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10: Una sorpresa

—Nos vemos este viernes, recuerden sus tareas.

Todos salimos del aula, algunos hablando entre ellos, otros hablando por celular y luego estaba yo, hecha un manojo de nervios porque acababa de pasar una vergüenza frente a todos.

¿Por qué soy así? ¿Acaso nací un día en el que la mala suerte era la orden del día o qué?

El profesor estaba dando las instrucciones cuando sentí cómo algo subía por mi pierna y solté un grito de terror pensando que tal vez era una araña. Sin embargo, como mi suerte no puede empeorar me puse de pie, me golpeé con el asiento, di un saltito lo que provocó que me resbalara con una mochila y cayera sobre mi trasero.

—Espero que la mochila esté bien—fue lo que dijo el profesor después de ayudarme a ponerme de pie. Todos mis compañeros se habían reído de mí. Yo solo tenía las mejillas rojas como un tomate.

En mi mente se reproducía la escena a medida que empujaba o chocaba con la gente en el pasillo. Solo quería meterme en mi habitación y quedarme allí. Al menos estaría a salvo.

Una voz llamando mi nombre hizo que disminuyera el paso y cuando volteé a ver sobre mi hombro reconocí su rostro. De hecho, había unas chicas en el pasillo que también lo vieron llamarme y comenzaron a preguntarse qué relación tenía yo con él.

Exacto, ¿por qué un chico tan guapo estaba gritando mi nombre como si no hubiera nadie más a nuestro alrededor?

Como la universidad estaba dividida por departamentos, casi nunca me encontraba con ninguna de las personas que vivían conmigo, sin embargo, hoy al parecer, era la excepción.

Giré los ojos. Tampoco entendía por qué él estaba aquí. 

—Te estaba buscando—dijo un poco agitado y pasó su brazo por mis hombros. Llevaba una banda que le recogía el cabello hacia atrás, vestía con una chaqueta de cuero marrón, camiseta blanca, pantalones rasgados y botas trenzadas. Sus ojos estaban cubiertos por unas gafas de sol. Jin parecía un modelo de esos que encontrarías en Italia o Francia. 

—¿Por qué me buscabas, Jin? —intenté retirar su brazo, pero comenzó a conducirnos a través del pasillo bajo la mirada de todos hasta llegar al estacionamiento.

—Tengo una sorpresa para ti—fue lo que dijo después de soltarme y caminar hasta la puerta de su auto.

Me quedé allí, de pie como una idiota y Jin bajó la ventanilla del auto.

—¿Piensas quedarte ahí? —rodeé el auto para subirme. Lo vi encender la radio para aligerar el ambiente y comenzó a manejar.

—¿A dónde vamos?

—Es una sorpresa—se mordió el labio, y se inclinó para quitar su chaqueta y la lanzó detrás del asiento. Me crucé de brazos mientras miraba los tatuajes de sus antebrazos, había líneas, figuras y frases. La frase: "Sin miedo a nada", llamó mi atención. Jin parecía siempre relajado y divertido, realmente parecía que no le temía a nada. Su personalidad era tan distinta a la de su hermano que me sorprendía que fueran tan iguales en cuanto a características físicas.  

—Pero dime, no diré nada—supliqué, no me gustaban mucho las sorpresas. Volteó a mirarme y negó de manera juguetona mientras lamía sus labios. Juro que si este chico seguía haciendo eso me daría un infarto. ¿Por qué rayos era tan guapo y aparte tan coqueto?

Me enviaba tantas señales que me tenía confundida. Primero, me había dicho que todavía pensaba en su ex pero estas últimas dos semanas se había concentrado en traerme helado, comida, llevándome a lugares hermosos (con la excusa de que sería un turismo interno) y haciéndome el desayuno todas las mañanas.  Además, buscaba la manera de que pasáramos tiempo a solas y fuera de la casa. Era todo tan extraño que ni siquiera me atrevía a ponerle un título a lo que sea que estuviera pasando por su cabeza.

Es decir, no me malentiendan, era apuesto y en cierto modo, era caballeroso, pero...

No era Taeyang. 

