
Final
El tiempo que tuvo para prepararse mentalmente ante la pelea fue escaso, fueron unos segundos en los que la chica se atrevió a sacar sus garras y lanzarse contra Jimin. Quien apenas pudo esquivar el ataque, resbalando por la nieve hasta cobrar su postura de lucha nuevamente.
La mujer tenía una mirada desquiciada, llena de rencor y ese rojo vivo de necesitar la sangre del rubio escurriera fuera de su cuerpo. Ese aspecto monstruoso de su belleza física en una forma retorcida, la cual no sorprendió a Jimin, conociendo lo doble cara que era la chica.
Entre hipócritas se identifican demasiado bien.
Pero eso no daba por hecho que el rubio era igual que aquella, quien solamente pensaba en su propio bienestar y lo que deseaba. Mientras que el rubio pensaba en si mismo y lo que era bueno para su manada, queriendo todo el tiempo formar parte, escondiéndose en una máscara que construyó con el objetivo de disfrutar las cosas de su manada que no tenía permitido conocer por vivir bajo la sombra de su linaje.
En ese mismo momento, su cabeza comenzó a trabajar con la personalidad de los hermanos y la historia que la manada detrás de las colinas tenía detrás. ¿Por qué ella estaba tan obsesionada con casarse con él al punto en el que provocó una guerra entre manadas?
La pelinegra se lanzó contra él, gruñendo con la intención de encajarle los dientes, Jimin tomándole de las muñecas rápidamente. Ahora era consciente de que la chica era mucho más rápida que él, porque en el momento que percibió la intención de golpear su costado ella ya lo había logrado.
La batalla que tuvo con el padre no iba a ser nada parecido que con esa chica.
Ella alcanzó a golpearlo una vez más, un puño contra su rostro que lo descolocó, mientras que él obtenía una patada sobre su costilla, escuchando su gruñido. Ella lo tomó del brazo, encajando sus garras para acercarlo a ella, pero Jimin tomó aquella oportunidad para golpear su frente contra la nariz de la chica, creando un espacio entre ellos suficiente para dirigir una patada sobre su estómago, haciéndola retroceder.
La chica no perdió tiempo para regresar, parecía no sentir dolor, solo había más ira en sus ojos con cada golpe. Corrió a un costado de Jimin, sorprendiendo lo cuando repentinamente cambió al otro y de un salto propinó un rodillazo sobre su costilla, sacándolo de su sólida postura.
Podía notar la maliciosa sonrisa de aquella en cada golpe, pero parecía ser nublada por el enojo contenido. Comenzando a intrigar le cada vez más, porque para ella era satisfactorio llevar esa pelea acabo, ¿pero de dónde venía toda esa energía y rabia contenida?
Él no le habían hecho nada más que escapar de una boda que no quería y ahora le sumaba el quitarle el linaje a su padre además de su posición en una la manada. Por lo tanto, era cosa mínima comporandose con todo lo que ellos habían hecho. Porque la manada de los D Angelio causó más daño que nadie.
Jimin lo sabía y Jungkook estaba al pendiente de eso, ambos juntos con el señor Baek y su esposo Chaenyeol juntaron las piezas del rompecabezas demasiado rápido.
Los gemelos fueron responsables de hacer pelear a la manada Sun y la manada Moon, los gemelos causaron el trauma de Jungkook y el olvidar sus recuerdos, dejaron las trampas llenas de wolfvane alrededor de la manada de Jungkook. Eran aquellas personas malas que obligaron a la manada del pelinegro a verse en la necesidad de crear un trato por su mala economía.
Fueron los causantes de todo.
Y entonces su mente hizo un click extraño.
¿Fueron los que atacaron la manada del pelinegro cuando él tenía quince años?
¿Son ellos los asesinos del líder anterior?
Sabia de ante mano que perdió energía con el señor D Angelio, tenía que cuidarse de la rapidez y movimientos engañosos de la mujer. No se permitiría entrar en pánico o que la ira ganara sobre su cuerpo.
