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🔓. Siete

Este capítulo es largo...
El próximo es el final.

El presente capítulo contiene escenas fuertes. Si eres una persona altamente sensible o te ves afectada rápidamente, por favor, abstente de leerlo.


___________________________________

Kim JongIn era un joven empleado que se había esforzado por alcanzar varias cosas en su vida. Desde joven disfrutó de tener una familia muy unida, sus padres se amaban y lo amaban, sus hermanas se preocupaban por él y aunque ya no estaban en casa desde que él tenía dieciséis, aún las seguía viendo porque lo visitaban constantemente.

Su vida siempre había estado en orden, todo tan tranquilo y lleno de amor pero eso cambiaría un día de otoño cuando el pequeño pintor que habían contratado, gracias a la recomendación de Baekhyun, para hacer un retrato familiar, tocó la puerta de su casa y JongIn fue a recibirlo.

Podrían decir que se trataba de una tontería, que quizás el moreno había perdido la cabeza pero justo en ese momento, al ver esos grandes orbes oscuros brillando para él, lo supo.

KyungSoo era su nombre, y ese nombre sería el más importante y precioso que su boca pronunciaría por el resto de su vida.

Gracias al cielo, después de terminar con el trabajo por el cual fue contratado, KyungSoo aceptó salir con JongIn. Una cita casual primero, luego serían muchas más, demasiadas, hasta que sus corazones por fin pertenecieran el uno al otro que ya no había opción a retroceder.

Mientras más se conocían, KyungSoo no podía creer la suerte que tenía al haber encontrado a una persona tan llena de vida para estar con él todos los días. Una persona tan diferente a él, en todos los sentidos, y es que el pequeño pintor sentía que no se lo merecía. Por otro lado, JongIn estaba muy agradecido de ser esa persona en quien KyungSoo pudiera confiar y abrirse.

JongIn aprendió rápidamente varias cosas acerca de su pequeño artista, aunque le tomó algo de tiempo que KyungSoo le contara acerca de su pasado y la razón por la cual tenía pesadillas en las noches.

La vida de KyungSoo había sido tan distinta a la de JongIn, comenzando por el hecho de que nunca tuvo un hogar. Su madre era una adicta y dio a luz en muy malas condiciones, KyungSoo apenas pudo sobrevivir cuando salió del vientre de su progenitora. Jamás supo de su padre, ni siquiera está seguro de que su mamá haya tenido claro quién fue el hombre que la embarazó. Ella vivía en otra realidad, una a la cual KyungSoo no estaba invitado y observaba de lejos.

Pero ella no siempre podía obtener la droga, por lo que, las veces que estaba "sobria", tenía un comportamiento demasiado agresivo, terminando por descargar su furia en un inocente niño que recibía los golpes sin entender la razón.

Costillas rotas, moretones en los brazos y una pierna fracturada. Ella no se detuvo hasta que su propio hijo estuvo en el piso, pidiendo a gritos un poco de piedad.

Los años pasaron, las heridas físicas sanaron bien pero el daño emocional que aquel maltrato le dejó jamás se fue. KyungSoo aún veía a su madre cuando cerraba los ojos. Sus delgadas y delicadas manos que debían protegerlo de toda maldad del mundo, nunca lo sostuvieron con amor, sino que fueron un arma para arrancar cada pedazo de su alma.

JongIn podía ver el daño en los ojos negros de su amante, aquellos que tenían una vaga chispa cuando lo miraban pero que era vilmente apagada por los recuerdos más tormentosos de su pasado. Por supuesto, él no dejaría que KyungSoo se hundiera en su miseria, él lo ayudaría a salir de ese hueco tan profundo al que había caído. Por ello, visitaron juntos a una psicóloga quien muy amablemente les indicó que sería mucho mejor seguir el tratamiento de la mano de un psiquiatra, debido a que KyungSoo tenía traumas severos y mostraba indicios de depresión, lo cual debía tratarse con medicina. La mujer les recomendó a un médico de confianza, muy famoso que había llegado de los Estados Unidos. Su nombre inglés era Kris Wu pero su origen era chino y su nombre real era Wu YiFan. Ambos fueron a verle tan pronto como consiguieron una cita.

