🏖️ ; 13.1
Otra vez volaba en la nube de eucalipto y café, fuerte y agradable, Lisa se dejó hundir en ella y desaparecer.
Pero ya estaba semi despierta, su cabeza dolía demasiado como para que sea un sueño, pero la nube seguía allí, debajo de su nariz, calentita y acogedora. Inhaló, llenándose los pulmones de esta.
Y cuando estaba por volver a dormirse, los recuerdos volvieron y Lisa quiso llorar. Si no había espantado a Rosé antes, definitivamente la espantaría ahora.
No era de las que bebían y se olvidaban de todo la noche anterior, recordaba muchas cosas que hicieron su estómago florecer.
Había dormido con Rosé, se habían besado hasta el cansancio y le habían hecho el amor exquisitamente, pero había estado estúpidamente ebria y como lo recordaba, prácticamente había forzado a Rosé.
¿Qué había pensado? ¿Debía despertarla y pedirle perdón?
Estaba en sus brazos, sin embargo, Rosé la tenía abrazada y Lisa había dormido en su pecho y era tan cómodo, era cálido y seguro, y la empapaba de su aroma. Piel con piel, Lisa estaba desnuda y por lo que sentía, Rosé también.
Los recuerdos iban y venían en su mente, su omega toda orgullosa y coqueta, sintiéndose amada y llena de euforia.
Rosé había sido gentil y tierna con ella, la había cuidado y Lisa se le había arrojado, pero no la había separado, eso era lo que quería saber.
Y Lisa le había dicho que la amaba, necesitaba confirmar que Rosé correspondiendo no había sido solo un trozo de sus sueños.
Se enderezó, la mano de Rosé cayendo a su cadera, floja y suave, envío un escalofrío a la espalda de Lisa. El movimiento terminó por despertarla, o al menos un poco.
El brazo que la sostenía se afirmó a su alrededor, siendo posesivo y casi obligándola a volver a recostarse.
—Rosé... —murmuró, adoptando la antigua posición.
La alfa rápidamente la metió en sus brazos, su cabeza quedó en su cuello una vez más.
Tenía que vestirse, veía el reloj de reojo en la mesa de noche y marcaban pasadas las seis y media de la mañana, tenía una cachorra que probablemente despertaría en media hora.
Se sentía una madre terrible, no había visto a su bebé desde la noche anterior.
—Shh, duerme cariño. —la sintió murmurar contra su cabello, su mano acariciando su espalda sin escrúpulo.
Las caricias se sentían muy, muy bien, y relajantes, pero Lisa aunque quería, no podía ceder y dormirse, tenía muchas cosas en mente y una cachorra que atender.
Además del dolor punzante de cabeza, maldita y bendita JiSoo y sus tragos de colores. Y hablando de ella... Recordaba un par de sucesos algo polémicos, pero podía pensar en aquello luego.
—Chaeng. —murmuró una vez más, su mano acariciando el pecho de la alfa sin poder evitarlo.
Tal y como lo recordaba de aquella primera noche, firme y caliente, con unas pequeñas pecas con los que Lisa había estado jugando sin darse cuenta.
La sintió quejarse infantilmente y tapó una risita contra el pecho ajeno, era adorable.
—¿Qué sucede, Lis? Es temprano. —susurró, apretando su abrazo.
—Pero quiero hablar contigo. —suspiro, su nariz frotándose contra la fuente de olor de la alfa.
El café y el eucalipto eran atrapantes, Lisa estaba obsesionada.
—Mmm, ¿Qué sucede? ¿Te duele la cabeza o algo? —pregunto medio adormilada y medio despierta.
—Un poco pero eso no importa, ¿Lo de anoche estuvo bien? —pregunto, sintiéndose algo apenada por preguntar eso.
Ella se la había pasado increíble, pero había sido su primera vez en mucho tiempo y no sabía bien como le gustaba hacerlo a Rosé, por lo que había gran posibilidad de que la alfa no lo haya pasado bien.
Sin embargo...
—Increíble, Hazz —exhaló la alfa, su mano en su cintura dió un apretón cariñoso—. ¿Tú cómo lo sientes? ¿Crees que estuvo bien? Estabas ebria y no se ahora que lo pienso puedo haber malinterpretado las cosas y...
—Rosie, te dije que te amo, ¿No es así? —Lisa la interrumpió antes de que se vaya muy lejos.
Al parecer tenían más cosas en común de lo que parecía.
—Si y yo te dije que te amaba también. —respondió la alfa.