Rodó por la nieve al caer, apoyándose sobre su brazo para levantarse de nuevo, saltando en la oportunidad justa para impactar su puño contra el rostro de aquella. Aquel hormigueo en sus dedos le hizo sentir satisfacción en demasía.
La pelinegra tenía el rostro girado, Jimin estaba de pie a unos cuantos pasos, sostenía su costilla y sus cejas se juntaron al sentir ardor en su espalda, moviendo su mano hasta la zona para regresarla a su vista. Estaba aquel liquido rojizo y espeso sobre sus dedos, combinando con un negro petroleo que destilaba un olor apestoso y picante.
─¿Wolfvane?
El rubio llevó sus ojos rápidamente sobre su brazo, donde la sangre también salía para manchar la tela de su ropaje, también pidia notar aquel liquido sobre la zona la cual comenzaba a arder. La adrenalina no le había permitido sentir el dolor que ahora se incrustaba poco a poco en lo profundo de su sistema.
Era totalmente distintos oler la evaporación del wolfvane, entrando por los pulmones a ser herido con algo cubierto del veneno, entrando en en la sangre.
Jimin tambaleó, sintiéndose mareado de pronto, la risa de la chica fue escandalosa llamando su mirada en su dirección. Había un golpe contra su rostro que lo obligó a caer de rodillas.
─Eres muy listo, Jimin querido ─habló la mujer, con aquella voz arrogante ─. Es una de las razones por las que estoy tan enamorada de ti, eres realmente encantador. Lo reconociste con solo olerlo un par de veces a pesar de nunca haberlo visto, no es impresionante ya que sé lo capaz que eres.
─¿Qué mierda estás diciendo?
Ella estuvo cada vez más cerca de él, el rubio queriendo levantarse y Jungkook a punto de ir tras él junto con sus madres, porque la chica jugaba con el filo de sus uñas. Ellos podían ver el final de esa pelea sin volver a tener la oportunidad de hablar con el rubio una vez más.
"¡Jimin, levántate rápido!"
"¡Jimin, amor, por favor. Ella va a matarte!"
"¡¿Qué ocurre?!, ¿qué te está diciendo ella?"
"Amor, te duele, te está doliendo. Puedo sentirlo, ¿qué está mal?"
"¿Jimin?"
"..."
"¿Es el wolfvane?"
─Estaba muy enojada, ¿sabes? ─confesó ─, no podía entender como te gustaba alguien tan patético como el alfa sin lobo de Jungkook. No entendía porque lo mirabas así siendo tan torpe, miedoso y feo ─recibió un gruñido de Jimin ─. No entendía porque preferías salir a jugar con él al valle y no aceptaba venir a mi manada para conocernos. ¿Por qué te gusta él?, yo te conocí primero ─paseó sus dedos por la cabellera del rubio, sonriendo con malicia ─. ¿No lo recuerdas?, mi padre y tu madre hicieron un trato para las cosechas de tu pueblo, yo acompañe a papá y te vi a ti, insistiendo una y otra vez con ayudar a los alfas con sus tareas. ¿Qué hiciste tú?, ignorarme. Me ignoraste, esa vez y todas las demás en las que fui a tu manada y simplemente te ibas.
Jimin tenía las cejas juntas, intentaba levantarse, pero las garras se incrustaban en su piel para mantenerlo sobre el suelo.
─Siempre estabas con ese maldito alfa torpe y aún cuando ya no podías verlos seguías sin mirarme a mi. No mirabas a nadie más a que a tus conquistas de autodescubrimiento, estaba tan enrabiada, tan enojada contigo. ¿Por qué no me mirabas cuando yo te miraba a ti?
─¿De qué mierda estás hablando?
─¿En serio no lo recuerdas?, ¿nunca te diste cuenta que estuve presente?
Jimin abrió sus ojos en grande, los momentos pasaron como rayo sobre su memoria, llenando de ira la mirada de aquella. El rubio reconoció la aparición de la chica constantemente en su manada, realizando tratos aquí y allá con sus madres, nunca tomándola en cuenta al ser asuntos en los que no podía meterse, siempre pensando en otras cosas y no tanto en las personas que habían dentro de su aldea.
Ni siquiera estaba totalmente seguro de los nombres de muchos de ellos.
─¡Yo siempre estaba ahí! ─le gritó en el rostro ─, ¡siempre traté de que me vieras y aún así siempre elegías al patético alfa de la otra manada! ─continuó ─, ¡aún cuando estábamos a punto de casarnos seguiste eligiendolo!
La pelinegra pateó el cuerpo débil de Jimin, donde el veneno corría por su torrente sanguíneo, oscureciendo sus venas para hacer correr el negro en ellas y saltarlas del borde de su nivea piel. Su cuerpo cayendo sobre la nieve sin estar totalmente sobre el suelo, apoyándose de su codo.
La pelinegra observó sus uñas, mostrando aquel veneno cubriendo las puntas, por debajo de ellas y sonriendo con malicia. El rubio entendió el truco rápidamente.
¿Cuánto le dijo Jungkook que sus corredores permanecieron inconscientes debido al venenos y constantes cuidados?
Cuidados que no podría tener.
No estaba seguro de que ella lo dejaría vivir.
─Y pensar que tuve que hacer tanto trabajo para poder casarme contigo ─habló ella, algo tan bajo que llegó a los oídos de Jimin apenas. Al igual que casi toda la conversación que habían mantenido ─, incluso con ese espantoso líder e hijo de su manada. Eish, de haberlo sabido lo habría dejado vivo.
Jungkook, su Jungkook, su manada, su familia. Todo se veía al borde del acantilado, se sentía a punto de caer por toda la cuesta para morir de una dolorosa manera, no físicamente podía decir.
Su vida a acaba ahí, con ese dolor en todo su cuerpo, sobre una posición dolorosa, pero moriría como un alfa protegiendo no solo a su manada sino al amor de su vida.
¿En qué mierda estaba pensando?
─Seriamente, eres igual de patético que el chico.
"¡Jimin!"
Despertó de aquel transe que lo llevaba a hundirse, riendo en la misma posición que su cuerpo débil se dejaba ver. Llamó la atención de ella, haciéndola enojar una vez más, lista para encajar sus uñas sobre el cuello del chico y terminar por fin con su sufrimiento.
Pero Jimin fue más rápido, sosteniendo su muñeca y apoyándose sobre sus rodillas para enfrentar a la chica con su mirada, sus penetrantes ojos rojos llenos de desprecio hicieron contacto profundo con la mirada roja del rubio. De pronto, ese rojo comenzó a nublarse, siendo sustituido por un azul y el otro morado.
Ella dejó ver la impresión en su rostro, hasta que comenzó a tener dolor en su brazo, Jimin doblando este a la par en la que comenzaba a levantarse.
─¿Patético? ─cuestionó en una voz ronca, su rostro parecía poco a poco cobrar la vida que había estado perdiendo. Volviendo al color con una brillante sonrisa en sus labios ─, ¿no eres más patética tú por esperar y tratar de obligar a alguien a estar contigo a base de tu obsesión?, ahora entiendo porque estás tan safada. Sin embargo, no te recuerdo, ni un poco ─agregó ─. Si dices que nos conocemos desde antes que nos presentaran como prometidos, entonces nunca destacaste para mi. Eres nada, eres nadie.
Ella gritó, lanzándose contra el rubio y enterrando sus garras en el pecho ajeno, rasgando la ropa en cada zarpaso, el rubio empujándola contra el suelo para mirarla desde arriba con su brillosa y heterocromatica mirada. Tomó la tela rota sobre su cuerpo, arrancandola con fuerza al no tener más función sobre él, dejando caer la tela rasgada sobre la nieve y descubriendo su fornido cuerpo.
Ahí la chica juntó sus cejas confundida, junto con varias personas de la multitud que estaba al tanto de la pelea.
El rubio, con su piel café con leche, poseía no solo las recientes heridas que parecían sanar bastante rápido, sino distintas marcas negras parecidas a tatuajes. Se encontraban sobre sus brazos y costados, los lucia orgulloso.
Tres personas en el público sonrieron igualmente.
Las palmas de sus manos pasaron por sus brazos, sus dedos delineando las marcas sobre sus brazos sin tener que mirarlas, como si las tuviera grabadas en la mente.
─Acabas de confesar el asesinato del líder, esposa e hijo de la manada de la manada moon ─soltó con sátira, encontrando el asombro en la multitud y la rabia en muchos de ellos ─, además de constantes ataques contra varias manadas, lo que te deja no solo en la posición de culpable. Sino en la de una muerte inminente que no voy a dejar pasar.
Ella temió, demostrándolo cuando con manos y piernas trató de arrastrarse lejos del rubio, empujando el nieve en cada paso y siendo empujada de regreso a unos cuantos centímetros de los pies de Jimin.
Su imponente persona, comenzaba a intimidar a la mujer sobre sus rodillas, con las palmas de sus manos frente a las mismas y lágrimas de impotencia cayendo sobre la helada nieve.
─Levanta la cabeza ─ordenó, usando su voz de alfa. El cuerpo de la pelinegra temblaba por no obedecer ─, levanta la cabeza ahora. Muestrame tu cuello.
El cuerpo de aquella se retorcía, cada minúscula parte temblaba, mientras que sus ojos en pupilas dilatadas lo observaban con horror. Y ahí estaba, mostrando su cuello ante el rubio.
Jimin tenía aquel poder dominante del padre de la mujer y ahora obtendría el de la pelinegra, incrustando sus dientes en la curvatura, la sangre escurrió por sus labios y barbilla. Escupió el espeso líquido a la nieve.
─Que asco ─expresó, limpiando con su antebrazo lo que restaba ─, como morder ratas. Tuve que morder dos hoy, espero no tener que hacerlo más ─levantó su brazo, su mano con garras largas en la cima, de su rostro lo único que podía ver eran sus heterocromaticos ojos juzgandola ─. Es hora de detener todo ésto.
Y bajó sus garras, con el último corte en el cuello de la chica, como muchas otras veces se había tenido que hacer en peleas de dominio. El público estaba estupefacto, de que el rubio tuviera el coraje de hacerlo, así era, de no ser porque cabellos blancos estaban frente a sus ojos y los delgados brazos del chico abrazaban el cuello de su hermana mientras lloraba.
─¡Por favor, no! ─gritó aquel, Jimin estaba tentado a empujar al omega, pero su coraje huyó de su cuerpo tan pronto observó las lágrimas en sus claros ojos sobre él ─, no los mates.
─Ellos han hecho mucho daño, Alexander ─argumentó Jimin.
─Lo sé, soy consciente de ello. Fui parte de sus planes y sé de ello. Cobra todo lo que han hecho conmigo y déjalos vivir.
─Alexander ─susurró su hermana ─, ¿qué mierda estás haciendo?, ¿por qué?
─¡Porque son mi familia! ─aclaró ─, aún cuando me obligaban a hacer lo que no quería, son mi familia. Prefiero morir y sufrir yo a que lo hagan ustedes.
Jimin liberó el contacto con su lobo y Jungkook, haciendo lucir su mirada heterocromatica en el natural miel y negro. Llevó sus manos a sus bolsillos y se encogió de hombros con esas runas decorando sus brazos.
─Está bien, Alexander. Cumpliré con lo que pides ─soltó sin más, llevando su vista sobre los guardias de su manada ─, llevense a la familia D Angelio, encierrenlos. Los demás, ayuden al curandero Baek y su marido a distribuir los alimentos, ropas y medicamentos. Atiendan a los heridos y reacomoden a las familias ─comenzó a ordenar ─. Comenzaremos la construcción de nuevas casas al amanecer.
Los hombres se movieron entre la gente para sostener a los cuatro individuos, Jungkook moviéndose de la multitud para pedir explicaciones, sus ojos sobre los lamentables del de cabellos blancos y su cuestión en la mirada cuando estuvo con Jimin.
─¿Por qué?
