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Astrid

El camino fue un poco largo y comenzaba a oscurecer, Hiccup no sabía que pensar. La primera cosa que venía su mente era su padre lastimado o algo peor. Al movimiento de chimuelo salió de sus pensamientos para encontrarse con un gran castillo.

-Esto sí que es lúgubre-respondió el castaño al ver la sombría aura que desprendía ese lugar-Bueno vamos antes de que pase algo peor-

Hiccup le indico a Chimuelo que esperara afuera lo que al principio su dragón se negó pero después de charlar un poco con el acepto pero no del todo convencido.

Dentro del castillo un candelabro y un reloj hablaban y se culpaban de todo lo que había pasado, pero el sonido de la puerta abriéndose los interrumpió.

-¿Hola?-pregunto Hiccup con nervios-¿Papá?-

-Escuchaste eso-pregunto el candelabro.

Los dos objetos corrieron hacia las escaleras para observar al joven que entraba.

-Mira, es un muchacho-susurro Juddie.

-Ya lo vi perfectamente-rezongaba Moddie.

-¿Y si es el que tanto esperábamos?-

Con cada paso que daba el castaño se adentraba al castillo, era una estructura bastante impresionante, quizás solo con el toque adecuado dejaría de ser tan oscuro y tenebroso pensó Hiccup al observar las tenebrosas figuras que lo adornaban.

-¿Papá? ¿Estás aquí?-

Una luz llamo la atención de Hiccup, esa luz se dirigía a algún parte por lo que el castaño se armó de valor para seguir aquella área iluminada.

-¿Hiccup?-apenas con un susurro el castaño reconoció la voz al instante.

Con un paso apresurado el castaño corrió directo a las celdas y en una de ellas encontró a su padre.

-¡Papá!-se acercó para tomar las manos de su padre-¿Qué te sucedió?-

-Escúchame Hiccup, tienes que irte de este lugar-susurro su padre seguido de una tos.

-Tus manos están heladas, no me iré sin ti-anuncio el castaño firme-¿Quién te hizo esto?-

-Vete lejos Hiccup antes de que venga-suplico su padre con temor.

-Me niego a dejarte-respondió Hiccup con decisión y enojo.

De la nada una sombra junto con un aire helado invadió la habitación logrando apagar cualquier tipo de luz a excepción de la luz lunar que iluminaba parte del cuarto.

-¡¿Qué haces aquí?!-se escuchó una voz acompañada de un rugido aterrador.

-¿Quién es? ¿Quién eres?-pregunto Hiccup un poco nervioso-¿Por qué tienes a mi padre?-trago saliva para armarse de valor.

-Tu padre es un ladrón-respondió aquella voz misteriosa perteneciente a una mujer-Se robó lo que consideraba mi mayor tesoro-

-Tal parece que tomar una rosa es pecado capital-la voz de Estoico estaba llena de ironía-Hiccup debes irte de aquí pronto-

El castaño medito por un momento las palabras de su padre, pero después de tragar un poco de saliva ser armo de valor.

-Acércate a la luz-la voz de Hiccup no mostraba temor aunque por dentro moría de miedo.

Aquella persona no se acercó, por lo cual Hiccup se acercó más hasta tener de frente a una extraña criatura de color negro, unos grandes ojos y tamaño colosal ¿Cómo esto es posible que derrotara a mi padre? El siempre ha sido muy fuerte.

-Yo pedí la rosa por lo que aceptare cambiar el lugar de mi padre por el mío-con una postura firme se colocó enfrente de la bestia.

Por su parte aquella criatura con forma de un oso negro dudo un momento en lo que decía el castaño aun por mucha seguridad que mostrara.

-La decisión es tuya-su voz estaba llena de enojo.

-¿Puedo al menos despedirme de mi padre?-aquellas palabras detuvieron a la criatura-¿No permitirás que al menos lo abrace por última vez?-la mirada de Hiccup era desafiante ante la de Merida.

-Cuando la reja se cierre jamás se abrirá de nuevo-de un movimiento por parte de su pata la osa abrió la celda.

Hiccup no dudo en correr a abrazar a su padre, en parte se sentía aliviado porque no estaba herido.

-Todo estará bien-susurro el castaño haciendo girar lentamente a su padre-Escapare lo prometo-con mucha fuerza, el castaño logro tirar a su padre fuera de la celda.

Con agilidad y velocidad Hiccup se apresuró a cerrar la celda llamando la atención de la osa, su padre estaba perplejo buscando alguna forma de liberar a su hijo. Con una de sus garras quito al hombre pelirrojo para observar detenidamente la reacción del castaño.

-Tomaste su lugar-susurro la voz de la osa.

-Es mi padre-suspiro con pesar-Daría mi vida a cambio de la de él-

-Eres un idiota-respondió la pelirroja.

Estoico por su parte suplicaba que liberaran a su hijo, pedía ocupar nuevamente su lugar a lo que Merida lo ignoro. Todo llanto, lucha y suplica fue en vano, por otra parte el chico estaba un poco asustado pero tranquilo; tenía la seguridad de que su padre estaría bien. Lo importante para Hiccup era una forma de cumplir su promesa y esa era buscando la forma de escapar de aquel lugar.