—Si, y yo quise que me hagas el amor, creo que hasta lo pedí, y fue increíble Rosé, no estaba en todos mis cabales pero lo pase más que bien y me hiciste sentir cómoda. —Lisa había tocado el cielo con las manos en cada orgasmo.
Y lo tocó otra vez cuando Rosé volvió a besarla.
—Te amo y tu me amas, mi alfa te anhela desde el primer instante en aquel barsucho, sufrió tu lejanía todos estos años y no creo que existan palabras que expliquen lo bien que se siente tenerte aquí otra vez, entre mis brazos, oliendo a mi y yo oliendo a ti, se siente acogedor, como un hogar, tú y Danielle son mi hogar y no quiero tener que salir de el. —la confesión de Rosé puso a su omega a ronronear.
¿Podrían ser...? Era muy de fantasía y cuentos de hadas, dónde la pobre omega en la torre es salvada por su caballerosa alfa, que asesino a sus monstruos solo para llegar a ella y rescatarla, ambas sienten que estaban destinadas a ocurrir.
Lisa siente que estaba destinada a Rosé, a estar ahí, dándose besitos serenamente en una mañana de sábado, abrazadas bajo las mantas luego de haberse amado locamente toda la madrugada.
Se sentía correcto.
—Mi omega se siente segura cada vez que estoy contigo, me siento realmente en casa. —confesó, frotando su nariz contra su mandíbula.
Quisiera tener esa facilidad con las palabras como Rosé, abría la boca y le decía una poesía, pero ella no encontraba frase o oración para formular que explique exactamente la ensalada de sentimientos en su interior.
Trabajaría en sus formas de demostrarle a Rosé lo que sentía por ella, por ahora estaban bien.
—Entonces, tu eres mi hogar y yo el tuyo, quedémonos aquí y descansemos un poco más. —la alfa siguió intentando acurrucarse.
Pero Lisa seguía desnuda y si sus cálculos no fallaban y Danielle había dormido toda la noche... Pronto tendían una cachorra saltando entre ellas.
—Em, Chaeng, Danielle madruga, y tú y yo seguimos... Ya sabes. —miró hacía su pecho, moviendo las piernas a una posición más cómoda y pegada a Rosé.
—Oh...
—Si, oh... —rió, intentando moverse para liberarse de su abrazo—. Ahora, cierra los ojos
—Oh,vamos Lis, recuerdo haberte visto ya...
Tapó su boca con la mano, evitando que termine esa oración, sus mejillas se enrojecían de solo recordarlo.
—Shh, solo cierra tus ojos, por favor. —pidió.
Si, a esas alturas del partido Rosé le había visto todo, hasta tenían una hija por favor, pero ese era el dilema, Lisa aún tenía todo flojo por el embarazo, su cuerpo se había acomodado con el tiempo pero aún así... Las estrías y los rollitos colgando seguían ahí y a la luz del día y mucho más consiente que las otras veces, realmente no se sentía cómoda.
—Está bien, cielo. —se resigno la alfa, volviendo a acostarse con la mano en los ojos.
Tomó una camiseta blanca que si mal no recordaba Rosé la había estado usando, era suya pero ahora olía a la alfa, fingió demencia y se vistió, su ropa interior estaba en el otro lado de la cama y por último busco unos pantalones de pijama.
Junto la ropa de la alfa, unos boxers y una bermuda, buscando otra camiseta para prestarle ya que al parecer no tenía una cerca, no importaba, Lisa era muy generoso y la idea de tener a Rosé oliendo a ella le complacía.
Le doblo la ropa y se la dejo encima suyo, indicando que ya podía ver.
—Vístete tú también. —dijo, volviendo a su lado de la cama.
Su lado de la cama, la idea de compartir algo así con una alfa, su alfa, era lindo.
—Como usted ordene, mi cielo. —dijo la alfa, saltando de la cama.
Al contrario de Lisa, Rosé no tenía escrúpulos y no pareció molestarle que la omega tenga una vista exclusiva de su parte trasera.
¿Podía una alfa estar tan bien dotada de glúteos? Lisa cree recordar haber apretado uno en los enredos de la noche.
Miró al techo, rehuyendo de la necesidad de mirar otra cosa y pasar vergüenza.
Sintió la cama hundirse a su lado y alzó la mirada encontrándose con la mirada de Rosé. Estaba nerviosa de repente, sus labios se sentían secos.
—¿Qué sucederá a partir de ahora? —su pregunta salió como un balbuceo.
¿Estarían juntas? ¿Se quedaría? ¿Permanecerán como estaban?
Rosé se acostó a su lado, otra vez cara a cara.
—¿Qué quieres que suceda? Por mi todo si es contigo. —la seguridad con la que Rosé hablaba ponía a la omega de Lisa a ronronear.
La hacía sentir segura a ella, segura de sus sentimientos y los de la alfa.
—¿Todo? —una sonrisa comenzaba a tirar de sus labios.
No sabía cual era el significado de todo para Rosé, pero Lisa si quería todo con ella, todo menos la separación.
—Todo, Lis, si es contigo le digo que si al amor y al matrimonio, a la familia, por favor no puedo esperar a llenar está casa o donde sea que quieras vivir con hermanitos para Danielle —Lisa se carcajeo, sus ojos se llenaban de lágrimas ante la vida que la alfa planteaba—. Quiero cortejarte, que seamos alfa y omega, quiero ser tuya y que tú seas mía.
Lisa no pudo soportarlo más, los labios de Rosé y sus palabras fueron selladas por sus propios labios.
—Ya soy tuya, quiero eso y más, solo si estás tú acompañándome. —susurró cuando se separó, sus narices se rozaban entre ellas.
Los pasitos afuera de la puerta consiguieron que se separen, Danielle entró corriendo segundos más tarde, parándose en el borde de la cama cuando notó que su mami estaba acompañada.
—¿Mami y Rosie? —preguntó gateando hasta el regazo de Lisa, recibiendo su abrazo y beso.
—Buen día, amor, ¿Cómo dormiste? —la omega desvió la pregunta, acunando a la niña que se recostó en su pecho.
Sus cabello estaba por doquier y sus ojitos estaban pesados aún, debía haber despertado apenas unos minutos.
Su pequeño ángel, ¿Qué pensaría de toda esta situación? Lisa sentía culpa por no hablarlo con la menor y hacer que pase está situación desprevenida, pero no era como si ella misma se lo hubiera esperado.
—Bien mami, ¿Hiciste una pijamada con Rosie y no me invitaron? —la carcajada de Rosé debió haber despertado a Jennie y JiSoo al otro lado de la casa.
—Lo siento, pequeña, ya te habías dormido, tendremos que organizar otra, ¿Qué te parece eso?
—¡Si! ¿Hank puede venir? —y así comenzó la planeación de una pijamada futura.
Lisa sonrió en todo momento, disfrutando de la imagen de su familia, al parecer ahora expandida, Rosé era una adhesión que no podía hacer más que mejorar
***
—¿Cómo están esos cuerpecitos? —Rosé no pudo evitar soltar al ver a Jennie y JiSoo aparecer en la cocina.
El bufido de la omega le respondió, mientras que la alfa parecía consternada.
—Buen día a ambas, ¿Quien quiere una aspirina? —dijo Lisa sonriendo de una manera maliciosa que nunca le había visto.
Oh, Rosé podía escribir toda una tesis sobre porque la sonrisa de Lisa era la más hermosa existente.
—Mi ángel. —exclamó JiSoo, tomando la pastilla y el vaso de agua que su amiga le extendía.
La omega se apuro en servirles café a ambas, poniendo más pan en la tostadora.
—Danielle, cielo, ¿Quieres otra tostada? —pregunto.
—No, mami, gracias. —canturreo la cachorra que estaba entretenida haciendo los juegos de la caja de cereales a su lado.
Su cachorra era tan tierna e inteligente, Rosé quería abrazarla como a un osito de peluche y no soltarla más.
Cuando las encontró a su madre y ella en la cama, Rosé espero otra reacción, pero la cachorra actuó con una familiaridad, como si estuviera tan acostumbrada a ella que no le sorprendía encontrarla una mañana normal y corriente.
Eso le daba esperanzas, su hija la había aceptado y estaban construyendo la confianza, Rosé se sentía lista para decir la verdad, pero no era el momento y menos con sus tías aquí, lo hablaría con Lisa más tarde, ahora que eran algo iban a pasar aún más tiempo juntas.
Si, aún más de lo que ya estaban.
—Gracias Lils, ¿Todo bien? ¿Cómo amanecieron? —preguntó Jennie, aceptando la taza de café que Lisa le pasó.
No pasó de alto el sonrojo de su omega y el codazo indiscreto de JiSoo, Rosé sonrió con orgullo.
—Mamá y Rosie hicieron una pijamada, tía Jennie, y las malas no me invitaron. —hizo puchero Danielle, Rosé le hizo cosquillas en el cuello haciendo que se carcajee.
