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🕊️. Ocho (Final)

Nota: Aclaro que no tengo mayor conocimiento sobre la práctica realizada en el siguiente capítulo. La descripción de ella está basada en información de artículos que leí en internet.

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Junmyeon le practicó algunos procedimientos como electricidad e hipnosis para hacerle olvidar el suceso traumático. El cerebro del moreno colaboró y un día cuando JongIn despertó parecía ser el mismo muchacho de antes, sereno, amable y sonriente. El psiquiatra le hizo algunas preguntas sobre su vida y él le contó que había comprado una casa junto a su novio para irse a vivir en ella cuando salieran del servicio militar. Eso no era del todo mentira pero esa no era su vida actual, eso ocurrió hace cuatro años atrás.

JongIn le estaba contando una versión de su historia, una en la que quería creer firmemente y Junmyeon lo dejó hacerlo, le dejó vivir en ella durante un tiempo, pero ésta no duró mucho, pues siempre descubría todo y volvía a ser el de antes. Entonces, el doctor acordó con la familia que si JongIn volvía a crear otra historia, ellos le siguieran la corriente para que todo fuese más real. Así que, junto a su familia y amigos, recrearon un escenario en donde JongIn podría vivir su vida de la manera que él creyese mejor.

Junmyeon le dejó crear una versión en donde su vida era hermosa. Él le dejó armar una hermosa mentira para que al final pueda enfrentar su propio demonio y hacerse más fuerte.

El escenario final siempre era el ático, en donde las cosas habían permanecido tal cual KyungSoo las dejó antes de partir. El punto era estudiar su comportamiento y hacerle entender que muy dentro de él existe aún el muchacho que desea vivir, que puede desenvolverse correctamente en un ambiente lleno de personas, que puede ser una persona normal aunque una tragedia lo haya alcanzado.

Junmyeon tenía esperanzas, JongIn era joven y tenía toda una vida por delante, cosas que experimentar y ver aún. Esperaba que JongIn lo entendiera también.

—Usted me mintió —le acusaba el paciente con una voz apagada.

El doctor negó con la cabeza. —No, JongIn, tú mismo lo hiciste.

La mirada del moreno cayó hasta su regazo, quedando en silencio por completo. Junmyeon observaba con tristeza al pobre joven cuya mente estaba tratando de olvidar todo y seguir con su vida.

El doctor recordó un hecho que le parecía curioso y era que en cada versión que JongIn creaba su padre moría en un accidente de auto.

—Tengo curiosidad —dijo, rompiendo el silencio—, ¿por qué nunca salvas a tu padre de aquel accidente?

JongIn no se molestó en mirarlo, muy en el fondo conocía la respuesta pero era demasiado cruel como para contarla.

Junmyeon pareció entender. —No importa, no tienes que decírmelo —finalizó el interrogatorio con una cordial sonrisa—. JongIn, sé que has pasado por algo terrible pero quiero que entiendas que nada de lo que sucedió fue tu culpa.

—Lo dejé solo... —se reprochaba el moreno.

—Él era un paciente psiquiátro que no quería colaborar con su propio tratamiento.

—Debí haberlo hecho mejor, ¡debí haberlo obligado!

—No JongIn, no se puede obligar a alguien a hacer algo, eso no hubiera servido tampoco —explicó pacientemente, tratando de ser lo más cálido posible.

JongIn se recostó en la cama y fijó la mirada en el techo blanco, una mirada perdida, una que reflejaba el cansancio de su alma.

—¿Por qué me dejó crear esta mentira? —le preguntó sin mirarlo.

Junmyeon juntó sus manos e irguió su espalda.  —Porque debía estudiar muy de cerca tu caso —indicó—, debía despertar esa fuerza que hay en ti para vivir.

—¿Para qué?

—Porque si no mejoras entonces perderás para siempre tu identidad.

El paciente ladeó su cabeza para verle. —¿Qué quiere decir?

El psiquiatra inhaló y exhaló con fuerza antes de soltarle la noticia.

—Tu familia está muy preocupada por ti, tu comportamiento es muy peligroso para sus vidas y también para las de tu alrededor —decía, viéndole fijamente a los ojos como si quisiera hablar directamente con su alma—. Te has vuelto una persona completamente diferente a la que eras, JongIn, por lo que han sugerido realizarte una práctica médica con la cual no estoy de acuerdo.

—¿Cuál es? —preguntó sin un ápice de curiosidad en su voz.

—La lobotomía —respondió.

—¿Y en qué consiste?

—Se te realizará un corte de las fibras nerviosas de tu cerebro, introduciéndose una herramienta punzante en la cavidad de tu ojo para alcanzar el lóbulo frontal del cerebro—describió—. Esto disminuirá tus arrebatos y ataques de pánico.

—Entonces es bueno, supongo.

Junmyeon hizo una mueca por estar en desacuerdo con esa conclusión.

—Es bueno sí, si quieres inhabilitar al paciente de tomar el control de su propio cuerpo —aclaró, esperando alguna reacción de su paciente.

—Entiendo —fue todo lo que JongIn dijo.

