Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

24: Lo quieres a él

No sabía dónde rayos estaba Jin, pero hace como media hora que se fue con la excusa de que iría al baño y todavía no lo he visto. La música retumba con potencia en los altavoces y camino tropezando con los cuerpos. Hay gente agrupada y me pareció ver una chica sin camisa con los pechos al aire. Siento que alguien me sujeta el brazo, pero me safo del agarre y camino un poco más rápido. ¡Que miedo!

Después tropiezo con un chico alto y apuesto, tiene una sonrisa ebria y me observa con algo de diversion. Me dice algo que no logro entender e intento apartarme. Sin embargo, sujeta mi mano y la  lleva  a su entrepierna, me espanto. Alejo la mano rápidamente y salgo corriendo de ahí.

Cuando llego a la barra me inclino  y grito a todo pulmón: — ¡UN TEQUILA!

Entonces, lo dejan frente a mí y me lo bebo como si fuera agua. ¿A dónde rayos me había traído Jin?

De repente a una distancia considerablemente larga, diviso la coleta de Jin y me vuelvo a abrir paso hasta llegar frente a él. Sus manos están elevadas hacia arriba mientras salta al ritmo de la música. Esta igual o peor de borracho. Aunque yo lo veo un poco borroso.

Lo más aleatorio sucede cuando la chica que creí ver sin camisa se detiene a un lado de Jin, entonces este le acaricia uno de sus pechos, y ella ríe abiertamente.

¿En donde carajo estoy? ¿Por qué hay gente desnuda? ¿Por qué vi algunas cámaras? ¿Y por qué todas esas cosas no alteran a Jin?

—¡JIN!—le grité. Quería una maldita explicación.

—Zuli—me lanzó un beso. Y la chica sin camisa comenzó a besarlo. Ahi, frente a mi y sin nada de verguenza. 

Rodee los ojos.

—DEBEMOS IRNOS.

—¿AHORA?—preguntó de manera inocente pero, una de sus manos bajo el cierre de su pantalon y me alteré al ver que tenía una erección y la chica se estaba arrodillando frente a él para...

¿¡QUE ESTABA PASANDO AQUÍ?!

No sabia si me asustaba el hecho de que estaban, literalmente, a punto de hacer cosas de adultos o porque acaba de ver el miembro de mi futuro... cuñado. Alejé la vista de ambos y sin mirar, comencé a arrastrar a Jin conmigo. Solo cuando llegamos a la puerta lo obligué a subirse el pantalón. Desde que llegamos al lugar todo había sido una completa locura.

El lugar olía a alcohol, a sudor, sexo y porro. La música estaba excesivamente alta y Jin parecía que estaba pasando por una ruptura amorosa, pero al mismo tiempo, estaba más cachondo que un adolescente descubriendo el mundo del orgasmo. Agarre la mano del gemelo hasta salir del lugar y solo cuando me azotó el aire frío de la madrugada me relaje. Hice una nota mental de jamás volver a salir con Jin. Luego busqué mi celular y vi la hora. Era las cinco de la madrugada y tenia como mil mensajes y llamadas de todos en la casa. Incluso de Nirvana.

—¿Sabes que ahora estoy cachondo?

Lo ignore y sali a la calle buscando un taxi, logre detener uno quien nos miro raro por un instante y después de evaluarnos, accedió a llevarnos.

—Zuli—Jin dijo con la voz arrastrada—. Vas a tener que hacerme algo, porque estoy más duro que un roble y aquí no esta Tania.

Abrí la puerta cuando estuvimos frente al vehículo.

—Cierra la boca—lo intenté empujar—. Vamos, quédate quieto—dije forzando las palabras mientras intentaba que su cabeza se inclinara para entrar al vehículo. Uno de sus dedos se hundía en mi estómago y como si de un niño travieso se tratase reía bajito.

—¡Plop, plop!—lo escuche mientras volvía a enterrar su dedo en mi estómago. Lo vi con intenciones de hacerle ¡Plop!, a unos de mis pechos y le di un manotazo. Lo empujé con algo de fuerza al interior. Soltó una carcajada.

El gemelo borracho con cara de lechuga no se arrastró a un lado, así que, tuve que sentarme en sus piernas para pasarle por encima. ¡Grandísimo error! Porque sentí la dureza de su entrepierna en mi trasero y el muy descarado me sujeto por la cintura para que no me moviera.

—¡Suéltame carajo!

Me soltó. El conductor arrancó el taxi y solo se escuchaban las risas de Jin. Yo simplemente iba cruzada de brazos y soltaba uno que otro manotazo cuando Jin me intentaba agarrar la cara o me jalaba el cabello. ¡Dios, dame paciencia! Porque juro que le daría un buen golpe si seguía molestándome.

—Como me vuelvas a tocar, voy a cortarte un testículo—lo amenace con mucha seriedad y levantó las manos.

—Quiero mantener mis testículos intactos. 

—Que bueno—solté de mala gana.

Se cruzo de brazos como a un niño al que habían regañado y me observo.

—Que anticuada eres—dijo con fastidio y voltee a verlo.

—Pues tu eres un idiota.

Ya faltaba poco para llegar a la casa. Pero la carretera se ponía pesada por las mañanas, mucha gente iba a sus trabajos y nosotros recién salíamos de una discoteca.

—Taeyang es igual y lo quieres a él.

Me tense cuando lo escuche decir eso.

—Yo no quiero a nadie—dije en voz baja. Luego vi cómo Jin recostaba su cabeza en mis piernas y me miraba desde abajo con el rostro ladeado.

—Yo creo que sí, de hecho, estas tan loca por él que justo ahora lo quieres besar—elevo sus labios como para que yo lo besara—. Puedes practicar conmigo.

—Cierra la boca.

Le di otro manotazo y nos quedamos en silencio.

—Eres tan bonita—dijo en un susurro mientras su mano acariciaba mi cabello—. Es una pena que tengamos vidas tan distintas. Y que la gente a tu alrededor influya sobre tus decisiones.

—¿Qué? —intente sacarlo de encima de mis piernas, pero fue imposible.

Me mantuve quieta mientras sus labios se curvaban en una sonrisa traviesa. Se comenzó a incorporar lentamente, pero fue más para tener su rostro a la altura del mío. Invadiendo por completo lo que es espacio personal como ya estaba acostumbrado. Yo solo estaba ahí, paralizada porque el rostro de Jin Kang comenzaba a acercarse y yo sentía que mis neuronas se habían ido de vacaciones.

Me observo por lo que parecieron minutos, pero realmente fueron segundos.

—Te amo tanto—dijo de repente con los ojos entrecerrados—. No sabes lo mucho que te extraño y desearía todos los días de mi vida volver a verte.

—¿Jin?—dije intentando apartarlo—. Me estas confundiendo con alguien más.

Con ojos desorientados me miró fijamente, luego, abrió mucho los ojos y se acomodó en el asiento.

—Lo siento, Zuli.

—No te preocupes—lo observe con mucha curiosidad. Ambos nos habíamos quedado en silencio. Jin estaba mirando por la ventana y se escuchaba el sonido de la emisora de radio un poco más baja—. ¿La amas mucho?

—¿A quién? —preguntó volteando a verme.

—A Hanna.

Se quedo un momento en silencio y después asintió.

—La extraño demasiado.

—Bueno, pues allí dentro no lo parecía—dije.

—Es que ese lugar es para gente que quiere olvidar la realidad.

A los pocos minutos el taxista se detuvo y casi nos echó a patadas. Entramos a la casa tropezando con las paredes hasta que nos quedamos quietos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro