Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 17

—Cariño, ¿qué pasa? —Mi madre me encontró en mi habitación, haciendo las maletas con toda la energía restante en mi cuerpo.

—Regresaré a Nueva York, mamá.

—Te ves mejor, ¿qué pasó?

Sonreí entre lágrimas, esta vez lágrimas de felicidad.

—Él me ama, mamá. Él me ama... tengo que regresar.

—Oh, cariño... —Ella vino a mí y yo la abracé.

—Gracias por todo, estaré bien ahora... sólo tengo que regresar con él, y estaré bien.

***

El vuelo de regreso a Nueva York fue el más largo de mi vida. No podía esperar a que las cosas volvieran a ser como antes. A ser feliz de nuevo. Estar con Erik.

Puedo oírte quejarte, ¿Cómo pudiste perdonarlo tan rápido y volver a él, Charles?

Bueno, el perdón... es algo extraño. A veces lo damos no porque se haya ganado, sino porque es lo que necesitamos.

Para encontrar la paz. Estar completos.

Y allí es adonde me dirijo, a él, para volver a estar completo.

***

Después de aterrizar, llegué tan rápido como pude a la empresa. Sólo espero que aún no se haya ido.

—¿Disculpe? —La gruñona que tenía mi puesto antes que yo estaba detrás de mi escritorio. Me dolió él que me haya reemplazado, pero bueno, probablemente necesitaba una secretaria, no es como si me hubiera reemplazado en su corazón, ¿verdad? Ella finalmente me reconoció y frunció el ceño aún más.

—Me despidieron por tu culpa. —Oh, hombre. No podía tratar con ella ahora mismo.

—Lo siento, Amelia. No tardaré. —Antes de que ella pudiera detenerme, irrumpí por la puerta de la oficina de Erik sólo para encontrar allí... a Sebastian.

Él me miró, gratamente sorprendido. —Hola, precioso.

—¿Sebastian? ¿Dónde está Erik? —Pregunté, confundido.

—Ha estado... ocupado, últimamente. He sido muy amable y me ocupé de la compañía. Qué bueno es verte aquí, tal vez debería contratarte de nuevo, necesitamos una cara bonita para compensar el ceño fruncido de Lehnsherr-

—¿Dónde está él? —Lo interrumpí, olvidándome de los modales y todo lo demás. Necesitaba respuestas, ahora.

—Oh, vamos, bonito, ya es suficiente de él. Hablemos de nosotros. Tenemos algunos asuntos pendientes... —Maldita sea, este hombre no podía pensar ni un segundo con la otra cabeza. Sabía que quería follarme, y probablemente soy culpable por enviarle señales mixtas un par de veces, pero pensé que se había dado por vencido cuando, la última vez me recogió para ir a cenar, comencé a llorar como un bebé una vez que entré en su auto. Él fue quien propuso llevarme a casa, entonces.

—Sólo dime dónde está.

***

—¡Charles! —La cara de Peter se iluminó de alegría.

—Hola, Peter. ¿Está Erik en casa?

—¿En casa? No ha salido del apartamento por un mes. He estado muy preocupado. La primera semana pensé que había muerto allí arriba, así que entré a verlo. Era todo un desastre, así que comencé a llevarle comida, es lo menos que podía hacer... —declaró con tristeza y sentí mi corazón martilleando en mi pecho.

—Oh, Dios...

—Ve. Ve con él. —No necesitaba que me lo dijeran dos veces.

***

—¿Erik? —Golpee la puerta.

Empujé la manija y estaba sin llave. De nuevo.

—¿Erik? —Me sentí como la primera vez que entré en su apartamento. Inseguro de mí mismo, pero decidido a verlo. Necesitaba verlo.

Y lo vi, sentada en el sofá, con un vaso de whisky en la mesa frente a él, viendo Loco y estúpido amor. Traté de no asustarlo, pero una vez que tomé asiento junto a él, vi el shock en su rostro que ahora se ocultaba detrás de una barba cobriza.

No dijo nada.

—¿Erik? ¿Estás bien? —Él me estaba mirando con incredulidad.

Tomé su rostro entre mis manos, rozando suavemente sus mejillas con mis dedos.

