Había tenido la mejor fiesta de cumpleaños. Me sentí muy contenta a pesar de que no conocía más de la mitad, pero me hacía feliz saber que todavía quedaban personas buenas en el mundo que se te acercaban genuinamente para una amistad, aunque eso creía yo.

Cuando todos estuvimos reunidos alrededor de la mesa no pude mirar a Jin. Me daba vergüenza haber creído que todo lo que había hecho durante esas dos semanas era para enamorarme o algo así. Me sentía como una idiota después de que Ander me confesara que pusieron a Jin a cargo de distraerme en lo que ellos hacían los preparativos.

Después de la fiesta todos regresamos a casa y cada uno se fue a su habitación todos argumentaron que tendrían clases. No era demasiado tarde y mañana yo no tendría clases así que busqué mi ropa de pijama y me di un extenso baño. Ya en mi habitación busqué uno de mis mangas y comencé a leerlo. Mi celular no había parado de sonar con notificaciones de amistad y mensajes de felicitaciones. El reloj marcaba las once de la noche cuando escuché unos toquecitos en la puerta.

Solté el libro. ¿Quién podría ser a esta hora? 

—Entra—mire hacia la puerta y mi corazón comenzó a latir desbocadamente al ver a Taeyang parado allí.

—¿Estabas dormida? —negué con la cabeza. Tenía puesto un pijama completamente negro y andaba descalzo.

—Quería darte esto—levantó una cajita lo que hizo que me incorporara de la cama para acercarme a él. Me di cuenta de que me repasó con la mirada, pero fingí que no lo noté. Mis ojos estaban enfocados en la cajita.

—Oh, gracias. ¿Qué es? —pregunté cuando me la dio.

—Espero que te guste.

La abrí frente a él. No podía creer lo que mis ojos veían, era un Goldbear del tamaño de una bola de Béisbol. Era la gomita en versión agrandada. Comencé a dar saltitos de emoción.

—¡Oh por Dios! Estaré como una semana metabolizando esto, muchas gracias—mi felicidad era tanta que sin pensarlo me acerqué a él para abrazarlo. No me abrazó de vuelta, pero soltó una risita.

—Claro, que lo disfrutes.

Nos separamos y se giró para irse a su habitación, yo me quedé mirando mi regalo, pero sentí que se detuvo y volvió a mirarme.

—¿Quieres ver una película conmigo?

Me quedé unos segundos pensándolo.

¿Quiero ver una película con él?

¿Quiero estar cerca de él?

No había más que pensar.

Dejé la cajita en la encimera y cerré la puerta de mi habitación.

Cuando llegamos a su habitación, Taeyang, se subió a la cama y yo intenté usar la silla que había frente al escritorio, pero el hermoso chico me lo prohibió.

—Por favor, quiero que estés cómoda.

—Vale, pues muchas gracias.

Me había sentado a una distancia considerable en su cama. No quería que pensara que estaba buscando algo más que una amistad. Taeyang comenzó a comentarme sobre algunas películas que tenía en mente y me preguntó el estilo de películas que me gustaban.

Ver su interés, su caballerosidad y su genuina preocupación porque no tuviera frío me hizo pensar en muchas cosas.

Si de algo estaba segura es que me gustaba. ¿Pero cómo hacer para evitar enamorarme tan rápido? Es decir, no había nada que lo prohibiera, pero yo era conocida por enamorarme rápido y esa era mi debilidad. Siempre veía lo mejor de las personas y terminaba herida.

Sin embargo, le comenté mis gustos y decidimos ver una película de acción. La canasta de dulces estaba entre medio de ambos. Los dos estábamos tan inmersos en la película que por un milisegundo nuestras manos se agarraron. Y era una casualidad porque ambos intentamos agarrar un dulce sin mirar y terminamos tocándonos. Los dos alejamos la mano de golpe y solté un suspiro entrecortado.

—¿Tienes sueño? —Taeyang me observó de medio lado cuando una hora más tarde la película terminó. Negué con la cabeza no quería que nuestra noche terminara, así que, optamos por hacer una segunda ronda. Esta vez vimos una de ciencia ficción, ya sabía que me gustaban.

Me gustaba la manera tan emocionada en que Taeyang hablaba sobre la película, incluso, yo me emocionaba más porque desde pequeña la ciencia era mi tema favorito. En un momento de la noche Taeyang me pidió que me arropara porque hacía mucho frío y lo hice.

Me puse tan cómoda que no me había dado cuenta del momento en que me quedé dormida.

Una puerta siendo azotada a lo lejos me obligó a abrir los ojos de golpe. Estaba recostada en la almohada y frente a mí, estaba Taeyang. Sus ojos estaban cerrados y su boca ligeramente abierta. Mis ojos se abrieron con espanto cuando sentí que se acurrucó más a mí y me pasó una mano alrededor de la cintura y su rostro se enterraba en mi cuello.

¿Qué mierda?

Me quedé unos minutos procesando lo que estaba pasando. ¿Cómo rayos escapaba sin despertarlo? No había manera, intenté mirar alrededor de la habitación pensando en algo inteligente pero cuando estas adormilada con un hombre tan sexy pegado a tu cuello lo menos que puedes hacer es pensar con claridad. Intenté alejarlo, pero eso hizo que se acercara más y me apretara contra él.

¡Ay, diosito ayúdame!

Lo único lógico que pude hacer fue esperar a que él mismo se moviera. Me mantuve quieta por lo que parecía ser media hora hasta que Taeyang se giró hacia el otro lado. Me dio tiempo de escapar, abrí la puerta con cuidado y la cerré lentamente detrás de mi mientras miraba hacia el pasillo. Pero no contaba con que Tania estaría al otro lado del pasillo con la mano pegada a la cerradura y con la boca abierta mirando hacia mi dirección.

La escuché susurrar algo, pero negué rápidamente y me metí a mi habitación. Cuando vi la hora me alarmé, tan solo eran las tres de la mañana. Claro que Tania va a pensar muy mal de mí. ¿Y qué va a pasar con Nirvana cuando se entere? Probablemente me asesine. Solo esperaba poder hablar con Tania al día siguiente.

Con todos esos pensamientos volví a quedarme dormida.