35: Tonta discusión
Cuando bajé las escaleras, todos estaban reunidos en la cocina, mientras bebian y charlaban animadamente. Pocas veces estabamos así porque cada uno tenia horarios diferentes y los exámenes estaban a la vuelta de la esquina. El primero en notarme fue Jin que sintió o presintió la tensión en mi rostro y se acercó de forma juguetona.
—Hola—me saludó con una sonrisa de esas que cargaba la gente que iba borracha.
—Jin—dije fingiendo una sonrisa, no tenía deseos de estar aquí pero era mi culpa porque fui la de la idea.
Situaciones desesperadas necesitan ideas estúpidas. ¿O así no era?
—Te ves muy tensa—ladeó el rostro intentando buscar algo en mi cara. Entonces, lo entendió de golpe y se llevó una mano a la boca—. Zuli...me sorprendes.
Abrí los ojos asustada, y lo jalé para acercarnos a la ventana alejados de todo el mundo. Cuando lo solté, lo señalé de forma acusatoria. Se me olvidaba lo intuitivo que podia llegar a ser el futuro maestro de educación física. Ander, Tania y él, parecían conectados.
—No sé qué crees que hice, pero ya basta.
Hizo un movimiento con las cejas y lamió sus labios.
—Te lo follaste—confirmó sus sospechas y mordió sus labios como si imaginarme haciendo esas cosas fuera lo más exquisito en su mente perversa.
Jin era un buen amigo pero le gustaba provocarme cuando nadie estaba cerca. Y siempre decia cosas así, solo que yo jamás le mencionaba eso a nadie porque no lo tomaba en serio. Siempre estaba jugando, así era su personalidad.
Quise gritarle que pensara en Tania pero la realidad es que él estaba tan soltero como yo. Y Tania no tenia nada con él. Era un coqueto por naturaleza y le gustaba todo lo que se moviera, no tenia remedio.
Le propiné un golpe.
—Deja de imaginar cosas raras—bajó la mirada por mi cuerpo de una forma que me hizo sentir extraña—. Y no me imagines desnuda, es raro.
—Es que, no puedo evitarlo, tengo una imaginación muy avanzada y...puede que haya visto algo—volví a golpearlo.
—¿Cuándo y dónde?—exigí respuestas.
—Cuando dejaste caer la sábana en la habitación de Tania—se mordió el labio inferior. Giré los ojos de forma exagerada.
—Ya basta.
—Es como si me hubieras follado a mi—susurró con un brillo de excitación en los ojos—. ¿No lo crees? Si él te gusta significa que yo también te gusto porque somos dos gotas de agua. Así que, si un día decides que quieres vengarte de él, ven a mi habitación. Y matamos las ganas.
Su propuesta habia sonado tentadora. Y mi mente imaginó algo, pero no, eso seria extremadamente peligroso para mi. Tambien, era prohibido, incorrecto y Nirvana me asesinaría. Incluso, Tania... creo.
La diferencia estaba en la personalidad, por eso no podía darle la razón. Pero no iba a discutir con Jin en ese momento sobretodo porque iba borracho y Jin borracho era raro y cachondo y me asustaba porque se suponía que seríamos cuñados.
<<En tus sueños>>, me recordó la odiosa voz de mi conciencia. Porque el coreano que sí me gustaba y que sí quería, estaba con Kimi en la cocina. Él sentado con las piernas abiertas con el cuerpo de ella entre medio. Lo típico que haría una pareja de novios. Mi cuerpo se tensó al ver eso. Volví la vista a Jin Kang.
—Calla esa boca lujuriosa, —volví a empujarlo y me siguió—. Estás diciendo cosas raras, ya basta.
—No estoy mintiendo. Yo puedo hacer que lo olvides—chasqueó los dedos—, en un dos por tres.
Me detuve y susurré solo para que él me escuchara.
—Jin, que no voy a ir a tu habitación.
—Deberías—me animó.
—Ahí tienes a Tania, resuelvelo con ella, y déjame tranquila.
—¿Has echo un trío?—preguntó de la nada y abrí los ojos con sorpresa. Volví a golpearlo.
—Cállate.
Comencé a retroceder.
—Ambos estamos solteros Zuli, yo no tengo nada con Tania y ella lo sabe, y tú—me señaló y movió la barbilla de forma disimulada a la cocina. Se me apretó el pecho nuevamente al ver a Taeyang riendo con Kimi—. No tienes nada con él. No hay nada en este mundo que tenga por escrito que esté mal que pasemos un buen rato.
¿En serio me estaba diciendo esto?
—Sí que lo hay,—le dije, levantó una ceja esperando mi respuesta—. En la biblia.
Soltó una risa y levantó una mano para pasarlo por su cabello. Estaba suelto y le llegaba encima de los hombros. Habían ondas y sus espejuelos estaban perfectamente colocados en su lugar. Joder, era demasiado atractivo pero la tristeza recorrió mi rostro pensando en lo que me habia echo su hermano.
—Él te engañó de la peor manera Zuli, tienes que vengarte.
Y lo dijo con algo de rabia, sabía que cuando me vió tirada en el suelo llorando por su hermano, algo en su interior se removió. Lo vi en su rostro. Entendía que pensara que era injusto. Y agradecí que se preocupara. Pero...
<<Wey, hay otras formas.>>
—No todo se resuelve con un trío o con sexo, Jin.
—Yo podría—volvió a insistir—, ya sabes, hacer que lo olvides.
—Si lo hacemos solo lo olvidaría ese día, o tal vez, lo haga pensando en él.
—Me gusta el role-play—se encogió de hombros restándole importancia a mis argumentos—. No me importaría.
Quería estampar su cabeza contra la pared. Era demasiado raro que el hermano de la persona de la que me había enamorado y que me había lastimado me hiciera esta propuesta.
Solté un suspiro.
—Lo sé y gracias, pero no soy así.
Le confesé pensando en lo que habia intentado hacer en la casa de Jomar, o lo que había echo mas bien. Despues de ahí me habia sentido extremadamente mal e incluso sucia, no quería sentir eso nuevamente.
—Piensa en mi propuesta—se inclinó para verme a los ojos, me tensé cuando llevó una mano a mi mejilla y paso la punta de sus dedos por ella. Despues se irguió con mucha confianza.
Me llegó a la mente la canción de Romeo Santos la de Propuesta Indecente y mis mejillas se enrrojecieron.
¿Que esta pasando aquí? ¿Que carajo le ocurre a Jin que de pronto me dice todas estas cosas?
Asentí no muy segura y nos acercamos a la cocina.
—¿Que tanto hablaban?—preguntó Nirvana riendo sobre algo que Kimi habia dicho.
—Nada—dije yo.
—De propuestas interesantes y dulces venganzas. —Jin soltó de forma que solo yo entendí, no sé por qué, pero mis ojos enfocaron a Taeyang. Él se habia quedado congelado con los ojos abiertos de par en par, mirándome a mi y a su hermano.
—¿Que tipo de propuestas?—preguntó Ander con curiosidad evaluándonos—. ¿Venganza?
—Eso queda entre ella y yo.— Jin, ladeó el rostro mirandome y me guiñó un ojo. Mi cuerpo se estremeció. Todos lo habian visto, incluso Tania que sonrió con algo de complicidad.
¿Aló, Diosito? Soy yo de nuevo...
(...)
En clase las cosas seguian su curso, me habia excusado por faltar a las clases y me puse al día con todo. No habia visto a Daliana y era raro porque siempre estabamos juntas. El profesor hablaba sobre distintos temas cuando de pronto sentí el móvil que me habia prestado Jin, vibrar. Cuando le comenté que habia perdido mi móvil, me compró una tarjeta de esas que se recargaban y me regaló uno que tenia sin usar, estaba en buenas condiciones.
Lo miré.
Jin Kang: Enviame una foto tuya desnuda.
Jin a veces era tan random. Mis ojos se abrieron tanto que casi se salen de las cuencas. ¿Que carajo le pasa a este idiota?
Yo: No.
Jin Kang: Dale, es para mi clase de anatomía.
Giré los ojos.
Yo: Tu concentración es Educación física. No me vengas con tus rarezas.
Jin Kang: Solo quiero verle la cara a mi hermano cuando entre a mi habitación y vea tu cuerpo en mi pared. Se va a arrepentir de haberte engañado.
Esa idea bailó por mi mente pero la sacudí rápidamente, tecleando.
Yo: Estas loco.
Y sí lo estaba, no habia vuelto a mencionar esa propuesta rara que me habia echo hace dos día pero cuando me sale con cosas así, me asusta y al mismo tiempo quiero golpearlo.
Jin Kang: Me encanta ver el mundo arder.
Pero claro que le gustaba la discordia, asi era él. Volteé a mirar al profesor para asegurarme que siguiera escribiendo cosas en la pizarra.