—Con que pijamada, ¿Eh? Debió haber sido divertido. —bromeó con ironía la otra omega, Lisa se tornaba de rosa a rojo en segundos.
Tan bonita, tan suya.
—Oh cállate, recuerdo lo que hicieron ustedes anoche. —le recordó, la omega se quedó callada.
Jennie y ella se daban miradas discretas, era claro que no habían sido las únicas en tener una pijamada divertida. Podía decir que la alfa parecía pensativa.
Tendría que preguntarle a Lisa más tarde, ¿Habrían sido algo y Rosé lo paso por alto? A primera impresión parecían solo amigas.
—¿También hicieron pijamada? —pregunto Danielle, Rosé tuvo que morderse la lengua para no reírse, por la expresión de su omega estaba en las mismas.
JiSoo y Jennie estaban pálidas.
—Si amor, algo así. —respondió la Tailandesa acariciando los ricitos de la pequeña.
Rosé se quedó mirando las manos de Lisa un momento, eran tan delicadas y suaves, la alfa quería besarle esos nudillos como la princesa que era.
Su princesa, más bien su reina.
La reina de su corazón.
Oh Dios, Rosé estaba hasta las manos, tenía que dejar de mirarla o se tornaría extraño.
—No es justo, ¿Podemos hacer pijamada está noche?
Rosé tenía que estar en la playa al otro día temprano, pero no le importaba ir mal descansada si a la pequeña le hacía feliz.
—Pues si todos están de acuerdo, tendremos una pijamada. —propuso Lisa, aunque por el tono que uso estaba casi amenazando a las demás a decir que si.
Nunca había visto a la omega realmente molesta, pero algo le decía que podría desconocerla enojada y en especial si tenía que ver con su cachorra.
Esperaba que nunca se enoje con ella, haría todo lo posible por hacerla feliz siempre.
La cachorra tendría su super pijamada al fin y al cabo, todas en la cocina se encontrarían esa noche en la sala.
Todas ayudaron a levantar la mesa una vez que Jennie y JiSoo desayunaron, ya era casi el mediodía, Rosé se ofreció a ir a comprar comida, pero Jennie dijo que debía hacer algo, así que le pidió si podía acompañarla.
Rosé accedió, aunque se intrigaba mucho por lo que la otra alfa debía hacer.
—Ten, es una lista de lo que necesito para el almuerzo y la cena, y Danielle quiere hacer galletas así que agregue eso. —Lisa le extendió una lista—. Oh, y ten dinero.
Se giró a buscar su bolso, pero Rosé se apuró en evitarlo tomando su mano, podía pagar por las cosas de la lista.
—Deja cielo, ya venimos. —dijo, besando los delicados nudillos de la omega.
—Pero Rosé... —intento replicar, sin soltar su mano.
—Nada, Lis.
La vio sonreír y no pudo evitar besar sus labios, estaban solas en la cocina y si las veían a Rosé tampoco le importaba mucho.
Sonrió cuando se separaron y la vio toda rosadita y adorable.
—Bien, pero que no se vuelva costumbre. —accedió la omega, pero Rosé trabajará para que se vuelva costumbre.
Le dió otro beso rápido, tomó la listita y llamó a Jennie, quien estaba jugando con Danielle en la sala.
Subieron a su camioneta, Rosé pensaba ir al supermercado, pasar por su casa en busca en ropa y regresar, pero ahora tenían otra ruta.
—Dime Jennie, ¿A dónde vamos? —pregunto saliendo de la callecita dónde se encontraba la casa de Lisa.
—Al municipio, ¿Crees que este muy lleno?
¿Qué tendría que hacer la alfa en el municipio? ¿No estaban allí de visita?
—Dudo que haya gente si quiera, no es temporada y esto está desierto cuando no es verano —respondió—. No es por entrometida, pero ¿Qué tienes que hacer ahí?
Observo de reojo a la otra alfa removiéndose en su lugar, aún así olía segura.
—Puede que me establezca aquí, tengo que pedir la habilitación de una casa, me dijeron que la tenía el municipio y quiero preguntar. —definitivamente eso no se lo esperaba.
Jennie tenía toda la imagen de una empresaria de ciudad que no salía de ella, ¿Qué vendría a hacer en un lugar como ese pueblo?
—Bien, iremos allí primero, el supermercado está en frente así que... —Jennie asintió y Rosé no dijo más nada.
Lisa no debía tener ni idea, ¿JiSoo entraría en la ecuación de Jennie?
¡Gracias por leer!
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