Capítulo 10
Bea no podía creer lo rápido que pasaban el tiempo, el verano casi terminaba y ella había pasado el verano más maravilloso desde que era niña.
Había seguido saliendo y tocando con Fernando y los otros chicos, durante los otros días de semana pasaba su tiempo leyendo, ayudando a Dunia con postres y por las tardes cuando Fernando terminaba de trabajar siempre hacían algo juntos.
Cuando Bea recibió la llamada de su madre diciendo que debían regresar para arreglar sus cosas para ir a la universidad, sintió tristeza, aunque también tuvo esperanza que su vida seria mejor alejada de su familia, bueno de parte de su familia, pues hace poco sus padres le informaron que compartiría el apartamento con su hermana.
Era viernes y ella debía regresarse el domingo, así que quedó con los chicos de salir el viernes por la noche para tocar y el sábado por la tarde debería terminar de arreglar sus cosas.
El sábado por la mañana Bea se levantó y arregló todo, pues quería intentar pasar algo de tiempo con Dunia y Fernando si podía.
El día transcurrió sin imprevistos ni sobresaltos, aunque Fernando estuvo ocupado todo el día. Cuando se despidió de Dunia, ella le dijo que siempre seria bienvenida en su casa cuando quisiera escapar un poco de la universidad.
Después de cenar sola, pues su abuela había salido nuevamente con las chicas, Bea se dispuso a acostarse sin haber podido compartir tiempo ese día con Fernando, cuando entró a su cuarto casi muere del susto, al verlo parado fuera de la ventana.
-Hola- le dijo cuando ella abrió la ventana- ¿quieres hacer algo esta noche?
-Claro- dijo vea- ¿debo vestirme diferente?- le preguntó mirando la ropa que vestía en ese momento.
-No, solo sal ya.- dijo Fernando con una sonrisa en la boca.
Después de dejar todo listo en su cuarto para encubrir su ausencia, Bea alcanzó a Fernando que la esperaba junto a su ventana.
Él la tomó de la mano y corrieron durante unos minutos, al parar, a pesar de la oscuridad solamente iluminada por una luna nueva, Bea pudo descubrir una pequeña luz a la orilla del lago.
-¿Estamos en el lago?- y mirando a Fernando con a los ojos preguntó- ¿Que haremos?
En ese momento se percató de la mochila que Fer traía en su espalda. Él siguió su camino camino con ella de la mano hasta que estuvieron frente a una manta, con cojines y una lampara eléctrica.
-Comeremos el postre, siento mucho no haber podido estar contigo este día.-dijo Fer dejando la mochila en la manta.
Se sentaron lo mas cómodos que pudieron, utilizando los cojines. Y él comenzó a sacar fresas, crema, chocolates y Bea rió al ver que sacaba también unos trozos de pastel debidamente envueltos.
-Mamá pensó que te gustarían- explicó él encogiéndose de hombros.
***
Tenia rato de estar platicando y comiendo todo lo que salia de la mochila de Fernando. Cuando Bea sintió que no podía comer nada más él se paró y le extendió la mano mientras le dijo:
-Hoy como es tu última noche antes de volver al ajetreo de los estudios y tu familia, quiero que hagamos algo que tengo tiempo de querer hacer.
Bea lo miró a los ojos y pensó que tal vez era lo mismo que había estado esperando ella, un beso, sintió que la respiración se le atascaba en la garganta, pero decidió que para no equivocarse nuevamente debía ser precavida y no arruinar su amistad con Fernando, así que esperó que él siguiera hablando:
-Cierra los ojos- le dijo Fernando.
Bea respiró dificultosamente pero obedeció. Cuando esperó sentir el calor cerca de su cara, se asustó al sentir que Fernando la levantaba sobre su hombro y sintió como él salto al lago con ella encima.
Dio un grito que se ahogo al caer al agua. No podía creerlo, Fernando la había tirado al agua con ropa, gracias a Dios se habían quitado los zapatos para estar en la manta.
Cuando emergieron Fernando estaba con una gran sonrisa en la cara mientras reía le dijo:
-Lo siento Bea desde que era niño siempre quise lanzarte al lago- y mirándola a la cara le dijo- eres a la única amiga que podría hacérselo.
Bea le sonrió mientras comenzaba a intentar ahogarlo lanzándole agua. El agua estaba muy fría, así que aunque fuera verano después de unos minutos Bea estaba tiritando.
Fernando al verla con los labios algo azulados, tiró de ella y la abrazó aun dentro del agua. cuando comenzaron a caminar fuera de la misma abrazados, Bea sentía como las piedras le dañaban las plantas de los pies, así que Fernando la tiró sobre su hombro y salió con ella del agua entre risas.
Cuando la bajó la deslizó por su cuerpo, Bea sintió sus mejillas calientes y agradeció la poca luz para que él no se diera cuenta de como la afectaba su cercanía.
Al estar frente a frente nuevamente, era evidente la diferencia de altura, pero él estaba algo encorvado para estar a la misma altura. En el momento en que ella lo vio fijamente y bajó su mirada a su boca, Fernando decidió hablar:
-Bea, hay algo que debo decirte, nadie lo sabe, solamente tu lo sabrás, pero debes prometerme no decírselo a nadie- Bea asintió y le dio una sonrisa lo mas despreocupada posible para que él continuara hablando.
-Como sabes, yo me atrasé dos años de estudiar por falta de presupuesto- ella asintió- pues, para poder estudiar este año, tuve que tomar medidas algo extremas para lograrlo.
Bea lo miró extrañada al ver la cara de culpabilidad que se había formado en su amigo.
-Pues bien, desde hace algunos años me hice amigo de la hija de los dueños de la hacienda de la par, durante mucho tiempo solamente eramos amigos, aunque yo siempre supe que ella estaba enamorada de mi, yo desde hace mucho he estado enamorado de... otra persona- continuó Fer mirando a la lejanía- pues bien, yo necesitaba dinero o al menos un lugar donde vivir cuando fuera a la universidad, así que hace un año me hice novio de ella, pues sabia que estudiaría en tu universidad y pues- dijo mientras se rascaba detrás del cuello- cuando vaya a estudiar, viviré con ella, y espera que nos casemos cuando terminemos de estudiar.
Bea se apartó un poco, intentando asimilar la información que Fernando le daba, no solo tenia novia sino que se casaría en algunos años son ella.
Ella esbozó una sonrisa y le preguntó:
-¿Pero tu la amas?
-No, la quiero como amiga y compañera pero no la amo- y brindándole una mirada muy intensa le dijo- hace muchos años estoy enamorado de otra persona, aunque ella no de mí.
Bea sintió que su corazón se estrujaba al darse cuenta que su amigo sufría tanto como ella había sufrido todos estos años, y deseó en su corazón que él pudiera ser correspondido por esa otra mujer, sintió como la tristeza de apoderó de ella, pues era un imán para hombres que no la querían, ahora no solamente se había enamorado de un hombre que no la quería sino que sufría por casarse con alguien diferente de quien él amaba.
Se reprendió mentalmente y decidió que sería la amiga de Fernando para acompañarlo en este proceso, tal vez él lograba enamorarse de la que sería su futura esposa.
Después de algunos momentos en silencio, comenzaron a recoger todo y al terminar Fernando tomó los hombros de Bea para hacer que lo viera y le preguntó:
-¿Dejarás de ser mi amiga después de lo que te conté?
Bea al ver su cara suplicante negó con la cabeza, pues no podía articular palabra sin echarse a llorar, lo abrazó y le dio un beso en la mejilla. Él la abrazo fuertemente en respuesta y comenzaron su camino de regreso.
Cuando Bea se despidió de Fernando y entró por su ventana casi se muere del susto al ver que alguien encendía la luz. En cuanto sus ojos se acostumbraron a la luz pudo reconocer a su abuela sentada en un a silla.
-¿Abuela?- dijo Bea con evidente miedo en su voz- ¿Que haces aquí tan tarde?
Su abuela simplemente se levantó y caminó hasta ella y la abofeteó:
-Eres una zorra igual que tu...- y sin terminar la frase la tomó del pelo la acercó a su cara mientras supuraba veneno con la mirada- ¿No crees que ya es suficiente carga tenerte a ti, como que por andar de cualquiera abriéndole las piernas a cualquier hombre les lleve la carga de otro bastardito? De no ser por tu hermana hubieras seguido viéndonos la cara, gracias a Dios ella es una chica decente y centrada.
Bea no podía decir nada simplemente lloraba por el daño que le hacia en el cuero cabelludo como con sus palabras.
-Abuela no es lo que crees...- intentó disculparse con su abuela.
-Te enseñaré a no andarte escabullendo en mi casa después de haber fornicado Dios sabe con cuantos hombres...- y terminando de decir esto comenzó a abofetear a Bea, cuando la bofetada fue demasiado fuerte y cayó al suelo sacó un cinturón y la golpeó con él. Bea perdió la cuenta de la cantidad de veces que la golpeo.
Cuando estuvo saciada la ira de su abuela se retiró. Bea quedó acostada en el suelo hecha un ovillo, apenas pudo escuchar que la puerta se abría y reconoció los pies de su hermana.
-Beatriz, sabes que te merecías esto- dijo levantándola del suelo y llevándola al baño, Bea sentía la sangre que salia de algunos lugares de su espalda y de su cara- no aprendes hermanita que debes ser cuidadosa con lo que haces, me afectas y afectas a la familia- y mientras limpiaba la cara de Bea con alcohol prosiguió- Tuve que decírselo a la abuela, cuando te vine a buscar y no estabas ¿Qué dirán los vecinos al saber que te escabulles en las noches para verte con un hombre?
Bea no dijo nada, simplemente intentaba no quejarse mucho a causa del dolor que sentía cada vez que su hermana le limpiaba las heridas.
Una vez que Bea tuvo limpias todas las heridas y su hermana le prestó una pijama de ella con la espalda destapada, se acostó en la cama con cuidado.
-Bien mañana nos iremos muy temprano, no quiero que nadie te vea, porque querrán el saber el por qué y sería muy vergonzoso de explicar.
Bea no pudo dormir esa noche, simplemente lloró mientras se preguntaba a quien se había querido referir su abuela cuando la comparó con otra "zorra".
Hola chicos y chicas, este capítulo hasta aquí por hoy.
Siento ser tan mala con Bea, pero espero que la historia tome su camino y que sea para bien...
Si ven errores es porque no he editado la historia, la editaré completa cuando la termine.
Gracias por leerme, no olviden comentar y votar.
¿Cuál creen que es la historia de porque su abuelos no quieren a Bea?
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