Mi mente reproducía una y otra vez lo que pasó con Taeyang. No podía entender cómo algo que, a simple vista, era insignificante se había convertido en un problema mayor para mí. No nos habíamos hablado desde que fuí a su habitación, pero eso no quitaba el hecho de que seguía pensando en él.

Y cada vez que me pasaba por un lado cuando estábamos en la casa no podía evitar mirarlo. Era tan hermoso que aún no podía comprender qué era lo que me pasaba con él. ¿De verdad me gustaba tanto como para no darle una oportunidad a su hermano? Que por si lo habías olvidado era físicamente igual a él.

¿Qué tenía Taeyang Kang que su hermano no tuviera?

—Ya estamos aquí—observé el establecimiento frente a nosotros. Parecía un lugar en el que se celebraban bodas y eventos importantes. Me asusté porque yo no tenía ropa adecuada. 

—Jin mira cómo voy vestida—me quejé. Llevaba un vestido floreado con sandalias de cuero. No tenía ningún rastro de maquillaje y mi cabello estaba un poco revuelto. 

—Estás perfecta—dijo con una sonrisa amplia de dientes perfectos, hice una mueca.  

—Si pudiera estrangularte lo haría—susurré cuando salió del auto. 

Cuando bajé noté que había varios autos estacionados frente al lugar. Leí en la parte superior que decía Party in Heaven. Se me hizo extraño porque no parecía que alguien estuviera en una fiesta o algo por el estilo. Bueno, sí se escuchaba algo de música, pero no había tantos autos. 

—¿Qué es este lugar?

Jin movió las cejas de forma juguetona: —Ya lo verás.

Y abrió la puerta. Al principio, no entendí demasiado lo que estaba pasando, pero al ver un intento de pancarta hecha a mano con la frase: "Zuliney esto es para ti, feliz cumpleaños", que sostenía una no muy convencida Tania, mientras, Nirvana me grababa con su super cámara para blogueros. Ander estaba de pie con una bebida en la mano y me abrazó con fuerza cuando llegué hasta él. Había varias personas que aún no conocía, pero me dieron un cálido abrazo al acercarme a ellos y me ofrecieron varios regalos.

No podía creer lo que estaba pasando.

¿De verdad habían hecho esto para mí?

Casi lloro de la emoción y de la nostalgia, recordaba que había aceptado a Nirvana en las redes sociales y quizás se dio cuenta que hoy era mi cumpleaños. Yo no le había dicho a nadie, pero me pareció muy bonito el gesto de tomarse el tiempo de preparar una fiesta para alguien que apenas conocía.

En el lugar había alrededor de veinte personas y la decoración tenía una temática de Toy Story, lo que me hizo fruncir el ceño cuando vi al señor papa a un lado del pastel. No era muy grande el lugar, pero había suficiente espacio para que la gente se distribuyera en mesas y en la pista de baile improvisada.

—Por favor no hagas caso a la decoración, te juro que no vuelvo a dejar a Taeyang a cargo de algo súper importante. Hasta los invitados pensaron que eras un niño de diez años—mencionó Nirvana acomodando su trenza de medio lado y soltando un exagerado suspiro—. Te juro que lo voy a golpear.

—Taeyang solo sabe la diferencia entre él y su hermano. Nada más—fue lo que soltó Tania mirando todo el lugar con cierta curiosidad—. Además, si lo analizas bien, quiso compararte con un juguete...o peor, con el señor cara de papa.

—No es necesario recurrir a la violencia, Nirvana. Muchas gracias por eso, de verdad no tenían que hacerlo—respondí. Luego miré a Tania: —Realmente espero que no me esté comparando con una papa o seré yo la que lo va a golpear.

—Tae hace que se me caiga el cabello, deja todo para lo último, me estresa—soltó removiendo los brazos y después le restó importancia—. No seas tan modesta. Merecías una fiesta y que más que una de cumpleaños/bienvenida/ya eres parte de la familia.

La abracé.

—Gracias de verdad.

Cuando nos separamos, aparecieron Jin y Ander.

—¿Que te pareció todo?—preguntó Ander y Jin asintió, ambos esperando mi respuesta.

—Está todo espectacular, muchísimas gracias por tomarse la molestia.

Todos excepto Tania, volvieron a darme un abrazo de grupo y me acercaron hasta la barra.