El psiquiatra se acercó más a la cama, apoyando sus brazos en la barandilla.

—JongIn, no creo que lo entiendas —señaló—, esta práctica ya no se realiza debido a las secuelas que deja. ¿Quieres convertirte en un zombie? ¿Caminar sin saber por qué lo haces? Estoy en contra de eso y no lo quiero para ti. Necesito que me prometas, aquí y ahora, que colaborarás conmigo, seguirás el tratamiento al pie de la letra e intentarás mejorar.

—De acuerdo —respondió el moreno, asintió levemente.

—No, así no —dijo el psiquiatra, colocando una mano sobre su brazo para llamar su atención—. Quiero que me mires a los ojos y lo prometas.

JongIn lo miró fríamente a los ojos y volvió a asentir nuevamente. —Lo prometo.

Junmyeon suspiró aliviado y se separó de él. Tomó el folder crema y se puso de pie, arreglando su bata blanca antes de ir hacia a la puerta.

—Voy a comentarles de esto a tu familia —le indicó—, lo has prometido y voy a tomarte la palabra.

JongIn no dijo una sola palabra más, por lo que Junmyeon salió de la habitación, dejándolo solo. Caminó por el pasillo, siendo abordado por una de las enfermeras que caminaba por ahí.

—Buen día, doctor, ¿llevo este file de regreso?

—Sí, por favor —respondió, entregándole los documentos—. Enfermera Shin, ¿sabe en dónde puedo encontrar a la familia del paciente Kim JongIn?

—¿La familia Kim? Están aguardando por usted en la sala de espera.

—Muchas gracias.

Junmyeon se retiró, caminando hacia la sala de espera para reunirse con la familia Kim. No estaba demasiado lejos de la sala, por lo que pudo encontrarlos rápidamente.

—¡Doctor! —saludó la señora Kim—. Buenos días.

—Buenos días, señor y señora Kim —respondió Junmyeon, saludándolos con una reverencia—. Me alegro de verlos, quería hablar con ustedes acerca del progreso de JongIn.

Los señores le pusieron total atención al doctor, esperando escuchar buenas noticias sobre su hijo.

—Acabo de hablar con él —comenzó a contar—, está consciente de la realidad y ha aceptado colaborar con el tratamiento.

Los padres de JongIn se alegraron tanto que la señora se deshizo en lágrimas y fue abrazada por su marido. Junmyeon sonrió, estaba contento por ellos.

—Comenzaremos con la nueva dosis y las sesiones de-

Se interrumpió a sí mismo cuando se escucharon unos gritos provenientes del otro pasillo.

Junmyeon frunció el ceño. —Un momento por favor.

Y salió corriendo hacia donde provenían los gritos, encontrando a uno de los enfermeros intentando quitarse de encima a un paciente que estaba golpeándolo fuertemente.

Su paciente, JongIn.

—¡Hijo! —chilló la señora Kim al llegar junto a su esposo a ver la escena.

El moreno se giró en dirección al psiquiatra, con los ojos inyectados en sangre y la respiración irregular. Caminó rápidamente y con pasos torpes hacia él, tomándolo de los brazos.

—Debo salir —decía—, mi servicio ha terminado, KyungSoo me está esperando. ¿Ya me va a dar de baja?

Atrás, Junmyeon podía escuchar el llanto de la madre de su terco paciente. El psiquiatra lo miró a los ojos y supo que ya no podía hacer más por él, JongIn realmente se había ido.








***

—El procedimiento suele durar entre quince a veinte minutos —explicaba su superior—, va a depender de la respuesta del paciente.

Junmyeon observaba, a través del vidrio, cómo ataban al moreno a aquella silla y aprisionaban su cabeza con un fierro. Mientras su superior le hablaba sobre la lobotomía y cómo ésto había sido la única solución desde el principio, Junmyeon no despegaba los ojos de su paciente, el cual, tenía la mirada perdida.

—Iré a preguntarles si están listos —anunció el hombre antes de separarse de su lado.

Junmyeon podía asegurar que ya estaban listos para proceder. Miró las herramientas, vio a los enfermeros y al doctor terminar de coordinar algunas cosas y luego regresó su mirada hacia el paciente. Grande fue su sorpresa al encontrarlo mirando en su dirección, fijamente. El psiquiatra frunció el ceño y ladeó su cabeza confundido. Entonces, vio cómo JongIn intentaba asentir y dibujaba una débil sonrisa en su rostro.

Una sonrisa que decía "está bien, estoy bien, gracias" y que lo volvía cómplice de su más oscura pero benevolente mentira.

F I N












🦄
+++
Y llegamos al final ^^
Sé que este fic ha sido un poco más difícil de digerir pero agradezco a las personitas que se atrevieron a leerla y me acompañaron durante el proceso 🙆🏻‍♀️

Para escribir esta historia tomé inspiración de las películas La Isla Siniestra y Forgotten, quizás quienes las hayan visto se dieron cuenta de esto. Si no las has visto aún, te recomiendo que lo hagas, son muy buenas.

En fin~ muchas gracias por leer.

No se olviden de dejar su estrellita y un comentario ☺️

~Nos leemos pronto~

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