—Las sesiones las atiendo directamente con el paciente, sin alguien más en la habitación —indicó fríamente cuando JongIn estuvo por entrar al consultorio—. No se preocupe, él me dirá todo lo que me deba decir y luego hablaré con usted.

Kris no era un tipo demasiado amable, él tenía un porte imponente y su voz era grave. Mantenía una cara de póker que a JongIn le enervaba, nunca sonreía. No le inspiraba confianza pero KyungSoo se sentía cómodo con aquel doctor, según él, Kris no lo juzgaba como otros lo hacían.

El psiquiatra le recetó algunos antidepresivos y armó un horario para las futuras sesiones con el fin de controlar su progreso. JongIn comenzó a chequear las dosis de su novio, se aseguraba de que las tomara para que la medicina hiciera efecto. Lamentablemente, las pastillas comenzaban a interferir con el proceso creativo de KyungSoo y lo limitaban al punto de desesperarlo. Él mismo optó por dejarlas, primero a escondidas del moreno pero éste pronto se dio cuenta cuando su comportamiento volvió a ser el mismo de antes.

—Voy a irme KyungSoo —le amenazó una noche en la que su novio había tenido una recaída—. Si no tomas tu medicina me iré.

Las peleas eran constantes, casi siempre JongIn lo amenazaba con dejarlo si no volvía a tomar la medicina pero eso era pura mentira, él jamás podría abandonarlo.

—No, por favor... —le pedía el más bajo desde el suelo, con la voz quebrada y las lágrimas deslizándose por sus mejillas—. Es que tú no entiendes...

—¡¿Qué debo entender?! ¡Dime por favor! Estoy volviéndome loco.

KyungSoo no podía controlar su llanto pero hacía lo mejor que podía para hablar nuevamente.

—Necesito dibujar —explicaba entre sollozos—, amo hacerlo. Si no dibujo entonces no soy yo, no lo soy, ¿entiendes?

JongIn se arrodilló frente a él para estar a su altura y acarició sus mejillas, secando las lágrimas con sus pulgares.

—Y yo necesito que estés bien, te necesito a ti.

KyungSoo hipaba y sorbía la nariz, intentando calmar su respiración y todos sus sentidos.

—Tú puedes ayudarme —le indicó, iluminando su rostro con una idea que se le acababa de ocurrir—. Si entro en pánico o quiero llorar otra vez, solo abrázame JongIn y dime que todo estará bien.

El más alto negó con la cabeza. —No es la forma de tratar tu condición.

—Servirá, yo lo sé —le aseguró con un mirada convencida—. Prometo que tomaré tan solo una pastilla al día e iré a las sesiones con la psicóloga Jang. Estaré bien, JongIn, por favor no me obligues a tomarlas, no quiero sentirme un inútil de nuevo.

Y la mirada de KyungSoo era como de un cachorro en medio de la lluvia pidiéndote que lo lleves contigo a casa. No podía decirle que no, finalmente, la pintura era todo lo que KyungSoo tenía, ¿cómo podía negárselo? Así que comenzó a dedicarle más de su tiempo al pequeño artista, quizás demasiado, ya que KyungSoo acaparaba la mayor parte de su día.

Fueron los dos últimos años en los que JongIn se apartó completamente de su familia, también perdió el trabajo debido a que KyungSoo necesitaba de él constantemente y muchas veces salía sin permiso de la oficina. Los Kim empezaron a preocuparse por la situación del miembro más joven de la familia, por lo que sus hermanas lo llamaban constantemente, incluso su madre visitaba su casa cada vez más seguido. Pero a JongIn no le importaba, si KyungSoo necesitaba de él ahí estaría, no importaba la hora.

