34: Un maldito error
Caminaba de un lado a otro bajo la mirada de Ander. Ambos estábamos en mi habitación, él recostado en mi cama con los brazos cruzados y mirándome con diversión.
—Nunca había sido testigo de tantas desgracias juntas —dijo de pronto. Yo seguía comiéndome las uñas y hablando conmigo misma, como lo hacía Nirvana, culpándome. Recriminándome por ser tan débil y estar tan enamorada de él.
—Cállate, no es gracioso.
Lo vi incorporarse para sentarse y le dio una palmadita a la cama, frente a él. Me senté temblando y limpiando las gotas de sudor en mi frente.
—Zuli, sé que ahora piensas que el mundo se va a acabar, pero no es así—me dio una sonrisa de medio lado, tranquilizadora—. Ambos se dejaron llevar, ya está, no pasa nada. No es como si te enviaran a la horca por tener sexo. Todos aquí lo sabemos, excepto Nirvana que vive en el mundo de blog y Youtube, y Kimi, que no se si es tonta o se hace. Pero nadie te juzga, jamás lo harán—me apretó las manos intentando darme ánimo.
Volvi a incorporarme. Sus palabras no me tranquilizaban. Me sentía demasiado culpable por lo que habia echo con Taeyang. ¿Por qué me habia lanzado sobre él como una estúpida necesitada? Y... ¿por qué habiamos echo eso sabiendo que tiene novia?
—No lo entiendes Ander, nos dejamos llevar tanto que no nos protejimos—me llevé las manos al vientre mirándolo con horror—. Kimi me va a matar si quedo embarazada. Ay Dios, voy a dar a luz a un mini Taeyang. Dios mío, señor... sálvame-volví a decir mirando el techo.
Escuché una carcajada detrás de mi.
—Ya te tomaste algo para evitar sorpresas. Tranquilizate.
No sabia cómo él podia estar tan tranquilo.
—Si no llegas a ser mi amigo, jamás me entero que debo tomarme esa pastilla—dije con honestidad.
—Pues mira que suerte tienes, —me sonrió ampliamente —. Ahora, cambiate de ropa y baja a la sala que tú fuiste la de la idea.
Recordé la mini fiesta y me lancé a la cama para soltar un gritito.
—¿Por qué cometo estupidez tras estupidez? —pregunté con la voz ahogada hundida en el colchón—. Parece un deporte extremo y yo soy experta en ello.
—Ya deja de autoculparte y sal a dar la cara que eres la anfitriona de esta fiesta—dijo dándome una nalgada y cuando me incorporé para sacarle los ojos por tocarme, ya estaba saliendo de mi habitación riendose fuerte.
Cuando Taeyang y yo nos dimos cuenta de lo que habiamos echo nos quedamos paralizados. Ninguno de los dos podia creer que nos habiamos acostado sin usar protección. Yo estaba demasiado avergonzada como para decir algo. Así que, cuando Taeyang me confesó que jamás lo habia echo con nadie sin protección, no sabia si sentirme aliviada o más asustada. Lo primero que pensé cuando me coloqué la ropa rapidamente fue: <<Ya está, voy a ser una madre soltera.>>
Y probablemente te corten la cabeza mientras duermes o te apuñalen.
Hice una mueca.
De regreso a la casa, habia un silencio incómodo en el que cada uno estaba sumido en una especie de entumecimiento y incredulidad. Ni siquiera recuerdo cómo fue que llegamos a la licorería y compramos las bebidas. Tampoco, nuestra discusión en la que nos reclamábamos por no recordar usar protección. Yo lo único que queria era correr a mi habitación, encerrarme y llorar por ser tan tonta.
Cuando llegamos a la casa, los chicos estaban en la sala, todos con la ropa seca y Nirvana ya estaba ahí. En cuanto mi mirada se cruzó con Kimi sentí un vacio en mi estómago y subí corriendo a mi habitación. Claro, ella pensó que algo malo habia ocurrido y fue detrás de mi, pero cerré a tiempo.
La escuché detras de la puerta intentar disculparse por forzarme a formar una amistad con Taeyang y me sentí más miserable mientras caía de rodillas al suelo y lloraba.
