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🏖️ ; 2.1

Tres años antes.

“B&J
te invitan a su unión"

La invitación había quedado tirada en el centro de la habitación, Lisa no había tenido el coraje suficiente como para leer esa carta. Era su hermano, tendría que estar feliz por su próximo casamiento y todo, pero su cuñado le ponía los pelos de punta, la simple idea de imaginar a su hermano uniéndose de por vida a él le asqueaba.

BamBam era mayor que ella por dos años pero se habían criado como mellizos, así que se sentía como si alguien de su edad se estuviera casando; no era como si entre 21 y 23 existiera mucha diferencia, se sentía demasiado pronto de igual manera.

Su futuro "hermano en la ley" tenía diez años más que su hermano, un alfa obviamente, pero no de los amables y dulces de las películas, que matarían al feroz dragón solo para defender a su amado omega. Ni siquiera amaba a BamBam, sabía que él tampoco, ni había tenido la decencia de no fornicar en el baño central con uno de los amigos de su prometido en la maldita fiesta de compromiso. Lisa los había visto, su madre no permitió que se lo dijera a BamBam e igualmente él no le creyó.

Amaba a su hermano, él y su padre eran sus personas favoritas en la familia y en las únicas que confiaría, pero eran muchas las veces que veía a su madre reflejaba en él lo que hacía que prefiera evitarla en algunas cosas.

Por eso no lo llamó la primer madrugada que amaneció con fuertes náuseas, no podía confiar en que no se lo comentará a su madre y está causaría un revuelto solo por una intoxicación de estómago. Las cocineras no tenían nada de culpa de lo que realmente sucedía.

Así que llamo a sus dos personas de confianza: JiSoo y Jennie.

Sus amigas eran lo único que le agradecía a su madre. Se odiaban cuando eran niñas, las tres obligadas por sus padres a ser amigas, no fue hasta que tuvieron seis años que entendieron que su enojo era por las mismas causas y eso las unió.

Para la sociedad de afuera, eran las pobres niñas ricas, sus problemas quedaban totalmente invalidados solo por el privilegio que sus padres les heredaron, porque... ¿Qué tan triste podías estar en tu castillo medieval de más de diez habitaciones, con mucamas y regalos por doquier? Tenías dinero, no tenía que importarte si tus padres te querían o solo te habían tenido para seguir el linaje.

JiSoo era omega como ella mientras que Jennie era una alfa. Por un tiempo, cuando Lisa aún vivía en la dolida aceptación de su futuro, deseo ser emparejada con Jennie, así se podría casar con alguien a quien realmente quería y con quién estaba dispuesto a pasar su vida, pero los padres de Kim JongIn fueron más rápidos y ambos se casarían en la próxima temporada, si es que Jennie no cumplía con su promesa de dejar todo y adelantar su enlistamiento al servicio militar, se aseguraría de pasar tanto tiempo en las tropas que sus padres no podrían poner fecha para el casamiento.

Supo que su madre había tenido la misma retorcida idea que ella, en algo tenían que parecerse ¿No?, cuando comenzó a buscar empedernida un marido para ella, un duque de treinta años, hermoso, no podía negarlo, pero con un carácter asqueroso al que Lisa no quería ni ver, pero ahora sabía que no tendría que ver más porque si sus dudas son ciertas, era muy probable que tenga los días contados.

Jennie estaba en Nueva Zelanda, pero JiSoo respondió a su llamado y aparecio en la casa bien temprano en la mañana, vestida para convencer a su madre de que ambas irían a una práctica de polo en su casa y que la devolvería luego de la merienda.

Lisa se puso sus botas de montar y saludo a sus padres, sabía que no montarian nada en la farmacia en la que hicieron detener al chófer de JiSoo, HaeIn, quien en realidad era el pequeño amorío de JiSoo, pero nadie tenía que saber eso, el punto era que no hablaría de dónde las llevó ni de los paquetes con los que subieron.