—JongIn, debemos hablar —dijo su padre cuando fue a visitarlo a la hora de almuerzo de su nuevo trabajo.

El moreno sabía para qué había venido y no estaba interesado en otro discurso más sobre cómo KyungSoo era algo malo para su vida.

—No voy a dejarlo —advirtió—, por si has venido a decirme eso ya estás avisado.

—Hijo, necesito que entiendas-

—¡No! —gritó, llamando la atención de unas cuantas personas a su alrededor—. Lo amo, ¿de acuerdo? Acaso, ¿tú dejarías a mamá si estuviera en una situación similar?

Su padre suspiró. —Es diferente...

—¿Por qué es diferente, papá? ¿Porque él es un chico? ¿Porque además de que tu hijo sea homosexual también tiene que cuidar de su novio con problemas mentales?

—Jamás me ha importado tu orientación, JongIn, lo sabes muy bien.

—Entonces, ¿es porque KyungSoo es huérfano y pobre? ¿Es porque no pudo asistir a la universidad como yo lo hice? ¿Es porque crees que no está a nuestro nivel?

—¡Claro que no! —exclamó su padre—. JongIn, nada de eso importa. Lo que verdaderamente importa es que tu vida está siendo consumida por él, ¿qué no lo ves? Has cambiado desde que él dejó el tratamiento. Te alejaste de nosotros y fallaste en tu empleo —explicaba, mientras la mirada de JongIn rehuía la suya—. Hijo, no es bueno que absorbas los problemas de alguien más. Sé que lo amas y sé también que KyungSoo no es un mal chico pero debe sanar primero o los dos terminarán por hundirse juntos.

Esta vez JongIn lo miró a los ojos. —¿Qué sugieres?

—Deben alejarse por un tiempo, así él aprenderá a no depender de ti ni de nadie y tú recuperarás tus fuerzas.

JongIn bufó y tomó sus cosas. —No lo haré padre, no en esta vida.

JongIn cumplió su palabra, él no dejó a KyungSoo, tampoco lo tenía planeado y así fueron pasando los días, con ellos dos intentando sobrevivir a las secuelas del pasado de KyungSoo y con JongIn alejándose por completo de su familia.









***

Era el último mes del año y todo transcurría normal, las cosas no habían cambiado pero JongIn se las arreglaba para ser un buen empleado y un atento novio. Se encontraba arreglando los documentos de su escritorio, el reloj indicaba que quedaba una hora para la salida, cuando su compañero llegó con un café en su mano.

—Vengo de visitar a un cliente y no sabes con quién me crucé.

JongIn le prestó atención. —¿Con quién?

—¡Tu padre! —respondió con euforia—. Se conserva bastante bien, eh.

—Basta Doyoung, no quiero hablar de él.

Su compañero hizo una mueca de disgusto. —Aún siguen peleados, ¿no?

—No es mi problema, ellos no pueden aceptar lo que me hace feliz.

—No creo que estés siendo muy justo, JongIn —dijo el joven—, ellos son tu familia, es válido que se preocupen por ti.

El moreno meneó la cabeza, iba a responder algo pero le entró una llamada al celular.

—¿Cómo está KyungSoo? —preguntaba el otro.

—Justo es él, voy a responderle.

—Oh... ¡Ok! Nos vemos luego.

El muchacho salió de la oficina, dejándolo completamente solo.

—¿KyungSoo? —en la otra línea solo podía escucharse la respiración lenta del otro—. Mi amor, ¿estás bien?

—¿Puedes venir? —preguntó sin saludar o responder a la pregunta del moreno.

—Sí, claro que sí —respondió de inmediato—. Estoy yendo para allá, ¿de acuerdo? Solo déjame tomar unas cosas y salgo.

—De acuerdo —dijo y colgó.

JongIn tomó su maletín y guardó todo de prisa. Apagó su computadora y cuando estuvo a punto de salir otra llamada entró, esta vez se trataba de su madre. Decidió colgar, no quería hablar con ella aún pero volvió a insistir, así que respondió.