A los pocos minutos escuché que casi todos intentaron entrar a la habitación para saber qué me ocurría pero al único que dejé entrar fue a Ander.
Le conté todo porque de todos modos ya sospechaba por mi expresión. Así que, cuando le dije la parte más vergonzosa me acompañó a la farmacia a comprar la pastilla del día después y me dio una charla que no pedí sobre sexo seguro y enfermedades de transmisión sexual.
Yo estaba tan aturdida por tanta información que casi ni le entendí.
Solo pensaba en bebés, Taeyang, Kimi, traición. O a Nirvana diciendo: ¡Perderá la cabeza! Como la reina roja de Alicia en el país de las maravillas.
Con un cúmulo de pensamientos salí de mi habitación y decidí que me daría una ducha antes de bajar. Una vez terminé de bañarme, salí al pasillo y recostado de la pared estaba Taeyang. Todo mi cuerpo se tensó y sentí un cosquilleo, pero de miedo. Ráfagaz de lo que habiamos echo en el auto llegaron a mi mente y me sonrojé.
Mierda.
—Zuli, lo siento por gritarte antes—comenzó a decir acomodando sus espejuelos—. Esa discusión despues de...ya sabes, fue meramente por la impresión de lo que habiamos echo.
De manera inconciente lamio sus labios y mis ojos se enfocaron en eso. ¿Por qué sacaba el tema tan pronto? ¿No sabia que necesitaba tiempo para procesar todo?
—Ni lo menciones. No puede ocurrir de nuevo—dije mirando a ambos lados para asegurarme que no habia nadie—. No podemos Taeyang, júrame que vas a alejarte. Kimi es buena chica y no merece esto. Y yo...yo no soy así. No puedo. Esta mal. Hay un lugar en el infierno reservado para la gente como yo.
Dio un paso adelante y retrocedí.
—¿Qué estás haciendo? ¿No me escuchaste? —interrogué mirándolo de arriba a abajo.
—Es que no puedo dejar de pensar en tu cuerpo. Y en lo bien que se sintió estar dentro de ti.
Hice una expresión de desconcierto, se encogió de hombro como quien soltaba un comentario cualquiera. Abrí la boca con asombro.
—¿Quieres que la gente se entere que nos acostamos?—revoloteé los brazos de forma exagerada. Él solo me miró sin más.
—No, pero no quiero que olvides lo que hicimos.
Golpeé mi frente.
—No sé si entiendes la gravedad del asunto Taeyang.
Comencé a decir levantando cada dedo.
—Uno, tienes novia; dos, ella es buena—hizo una mueca ante eso—, tres, esta mal y me engañaste.
—Esta mal si lo piensan las personas involucradas y yo no lo veo así—dijo observando el techo y volvió a mirarme con una sonrisa sin separar los labios.
—Claro, para ti nunca esta mal. Nunca es un maldito error. Porque claro, tienes el puto derecho a engañarme y yo solo debo aplaudirte por eso.
—No dije eso—soltó. Apreté mis temporales con fuerza y volví a levantar la mirada. Taeyang se habia cruzado de brazos, molesto. ¿De verdad tenia que convencerlo? ¿Es en serio?
—Por favor,—dije dando otro paso hacia atrás-. Aléjate de mi, ¿que no ves que estoy intentando poner de mi parte para que no la engañes? A pesar de lo que me hicistes a mi.
<<Vuelvas a engañar>> corrigió mi consiencia.
—Solo quieres evitarme, ignorarme y finjir que nada pasó.
Cerré los ojos.
—¿No fue lo que tú hiciste?
Se quedó en silencio y soltó un largo y sonoro suspiro. Ahora mordia su labio inferior. Y me miraba fijamente.
—Sé que me odias por lo que te hice Zuli, no voy a excusarme por eso pero te quiero y yo sigo enamorado de ti.
Me iba a dar un infarto. Volvi a mirar a ambos lados con una gota de sudor en la frente como en las caricaturas.
—No digas eso, Taeyang—murmuré con incredulidad—. De todos modos todo esto es culpa tuya. Si hubieses sido honesto desde un principio nada de esto habría pasado.
—Pues ya pasó y te dije que lo siento.