─Alexander fue obligado a hacer cosas que quería, justo como nosotros. Por primera vez en toda su vida tomo una decisión por su cuenta y esa fue salvar a su familia aún si significaba morir él ─respondió rápidamente ─. Fue muy valiente de su parte.
Jungkook miró al chico una vez más, sus ojos conectándose y esa sonrisa de disculpa mostrándose en su expresión. El pelinegro pasó saliva lentamente hasta que dejó de verlo para prestar atención en el chico que tenía por pareja.
Sus dedos corrieron por la piel de aquel, observando las ya cicatrices pero aún venas negras que había en su cuerpo, sus cejas juntas en reclamo cuando conectó sus miradas pero perdiendo el poder de aquello al sentir los labios hinchados del rubio sobre los suyos.
Obligándolo a separarse, Jimin rodeó la cintura del pelinegro con lentitud, sonriendo ampliamente, con esa herida en su labio por la mordida de Jungkook.
─Necesitaba sacarme el mal sabor de boca ─soltó y Jungkook intentó separarse, pero Jimin no lo permitió ─, ¿sabes de qué me estoy acordando?
─¿De qué?
─Cuando fueras más alto íbamos a casarnos, estoy algo decepcionado de que te hayas quedado enano.
─¡Eish, tú! ─empujó su pecho ─, en serio voy a golpear tu culo. ¿Sabes que puedo ser un buen luchador si quiero?, era un alfa.
─Y aún así te patee el culo varias veces ─presumió.
Ambos comenzaron a reírse abrazados, la gente pasando a realizar las tareas impuestas, el pelinegro no podía dejar de pasar sus dedos por la piel de su chico. Esas marcas estaban ahí y sabía que Jimin trataba de no ceder al cansancio, sentía el dolor emanar de su cuerpo cuando él intentó drenarlo, el rubio expresando en su rostro que deseaba no fuera así pero Jungkook ignorandolo.
─Al menos las runas que Baek Hyung nos enseñó funcionaron para tu curación y fuerza.
─Jimin ─llamaron.
Sus cabezas giraron a encontrarse con las dueñas de la voz, separándose lentamente pero sus manos entrelazadas juntas. Sus madres estaban frente a ellos y mantenían aquellas miradas que Jimin tanto temía ver, pero no bajo la mirada al sostenerla con su madre. La cual, terminó por bajarla, habiendo perdido su linaje no podía hacer mucho.
─Madres ─saludó.
─¿Cómo es que... ? ─comenzó su madre delta, juntando sus cejas sin encontrar como seguir con la pregunta. Una de muchas que tenía por hacer ─, ¿brujería?
Ambos rieron.
─¿Qué rayos te pasa? ─acusó su pareja, moviendo su mano para restar importancia y acercarse a su hijo ─. Estoy tan feliz de que estés bien y, tanto tu madre como yo estamos arrepentidas de todo. No teníamos ni idea de lo que sucedía hasta que todo comenzo a suceder.
─Siempre hubo presencia de la manada de los D Angelio en la nuestra, ellos fueron los que nos dijeron sobre el ataque de la manada Moon. Ahora todo tiene sentido ─habló su madre delta ─. Creo que tenemos muchas cosas que aclarar, pero eso ya será después, necesitas descansar y dejar de preocupar a mi nuero.
Jungkook sonrió.
─Necesitas descansar para ser un gran alfa y líder de esta enorme manada.
Jimin lo hizo aún más.
Ninguno de los dos se impidió llorar mientras abrazaban a las mujeres y a si mismos.
Todo estaba tal vez no como debía estar, lobos heridos, casas destruidas, personas malas bajo sus garras, Jimin herido y Jungkook desconsolado. La nieve seguía cayendo y parecía que la temperatura bajaba. Sin embargo, nada de eso importaba, porque ambos seguían abrazados dando pasos por la nieve que se derretía bajo el cálido amor entre ellos.
Jimin era un alfa, Jungkook era un omega, juntos como pareja y las cabezas de tres manadas que parecían unirse aquel día. Eso ya prometía lo suficiente para decir...
─Todo va estar bien.
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