O7
Jimin dejó de reír, tensando su rostro, su cuerpo temblando, sus puños apretándose. Se estaba resistiendo.
Un omega que se resistía a las ordenes de un alfa y no solo eso, que se imponía como si fuera uno. Un omega que se creía un alfa.
Los ojos azules de Jimin seguían brillando, ahora mostrando dolor, las venas en su cuello y lo que se veía de sus brazos estaban saltadas, hasta que finalmente, jadeó lastimado y cayó de rodillas al suelo.
El lobo de Jungkook lloraba dentro de él, diciéndole que estaba haciéndole daño, pero su orgullo le podía más, mirándolo con prepotencia.
─ Soy un alfa, debes respetarme.
─ Jodete, Jeon. ─ Habló dolorosamente el de cabellos rubios.
─ Mirame a los ojos. ─ Ordenó, el rubio resistiéndose otra vez, el lobo llorando dentro de sí mismo.
Jimin temblando comenzó a subir su cabeza, sus orbes azules derramando lágrimas y mostrando odio. El corazón de Jungkook siendo desgarrado, pero su sonrisa prepotente saliendo a la luz. Jimin nunca pensó que esa sonrisa de conejo tierna y que le hacía suspirar, tendría tanta maldad expresada algún día.
─ Que patético. ─ Soltó Jungkook con el ego herido. ─ Te crees alfa.
Un gruñido comenzó a crecer en la garganta de Jimin, mostró sus colmillos, una lágrima resbalando dolorosamente por su mejilla.
─ Tú también.
Jungkook se enojó aún más, mostrando sus colmillos de igual manera y con un click extraño de una rama, ambos se habían transformado en lobos.
Había un lobo negro de ojos morados parado sobre las ramas secas, mostrando sus colmillos y gruñendo poderosamente. Se veía de temer. Sin embargo, frente a él y sobre las flores, estaba un lobo más grande, tenía pelaje blanco, ojos azules, una larga cola esponjada y sus colmillos eran enormes, tenía el hocico lo suficientemente grande para arrancar el cuello de otro lobo.
Ambos se gruñían mostrando sus afilados caninos, empoderando su ojos del odio que estaban sintiendo, ignorando a su lado animal y ordenando atacar.
El lobo negro se lanzó sobre el blanco y ese mismo aventó al otro, el pequeño negro cayó de lleno contra el suelo, pero se levantó en seguida lanzándose para morder una de las patas del blanco, el mismo gimió de dolor pero usó su otra pata para apartar el rostro del pequeño lobo, dando en su ojo. El canino negro soltó al blanco y se retiró hacia atrás, pero el blanco se atrevió a embestirlo, haciéndolo chocar contra un árbol.
El lobo negro cayó al suelo con dolor, pero aun gruñendo en dirección al blanco, el mismo se hizo hacia atrás para tomar vuelo y luego el negro ya estaba otra contra el blanco, hocico contra hocico, tratando de morderse.
Jungkook optó por meterse debajo de Jimin y morder su pata trasera, el lobo blanco gimió y se movió de forma que alcanzó la oreja del negro, haciéndolo aullar al haberla desgarrado y luego, Jungkook estaba corriendo, Jimin detrás de él.
Y Jungkook no vio el barranco.
[...]
Sus ojos se abrieron de golpe al sentir una presencia cerca, su vista se enfocó a un techo que no tenía estrellas y se preocupó. Trató de levantarse, pero dolía, por lo que con una mueca de dolor se recostó y miró a sus pies.
Vestía una sudadera azúl que no era suya y por lo que sentía, estaba desnudo bajo de ella; lo cubría una cobija color arena, estaba en una cama que no era suya, en una habitación que no conocía. La habitación tenía paredes de azul pastel, habían repisas blancas con graciosos peluches cuidadosamente acomodados en una de las paredes, luego en la otra, una ventana de cortinas amarillas con un escritorio blanco, donde había un cuaderno y libros, hojas regadas en él y una ¿una laptop?; también y había un mueble extraño que se componía de cuadros, ahí habían libros y otras cosas extrañas que estaba curioso por acercarse y mirar. A los pies de la cama estaba un enorme ropero y junto de él, una puerta que estaba abierta y daba al baño. De su lado izquierdo, estaba una puerta con un gran espejo, que intuía sería la puerta que daba a la casa en sí. Se notaba que la habitación estaba en un segundo piso.
Trato de mirar las fotos que estaban sobre su cabeza, eran pequeñas fotos en marcos blancos, de cierta persona que reconoció al instante.
