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Dios.
Qué día más ajetreado. Qué cansancio. Ni puedo respirar bien, sigo vivo de milagro, espero que nadie me encuentre.
Y si lo hacen, que me encuentren muerto, por favor. No podía soportarlo más, lo juro por todos los dioses de todas las religiones y sectas que existan en este desgraciado mundo.
Tenía que hacerlo.
Joder, qué cansancio siento. No digo más, el corazón lo percibo latiendo hasta en la nuca. Mañana, si es que no me atrapan, explicaré qué sucedió, la mano me tiembla demasiado para escribir algo siquiera. No puedo.
Espero que no me encuentren, en serio, si es así, que sea muerto, por favor.
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