—Es que—comencé a decir ahora restregando mi cara—. Una simple disculpa no va a resolver todo Taeyang. Lo que ocurrió entre nosotros no puede volver a pasar. ¿Acaso sabes lo que siento cuando estoy frente a ti?
No respondió. Me di cuenta de que lo supo porque tensó sus labios y rascó uno de sus brazos en un gesto incómodo.
—A pesar de que tambien siento todas estas cosas por ti, una parte de mi te odia Taeyang.
Bajó la mirada metiendo ambas manos a los bolsillos.
—Es cierto todo lo que te dije en mi habitación y en el auto.
—¿Y eso qué mierda tiene que ver con todo esto?—me alteré pero baje la voz—. Lo de nosotros se acabó en el instante en que me dejaste salir por esa puerta—, señalé la puerta de su habitación, la miró con disgusto—. Cuando decidiste que seria buena idea mentirme y mira las vueltas que da la vida. Eso que tanto tú te esmerabas en ocultar terminó presentándose ese mismo día. Así que, no me vengas con tus frases ridículas sobre quererme y eso, porque ya terminó. ¿Me escuchas? Ya se acabó.
Ambos nos quedamos en silencio, su rostro hacia muecas mientras se quedaba viendo la pared a mi lado. Entonces, dio otro paso.
—Acostarnos no fue un error, conocernos tampoco. Sí, fui un idiota al no mencionarla jamás y me arrepiento mucho. Pero ella y yo no estamos juntos como crees. Solo somos amigos. Ella solo esta de visita, se va en dos días.
—Ah, y piensas que por arte de magia el daño que me hiciste se me va a borrar de la cabeza—solté con sarcasmo. Me estaba juntando mucho con Tania—. No seas tan estúpido. Ella lleva dos semanas quedandose aquí. ¿Quién me asegura que no la has tocado?
—Yo puedo asegurarlo—intentó no se qué mierda, porque eso no me iba a convencer.
—Pues no te voy a creer.
Sacudió el rostro y frunció el ceño.
—Zuliney, no es lo que pretendo, solo quiero que sepas que no hay ni un solo día en que yo haya intentado engañarte. No me gusta la sensación aquí—se señaló el pecho—, cuando dices que me odias y que esto se acabó. Me duele.
Algunas lágrimas resbalaron por mi mejilla. Tambien me dolía porque estaba muy enamorada de él y mis piernas se debilitaban pero tenía que ser fuerte.
—Entonces, qué es lo que quieres. ¿Quieres que ella se entere?—se tensó. Abrió la boca para responder y volvió a cerrarla, volvió a intentarlo y esta vez habló.
—La verdad...no. Al menos no de esa manera, podría...ocurrir algo de lo que no estamos preparados.
—Pues ya déjame, vamos a fingir que nos odiamos, por favor. Por Kimi y Nirvana—dije con desesperación—. Por mi.
Asintió con resignación y se volvió a acercar. Ya no tenia escapatoria, así que, permanecí pegada a la pared. Con miedo de que alguien apareciera por el pasillo. Abajo se escuchaba las charlas y algo de música. Me limpió las lagrimas y ese acto me derritió por completo. Despues, me observó con un brillo nuevo en los ojos y ladeó el rostro.
Levantó su mano y unió su dedo indice con su dedo pulgar formando un corazón con los dedos. Un gesto un tanto común entre los coreanos. Se quedó mirando eso fijamente y me lo mostró. Yo fruncí el ceño desconcertada.
¿Qué carajo estaba haciendo?
Se formó una sonrisa maliciosa en sus labios y separó los dedos para señalarme la cara.
—Pero no prometo no intentar besarte cuando mi corazón me lo ordene—y antes de que pudiera reaccionar, me estampó un beso en los labios y mordió mi labio inferior. El beso fue intenso pero corto y me dejó aturdida. Luego, como si nada, retrocedió y continuó caminando por el pasillo.
—Taeyang...—dije sin aliento, sorprendida por ese arrebato y asustada de que no entendiera nada de lo que yo habia dicho.
—Nos odiamos, no lo olvides—dijo dandome la espalda y mostrando sus dedos unidos como hace rato.
Definitivamente iba a ser una tarea difícil mantenerlo lejos de mi.
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