-Bea, ¿Cómo estás?- pudo escuchar entre el estupor de sentir unos brazos a su alrededor.

-¿Francisco?- fue la única palabra que salió de su boca, mientras intentaba apartarse del inesperado abrazo.

Cuando al fin estuvo libre del sofocante abrazo, se alejó sin decir nada más. No quiso ver atrás para ver la cara de desconcierto que deberían de tener todos por su raro actuar.

Sintió las lágrimas quemando la parte de atrás de sus ojos, pero sabiendo que vería a su tía Edith, decidió tragarse todo y esbozar su mejor sonrisa, a medida que bajaba por el elevador fue regularizando su respiración y viendo su sonrisa y maquillaje en el reflejo de la puerta.

Al llegar a la primera planta Bea salió, y las encontró a su tía platicando con su chófer mientras la esperaba. Su tía al verla extendió sus brazos de par en par, Bea corrió a ella y la abrazó fuertemente, aspirando el perfume que emanaba de su tía, Bea no sabía porque pero ese olor siempre le tranquilizaba el alma.

Cuando se apartaron y se vieron que ambas tenían lágrimas en los ojos, de rieron mientras Edith decia:

-¡Dios miramos parecemos un par de locas!- y pasando el brazo sobre sus hombros le dio un beso mientras caminaban al automóvil y le dijo al oído- como te extrañé mi niña preciosa.

Subieron al auto y Edith le contó como había sido su viaje.

Al llegar al restaurante Bea recibió otro mensaje de Fernando:

-Por favor responde... Estoy preocupado por ti...

-Estoy bien, me encantaría verte...- respondió Bea ya sentada en la mesa.

Sintió la mirada de su tía, y la miró mientras guardaba su celular. Edith estaba sonriente con los ojos brillantes le dijo:

-¿Quién es el chico?

-¿Cómo sabes que es un chico?- preguntó Bea estrujándose las manos y bajando la mirada.

-Porque ponías la misma sonrisa cuando te escribía Francisco- le respondió su Edith sonriendo.

Bea sintió cómo se ruborizaba, y Edith siguió:

-Tu madre me comentó algo sobre una indiscreción tuya. ¿Quieres hablar de eso?- dijo Edith dejando el menú a un lado.

-Uhm... La verdad no es nada... Fue un mal entendido...- dijo Bea con un hilo de voz.

Edith al ver que esa joven que ella amaba tanto estaba tan incómoda con el tema, la tomó de la mano mientras le dijo:

- Está bien no debes hablar de eso si no quieres... - tomando nuevamente el menú le dijo- Mejor cuéntame sobre tus vacaciones, ¿La pasaste bien donde tus abuelos?

Bea le sonrió agradecida por el cambio de tema y le contó sobre las cosas buenas que había disfrutado durante su verano.

Después conversaron sobre como Bea cubriría sus estudios en 2 universidades diferentes. Edith le explicó que como regalo de graduación y en retribución por no haber estado con ella le había abierto una cuenta bancaria con suficiente dinero como para poder costearse su carrera universitaria.

Bea no quería aceptarlo, pero sabiendo que su tía insistiría mucho y que al final terminaría aceptándola, simplemente se la agradeció.

Justo antes de llegar a casa su tía saco dos pequeñas cajas, una decorada muy llamativamente y una con un delicado listón. Le entregó ambas, mientras le decía:

-Uno es tuyo y el otro de Estefanía - y con una sonrisa en la cara le dijo- Adivina ¿Cuál es el tuyo?

Bea sonrió si tomó el del listón, cuando lo abrió sus ojos se iluminaron al ver un hermoso dije con una esmeralda  al bruto incrustada en una base de oro blanco y con una delgada cadena del mismo material.

-Gracias tía es hermoso- le dijo a Edith mientras la abrazaba.

-Sabia que te gustaría mi niña, cuando lo vi , pensé en ti, eres tan hermosa como sencilla, y en esa sencillez reside la mayor parte de tu belleza- y agarrando la cadena para colocárselo a Bea en el cuello prosiguió- este dije tiene alrededor de 100 años, perteneció a una mujer, que al igual que tu le toco una vida de perfección y exigencia, pero que encontró la fuerza dentro de ella y la terminación para que ni su familia ni el tiempo la frenaran de realizar sus sueños, ella era Beatrix Potter. ¿La conoces?

-Claro tía, ella fue genial en su época y aun en la actualidad lo seguiría siendo- y abrazándola nuevamente le dijo- Gracias tía me encanta.

Justo cuando estaban frente al edificio del apartamento que compartía con Estefanía Bea se giró y le preguntó a Edith:

-Tía, ¿Qué le compraste a Estefanía?- mientras miraba la caja caramente decorada.

-Unos aretes de rubíes- y poniéndole la mano en la mejilla mientras le guiñaba el ojo le dijo- sin historia ni nada, simplemente rubíes.

Bea sonrió pensando como su tía la quería y como sin importar lo maravillosa que fuera Estefanía su relación con ella era distante y poco cálida, a diferencia de la relación que compartían juntas.

Se despidieron fuera del automóvil con un cálido y largo abrazo, con la promesa de verse nuevamente pronto, antes del siguiente viaje de Edith.

Bea caminó sola al edificio y esperó el elevador, cuando las puertas se abrieron no podía creer lo que sus ojos veían.

Bien chicos y chicas, hasta aquí por hoy, perdón por los errores y la tardanza.

Espero les guste esta pequeña actualización.

Gracias por leerme, recuerden comentar y calificar.

Un abrazo