Su amiga intentaba tranquilizarla, pero Lisa no había pegado un ojo desde que se levantó a vomitar su cena y comenzó a unir puntos, porque su celo estaba misteriosamente retrasado desde su viaje y era tonto, pero era una posibilidad, al fin y al cabo era una omega joven en su mejor momento fértil.

Llegaron a la casa de JiSoo, mientras ella les mandaba a preparar el té, Lisa se encerró en un baño y no salió hasta que los cinco minutos pasaron para las cinco pruebas que se había hecho.

Cinco positivos, un ataque de pánico inminente.

***

Cuatro meses después.

Lisa tenía exactos cinco meses de gestación, una pancita en crecimiento y un pantalón sastrero hecho a "medida" que debía ponerse para la boda de su hermana.

El pantalón cerraba, pero la omega sentía que no podía respirar y era la maldita boda de su hermana, no podía irse a la mitad ni mucho menos desvanecerse.

Todo había explotado un mes atrás, su madre la había descubierto vomitando su desayuno y la obligó a ver al médico, quien no tuvo ni que sacarle sangre para saber que estaba en cinta, así que no le quedó otra que confesarse y su madre no le dirigía la palabra desde entonces, aunque sabía que la abrazaría y sonreiria para la foto del periódico que sacarían en la boda, una familia feliz como si no hubiera intentado que la hija menor aborte a la primera nieta.

Su padre le había ayudado a comprar un departamento para ella y en un futuro para la bebé luego de la pelea que reavivó su primer ultrasonido, una ternura, pero su madre la .odio, ahí su padre dijo que no era sano para nadie que ella siguiera allí y su madre estuvo de acuerdo, no era sano para su psiquis ver la traición viviente de su hija crecer cada día.

El duque obviamente fue sacado de la ecuación en cuanto todo explotó, el gran señor no quería una bastarda que arruinará su imagen.

Gracias a Dios.

Así que esa era su situación, no hablaba con su madre y está parecía ignorar su vientre y el pantalón que le mando a hacer no le entraba, su hermano se estaba por casar con alguien que no lo respetaba y Lisa sentía que se desmayaría.

¿Sería demasiado caótico si eligiera su vestido predilecto e ignorara el plan? Al parecer era profesional en arruinar los planes de su madre, uno más uno menos...

No, era la boda de BamBam, por más falsa que sea, su hermano merecía un día feliz dónde él solo sea el centro de atención, aparecer con un vestido y su resaltante pancita opacaria todo.

Tomó un profundo respiró y metió panza como pudo, el pantalón cerró y su respiración con ella, pero podría aguantar unas horas y luego quemaría el jodido pantalón.

La ceremonia fue en el jardín de Manoban, fue hermosa, no pudo negarlo, su cuñado actuó lo suficientemente bien como para que la prensa lo catalogase como un adorador de su esposo, Lisa suprimió el impulso de seguirlo cuando se fue hacia adentro detrás de una de las damas de honor e hizo lo imposible porque su hermano no lo vea.

Su madre ni siquiera la tocó para la foto, Lisa sintió su mano levitar sobre su cintura durante los largos minutos en los que el fotógrafo los hizo posar. Al menos le habló, aunque su advertencia de meter panza no era lo que alguien quisiera escuchar en su estado.

Todo el acto culminó y Lisa quemó los pantalones en una de las chimeneas, su bebé pateó esa noche una vez que estuvieron solas y alejadas de todo el escrutinio, y ese día de mierda se volvió en uno de los mejores de su vida.

***

Cuatro meses después.

Danielle Manoban llegó al mundo cuando y como ella quiso.

Cuando Lisa se despertó la mañana de su nacimiento, pesada como una vaca y con un hambre como para comerse una, nunca pensó que daría a luz.

Le faltaban aún dos semanas para llegar a termino, su médico le había asegurado que por como iba todo, llegaría a termino, pero ya había salido del tiempo de riesgo y todo quedaba en esperar, su bebé estaba sana y contenta en su vientre.

Lisa estaba hecha un desastre.

