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🗝️. Cuatro

El tercer mes desde el accidente pasó sin problemas. Su relación había mejorado desde esa vez que descargaron su pasión en el sillón de la sala. Conversaciones amenas, miradas cómplices y una que otra broma ocurrente le hacían creer a JongIn que todo estaba yendo cuesta arriba, volviendo a ser como antes.

Las cosas estaban mejorando tanto que le hacía feliz y por fin podía agradecer el tener a KyungSoo a su lado. El dolor por la pérdida de su padre seguía ahí pero al menos ahora podía distraer sus pensamientos cada vez que se sentaba a tomar desayuno o a ver televisión junto a su novio. Hasta KyungSoo había dejado de pasar tanto tiempo en el ático, eso ya era un gran logro para él.

Debido a las cosas que habían sucedido en esos tres meses, había olvidado la curiosa visita de aquellos detectives en el hospital.

—Buenos días, soy el detective Kim Junmyeon, nos conocimos en el hospital, ¿me recuerda? —saludó el hombre. Había llegado hasta su casa, una tarde en la que el clima no era buena, esta vez sin compañía.

—Ah... sí —respondió el moreno, la visita lo había tomado por sorpresa.

—¿Me permite pasar?

JongIn, que estaba absorto en sus pensamientos, despertó y le invitó a entrar.

—Me sorprendió su visita, creí que el caso fue cerrado —comentó el JongIn.

El detective sonrió amablemente. —No fue cerrado, se detuvo debido a que el único implicado directo tenía amnesia.

JongIn se preguntó cómo se había enterado acerca de la condición de KyungSoo, seguramente habría revisado los expedientes clínicos y entrevistado al doctor de cabecera.

—Dígame, ¿se encuentra el señor Do KyungSoo?

—Salió hace 20 minutos, tal vez si me hubiera llamado antes podría haberle hecho quedar para hablar con usted.

Junmyeon hizo una mueca de decepción y asintió. —Es lamentable, parece que nunca tengo suerte ¿no? —dijo y soltó una pequeña risa—. No hay problema, quizás usted me pueda ayudar un poco.

JongIn lo miró con recelo, no confiaba en él ni en las preguntas que pretendía hacerle. Todo acerca de ese hombre le intrigaba, se sentía nervioso sin saber exactamente la razón. Solo quería que se alejara de ellos, que los dejara tranquilos, más aún cuando estaban volviendo a ser los mismos de antes.

—¿Cómo podría ayudarle? No estuve presente cuando sucedió el accidente.

—No quiero que me cuente sobre el accidente, quiero saber un poco sobre su novio desde la perspectiva de la persona que ha pasado más de seis años a su lado.

"¿Por qué?", quiso preguntar, casi gritarle. Para él nada de esto tenía sentido.

—¿Qué quiere saber? —preguntó en seco.

El detective sacó una pequeña libreta del bolsillo de su abrigo. —¿A qué se dedica el señor Do?

—Él dibuja —esta vez tomó asiento frente a su invitado—. Hace retratos de personas.

—¿Trabaja desde un estudio?

—No, él va a la casa de sus clientes.

El mayor asintió e hizo algunas anotaciones en su libreta que JongIn no pudo lograr descifrar.

—¿Cómo se conocieron?

El menor arrugó el entrecejo debido a la extraña pregunta. —¿Eso es relevante?

—Todo lo que usted me diga lo es, señor Kim.

JongIn se encogió de hombros y se hundió en el sillón. —Fue algo casual, mi familia quería un retrato de nosotros juntos y la pareja de un amigo me comentó que conocía a un buen dibujante, era novato pero lo hacía bastante bien. Así que nos dio su número y yo lo llamé.

Hizo una breve pausa para recordar cada detalle de su primer encuentro, en su memoria visualizó la mirada que le había dado aquella vez al abrir la puerta de su casa. Supo desde ese instante que no solo le estaba dejando entrar a su hogar sino también a su corazón. Él no parecía ser igual que los demás, era amable, trabajador, sensible y muy simpático, era todo lo que él había estado esperando.

El detective lo sacó de sus pensamientos cuando volvió a hablar para continuar con el interrogatorio.

—¿Sus padres vivían con él?

—No, él vive prácticamente solo desde los dieciséis años.

Esa respuesta pareció sorprenderle al mayor, que se había reclinado hacia adelante para acercarse a JongIn.

—¿Murieron?

—Nunca conoció a su padre y su madre... —se detuvo en seco antes de confesar.

La madre de KyungSoo había sido una drogadicta y no lo crió en las mejores condiciones. Casi siempre lo dejaba encargado a un conocido, hasta que su abuela aceptó quedarse con él cuando tenía unos trece años. Debido a que la abuelita no pudo conseguir la medicina adecuada para su problema del corazón, murió tres años después. La madre de KyungSoo regresó solo para hacerle la vida más miserable. Al cabo de un tiempo, la encontró muerta por una sobredosis en el baño de su casa.

Pensó que confesar todo no era adecuado, además era un tema personal y delicado que no le correspondía a él contarlo.

—Su madre enfermó y murió cuando él estaba por cumplir los diecinueve.

—Ya veo —terminó de anotar unas cuantas cosas más y puso la libreta de nuevo en su bolsillo—. Eso sería todo por ahora señor Kim. Su aporte, junto al relato que me dio su familia, me ayuda a ordenar las piezas de este rompecabezas.

Así que también había hablado con su familia, ¿qué podrían haberle dicho?

Su hermana JungAh le contó que esa tarde su padre no dejó avisado que se reuniría con KyungSoo, a ella también se le hizo muy extraño que él apareciera en el coche porque no lo habían visto en meses.

—Me estaré reuniendo con el señor Do luego, por favor dígale que lo espero en la estación el lunes por la mañana —hablaba mientras se dirigía hasta la salida.

—Pero él aún no recuerda.

El detective giró para mirarlo, ya con un pie afuera. —Descuide, le ayudaré a recordar.








***

Una pizca de vodka en su té no le venía mal en esos momentos, de hecho creía que con algo de alcohol en su cuerpo los nervios se irían. Aún no sabía porqué estaba tan aturdido, no había razón alguna para estarlo. Su padre y KyungSoo habían sufrido un accidente.

Accidente.

Eso era, un muy desafortunado accidente que habría terminado con la vida de su padre.

Pero su mente no le estaba poniendo las cosas tan fáciles, quería explicaciones, de lo que sea pero lo necesitaba.

Subió hasta su habitación y decidió hurgar en el armario que compartían ambos. Sus manos y ojos inspeccionaban la ropa de KyungSoo, pensaba que tal vez la respuesta estaría en uno de los bolsillos de alguna prenda. Llegó a la casaca de cuero favorita de si novio y revisó cada uno de sus bolsillos. En uno de ellos encontró un escurridizo papel arrugado que contenía el siguiente mensaje:

S8K2-1X8L8TL1B2C0C0D6J1S4 - W.Y.F

¿Era una especie de código? ¿Qué significaba?

Se escuchó un ruido que provenía de la puerta principal. KyungSoo estaba de regreso. JongIn dejó todo en su lugar en un santiamén y bajó apresurado las escaleras para recibirlo.

—Llegaste —se acercó a él para ayudarle a quitarse el abrigo—. Creí que volverías más tarde.

—Hace demasiado frío, no quiero pasar mucho tiempo afuera, si de mí dependiera no saldría nunca más.

JongIn creyó que ese comentario era muy exagerado pero no le desagradó la idea de tenerlo todo el día en casa, aunque luego recordó que él también tenía que salir a trabajar y se desanimó.

—¿Qué estuviste haciendo? —preguntó el menor acomodándose en el sillón.

—Nada importante, solo un poco de limpieza en el cuarto —respondió.

KyungSoo cerró los ojos por unos instantes y recostó su cabeza en el respaldar, se veía tranquilo, imperturbable. A JongIn le gustaba esa vista, justo ahora quería ser tan bueno para retratar como su novio, así que solo se conformó con sacarle una foto con su celular.

—¿Qué haces? —el más bajo abrió los ojos, soprendido, al momento de escuchar el sonido de la cámara.

—Quise tomarte una foto, estabas tan tranquilo —confesó con una sonrisa en el rostro.

El mayor le devolvió una amplia sonrisa y volvió a cerrar los ojos. —Eres tan cursi.

Era un momento bonito, conmovedor y no quería arruinarlo pero creyó que lo mejor era comentarle sobre la visita del detective a su casa, y comunicarle que lo había citado para el lunes a la estación.

—¿Sabes? Ese detective del hospital vino a verte hoy.

El mayor no se inmutó.

—Ha pedido que vayas el lunes por la mañana a hablar con él en la estación.

—Está bien —respondió sereno.

¿Solo así? ¿Ninguna pregunta? ¿Acaso era el único al que le perturbaba la situación?

—¿Por qué estás tan tranquilo? —le reprochó.

KyungSoo abrió los ojos. —¿Por qué estás gritando?

—No estoy-

Se interrumpió en seco al darse cuenta que estaba levantando la voz innecesariamente.

—Lo siento —dijo apenado—, no sé qué me pasa pero no me agrada ese sujeto. Parece como que quiere armar un caso de la nada, ¡solo fue un maldito accidente! ¿Verdad?

KyungSoo asintió.

—Entonces no comprendo.

—Pero debe ser parte del procedimiento —explicó—, sobre todo cuando alguien resulta... muerto.

JongIn le echó un vistazo a su novio que tenía la mirada fija en el suelo.

—¿En serio no recuerdas nada?

KyungSoo solo negó con la cabeza.

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