Yo: Jin, no me fastidies estoy en clase.
Jin Kang: Te envio mi pack?
Casi escupo un pulmón. Lo menos que quería en este móvil era una foto encuerada de Jin.
<<Piensa en la biblia.>>
Mis dedos por alguna razón querían escribir: Sí.
Yo: NO.
Jin: Que anticuada eres...
Decidí ignorarlo. Jin no tenia remedio. La sola idea de ver la cara de pasmo en Taeyang me hacia querer hacerlo pero no habia que confiar en alguien como Jin. Dios sabia qué cosas haría con mi foto en su pared.
Pero no quería pensar eso.
Cuando entré a la casa, no habia nadie en la sala ni en la cocina. Solté un suspiro, guardé mis zapatos en el cajón y la puerta detrás de mi se abrió.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo al notar que era Kimi. Le sonreí.
—Hola, que tal—se quitó los tacones. Llevaba un vestido apretado que le llegaba a las rodillas, era muy bonita. Tenia unos audifonos.
—Bien, espero que tú lo estes,—le dije caminando hasta la cocina. Ella me siguió el paso y puso sus audifonos en la encimera, y se dejó caer en el taburete.
—Creo que no hemos tenido tiempo de hablar. ¿De donde vienes?
—Cierto—le dije, buscando algo de tomar, no encontré nada interesante, pero vi la bebida energizante de Taeyang a la mitad y sonreí de forma maliciosa. Me habia partido el corazón en dos, yo me robaría su bebida favorita. La abrí y mientras la bebía me giré para ver a Kimi que tenia la mirada fija en la isla de la cocina—. Puerto Rico.
—Escuché que es un lugar bonito. La isla del encanto, creo que le llaman.
La miré un poco incómoda, mas bien la isla del drama, asesinatos, polémicas, gobernadores imbéciles y cosas raras. Pero asentí.
—¿Y tú?
—Italia, aunque viví un tiempo en España.
Ah, por eso noté que su acento era peculiar.
¿Con que a mi Taeyang, le iban las italianas?
<<Ya no es tuyo.>>
Hice una mueca.
<<De hecho, nunca lo fue.>>
Quise abofetearme.
—Allí lo conocí—la escuché decir.
—¿Cómo se conocieron?
No era masoquista, solo me daba curiosidad.
Lo juro.
—En la escuela, Tae era el típico chico misterioso, callado y serio. Lo primero que me llamó la atención fue su personalidad—confesó—. Yo era algo así como novia de Jin cuando lo conocí.
¿Qué?
¿En esta casa todos han estado con todos?
¿Qué clase de historia es esta?
Por un momento vino a mi mente Jin, ¿por eso insistió tanto en que me vengara de su hermano? Porque su propio hermano le quitó a la novia.
Esto comenzaba a torcerse como esas novelas turcas de Telemundo.
—Pero cuando lo vi, supe que tenia que ser él.
—¿Quién dio el primer paso?—le pregunté recostada de la nevera.
<<Detente Zuli.>>
No pude, queria escucharlo.
—Él me robó un beso en el pasillo que daba con la clase de música, a la que nadie nunca iba—soltó un suspiro—, comenzamos algo así como una relación en secreto de su hermano, hasta que Jin se enteró. De todos modos, él no me había tomado en serio, por lo que, no le importó demasiado. Sin embargo, lo nuestro siempre ha sido un secreto por sus padres.
Eso había dolido demasiado, pero disimule una mueca.
—¿Son muy estrictos?
—Sí, los chicos tienen prohibido tener pareja—me observó—aunque sabemos cómo es Jin y cómo es Nirvana. Desde entonces, es algo que le ocultan a sus padres. Sobretodo al señor Min Seok Kang.
—Tu suegro—ella me dio una mueca triste.
—Exacto, su madre, Wilma, tampoco lo sabe. Los tres ocultan mucho a sus padres.
Recordé una de las conversaciones que tuve con Taeyang donde me decia que estaba harto de cumplir con el estándar que le obliga la sociedad a cumplir. Pero jamás mencionó algo sobre no poder tener novia, o no creo recordarlo.
—Yo vine por él, me gradué hace un año.
No sabía qué rayos decir.
—Tenemos nuestros problemas como toda pareja—dijo con una nota amarga, colocó un codo en la encimera y llevó su mano al rostro—. Todo ha sido tan complicado, estoy harta de las discuciones, de esta situación...