Se veía horrible. Increíblemente, impresionantemente horrible. Tenía los ojos rojos, y tenía círculos oscuros debajo, su rostro estaba pálido y su barba tenía un aspecto extraño, llevaba una camiseta vieja y pantalones de chándal, pero a pesar de todo, seguía siendo el hombre más hermoso que jamás hubiera visto.

—Dime algo, —le supliqué, volviendo a llorar sólo porque estaba aquí de nuevo, a su lado. —¿Jeg Elsker cava? —Pregunté, riéndome entre lágrimas. —¿Qué significa, Erik? —Cerró los ojos y se apoyó contra mis manos. Me acerqué a él y lo abracé por completo.

—Yo también te amo, Erik... —le susurré al oído. —No soy tan despistado como piensas, ¿ves? —Logré reír a través de las lágrimas de nuevo. —Pero necesito escucharte decirlo, en español esta vez... —Mi voz era amable, tranquilizadora. Él se relajó en mis brazos, sin hacer ruido. Lo sujeté aún más fuerte.

—Me lastimaste, Erik. Mucho. Las cosas que dijiste... —Cerré los ojos, forzando a que las lágrimas cayeran, recordando ese momento exacto del que estaba hablando, —... me sentí hirieron... y dejaron marca... —Gimoteé, estaba intentando sonar fuerte, reprimir mi dolor frente a él, y fracasé. —... seamos honestos, me dejaste arruinado, por completo, Erik. Estaba tan emocionado por decirte cuánto te amaba... y ahora, cuando pienso en ello, recuerdo lo horrible que ha sido todo esto... —Me sacudí las lágrimas, e intenté continuar a pesar de mi voz quebrada.

—... pero estoy dispuesto a olvidar eso... todo lo que dijiste... estoy dispuesto a perdonarte... —Hice una pausa de nuevo, esperando algún tipo de reacción de él, pero no recibí ninguna. —... sólo si me dices cómo te sientes acerca de mí... cómo te sientes realmente. No sigas escondiéndote. Si realmente me amas, me debes al menos eso, y explicarme por qué me dijiste todas esas despreciables cosas que aún oigo en mi mente... —Traté de hacerlo sentarse un poco más recto, obligándolo a mirarme para poder ver sus ojos. Era como una marioneta en mis brazos.

—¿Erik? ¿Me amas? —Tenía los ojos vidriosos y acaricié su mejilla otra vez.

—Sólo dime la verdad, háblame, para que pueda entender... —Finalmente lo besé en los labios, suavemente. Esos labios que extrañé tanto.

—Sólo dímelo, Erik... o voy a salir por la puerta y esta vez no volveré, —dije con voz temblorosa, no queriendo que eso sucediera.

—Esta noche es esa gala, tú querías llevarme, ¿recuerdas? Tengo las invitaciones. Vayamos juntos. ¿Qué dices?

¿Por qué me estaba haciendo esto otra vez? ¿Por qué tengo que rogarle cuando fue él quien me lastimó?

Porque lo amaba, y sé que él me amaba también, así que no me rendiría. No me rendiría con nosotros.

—Me voy a ir ahora. Para prepararme. Y te esperaré... Dijiste que me recogerías a las siete y media, ¿verdad? —Le sonreí tristemente, mirándolo directamente a sus cansados ojos.

—Te estaré esperando, Erik, —susurré por última vez, antes de besarlo con un ligero adiós.

***

—No va a venir, Charles. —Estaba completamente vestido y esperando que Erik viniera a buscarme, pero Raven me desanimó. Ya eran más de las ocho.

—Yo... voy a esperarlo, —murmuré, esperanzado.

—No, no puedo quedarme a ver cómo te deprimes. Vamos juntos.

—Él va a venir, —insistí. Realmente creí que iba a venir...

—No lo hará y ambos lo sabemos. Vamos... vamos tú y yo. Te alegrará un poco, dijiste que habrá ropa, ¿verdad?

Con mucha súplica y persuasión, finalmente me sacó del departamento.

***

Hubo un largo discurso del presidente de la organización, antes de que los artículos de moda comenzaran a venderse. El objetivo de la noche era recaudar quince millones de dólares y, mirando a los invitados, todos con grandes nombres, no debería ser difícil de alcanzar.

Yo estaba sentado bastante cerca del frente, y mis ojos se abrieron grandes, y mis manos se pusieron inquietas mientras veía las piezas vintage de hombre y mujer presentadas ante mí.