—Mamá, ¿qué suce-

—¿Hijo? —habló de pronto, interrumpiéndole—. ¡Dios mío! JongIn, por todos los cielos, debes venir ahora mismo.

La señora hablaba tan rápido que las palabras salían atropelladas.

—¿Qué? Madre, no comprendo-

—Tu padre ha sufrido un accidente, estamos en el hospital Asan, por favor ven rápido.

La sangre se le fue hasta los pies, ¿cómo que su querido padre había sufrido un accidente? ¿Estaba grave? ¿Sus heridas sanarían pronto? Debía ir inmediatamente a verlo.

Un momento... ¡KyungSoo!

Marcó rápidamente su número y en cuestión de segundos el artista respondió.

—¿JongIn...?

—KyungSoo lo lamento, me ha salido una emergencia y debo ir a otro lado, por favor espérame, volveré en la noche.

Un poco de silencio en la otra línea hasta que KyungSoo habló.

—No te preocupes, JongIn —respondió—. Ve a hacer lo que tengas que hacer.

—Gracias, cariño.

—¡JongIn! —le llamó antes de que colgara.

—¿Sí?

—Te amo —le dijo—, no lo olvides.

—Yo también te amo.

—Gracias...

JongIn colgó y corrió hasta su auto para meterse ahí y conducir como loco hasta el hospital. Agitado y casi sin fuerzas, llegó al hospital que su madre le había indicado. Buscó de inmediato a alguna enfermera que pudiera darle una referencia.

—Señorita, estoy buscando al paciente Kim JongSu.

—¿Es su familar? —preguntó amablemente la enfermera mientras revisaba la cartilla.

—Sí, soy su hijo.

—Sígame por favor.

JongIn siguió a la enfermera hasta uno de los pasillos del hospital en donde encontró a su madre junto a sus hermanas, todas abrazándose y dándose consuelo.

—Mamá... —se acercó lentamente hacia ellas.

Su madre alzó la mirada hacia él y corrió para abrazarlo. —¡Hijo!

Los cuatro se fundieron en un fuerte y reparador abrazo, conteniendo las lágrimas con todas sus fuerzas.

—¿Cómo está... papá?

—Están operándolo —respondió una de sus hermanas—. Tenemos que esperar.

Y así lo hicieron, pasaron horas sentados en las frías banquetas del hospital, elevando al cielo miles de plegarias. JongIn no quería que su padre se fuera sin reconciliarse entre ellos, él no podía irse con esa última conversación como recuerdo

Cuando dieron las diez de la noche, las puertas de vidrio se deslizaron hacia los costados, dejando salir al doctor encargado de la operación.

—¿Familiares de Kim JongSu? —preguntó el médico.

—Somos nosotros —respondió JongIn.

—La cirugía fue un éxito —comunicó— , el paciente aún está delicado e inconsciente pero se repondrá, lo estaremos monitoreando constantemente.

Los cuatro respiraron aliviados por aquella noticia, como si sus almas regresaran a sus cuerpos. Incluso la señora Kim se permitió llorar de nuevo liberando su corazón de tan desastroso sentimiento.

—¿Podemos verlo? —preguntó JungAh, la mayor.

—Me temo que no será posible por ahora, el paciente acaba de salir de una operación muy complicada y será trasladado a su habitación, necesita completo reposo —indicó, obteniendo la comprensión de todos—. Por ahora me retiro, buenas noches.

El doctor siguió su camino, mientras que los enfermeros salían de la sala de operaciones con su padre siendo llevado en una camilla. La familia fue detrás de ellos hasta que llegaron hasta la habitación y no les permitieron pasar. A través del cristal pudo ver cómo su padre era conectado a una máquina para monitorear su ritmo cardíaco y a unos tubos que colocaban en su boca. Era una escena para nada agradable pero su padre era fuerte, él saldría de esta.

—Hijo —le llamó su madre—, debes volver a casa y descansar.

