41: Secretos
—¿Estás segura?—preguntó Tania, pasándome el número de mi madre. Ya le había dicho todo sobre lo que habia ocurrido y estaba sentada frente a mi.
Le había pedido que sacara el número de mamá del móvil de Taeyang. No sabía cómo lo había echo, pero hace un momento me trajo el trozo de papel.
Muy en el fondo si se lo decía a Taeyang presentía que querrá acompañarme y no quería eso. Necesitaba hacer esto sola.
Solo quería verla y aunque no era mi madre biológica, para mí lo seguía siendo. Y le tomaría la palabra de que quería que nos siguiéramos viendo.
—Sí, —dije agarrando el papel y anotando rápidamente en el móvil —. Por cierto, ¿de qué hablaron? Tardaste siglos.
Ella soltó un suspiro y se recostó para mirar el techo.
—Cosas de la vida—soltó sin más. Ah, pero yo no me iba a conformar con eso, yo era como ustedes, quería mis detalles. El chismecito, pues.
—Habla—dije con advertencia.
Ella soltó un largo suspiro, me miró con pereza:—Me cansa hablar.
—Pero follar no, habla carajo.
—Que mucho tú jodes—dijo masajeando su cabeza—. Me dijo lo que ocurrió con Kimi. No han vuelto a hablar desde entonces y honestamente, me hace sentir más tranquila. Estaba mal con ella, todo era raro, intenso, peligroso, tóxico, dañino y ella es una—la interrumpí.
—Entendí.
—También me dijo lo que hizo la perra de Nirvana.
Asentí tensando mi cuerpo. <<Perra traidora.>> Y que llamarme pobretona a mi. Ni los creadores de Riverdale se atrevieron a tanto...bueno sí, pero no vamos a hablar de eso.
El punto es que el insulto de Nirvana había sido estúpido, ridículo y cliché y, muy en el fondo, presentí que eso era más que una excusa rebuscada. Había algo más detrás de todo aquello y no me equivoqué.
—Y te quiere—dijo de pronto, interrumpiendo mis pensamientos —, realmente te ama Zuliney. Lo menos que esperé fue que me lo dijera a punto de llorar. Está arrepentido.
¿Taeyang a punto de llorar?
No podía imaginarlo.
—No sé...—dije con mucha inseguridad. Me había enterado de un par de cosas, y la cosa estaba del color de la hormiga brava.
Nirvana había traído a Kimi. Lo habia echo para separarnos por alguna retorcida y estúpida razón porque nunca, en el tiempo que llevo aquí, vi a Nirvana tratarme mal. No sabía por qué había echo lo que hizo y me tenía toda tensa el tema. Al final, la menos que esperé me dió la puñalada por la espalda, no espera, le había dado la puñalada a su propio hermano.
Al final Nirvana había sido la villana.
Por otro lado, lograr entender que Taeyang sí estaba dispuesto a intentar algo conmigo y que se lo haya dicho a Nirvana justo después de regresar de Puerto Rico, me dejó un mal sabor en la boca. ¿Por qué no me lo dijo? ¿Por qué decidió ignorarme? Y lo más importante, ¿por qué se había preocupado por Kimi aquel día en el que yo fui a la discoteca con Jin? Porque supuse que era ella de quien estaba hablando con Jin. ¿Que más el coreano no me estaba diciendo?
¿Cual era la obsesión con ocultar tanto secreto?
Porque para no sentir nada por una ex y preocuparse así, tenía que haber algo mas allá. ¿Un hijo perdido tal vez?
—Yo le creo.
—Ahora estás de su parte—solté de mala gana.
Ella volteó a verme, sus ojos azules fijos en mí, un mechón le atravesaba la cara:—No voy a excusar lo que hizo porque sabe que lo hizo mal, pero te ama. Y nunca se ha tratado de escoger un bando, se trataba de lo que estaba pasando entre ustedes. Y puedo notar muchas cosas, como que ustedes se aman y deberían estar juntos. A pesar de que Nirvana opine lo contrario y Kimi esté planificando tu asesinato.
La miré mal.
—Y...¿que hay con eso que está ocultando?
—Hay secretos que es mejor no conocer. Tal vez con el tiempo te lo diga—elevé una ceja—, bueno, tal vez nunca te lo diga porque es muy testarudo. Sin embargo, con solo saber que te ama y que está dispuesto a esperar a que tú lo perdones, con eso basta.
Solté un suspiro y varias lágrimas bajaron por mi mejilla. Tenía razón, Tania siempre tenia la razón.
—Todo esto es tan confuso porque sí, quise saber eso que los une. Soy demasiado intensa en cuanto a ese tema. Tal vez yo no sea mejor que Kimi.
—No hagas eso—me regaña.
—¿Hacer qué?
—Eso—me señaló—menospreciarte. Eres mucho más de lo que dejas al mundo ver Zuli. Tal vez yo no sea esa amiga incondicional que está en cada paso que das pero soy observadora. Y me doy cuenta de muchos detalles que otros pasan por alto.
Confesó de pronto y se sentó buscando mis manos.
—Odias los silencios incómodos, no te gustan las discusiones, adoras la salsa BBQ, tu debilidad son los dulces, comes papas fritas con helado de vainilla, te gustan todas esas series coreanas, te gusta leer, escuchas música rara, te gusta el drama pero televisivo, te pones muy tensa con todo el tema de Taeyang, eres una increíble amiga, sabes de matemáticas, te gusta la astrofísica, cuando estás triste prefieres estar más triste viendo cosas tristes.