Sintió movimiento, el latir de un corazón y el olor de café y pastel de chocolate con cerezas llegó hasta su cosquilluda nariz. La puerta del espejo se abrió, dejando ver a un muchacho rubio con una charola en sus manos, olía a comida. El rubio caminó hasta el escritorio, arrastró los libros hasta poder dejar espacio suficiente y colocó la charola sobre la mesa; Jungkook pudo ver cosas como medicinas y gasas. Entonces Jimin se giró y sus ojos se encontraron.
─ Despertaste. ─ Peinó sus cabellos hacia atrás. ─ No lo sentí. Estás tranquilo por primera vez desde que te encontré de nuevo.
Jimin tenía un pantalón de mezclilla con roturas que se apretaba muy bien a sus piernas, gloriosos muslos y pantorrillas; tenía una camiseta blanca sin estampado y manga corta, dejando ver sus musculosos brazos. Y vendas, habían vendas en una de sus muñecas y uno de sus brazos, también habían algunas curitas en su rostro y una punzada dio en su pecho, él había hecho eso, pero Jungkook tampoco estaba tan bien, le dolía la cara, los brazos y todo el puto cuerpo.
─ ¿Por qué me duele todo? ─ Soltó Jungkook con voz ronca y débil, juntando sus cejas al instante por el descuido y tratando de moverse para verse imponente.
─ Relajate. ─ El rubio recargó su trasero en el escritorio y se cruzó de brazos. ─ Es normal que te duela, estás en curación. Te rompiste las costillas, una pierna y unas cuantas cosas más que no entenderías. No te puse yeso porque los lobos somos más rápidos curando y pues, no tenía caso.
Las cejas pelinegras se juntaron por inercia, ¿cómo es que él sabia todo eso? y lo más importante, ¿por qué lo ayudó?
─ ¿Tienes hambre? ─ Preguntó el rubio. El pelinegro de detuvo a preguntarse si sería hambre, por lo tanto negó. ─ Voy a revisar tus heridas. ─ Jimin se acercó a Jungkook, pero éste negó instintivamente, aunque fue rotundamente ignorado por el rubio, quien sacó la cobija sin más, descubriendo sus blanquecinas piernas y Jungkook agradeció que sudadera le quedara casi a las rodillas.
─ ¡Hey! ─Espetó cuando Jimin había tomado la orilla de la sudadera para subirla, pero no se dejó y Jimin le miró mal.
─ Tengo que revisar los hematomas en tu tronco.
─ ¡Ni loco me verás desnudo!
Jimin rodó los ojos y miró las piernas de Jungkook, acercó sus manos a ellas para revisar el avance de la curación, pero antes de siquiera poder rosarlo miró a los ojos de Jungkook.
─ Ya lo hice. No te pongas todo raro. ─ Ordenó.
Jungkook volvió a juntar las cejas, el rubio tomó su pierna y el pelinegro sintió esa corriente azotando su cuerpo, el calor creciendo, sus ojos pintándose de morado brillante. Mientras tanto, Jimin ignoraba las sensaciones en su cuerpo y se concentraba en los hematomas en la pierna de Jungkook. Cuando lo soltó, Jungkook estaba jadeante y sentía a su amigo queriendo despertarse.
─ Cubreme con la manta. ─Ordenó.
Pero Jimin lo ignoró, se levantó y caminó hasta la silla, la arrastró y se sentó en ella, recargando sus brazos cruzados en el respaldo.
─ ¡Hey!
─ Yo no haré ni una mierda si lo ordenas, di por favor.
Jungkook sonrió ladino y se burló audiblemente. ─ Eres un omega, debes obedecerme por ser alfa.
Sin en cambio, Jimin mostró ojos serios y estiró su brazo a la charola, tomó una manzana roja que estaba recargada sobre más fruta y la llevó a su boca.
El pelinegro rodó los ojos. ─ Por favor.
Jimin asintió, mordió la manzana y se levantó, tomó la orilla de la manta y cubrió a Jungkook arriba de las caderas. Después, volvió hasta donde estaba sentado.
─ Listo, ¿ves como no era tan difícil?
Jungkook gruñó. ─ No voy a dirigirte la puta palabra hasta sanar para largarme de aquí.
La duda se estaba comiendo la cabeza de Jungkook, miraba a Jimin y él lo miraba a él, sus ojos seguían brillando azules y comía la manzana relajadamente, con los brazos cruzados sobre el respaldo de la silla.
─ ¿Por qué me ayudaste?
Jimin masticó la manzana. ─ ¿Qué pasó con lo de no dirigirme la palabra?
El pelinegro gruñó. ─ Solo responde.
Jimin asintió, dejó la manzana caer junto con su brazo cuando lo acomodó sobre el otro y relamió sus labios. Sus apetitosos labios.
─ Porque eres Jeon Jungkook.
─ Eso no responde nada.
─ Eso lo responde todo.