Su padre había enfermado, los médicos decían que era un problema de corazón de la edad, que debía acostumbrarse a vivir con cosas así pero Lisa no estaba conforme, aún así el hombre estaba más entusiasmado que Lisa por conocer a su nieta, él y BamBam la visitaban seguido, su hermano una vez a la semana y su padre casi todos los días, siempre solo, su madre seguía desplazandola, lo único que había recibido de ella desde la noticia era una camisa para su cumpleaños que no le cerraban los últimos botones a causa de la panza.

El pronto abuelo en cambio, no aparecía sin un regalo, ya sea un par de mediecitas o un atuendo completo en miniatura, juguetes, peluches y más. Danielle era una bebé mimada desde la panza y Lisa no podía estar más feliz por eso, la hacía sentir amada.

Su hermano también le acompañaba, no tanto como quisiera, pero siempre que podía huir de su esposo iba a visitarla. Lisa lo amaba pero no siempre le gustaban sus visitas, parecía como hablar con su madre si está fuera más dulce y menos directa, se la pasaba repitiendo que no podía ver cómo criaria a la bebé sin un alfa o que tal vez hubiera sido mejor dejar ir a la bebé, esto último lo dijo una vez pero Lisa lo oía en su cabeza todo el día.

Y claro, estaban sus amigas, quienes la empujaban a elegir una madrina para la bebé, Lisa comenzaba a considerar darles el lugar a ambas, claro que no se los decía porque era divertido verlas pelear.

Así que Lisa no había estado tan sola en su embarazo, pero no había nadie que la ayudara cuando realmente lo necesito.

Había estado anidando los últimos días, saliendo solo para comer y ducharse a veces, pero había anidado todo el embarazo así que no lo tomo como una señal hasta que las contracciones comenzaron o mejor dicho, empeoraron.

El vientre había estado poniéndose duro y relajándose por horas, cada vez doliendo un poco más y más y más hasta que su fuente se rompió y supo que todo había comenzado, y las horas pasaron y Lisa no podía levantarse, su celular estaba lejos y era de noche, nadie vendría ni la encontraría.

Se sintió tan indefensa y sola.

Había leído muchísimo sobre el parto en casa, desde siempre había detestado los hospitales y no quería que su bebé nazca en uno, su médico y ella habían planificado un parto en casa, pero con el profesional presente y enfermeras y un familiar o quien ella quiera en la habitación, JiSoo iba a entrar con ella, era omega y la había acompañado, la primera opción había sido BamBam pero no quería las energías de su hermano con ella a la hora de dar a luz.

Todo había sido en vano, ahora estaba sola y para nada preparada para hacer uno de los trabajos más duros de su vida, ¿Y si moría? ¿Cuánto pasaría hasta que la encuentren?

Estaba tan asustada y adolorida, no sabía que hacer, así que se entregó a sus instintos.

Lisa lloró y grito como desgraciada, odiando el momento en que se encerró a si misma en ese nido de ropas tan cómodo del que no pudo salir hasta que fue muy tarde.

Cuando llegó a su teléfono, su bebé ya estaba ahí, Lisa podía malditamente sentirla y que se le iba a caer.

Volvió a acostarse, piernas abiertas y sin nada que las cubra, su teléfono en mano llamando a su médico, su garganta doliendo por el llanto y su bebé por salir, quería pujar, lo necesitaba con cada contracción y sabía que si no lo hacía su bebé podía morir, no recordaba porque pero podía imaginarlo horriblemente.

Su médico dijo que estaba en camino, que no se alarme y que no corte la llamada, pero Lisa ya tenía una bebé en sus brazos para cuando llegó.

Una hermosa y sana bebé de tres mil quinientos kilogramos que llegó al mundo con los ojos abiertos y lista para lo que esté trajera.

Lisa no recuerda haber dejado de llorar de la culpa en toda la noche, lloró con el médico, lloró en la ambulancia, lloró cuando la separaron de su bebé para controlarlas a ambas, lloró al amamantar y lloró aún más cuando se encontró una vez más en la habitación del hospital con un futuro incierto ante sus ojos, pero ya no estaba sola, su bebé sostenía su dedito y la observaba con unos bellísimos ojos que nunca se permitió olvidar.

¡Gracias por leer!

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