Cuento de Maravilla
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Luces apagadas, solo la lámpara de una princesa al lado de su cama alumbra parte de su cuarto. Ella se sentó cuando su madre terminó de organizar para el día siguiente, con el uniforme azul y amarillo en una percha frente del armario y segura que la tarea terminará en su mochila. Bea no era una niña desordenada, pero su madre esperaba que todo estuviera en orden al final de cada día.
"Mamá, ¿puedes contarme un cuento antes de que me vaya a dormir?"
Beatrix estaba metida en sus sábanas de algodón rosa y azul. Lista para acostarse cuando su madre sentó con ella arriba de la cama, le acarició la cabeza.
"Sí mi amor, ¿qué historia quieres escuchar?"
Bea fingió pensar por un segundo y luego miró a su madre directamente a sus ojos color carbón, tan oscuros que no podía ver sus pupilas desde lejos iguales a los de ella.
"Quiero la historia de cómo conociste a papi, por favor."
Su madre sonrió ante su petición que sonaba más como una orden, pensando que el tono de hablar era familiar: "¿Estás segura? Es una larga historia". Bea asintió una vez y se acurrucó cerca, dejando que la piel, besada con el sol dorado, de su madre la rodeara.
"Había una vez en un país muy lejos de aquí llamado España, había una joven llamada Elena que siempre le pedía a sus padres el mismo regalo, era su único deseo."
"Ahí es donde vive abu, quiero ir a visitarla otra vez", comentó Bea mientras acercaba su cabeza al toque de su madre.
"Sí, pronto lo haremos, bebé".
Ella hizo una mueca al ser llamada bebé, pero su madre simplemente pasó los dedos por el cabello de su preciosa hija e ignoró la cara.
"Ella quería ir a Estados Unidos porque había escuchado que allí era donde estaba la libertad. La tierra de los libres, la llamaban.
..Elena quería ver cómo eran las personas en Estados Unidos, pero sus padres no podían llevarla con el poco dinero que tenían. Un día, Elena fue a un festival con sus amigos para divertirse y allí conoció al hombre más guapo que había visto, con cabello castaño y ojos color avellana que no podían decidir si eran azules o verdes. Se llamaba Armando."
"¡Papi!" Su madre sonrió alegremente, amando la excitación de su hija al escuchar el nombre de su padre.
"Elena le pidió que bailara con ella, pero Armando le dijo que no podía.ni mover los pies. Pensó que era un mal bailarín y eso la hizo reír. De todos modos, consiguió que bailara con ella. Elena era una gran bailarina, incluso sabía bailar tango. Armando estaba tan impresionado por sus movimientos, que le pidió que le enseñara más," una sonrisa satisfecha se dibujó en los labios de su madre en ese momento.
"Se vieron casi todas las oportunidades que tuvieron y bailaron hasta altas horas de la noche. Cuando hablaron, notaron que ambos querían salir de España y ser libres. Así que decidieron irse juntos. Se preocuparon tanto el uno por el otro que ellos mismos se ayudaron alcanzar su sueño, pero la única forma era casarse. Sus padres estaban muy enojados por eso."
"Pero ¿por qué abu estaba enojada?" Beatrix preguntó con una cara de puro confuso sabiendo que nunca había visto a su abuela molesta con su madre o con nadie.
"Bueno, sus padres pensaron que no se conocían tan bien y que no deberían casarse si no estuvieran enamorados," su madre asintió con la cabeza confirmando su declaración y Bea la miró con ojos dudosos.
"Armando le mintió a su padre para convencerlo de que les diera el dinero que necesitaban para volar a Estados Unidos, pero mentir todavía es algo malo así que nunca me mientas, Beatrix", ordenó su madre y ella solo inclinó la cabeza en respuesta.
"De todos modos ... aunque sabían que sus padres estaban tan enojados con ellos, fueron a Estados Unidos. Fue increíble, les gustó lo diferente que era todo. Se embarcaron en una aventura, probaron nuevas comidas y caminaron a muchos lugares. Fue una gran sensación de ser libre por la primera vez. Pero entonces hubo un problema …"
El ceño fruncido de su madre reflejó su propia cara sombría ahí.
"Armando quería seguir explorando todos los estados y Elena quería hacer otras cosas sola. Así que se separaron, Elena estuvo triste por mucho tiempo, pero hizo todo lo que quería. Aprendió inglés, tenía su propio estudio, un lugar donde ella enseñó a todos a bailar."
"¿Y qué hizo papi?" Llegó la pregunta bastante inocente de su hija.
"Hmm ... viajó, sí, por todo Estados Unidos y su padre volvió a hablar con él, luego juntos compraron edificios aquí, algunos pequeños, algunos tan altos que tocaban el cielo. Le dieron trabajo a muchas personas en esos edificios, incluso tuvieron fiestas especiales para caridades. Recuerda, como la que te llevamos para ayudar a los niños que no tenían comida,"
Bea sonrió al recordar que había hecho una nueva amiga ese día llamada Emma.
"... Un par de años después, en otra organización benéfica como la de caridades, él vio a Elena-"
"¿Años?", Interrumpió Bea sorprendida.
Su madre se rió nuevamente, "Sí, y él se acercó a ella, le besó la mano y le dijo: 'Te extrañé, Elena'. Ella le dio un gran abrazo y le dijo que también lo extrañaba. Después de eso, fueron inseparables otra vez, hicieron todo juntos. Ocho meses después se volvieron a casar, en su lugar favorito, con todos sus amigos y familiares que vinieron a compartir uno de sus días más felices. El diez de abril prometieron no irse nunca más porque sabían que ahora tenían su verdadero amor…"
"I love you mami"
Elena escuchó claramente, aunque su hija estaba tan agotada que era casi un susurro.
"Yo también te amo, bebé".
Lentamente la colocó sobre sus almohadas y se deslizó de la cama de su hija. Suavemente presionando un beso en su frente, agrego otra sábana hasta las rodillas para que no se le enfriaran, ella salió de la habitación. Elena se quedó debajo del umbral para ver a su hija profundamente dormida, incluso cuando escuchó pasos leves detrás de ella.
"Nuestra angelita," dijo su esposo mientras se acercaba. Abrazando a su esposa con los brazos color oliva alrededor de su cintura. Besos sinceros por toda su mejilla y el costado de su rostro expresando sólo el amor que tenía en su corazón. Apoyó la cabeza sobre el pecho de Armando y tarareó una respuesta positiva, sabiendo que Bea era su angelita en disfraz.
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