Por un momento quiso negarse pero recordó que KyungSoo lo estaba esperando. Quizás podía volver a su casa, dormir un poco, asegurarse de que su novio estuviera bien, asearse y volver temprano al hospital. Sí, sonaba como un buen plan, por lo que se despidió de su madre, prometiéndole volver tan pronto como pudiera y abrazó a sus hermanas para luego irse.

Era muy de noche cuando llegó a su hogar, encontrando todo tan oscuro que tropezó con algunas cosas antes de subir a su dormitorio. Esperaba encontrar a KyungSoo durmiendo pero cuando entró a la habitación, la cama aún estaba tendida.

—¿KyungSoo? —le llamó varias veces pero no hubo respuesta.

Habiendo revisado todas las habitaciones, a JongIn se le ocurrió que tal vez su talentoso novio estaba en el ático y se habría quedado dormido ahí mientras arreglaba sus cuadros. Entonces subió hasta aquel cuarto, abriendo la puerta lentamente.

—KyungSoo, ¿estás aqu-

Se detuvo a sí mismo cuando una escena de terror se dibujó ante sus ojos sin previo aviso. Las piernas de JongIn flaquearon y su estómago se removió fuertemente haciéndole vomitar en ese preciso momento.

—No… —gimoteaba mientras intentaba recomponerse—. No, por favor…

Todo su cuerpo temblaba y su cabeza era un completo lío. Arrastró lentamente sus piernas hacia adelante para alcanzarlo… para sostener por última vez a quien había sido su compañero durante los últimos seis años.

KyungSoo había tomado una terrible decisión, debido a la soledad profunda que sentía y aunque JongIn intentó estar ahí para él, KyungSoo no pudo vencer a sus demonios internos y terminó por dejarlo todo atrás, atando una soga a su cuello y dejándose caer con todo su peso.

—KyungSoo… por favor… —rogaba aunque ya era en vano, su novio estaba totalmente frío y con un tono azul en el rostro, manos y labios.

Como pudo, JongIn desató su cuello y lo bajó para sostenerlo sobre su regazo.

—Perdón, mi amor —le susurraba—, perdón por llegar tarde… Te amo… lo siento, lo lamento tanto, es mi culpa, por favor despierta.

Por mucho que JongIn rezó para que Dios le diera una oportunidad, eso no ocurrió. Por un momento olvidó que todo en esta vida tiene solución menos la muerte y ahora tenía que enfrentarla pero no quería. Y se culpaba, se maldecía por no haber acudido a su llamado cuando se lo pidió.

KyungSoo había muerto y era su culpa.









***

El funeral se llevó a cabo al día siguiente, con pocas personas de asistentes, después de todo, KyungSoo no tenía amigos. Tan solo estaba la familia Kim, Chanyeol y Baekhyun —sus amigos de toda la vida—, una buena vecina de ellos y su compañero de trabajo, Doyoung. Por su parte, JongIn tuvo que ser sedado varias veces por las constantes crisis nerviosas que tenía. Apenas pudo mantenerse de pie mientras se llevaba a cabo la ceremonia.

Los días transcurrieron formándose en semanas, su padre fue dado de alta, volviendo a casa en silla de ruedas. JongIn también había vuelto a la casa de sus padres, debido a que su estado mental no era el más adecuado para mantenerse por cuenta propia. Los señores Kim contrataron a un buen psicólogo para que su hijo se liberara con él y superara poco a poco esta tragedia. 

Sin embargo, JongIn no mejoraba, en cambio, se veía cada vez más retraído. Su padre se cansó de verlo así y decidió hablar con él seriamente.

—Hijo no puedes seguir culpándote —le dijo su padre pero JongIn no le hizo caso. El hombre dejó salir un largo suspiro, como si estuviera debatiéndose entre revelar algo que realmente le pesaba o no hacerlo—. KyungSoo estaba muy enfermo, nadie podía salvarlo, incluso cuando fui a verlo esa tarde-

JongIn se giró a verlo rápidamente. —¿Fuiste a verlo esa tarde?