El hombre que dirigía la subasta presentó un hermoso abrigo largo de hombre, —Oh, ese es encantador. —Le dije a Raven. Luché por todos los artículos que quería, pero lo máximo que pude ofertar eran 500$, así que observé penosamente como mis cosas iban a las manos de algún malcriado o, lo que era peor, de hombres viejos sin buen gusto. Los ricos son los peores.

Levanté la mano, haciendo todo lo posible, pero luego hubo números que iban de 5.000 a 10.000 dólares, y maldije.

—Bueno, al menos te distrajo un poco.

—Sí...

—30,000$. —Una intransigente voz habló detrás de mí. Una voz que reconocería en cualquier lugar.

Me giré para ver a un hombre alto y bien formado, con un traje gris, el tipo correcto de gris, con una camisa azul claro y sin corbata. Un rostro afeitado, ahora limpio, luciendo más guapo que nunca. Asombroso. No es el desastre que presencié hoy, sino mi hombre. Mi Erik.

Mi corazón revoloteó en mi pecho. Mis pulmones se congelaron. Mi estómago se contrajo.

Había un postor más, por teléfono, pero ya no escuché nada. Sólo miré a Erik, sus labios se movían ofreciendo otra cantidad hasta que él me devolvió la mirada.

Erik ganó, con una ridícula cantidad de dinero por un abrigo que todos sabíamos no era para él.

La subasta había terminado, e inmediatamente me dirigí hacia él.

—¿Charles? —Casi me olvido de que mi hermana estaba conmigo.

—Lo siento, Raven. Tengo que ir con él. —La miré, mis ojos le decían cuánto necesitaba esto. A él.

—Está bien. Estaré por aquí. Pero si veo una lágrima en tus ojos, le patearé el trasero, —me amenazó y yo me reí. Ella comenzó a alejarse, y antes de que pudiera reunir mi coraje para ir hacia él, él ya venía hacia mí. Sus pasos eran decididos, como si estuviera marchando a una reunión de negocios con toda su carrera en fuego.

—Hola, —dije torpemente, mis dedos luchando entre sí nerviosamente.

—¿Darías... darías un paseo conmigo? —preguntó, incluso más nervioso que yo.

—Por supuesto. —Sonreí, y vi sus hombros relajarse un poco.

Caminamos en silencio, él me llevó a la terraza. Era una hermosa noche estrellada, y este era un lugar hermoso. Con suerte, el final de la noche también sería hermoso.

—¿Tienes frío? —preguntó, ya quitándose la chaqueta.

—Gracias, Erik. —Siempre tan considerado.

—Recogeremos tu nuevo abrigo más tarde. —Sonreí, avergonzado.

—No tenías que comprarme nada, Erik.

—Siempre dices eso, pero nunca lo dices en serio, —dijo en voz baja, sonriéndome. Sabía por qué me lo decía, no era algo malo ni nada. Es sólo que... Erik es asquerosamente adinerado, y él pagaba por todo, desde caras cenas en restaurantes de cinco estrellas hasta cualquier otra cosa que yo quisiera. Puede sonar grosero, no sé... pero me gusta tener cosas bonitas y disfruto de tener un novio rico. Ahí, lo dije. Demándame. Esta ni siquiera es una de las razones por las que lo amo, pero cada vez que me hacía un regalo y yo le sonreía, agradecido por su gesto, diciéndole que no tenía que hacerlo, él se veía más feliz que yo, simplemente porque era él quien me estaba haciendo feliz a mí.

Pero una broma oscura saltó a mi mente, y antes de darme cuenta, lo dije.

—No quiero ser más caro que la prostituta promedio... —Me detuve. Y su rostro... ¡Oh, Dios! Él estaba a punto de llorar.

—Erik, yo... —estiré la mano para tocarlo, y luego vi su rostro retorcerse. Me quedé allí, sorprendido, porque realmente comenzó a llorar. Luchó contra ello, su rostro se contrajo aún más, pero no tuvo éxito. Bajó la cabeza y me acerqué a abrazarlo. Oí su llanto, el cual dejó salir libremente cuando se aferró a mí. Era un sonido roto.