Y allí mi corazón se encogió. El que atendía las bebidas era nada más y nada menos que Taeyang, quien estaba vestido como el muñeco Woody. Hasta verlo de esa manera me hizo pensar en lo sexy que se veía y en las ganas que tenia de convertirme en su Andy.

Su cabello cubierto por el sombrero, sus brazos trabajados se movían con mucha confianza mezclando bebidas, mientras me acercaba, se giró para alcanzar una botella y vi su trasero bien formado. De repente me dio calor. Era un vaquero demasiado guapo, a mi mente llegó una imagen.

Ese traje tan apretado. ¡Ah, se me divorcian las piernas!

—Feliz cumpleaños, Zuliney—me dio media sonrisa y acomodó su sombrero—. Me vestí como Woody para ti como forma de disculpa.

La forma en la que me miró me dio a entender que solo él y yo sabíamos a lo que se refería. Los demás solo fruncieron el ceño.

—Te vez muy bien—salió de mi boca.

Frente a todos.

¡Frente a todos!

Nadie dijo nada al respecto, la única en lanzarme una mirada extraña fue Tania. Mi vergüenza había sido pasada a segundo plano cuando Nirvana pidió tragos para todos y me deleité en ver a Taeyang y su talento mientras los preparaba. Nunca vi una persona lanzar vasos por aquí y por allá para preparar un simple trago. Yo llenaba el vaso con agua y ya sentía que era un talento no derramar nada.

Alguien encendió la música y fui arrastrada por mis compañeros hasta la pista de baile improvisada. Bailamos bastantes canciones a tal punto que casi acabé con dolor de espalda. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero sentía los estragos del alcohol y mis pies dolían. Jin había desaparecido hace un rato, no era como si lo estuviera buscando, pero se fue con la excusa de que iría al baño, pero no regresó. Los demás aún seguían bailando y bebiendo. Yo decidí apartarme un poco para tomar el aire y buscar el baño.

No vi a Taeyang en la barra, así que, asumí que estaría por ahí en alguna parte de la fiesta. A un lado de la barra había un marco que llevaba al almacén y dentro de este almacén había una puerta, no sabía si era la del baño, pero la abrí y vaya sorpresa que me llevé.

Había una persona de espaldas, pero pude reconocer la coleta de Jin y al otro lado de él había una chica, con las piernas abierta. Él estaba en medio, así que, gracias al Dios todopoderoso, que no le vi nada a ella, pero a él le vi el trasero. Y bien formado que estaba.

Mi cuerpo reaccionó rápido y de forma automática, di un paso hacia atrás y cerré la puerta.

No quería volver a ver algo así.

—Hola—di un brinco y me giré para ver a Taeyang sosteniendo una caja y mirándome a mí y a la puerta—. ¿Todo bien?

Asentí. Lo vi con intenciones de abrir la puerta en la que había visto a su hermano hacer cosas de adultos y sujeté su mano.

—No entres ahí—me miró confundido y ambos dimos un respingo cuando escuchamos un gemido.

—Déjame adivinar—hizo como si de verdad estuviera esforzándose—. Jin esta con una chica ahí dentro.

Asentí con lentitud.

—Le dije que no se pusiera a hacer esas cosas en tu cumpleaños. Que al menos respetara ese acuerdo.

—No hay problema, de verdad—dije comenzando a caminar.

No me había dado cuenta, pero Taeyang estaba a mi lado, no recordaba en qué momento había soltado la caja.

—¿Podemos hablar?

—Sí, pero antes dime dónde rayos está el baño.

Una vez utilicé el baño, salí secándome las manos con mi camiseta y vi a Taeyang esperándome.

—¿De qué quieres hablar? —fue lo primero que le pregunté.

—Vamos afuera que con todo este ruido no puedo escucharte bien—dijo gritando. Era cierto, apenas podíamos escucharnos, los baños quedaban ubicados cerca de los altavoces. Y no los había visto antes porque había unos globos tapando la entrada.

Una vez fuera del establecimiento, el sexy vaquerito se quitó el sombrero y removió su cabello.

—Quería disculparme contigo por no haberte hablado estas semanas. 

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