hacía lo que podía para no defraudar a ninguno.

Los del Cast de Las Crónicas de Narnia eran muy encantadores, sobre todo William que me ayudaba en todo y bueno en las películas, nosotros dos éramos pareja así que pasábamos más tiempo juntos para preparar muy bien nuestros personajes.

Hacía unos meses que no veía a Aaron, pero las cosas seguían como siempre y eso era algo bueno porque no quería perder su amistad por nada del mundo. Además, él también estaba en el mundo de la actuación y le estaba yendo bastante bien, la verdad es que estaba muy feliz por él y por todo lo que estaba consiguiendo.

Debía admitir que la fama era demasiado complicada, siempre te seguían a todas partes y al ser hija de Johnny Depp me seguían todavía más. 

La fama podía tener su lado bueno, pero también su lado malo y lo estaba experimentando de la peor manera... Insultos, acaso, estrés y muchas cosas más eran por las que estaba pasando y por las cuales me veía demasiado afectada. 

No entendía que había hecho mal, simplemente era una persona normal como cualquier, pero me costó entender que para ellos eso no era así.

Solo tenía catorce años y a veces me sentía demasiado derrotada, no podía aguantar todo eso, las cosas en mi vida y en mi salud mental empeoraron, pero no se lo dije a nadie para no preocupar y mucho menos dejaba que la gente lo viera. No quería ser un titular que a la mínima me criticaran por todo.

Ahora me encontraba en el hotel, sentada en la cama, mientras esperaba a que mi padre llegara, porque quería pasar tiempo juntos y no me molestaba para nada porque a veces si necesitaba tiempo con él como en los viejos tiempos.

Me acosté en la cama viendo el techo pensando en como mi vida había cambiado tan de repente, no podía creer que todo lo que me habían hecho pudiera afectarme tanto. Estaba más delgada, tenía problemas para dormir y no entendía como algunas personas podían vivir con las críticas y el Hate que les caía. A mí me había caído y ya no sabía qué hacer con mi vida.

—¿Qué haces pequeña? —miré a mi padre con una pequeña sonrisa mientras me sentaba de nuevo en la cama, él se sentó a mi lado y me regaló una sonrisa con un beso en la frente.

—Solo miraba la pared.

—¿Tiene algo interesante? —negué— Últimamente te veo más apagada de lo normal, ¿está todo bien?

—No lo sé, simplemente estoy cansada mentalmente y solo tengo catorce años —él me abrazó muy fuerte haciendo que yo le correspondiera de la misma manera, un poco más y estaba segura de que rompería en llanto. 

—Mi niña preciosa, últimamente es verdad que te he descuidado un poco por todo el tema del trabajo y lo siento mucho. Tampoco quería molestarte porque sabía que tú también tenías mucho trabajo, así que pensé que todo estaba bien, pero conozco muy bien a mi hija. En cuanto te vi supe que algo no estaba bien contigo y preferí a que tú me lo contaras cuando estuvieras lista.

—Es mucho estrés —susurré.

—Lo sé, pero no estás sola, nos tienes a nosotros para ayudarte en todo. Además, lo estás haciendo muy bien, pero debes hacer las cosas con calma y no te sobre esfuerces demasiado cariño, porque a la larga es peor y te afectara demasiado.

—¿Y como hago para que todo esto no sea tan difícil? No paran de compararme y criticarme. Hago algo y ya medio mundo lo sabe y no puedo con esto. 

—Claro que puedes princesa, tú puedes con todo lo que te propongas, eres mi hija, pero sobre todo eres Alexandra Depp, una luchadora y una increíble persona. No dejes que los comentarios te afecten, sé que lo que te digo suena difícil, pero no es imposible créeme.

—¿Y por qué siento que si es imposible papá?

—Nada es imposible mi pequeña, yo sé que podrás con todo lo que te propongas y con todo lo que se venga encima, pero debes recordar que no estás sola. Siempre me tendrás a mí para protegerte de todo lo malo. No dejaré que lo hagas todo tu sola, siempre que me necesites ya sabes que puedes llamarme a cualquier hora.

—Papá, tú tienes tus cosas...

—Pero tú siempre serás lo más importante, no importa cuando siempre que me necesites papá estará para ti.

Lo abracé muy fuerte mientras rompía en llanto, mi padre no dijo nada más, solo me sostuvo en sus brazos mientras me dejaba pequeñas caricias en la espalda.

—Todo irá bien mi pequeña.

Tener a mi padre era algo increíble, siempre sabía que decir y nunca me había hecho sentir mal, siempre subo que decirme cuando yo no sabía qué hacer con mi vida.

Mi madre igual sabía siempre que hacer cuando yo ya no podía, pero yo ya no la veía tanto como antes y la extrañaba demasiado. Llevaba meses sin verla a ella y a mis hermanos. Solo esperaba que pronto pudiera volverá casa para verlos y pasar tiempo todos juntos como los viejos tiempos.

NOTA DE AUTORA

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