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25: Discoteca Loxem

Nirvana, Tania, Ander y Taeyang estaban en la sala con los brazos cruzados.

—¡Qué bonito! —dijo Nirvana de mala gana a lo que Jin respondió con un saludo militar. Yo solo me mantuve quieta,  mas o menos como el meme de <<Uy, kieto>>. 

—¡Gracias mi capitana! —se paró derecho, pero perdió el balance, luego volvió a intentarlo—. ¡Permiso para retirarme, señora!

Quise volver a golpearlo, pero es que ya lo habia echo hace rato...y muchas veces. No sabia que Jin borracho era mil veces insoportable que el Jin sobrio.

—¿Dónde estaban?—eso lo había dicho Ander con una nota de desconcierto—. Estuve toda la noche discutiendo con Taeyang porque no sabíamos a donde habían ido y no respondían las llamadas. Y me preocupé porque Jin no es la persona mas responsable al momento de elegir lugares para pasar el rato.

—Una vez me llevó a un cumpleaño de un señor de setenta años—dijo Tania cruzándose de brazos y haciendo una mueca extraña, recordando—. Bebimos y bailamos con un monton de señoras con bastones—hizo una pausa dandole suspenso a lo que decia—. El señor tuvo un infarto cuando cantaba We Are the Champions. —, le lanzo una mirada de reproche a Jin—. Jin no conocía a ese señor y nos colamos en esa fiesta sin ser invitados. 

—Superalo—dijo el gemelo cara de lechuga. 

—A mi me llevo a un bar Gay—mencionó Ander masajeando su frente en un gesto de frustración—. Nunca nadie me habia agarrado las nalgas. 

Voltee a ver a Jin.  Solo levanto las manos—. Eso se le llama experimentar.

—De hecho, se le llama no tener sentido comun—solto Taeyang con brusquedad. 

Me quite los zapatos. Nirvana se había puesto a preparar algo en la cocina y Tania tenia una ceja elevada evaluándonos a ambos.

—Estábamos bailando en un club—dije en voz baja. Sintiendo cómo todo me daba vueltas. Di varios pasos, pero me tropecé. Tania me ayudó a estabilizarme, mientras, Ander seguía regañándome como si fuera nuestro padre. Lo ignoré y camine hasta la cocina.

 Nirvana preparaba algo delicioso.

Me detuve a un lado. Llevaba un delantal rosa, y tenia el cabello desordenado mientras hablaba consigo misma. A veces la escuchaba hablar sola, me había contado una vez que lo hacia para relajarse.

—Huele rico—mencione colocando mi brazo en su hombro—. Tienes un talento sobrenatural para hacer que todo huela y sepa rico.

Ella permaneció en silencio y volteo a verme con los ojos entornados.

—¿Esta es tu manera de disculparte conmigo?

Asentí. Me quite el anillo que tenia en el dedo meñique y con algo de dificultad, intente colocárselo. Ella extrañada me permitió y después la mire a los ojos.

—Te ganaste la estrella Michelin—dije con mucho ánimo, pero ella arrugó el rostro en confusión—. Bueno, no parece una estrella y obviamente, no soy una experta para decir eso, pero... lo que intento decir es que lo siento mucho. 

 Ella levanto una ceja y después rodo los ojos y me ofreció probar un poco. Abrí la boca ansiosa, después solté un suspiro deleitándome con el sabor. Extrañaba su comida. Era como una crema y sabía a coco.

—Vale, te perdono.

La abrace.

—Pero no me ocultes nada, ¿ok?—me dijo señalándome con la cuchara.

—Esta bien.

Cuando me voltee para sentarme, los demás se habían quedado viéndonos detrás de la isla de la cocina.

—¿Y bien? —escuche la odiosa voz de Taeyang—. ¿Dónde mierda estaban?

—En la discoteca Loxem—. Mencionó Jin, acercándose a Tania, pero ella le ponía una mano en el pecho y él sonreía con diversión. En cuanto dijo eso Tania abrió la boca y Ander soltó una risa.

Una risa que me asusto un poco, porque Ander se reía, pero la manera en que lo hacia me dio a entender que había algo raro allí. Nirvana dejo caer la cuchara y volteo a vernos con los ojos bien abiertos. Taeyang, por su parte, parecía que había escuchado que habíamos enterrado a un muerto. Yo me quede pasmada porque no sabia lo que significaba eso.

— ¿La llevaste a una discoteca donde la gente tiene sexo en cualquier esquina? —soltó Tania aguantando las ganas de reir. 

Me senté boquiabierta en el taburete.

—Te voy a matar, Jin—gruñí. Y si no es por Taeyang que lo evito, casi me le lanzo encima a Jin para golpearlo. El protagonista de mi enojo matutino, solo se encogió de hombros y se llevo a Tania a rastras, hasta lo que supuse era la habitación. Los demás ni se inmutaron por eso. Al parecer sí se iba a enterrar un muerto hoy.

¡Ay, Dios qué estoy pensando!

Nirvana se acercó a mi con un platito y después se excusó con que tenia que salir en unos minutos y nos dejó a Ander, Taeyang y a mí, solos. Ander tenía un café en la mano y me observaba con curiosidad. Por el otro lado, Taeyang Kang tenía una expresión de ira en el rostro y los brazos cruzados. Parecia que golpearia algo. 

—¿Y bien? —dijo Ander ante mi silencio. Comencé a comer.

—¿Qué?

—¿Usaste protección? —casi escupo lo que estaba comiendo y negué con mucha efusividad mirandolos.

—No me acosté con nadie.

Taeyang estaba inhalando y exhalando, intentando controlarse. Se mordía el labio con demasiada furia y después de un rato observándome fijamente, se fue de la cocina.

Ander había terminado su café y se quedó un rato hablándome sobre nunca dejar que Jin me lleve a esos lugares. Le agradecí por preocuparse y me despedí de él. Tenia un poco de sueño, así que, me daría una ducha extensa y me acostaría a dormir.

Sin embargo, en cuanto llegue a la puerta del baño escuche unas risas que le pertenecían a Tania, gire los ojos e intente volver a mi habitación. No obstante, recordé que la única habitación que tenía un baño personal era el de Taeyang. Así que, soltando el aire contenido, toque varias veces la puerta del medio coreano.

Al poco rato la abrió y me observo con molestia.

—¿Qué quieres? —dijo de mala gana, serio.

—¿Puedo usar tu baño?

—¿Por qué no usas el del pasillo?

—Tania y Jin lo están usando.

Se mantuvo en silencio un rato, pero al final accedió. 

Y ahí en su habitación pasaron muchas cosas. Cosas que harían a un cura llorar y a una madre preocuparse. 



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