Me abrazó muy fuerte, como si yo fuera la clave de su supervivencia. No pude llenar de aire mis pulmones. Pero no importó. Erik Lehnsherr me estaba abrazando, ¿quién necesita respirar?

—Te amo muchísimo, —dijo, mientras que otro sollozo salía de sus labios. Sonaba como si alguien le hubiera clavado un cuchillo en el pecho y grabado el sonido. Esta no era la forma en que me imaginaba que sería la primera vez que me lo dijera.

—Lo siento mucho. Lo siento. Te amo, —recitaba, llorando desconsoladamente en mi hombro mientras me abrazaba. Meses de emoción reprimida brotando de él, derramándose sobre mí.

—Yo también te amo, Erik. —Sonreí feliz al escuchar exactamente lo que necesitaba, pero mis propios ojos se estaban rasando de nuevo, por su dolor. Finalmente me liberó, alejándose un paso de mí.

—¡No! —Lo miré, confundido. —Tú... Te estoy diciendo la verdad, te amo, pero no te merezco. No me mereces... Y lo que te dije, Charles...

—Entiendo que debió ser difícil para ti confesarme tus sentimientos...

—No, no me defiendas, Charles. No hay excusa para lo que te he dicho y hecho. —Sus manos temblaban. Nunca lo había visto tan ansioso.

Finalmente, se rio amargamente.

—Mírame, has hecho llorar a un hombre adulto. —Me reí con él también, pero no quería que llorara. Especialmente por mi culpa. —Deberías permanecer lejos de mí.

—¡¿Qué?! —Chillé. No podía hacerme esto otra vez. —Acabas de decirme que me amas, ¿por qué? No entiendo nada, Erik. No puedo hacer esto otra vez. Estaba tan... era el Infierno, sin ti, no puedo, yo... —Estaba balbuceando, casi hiperventilando de nuevo, hasta que me abrazó.

—Lo siento. Es porque te amo que no puedo conservarte.

—¿Por qué? —Lloré en su pecho, temiendo que fuera a hacer que me fuera nuevamente, confundido. Honestamente, no entendía nada de lo que me estaba diciendo.

—Porque... mírame, —Retrocedió, señalándose a sí mismo con una expresión amarga. Sólo vi al hombre que amo más que a nada en este mundo. —Soy una bestia. Tú me conoces... sabes como soy. No soy del tipo cálido y cariñoso...

Sonreí tristemente otra vez, divertido por la broma que estaba pasando por mi cabeza.

—¿Eso me convierte en tu Bella? —Me reí entre dientes, tratando de hacer que se relajara un poco. ¿Por qué estaba tan nervioso? Él acaba de admitir que me ama, la parte más aterradora había terminado.

—Sí, lo eres. Pero también eres esa rosa que mantiene aprisionada en el cristal, que se desvanece... —Incluso él conocía esa historia. Finalmente lo entiendo. Pensó que no era digno de mí, por eso me alejó. ¿No se da cuenta de que acaba de hacer que lo ame el doble que antes? Ni siquiera pensé que fuera posible.

—No me desvanezco si estoy contigo, Erik. ¿Cómo puedes decir eso? Nunca he sido más feliz con alguien en mi vida. Y aparentemente no lo sabes, pero has sido bastante cálido y cariñoso conmigo. Me has demostrado... me demostraste que te importaba, me mostraste que me amabas, incluso cuando estabas tratando de esconderlo. No necesito nada más...

—Sí, lo necesitarás. Estar conmigo significa dolor. —Él miró hacia abajo otra vez.

—Estar sin ti lastimaría más. Y lo sé, porque dolió mucho. No me vas a asustar esta vez. No te tengo miedo.

—Estuviste en lo correcto al rechazarme al principio...

—No te conocía en ese momento. Estuvimos follando sólo durante algunas semanas, e hiciste esa propuesta sorprendente e insólita de ser tu novio, y...

—Pero tenías razón. Soy como soy... y tú eres... eres tan feliz, Charles. Eres tan divertido, hermoso e interesante... y eras un dolor en el trasero en el trabajo, y eso, para un perfeccionista como yo, era enloquecedor pero... —Se rio entre dientes.