Una vez que Merida saco a Estoico de su castillo regreso a sus aposentos, no le apetecía saber nada del mundo por el momento; con suma melancolía observaba como aquella rosa era protegida por una delicada campana de cristal.

-Solo es un idiota-menciono la pelirroja acariciando la campana-Cambio su libertad por un la de su padre... que tontería-

Lejos del castillo en una pequeña taberna se encontraban gran parte de hombres y mujeres tomando tragos y conviviendo, algunos reían por las ocurrencias de sus compañeros borrachos. Solo había una persona que no lo hacía, una chica rubia era la que estaba sentada a un lado de la chimenea.

-Solo imagínalo Heather-hablo la rubia-Una gran casa con mi esposo atendiendo todas mis necesidades y entregándome todo lo que quisiera ¿Quién no quisiera esa vida?-

-Y que lo digas-respondió la azabache-La vida que cualquier hombre de aquí quisiera, matarían por esa oportunidad-

-¡Exacto!-exclamo Astrid-¡Nadie rechaza a Astrid Hofferson!-

-Quizás deberíamos hacer lo de siempre-la azabache sujeto la mano de la rubia-Tu sabes patear algunos indigente y eso, lo casual de todos los días-

-No estoy de ánimos-de un movimiento la rubia se liberó-Estoy sumamente deprimida-

-¿Tú?-pregunto Heather sorprendida-¡Nunca! Astrid debes aprender a conservar la calma-

Con mucho trabajo la azabache trataba de levantarle el ánimo, entre las narraciones de sus hazañas y pasarle uno que otro trago. Pero todo intento era rechazado por una mirada o golpe por parte de Astrid, algunos de los chicos conocidos como Patán, Brutacio y Patapez buscaban consolar a la joven recibiendo solo una golpiza por su parte.

La azabache por su parte mencionaba la gran admiración que tenia de miles de mujeres y hombres del pueblo, todos ovacionaban a la joven con cantos de guerra. Aun llenos de golpes los tres chicos lanzaban miles de porras a la rubia, el solo hecho de que la joven levantara su manga y mostrara la marca que la rubia le había hecho en un combate con tan solo sus dientes la hizo reír.

Era tal el ambiente de aquel lugar que lo contagio a la chica, sin negarlo y nada de humildad alardeaba de su gran fuerza y coraje ante cualquier peligro. Los chicos admiraban como la rubia se levantaba a entrar la pelea que había iniciado uno de los borrachos de lugar, un golpe fue recibido en sus barbilla haciéndola escupir. Nada de eso la detuvo para continuar el combate primero con uno y luego con otro terminaron luchando y saltando sobre las mesas del lugar; al ver que uno de sus rivales saco una espada su fiel compañera y amiga le lanzo un hacha que sin dificultad tomo en el vuelo.

Algunos intentaban sujetar a la chica pero esta se liberaba con golpes provocados por su puño o arma, al chocar ambas armas logro liberar un ruido. Aquello no era nada para Astrid, tras unos cuantos ataques que se intercambiaron está mando a volar el arma de su contrincante. Con un movimiento de victoria la chica poso encima de la mesa al igual que aquella pintura que habían hecho en su honor.

Los tres chicos aplaudían y silbaban a la joven, Heather solo se encontraba animando más el ambiente y cantando con la gente para terminar de animar a la rubia.

-Ella es Ast-trago un poco de saliva-t y parece que hay otra t-ya un poco cansada y nerviosa hablaba Heather-pero no lo sé porque por lo que aquí muere la canción-

-¡Astrid!-gritaron todos en coro.

Llena de emoción la azabache no evito abalanzarse sobre la rubia para darle un beso, lo cual provocó una reacción negativa ante Astrid. Un puño en su cara fue lo único que sintió y recibió de su amiga.

-¿Fue mucho?-pregunto la azabache en el piso.

-Demasiado diría yo-exclamo mientras se limpiaba de aquel extraño beso.

Todo parecía animar el ambiente y al menos nadie se dio cuenta, o querían aparentar que no habían visto nada.

-¿Cómo es posible que lo hicieras?-pregunto la rubia-Quiero decir ¿Tienes a miles de tus hombres comiendo de tu mano? Y eso es por mi gran fama-Astrid trataba de desviar en parte el tema de lo sucedido.

-Dicen que soy irritante-levanto sus hombros la chica mientras volvía a levantarse.

El ambiente se había calmado y en parte la chica estaba de mejor humor, ya buscaría una táctica para ir sobre el castaño y esa no fallaría. Una helada corriente invadió el lugar, todos los presentes observaron a la puerta a que se debía. Fue ahí donde se dieron cuenta que era Estoico el que estaba entrado y gritando por ayuda; algo extraño había pasado y Astrid quería saber que era quizás y solo así lograría tener puntos con el castaño.

Antes que nada una disculpa, se que estuve ausente pero no fue mi intencion dejar tirada las historias. Eso y que no encontre un cover femenino para la canción pero bueno espero que les haya gustado. Prometo actualizar más seguido y de paso continuar con los fics publicados de mericcup y miraculous.

Como siempre espero sus teorias de lo que sucedera en el capitulo siguiente.

¡Nos leemos luego!

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