Abrí la boca, pero la volví a cerrar. Esto no debería importarme. Tengo que irme de aquí lo más pronto posible. O terminaré con el corazón más destrozado de lo que ya está.
—Llevo mucho tiempo con Taeyang, lo conozco demasiado, incluso, más de lo que él piensa—noté que tensó su rostro—. Algo ocurre y sospecho que hay otra.
Me tensé.
Pensé que me atacaría, disimuladamente paseé la vista por la cocina y vi varios cuchillos a un lado de la estufa. Si rodeaba la isla de la cocina podría estamparme uno en el estómago, porque seguramente yo me quedaría pasmada mientras la veía sacarme las entrañas.
Recordé mi conversación con Tania, tal vez era broma, tal vez ella no sacaría mis entrañas pero me sentía intimidada por ella, y había escuchado que era tóxica e intensa, tenía que tenerle un poco de miedo. Y peor, sospechaba que Taeyang estaba con otra y esa otra... ¡ERA YO! Pero ella no lo sabía y yo no era tan suicida como para decirle. Amaba la vida.
Esto es peor de lo que esperé.
—¿Sospechas de alguien?—quise saber, sentándome a su lado. ¿Cómo era que se tragaba? Fingí una mirada de entendimiento. ¿Por qué estoy sentándome y no echando a correr?
Ella lucía cansada, con unas leves ojeras debajo de los ojos. Me dió una sonrisa triste. Yo era un asco de persona, me iría al infierno.
—No.
—Lamento que esté ocurriendo esto—le dije con mucha culpa.
—¿Me dirías si has visto algo extraño en él?—me observó esperanzada. Asentí.
Pero eso se sintió como una patada en el abdomen. Yo era una horrible mujer, me había acostado con su novio. Su novio la había engañado conmigo. Y me habia acostado con él nuevamente.
Esto es horrible.
—Claro.
—¿Incluso, si la persona es tu amiga o algo?
Parpadeé como una estúpida frente a ella.
—Tranquila—dijo—. No voy a obligarte a delatarla.
Comencé a negar rápidamente.
—No, no está con otra. Bueno, al menos por lo que he visto. Bueno, no es que yo lo conozca demasiado y sepa las cosas que hace pero—levantó una ceja observándome. Y su mirada me dió miedo. ¿Lo sabía? ¿Lo sospechaba?
—Como sea, no se qué voy hacer con él.
Restregó su rostro con mucha frustración. ¿Esto era una chica tóxica? Ella no lo parecía. Se veía triste, apagada, vulnerable. Odié un poquito más a Taeyang por hacerle esto. Por hacerme esto a mi. Por ponerme en esta situación tan incómoda.
—¿Quieres...hablar de eso?—ahí estaba mi lado empático. Ese lado que dolía y que la gente a veces confundía con masoquismo. Porque aunque me doliera y me asustara estar frente a ella, quería ayudarla de alguna manera. Me preocupaba. Siempre me preocupaba por todos. Era algo que no podía evitar.
—No me ha tocado en un buen tiempo y cuando...pienso que vamos a volver a—se interrumpió y la expresión en su rostro fue remplazada por una de culpa—. Oye, lamento obligarte a irte con Taeyang el sábado.
El cambio de tema me dejó un poco perdida. Ese día...no quería pensar en ese día. Pero los recuerdos me abrumaron tanto que me pellizqué un muslo.
—Conociéndolo no quiero imaginar las cosas horribles que te dijo—confesó—. Taeyang puede llegar a ser cruel cuando algo no le gusta.
Me quedé en silencio. ¿Cruel con algo que no le gusta?
Algo no cuadraba en todo aquello.
—Porque te dijo cosas feas, ¿verdad?
Mi cuerpo estaba tan tenso que no supe si lo notó. ¿Ella sabía? ¿Sospechaba? Me dio miedo por un momento, porque creí ver algo en su rostro. Esa mirada de: <<Vamos, miénteme a la cara.>> Sabía todo y me arrancaría las entrañas mientras dormía.
Pero no, era la culpa que me hacía ver cosas que no estaban allí.
—Solo fue una tonta discusión—dije finalmente, terminando de beberme el contenido de la botella y me puse de pie—. Ya me voy, tengo un montón de pendientes.
<<Huye, cobarde>>
Le sonreí. Hizo una mueca pero la remplazó rápidamente por una sonrisa y se despidió con la mano.
Ella sabía.
¡Acabaría muerta en una zanja!
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