Su padre tragó saliva. —Sí, bueno…

—¡¿Qué le dijiste?! —preguntó exaltado.

—Hijo yo-

—¡Dímelo! —exigió, manteniendo el tono de voz alto.

Su padre lo miraba atemorizado, era como si estuviera viendo a otra persona. —JongIn, yo solo quería que entendiera que no podía depender siempre de ti, eso te sobrecargaba…

—¿Le diste a entender a una persona con depresión que estaba siendo una carga?

—No… yo no quise… —el hombre se trababa con sus palabras—, yo solo buscaba lo mejor para ti. ¡Tú eres mi hijo!

—¡Y él era mi todo! —gritó furioso. Los ojos del moreno parecían estar inyectados de sangre, lucía como una bestia a punto de atacar. Su padre retrocedió—. Cuidé de él durante seis años, ¡seis años! ¡Maldita sea! Lo único que KyungSoo necesitaba era un abrazo y un par de acuarelas. ¿Cómo pudiste decirle eso? ¡¿Por qué hiciste eso?! ¡Eres un maldito monstruo!

El joven se lanzó encima de su padre para lastimarlo, le propició varios golpes en el rostro hasta que su madre llegó a verlos por los gritos y no supo qué hacer. Felizmente la hermana de JongIn llegaba a casa en ese momento acompañada de su novio y éste tomó del brazo del moreno y le dio un fuerte golpe en el rostro, noqueándolo por completo.

Está demás decir que debido a su conducta agresiva y sus crisis nerviosas, JongIn fue ingresado a centro de salud mental, en donde fue dejado en manos de uno de los mejores psiquiatras del país.

—Hola JongIn —saludó el hombre, ingresando a su habitación—. Soy Kim Junmyeon, el psiquiatra que te evaluará durante tu estadía aquí.

El hombre era muy amable, todo lo contrario a lo que ese tipo Kris fue. No obstante, por más que el doctor desbordaba amabilidad a JongIn no le importaba e intentó escapar varias veces, lastimando a otros pacientes y enfermeros del lugar.

—Su comportamiento es agresivo y tiene episodios de pánico frecuentes, parece que el tratamiento no está haciendo efecto —señalaba uno de sus superiores—. Le he sugerido a la familia practicar la lobotomía.

Junmyeon lo miró con una expresión severa. —Él es mi paciente, yo no he autorizado que se le realice alguna práctica.

El doctor mayor lo miró con una sonrisa torcida. —Descuida, la familia ya aceptó —indicó—, les lastima más verlo así que siendo un borreguito que solo sigue a los demás.

—Déjeme intentarlo —le pidió—, voy a hacer que el paciente vuelva en sí y descartaremos el procedimiento.

—He visto muchos casos Kim, ¿por qué crees que este sería diferente?

—Quiero mantener la fe.

Su superior se alzó de hombros. —Haz lo que desees pero te pondré una fecha porque no quiero que se gasten innecesariamente los recursos del hospital.

—De acuerdo.

—Buena suerte, supongo.

Con el nuevo reto aceptado, Junmyeon comenzó a trazar un plan en su mente.
















🦄
+++
Perdón por romper sus corazones, yo también lloré mientras escribía esta parte 😔

Por favor, sean siempre considerados con los demás, nadie sabe las batallas internas por las que pasamos todos.

Si sabes de un amigo que sufre de depresión, no lo abandones, sé que no se puede estar ahí con esa persona a cada momento pero si él/ella necesita hablar y te lo dice, solo escuchalx sin juzgar, de verdad ayuda mucho y aconséjale buscar ayuda profesional, quizás puedas acompañarlx también.

Y si tú que estás leyendo esto padeces de esta silenciosa enfermedad, te quiero decir algo:
Vales mucho y no estás solo.
Te queremos y te necesitamos.
♥️

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