Abrí la boca pero ella continuó:
—Escuchas a las personas y las intentas ayudar aunque no sepas cómo. Le sacas una sonrisa a todos con tu torpeza, te gusta el rosa aunque últimamente, usas negro. No fumabas pero ahora lo haces porque te pone inquieta ver a Taeyang por la casa. Disfrutas de la soledad en la piscina. Amas apasionadamente a las personas, incluso, si te hacen daño. Sabes perdonar—me tensé porque yo no había echo eso con el medio coreano, no de manera directa—, te han herido muchas veces pero eso no altera esa parte que te hace tan buena, tan humana, esa de preocupación genuina por los demás aunque tú estes en el suelo a punto de morir.
—Tania...
—Siempre que entras a una habitación tu precencia ilumina el lugar. Todos de alguna manera deseamos estar en el mismo lugar que tú porque sabemos que nuestros problemas serán cosa de segundo plano. Te queremos muchísimo y eras la pieza que faltaba en esta casa que viniste a llenar de color cuando lo único que había era tristeza, problemas, soledad, aislamiento y enojo.
Comencé a llorar. Me sorprendió que todo eso saliera de su boca. Tania no era de las que hablaba demasiado y escuchar eso viniendo de ella me había estrujado el corazón en el buen sentido.
Ella nunca sabia qué hacer cuando lloraba, así que, solo dejó que me recostara en sus piernas y me acarició el cabello. No era de las que abrazaba.
—Eres tan transparente que incluso cuando intentas ocultarlo sé que sufres y...a mi me duele por ti—volvió a soltar bajito.
—Nunca he tenido una amiga como tú.
—Eres mi primera amiga real. La única que nunca tuvo segundas intenciones, que no me juzgó, que no me abandonó a pesar de mis cambios de ánimo.
Me limpié las lágrimas.
—Gracias. Me hacía falta un golpe de realidad. Recordar quien soy realmente—le dije con la voz temblorosa—. Y tenías razón cuando dijiste que estaba siendo demasiado dura con él.
Asintió.
—Pero no quiero que te sientas obligada, es y siempre será tu decisión. Yo solo puedo hablarte de lo que yo creo porque lo conozco demasiado y créeme, se muere por ti. Jamás, en el tiempo que lo he conocido, lo he visto de esta manera.
—¿Cómo era antes de que lo conocieras realmente?
Ella se quedó mirando el vacío, recordando.
—Taeyang era cruel, idiota, prepotente y odioso.
—Vaya...
—No le gustaba compartir con nadie. No le gustaba hablar con nadie. No quería que nadie se le acercara. Se la pasaba discutiendo con Mary que estaba en cuarto año de universidad. Le decía cosas espantosas, ella llegó a golpearlo varias veces. Él solo se burlaba de ella, viéndola llorar por él. Podía ser demasiado cruel si se lo proponía, de hecho, lo fue conmigo y le agarré odio. Desde entonces, nuestra relación era de odio, nuestro otro compañero, Enzo, era pacifista siempre terminaba alterado porque y que la energía en la casa se sentía pesada por tanta pelea. Incluso, había tanta tensión en la casa que pidió transferencia y con ello llegó, Elena.
Permancí en silencio.
—Quien, por supuesto, acabó enamorada de él.
Me volví para verla. Ella asintió.
—La ignoró como si fuera una basura, ni siquiera creo que le diera atención. Me parece que ella se enamoró sola pero eso no quitaba el hecho de que él lo sabía y de todos modos, la trataba mal. Frente a otros.
—Por eso dijiste, no sabes lo que es capaz de hacer, o algo así te escuché decir la primer vez—le comenté.
—Por que, aunque yo pensaba que había cambiando, cada vez que Kimi aparecía se ponía como en aquellos tiempo y sentí miedo por ti. No quería que salieras herida. Taeyang ocultaba más de lo que yo pensaba, y lo que has visto hasta ahora no es ni el principio de lo que realmente ocurrió y sigue ocurriendo.
Solté un suspiro, ella continuó:
<<Cuando las habitaciones de Mary y Elena se vaciaron, se sintió horrible, porque aunque habia comenzado algo raro, parecido a una amistad con Elena ella se fue sin mirar atrás. Jamas volvió a buscarme y lo entendí, nunca pude defenderla del patán de Taeyang porque la verdad es que yo vivía más en mi mundo que en el de los demás. Y decidí que eso debía cambiar. Incluso, cuando te vi en la puerta lo supe. Fue como un presentimiento raro, supe que vendrías a ponerlo todo de cabeza, en el buen sentido. Que serías su salvación.>>
Ella volteó a mirarme con los ojos cristalizados. Yo no sabía cómo sentirme. Era demasiado lo que estaba escuchando.
—¿Por qué no me lo dijiste antes?
—Porque ahora sé que te ama y tú lo amas a él y mereces saber parte de la verdad.
—Pero, no me ibas a decir a pesar de que sabías que yo lo amaba—le reproché.
—Necesitaba confirmar de su propia boca sus intenciones y no lo había echo hasta hoy, que lo jalé por la oreja.
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