Jungkook se quedó en silencio, giró su cabeza para mirar el techo y mordió su labio inferior como un hábito que ha tenido siempre cada que piensa algo.
─ ¿No me odias?
Jimin pareció soplar una risa y llevó su manzana a su boca, mordió la misma y masticó con una sonrisa.
─ Oh, claro que te odio. Eres igual que todos esos estúpidos alfas que se creen superiores que uno solo por el linaje.
Jungkook se sintió ofendido y enojado, él no era así, pero Jimin sacaba lo peor de él, se lo merecía por toda la vergüenza que le había hecho tener. Había sido criado así.
Jungkook miró a Jimin.─ El sentimiento es mutuo, creeme. Eres un omega con aires de alfa y eso es raro. Antinatural.
Jimin alejó la manzana, mirando serio a Jungkook, haciéndole latir el corazón de forma extraña, logrando que sus piernas temblaran.
─ Me da igual lo que pienses. ─ Expresó Jimin dejando la manzana ya acabada en su mesa, cruzó sus brazos sobre la silla y relamió sus labios. ─ Podrás estar aquí en mi habitación y mi aldea hasta que tus heridas estén curadas, luego te largaras. Sin embargo, tendrás que encontrarte conmigo todos los días a la misma hora en nuestro lugar de la infancia.
─ ¿Y por qué mierda haría eso?
─ Porque no habías podido transformarte en lobo hasta que nos tocamos.
Jungkook guardó silencio, pensando en lo que Jimin había dicho. Era verdad, tenía total razón en ello. No había conocido a su lobo hasta que Jimin apareció de nuevo en su vida, de hecho habían muchas cosas con respecto a que él apareció.
─ Yo tampoco. ─ Escuchó la voz melodiosa del omega. ─ Siempre había tenido problemas con encontrar a mi lobo hasta ayer. No sé que pasó, pero tengo más fuerza, rapidez, audición, vista, más cosas geniales que no tenía antes y soy mejor que incluso los alfas en mi manada. No sé que es, pero esto que nos pasa no es normal y no le pasa a cualquiera y tenemos que investigarlo.
─ ¿Tenemos?
─ Tenemos, esto te beneficia tanto a ti como a mi y sin el otro no sirve. Independientemente de que seas un alfa engreído y pulgoso como todos los demás.
─ Oh gracias, omega antinatural y superficial.
Jimin rodó los ojos. ─ Debemos estar juntos en esto, aunque nos odiemos, debemos explotar esto.
Jungkook miró el techo, volviendo a morder su labio inferior, sintiendo la mirada de Jimin sobre él, escuchando el latir de su corazón, tomando el olor de café y pastel de chocolate con cerezas. Pensó en su cuerpo y la extraña habilidad de Jimin por saber sobre sus heridas y curaciones. Eso no lo enseñaban a los omegas en su aldea, tal vez tendría que hablar con su padre de ello.
─ ¿Cómo es que sabes todo esto de mis heridas?
Miró a los orbes azules.
─ Estoy en la universidad. Ya sabes, la de humanos.
Jungkook se interesó más.
─ ¿Te dejan ir a la universidad?
Jimin pareció reírse.
─ Sí, bueno no fue tan fácil como crees. A los dieciocho me escapé de aquí y fui a la ciudad, ya sabes, "Busan" y encontré al universidad, un montón de personas se acercaron a mi por ponerme a bailar con unos de ahí, no sé. Me hablaron de la universidad y me gustó. ─ Jimin notó la emoción en su voz cuando estaba hablando así que rápidamente la alejó con indiferencia. ─ Mi padre siendo un alfa tan asquerosamente, hmm el término aquí no podría ser machista, el punto es que rebaja a los omegas; no me iba a dejar estudiar más de lo debido en omegas. Lo convencí con un "sabré mucho y podré cautivar a un buen alfa, además daré clases de medicina para que los omegas sepan atender mejor a sus alfas y cachorros." ─ Jimin había cambiado su voz normalmente grave y sexy por una más suave y melodiosa.
Una voz que le gustó a Jungkook, pero no tanto como la normal. Era como si esa voz no fuera parte de Jimin.
─ ¿Y tu familia? ¿Van a atacarme o algo? ¿Me tomarás como rehén?
─ Mi padre está cumpliendo labores, madre está dando clases de maternidad con alfas y omegas. Todos están cumpliendo sus labores, así que estamos solos en casa y no hay vecinos cerca por ser la casa del líder. Por lo que no debes preocuparte porque te sientan. No tiene caso que te tome como rehén, no daría solución a lo que te comenté de investigar lo que nos pasa.
Jungkook mordió su labio.
─ Está bien.
─ ¿Está bien qué?
─ Investigamos.
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