Me sonrojé, mirándome a los pies. Entonces sentí sus dedos sobre mi barbilla, forzándome suavemente a mirar devuelta a sus ojos sinceros. —Te amo por tus peculiaridades, Charles, no a pesar de ellas. Eso es lo que estoy tratando de decir. Cada día que entraste a mi oficina, me enamoré más y más, y eso me estaba matando... no poder decirte cuánto te amaba y cuánto quería estar contigo. —Y con eso, me tenía completamente.

—Eres la persona más bella, increíble y fantástica que he conocido, y estoy completamente enamorado de ti... pero no puedo darte lo que necesitas. Quieres emoción y espontaneidad, y quiero que lo tengas, incluso si es con otra persona. Entonces seré feliz, sabiendo que eres feliz. —Su mirada me estaba abrasando hasta llegar a mi alma.

—Erik, lo que dices es completamente... alucinante, pero... ¿cómo puedes no entenderlo? Tengo esas cosas contigo. Eres sorpresa y emoción interminables para mí. Y eso me encanta. También necesito honestidad. Verdad. Confiabilidad. Eso es en lo que debes trabajar, y soy tuyo. Seré todo tuyo. Porque no puedo vivir con el miedo de que salgas por la puerta debido a las cosas que pasan por tu cabeza. Necesitas compartir conmigo. Háblame y tendremos algo hermoso juntos.

—¿Qué pasa si termina en un desastre? —Su expresión estaba llena de miedo.

—¿Y qué pasa si es algo hermoso y nunca termina?

Sus brazos me rodearon, apretando, como si nunca me fuera a dejar ir. Sonriendo, me aferré aún más a él, saboreando la sensación de sus fuertes manos en mi espalda y sus brazos sosteniéndome tan cerca de él.

—Tenía un plan. Un plan para que fueras feliz. Lejos de mí. Lo tenía todo planeado. —Él todavía estaba dolido.

—La próxima vez que tengas un plan, discútelo conmigo en lugar de presentarte con esta trama diabólica, como un súper villano de Marvel. —Nos reímos juntos y él comenzó a liberarme lentamente.

—¿Tengo tu permiso?

—¿De qué estás hablando?"

—Para pedirte que vuelvas a estar conmigo.

Me reí entre dientes, recordando la primera vez que lo hizo. —Entonces, ¿qué estás proponiendo ahora? ¿Algo así como un acuerdo comercial? ¿una sociedad? ¿Un arreglo de cincuenta y cincuenta? —Dije en broma.

Sacudió la cabeza. —No, no cincuenta y cincuenta. No recibes sólo la mitad de mí. Me obtienes por completo. Cien por ciento.

Olfateé, sonriendo alegremente. —Tenemos un trato.

Algunos de ustedes van a decir que debería haber castigado más a Erik. Pero ya lo viste, hará un mejor trabajo del que yo podría hacer.

Otros incluso pueden decir que debería haberlo hecho esforzarse más. Pero todos sabemos que lo hubiera conseguido.

Me mordí el labio y las lágrimas se deslizaron en mis ojos por centésima vez esta noche. Él parecía preocupado, y comenzó a limpiarlas con dedos temblorosos.

—Por favor, no llores. No... no quiero hacerte llorar nunca más. —Parecía tan indefenso.

—No te preocupes, estas son lágrimas felices. —Logré darle una pequeña sonrisa a través de ellas.

—Ahí está la sonrisa que hace que mi pecho quede tan apretado como mis pantalones.

Me reí en voz alta ahora. —Realmente eres poético. Este tipo de cosas me hicieron enamorarme de ti. —Él me devolvió la sonrisa y no pude evitar sonreír ampliamente hacia él.

—Así que... de verdad te gusto un poco, ¿eh? —Bromeé, pasando mis dedos sobre su pecho, él se rio entre dientes.

—Peor.

—¿Qué es peor que eso?

—Te amo.

Sus labios tocaron mi frente, mis mejillas. Él sostuvo mi cara en sus manos, y yo enmarqué la suya con la mía. Entonces él me besó.

Nuestros labios se movieron en sincronía, tierno y lento. Me había besado como si me estuviese adorando antes, pero este beso era diferente a los demás. Este beso me hacía promesas, prometiéndome un para siempre. Y todo el resto, cada herida, cada filosa palabra, se derrite como la nieve a la luz del sol. Simplemente no importan.

Porque estamos juntos. Encontraremos nuestro camino.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro