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28: Mucho más complejo

Ambos compartimos una mirada de horror. 

—Por Dios, y yo que pensaba que lo sabía todo. Mira nada más con quién acabó mi querida amiga —dijo ella volviendo a dar un paso. La chica a su lado nos observaba con mucha curiosidad. A Ander le comenzó a temblar un ojo y a mí se me tenso el cuerpo porque no podía creer la situación en la que me encontraba.

Y por supuesto, que no era una casa normal si no aparecían más personas porque Jin y Tania, también subieron por las escaleras, uno detrás del otro y caminaron lentamente al ver la escena.

Nirvana se volteó a mirarlos con cierta diversión, haciendo que su cabello se moviera en un movimiento suave, así como en los comerciales de shampoo. Yo permanecí pegada a mi puerta sin emitir algún sonido. Ander a un lado, mirando a Nirvana como si le hubiese salido un cuerno extraño en la cara. La chica seguía en silencio mirando la escena con cierta diversión.

Jin levantó ambas cejas mirándome con descaro y luego a Ander, pero ahí su expresión comenzó a morir porque fue remplazada con una de total confusión. Y juro que, si no lo conociera, no me hubiese percatado que sus ojos y sus labios querían preguntarme en dónde mierda estaba Taeyang y por qué yo estaba allí con Ander y no con su gemelo.

Yo me encojo de hombros en respuesta.

Y Tania, por su parte, abrió mucho los ojos y se detuvo de golpe. Parecía que estaba viendo  una cosa horrible y sus ojos rápido buscaron los míos. No entendí nada.

—Mira eso Tania, Zuli y Ander tienen algo —soltó una risita Nirvana. 

Oh, querida Nirvana, si tan solo supieras. 

—Me parece que nunca los he visto —mencionó la chica por primera vez, tenía un tono de voz ronco pero delicado, era raro.

Tenía el cabello corto negro hasta por encima de los hombros, en un lacio precioso y en la zona de las puntas se destacaba el azul claro. Por su rostro se esparcían varios lunares y la camiseta que llevaba me dejaba ver el comienzo de un tatuaje en la zona de sus pechos que parecía esos típicos tatuajes de Cherry. Tenía una mirada como divertida, cejas que parecían hundidas como en suspicacia y la sonrisa burlona. Bueno, no la conocía, pero me dio un vibe super raro con ella.

— Ambos están en primer año—fue lo único que mencionó Nirvana.

La chica siguió mirándome con esa mirada analítica y juzgona. Me sentía evaluada, sus ojos verdes como los de un gato se deslizaron por mi cuerpo y creí ver una mueca al quedarse mirando la sábana que me cubría.

Pero vete a saber las rarezas que tenía la gente. Desde que me mudé ha habido algunos choques culturales, pero los hemos podido manejar bien, ya sabes, para mantener la paz y la armonía en el hogar. Sin embargo, al ser una persona completamente nueva no sabía qué costumbres tendría. Quizás verme de esa manera allí le molestaba porque no estaba bien visto para su religión o algo así.

Eso creí yo.

—Me llamo Kimi—dijo sonriendo.

Ladee el rostro, la sentí tan falsa que imagine que éramos dos vecinas que se peleaban por los terrenos del patio y ese día se habían  sentado a cenar para llegar a una especie de acuerdo para no envolver a la policía. Claro que yo estaba exagerando y claro, nada podia empeorar más. 

Mi vida era más trágica que Chica Rara de MTV, Rapunzel, Aurora y la mismísima Blanca Nieves porque a un lado, la puerta de Taeyang se abrió. Entonces dio un paso fuera, listo para hablarme, pero las palabras murieron en su boca en cuanto se percató de la escena.

—Sorpresa —dijo la chica abriendo las manos.

Hice una mueca de exagerada confusión. ¿Quién era ella y por qué le hablaba a Taeyang así? El medio coreano se había quedado mirándola como si no se esperara verla allí, entonces sucedió algo.

Algo que jamás en mi vida creí que presenciaría. Ella caminó contoneando las caderas con total confianza, pasándome por un lado. Luego, se lanzó encima de Taeyang como si fuera un palo y ella fuera un koala y le estampó un beso en los labios.

¿Lo escucharon?

 ¿A mi corazón destrozándose en mil pedazos? 

Sentí 900 libras de titanio aplastar mi corazón. Mi mundo se detuvo y escuche un pitido en mis oidos. Las lágrimas amenazaban con salir y la única mano que me ayudó a salir de esa situación fue Tania que dijo algo parecido a que ella me daría ropa o algo así. Nirvana la cuestionó que por qué no iba a mi habitación, pero respondí que perdí la llave. Le respondí con un nudo en la garganta, pero lo hice. Todos los demás se quedaron allí viendo cómo la chica le comía la boca al coreano y él, él solo la rodeaba con los brazos.

Mi cuerpo temblaba cuando entré a la habitación. Intenté cerrar detrás de mí, pero Ander y Jin entraron, cerrando con seguro. Dejando a Nirvana afuera.

—No vayan a hacer un cuarteto o algo así, —la escuchamos al otro lado de la puerta. Por supuesto que la ignoramos.

Entonces, sentí la debilidad en mis piernas y caí de rodillas.

—Zuli —escuché la voz de Tania, que me miraba con la comprensión de una madre.

Mi madre.

Necesitaba a mi madre, no me importaba si se llamaba Sonia o Antonia, quería estar con ella.

La realidad me abofeteó tan duro que puse ambas manos en el suelo, mi celular había caído con fuerza saliendose de su protector. La sábana apenas me cubría. Mis lágrimas salieron, el nudo se acentuó y el sonido del pitido seguía en mis oídos. Sentía mi corazón destrozado, tan destrozado que podía escuchar mis pedazos caer como lluvia. 

Ander, se había arrodillado frente a mí y me paso un abrigo por encima de la cabeza. Buscó mis manos para pasarlas por las mangas. Me quedaba más grande, pero al menos no se me veía nada porque ya no tenía fuerza, y estaba en medio de la habitación de Tania, desnuda, humillada y con el corazón destrozado en mil pedazos. 

—Zuli —comenzó a decir Jin, pero Tania lo interrumpió.

—Ahora no Jin —dijo tajante, sin derecho a réplica.

Levanté el rostro. Jin parecía que se sentía avergonzado, Tania habia bajado la cabeza y tenía cara de culpa. Ander, me miraba con ternura mientras acariciaba mi espalda a medida que yo soltaba sollozos y temblaba.

—¿Quién era ella? —logré decir con un nudo en la garganta, con la voz raposa.

Los tres compartieron miradas.

—Llevan desde el instituto juntos. A veces cortan y a veces vuelven, es muy confuso. 

Eso me rompió un poquito más. Tenían historia. Una historia que yo no conocía porque Taeyang jamás me contó sobre ella.

—¿Cuánto?

—¿Para qué quieres saber? —preguntó Jin con un tono triste —. No es como si fuera a hacer alguna diferen...

—¿¿CUANTO?? —casi grite buscando su mirada, Jin no sabía dónde meterse por mi repentino ataque de furia. Ander me sujetó por los hombros para que no me lanzara sobre él.

—Tres años y medio—dijo bajito.

Tania se arrodilló frente a mí, su mirada era serena, tranquila.

—¿Recuerdas lo que te dije sobre Taeyang?

Asentí recordando. Había dicho que me alejara, que evitara que me siguiera gustando y que yo no sabía lo que él era capaz. 

— Oculta más de lo que creímos.

Me quedé pasmada y dolida. Sentía que mi amistad con el coreano había sido una falsa y lo que estaba surgiendo entre nosotros no era más que una mentira. ¿Que si estaba enamorado de mi? De repente lo sentí como un dictador, ellos tambien prometían, mentían y al final no cumplían con nada. Mi pecho volvió a doler recordando todo. A mi mente llegaron las imágenes de nuestro primer encuentro, nuestra conversación en la terraza, en el pasillo, él llevandome a ver a mi madre,  en la cocina, mi fiesta de cumpleaños, nuestras manos entrelazadas, nuestros besos. 

Volví a quebrarme, Ander estaba nervioso y Jin caminaba de un lado a otro agarrándose la cabeza.

—¿Por qué no me advirtieron? —los miré a los tres, con molestia—. ¿Por qué dejaron que esto siguiera avanzando? —hice una especie de círculo con el dedo.

—Nunca esperamos que ella regresara, es más, pensamos que habían cortado para siempre.  Sin embargo,  ella siempre regresa y él vuelve a caer a sus pies—Jin se interrumpió y comenzó a negar. 

—Taeyang siempre ha sido una persona muy cerrada. Cuando me contó sobre ella lo hizo en un momento de debilidad, por esa razón no pude decirte, porque si lo hacía perdería la confianza que puso en mí—dijo Tania observándome fijamente—. Sin embargo, no esperé agarrarte cariño y juro que he querido decirte desde que me contaste que te besó, pero simplemente no puedo, el tema es mucho más complejo. Hay algo en ella, que los obliga a seguir juntos. Taeyang no me ha querido decir.

—Ni siquiera yo lo sé que soy su hermano.  Tendría que decirte él —dijo Jin con una nota ácida metiendo sus manos a los bolsillos —. Pero se me hace injusto porque tú eres buena y Taeyang es un imbécil. 

—¿Por qué me hizo esto? —dije mirando el suelo, temblando.

—Lo siento tanto, es mi hermano pero las cosas que hace...las detesto—volvió a decir. Me di cuenta de que Ander solo nos miraba en silencio, y mi escrudiño lo alertó.

—Yo no sé nada, estoy tan perdido como tú —fue lo que dijo rápidamente.

Me quedé unos minutos en silencio, temblando por todo lo que había visto y escuchado. Mis manos temblaban por la furia. Yo le había dado tiempo a Taeyang para decirme la verdad, pero decidió mentir.

Y esa mentira ahora estaba a ahorcajadas encima de él besándolo como si no hubiera un mañana.  

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