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11. Cita

And now your song is on repeat and I'm dancin' on to your heartbeat
And when you're gone, I feel incomplete, so if you want the truth
I just wanna be part of your symphony
Will you hold me tight and not let go?




La semana pasó rápidamente. Cada día, Alec iba al escuela. Y cada tarde, se quedaba de ver con Magnus.

Esa noche era jueves. Y después de llevar a Alec a un espontáneo paseo por el parque el martes y llevarle al cine ayer, Magnus tenía planeado a la perfección lo siguiente.

Tomó la mano de Alec y le jaló al callejón. Estaba lloviendo fuerte y estaban mojados, el traje de Alec pegándosele al cuerpo y el cabello colorido de Magnus caía sobre sus ojos. Alec estaba riendo mientras Magnus le jalaba, corriendo bajo la lluvia y riendo sin importarles nada. Era divertido.

Y finalmente, entraron a un complejo de apartamentos y Magnus le jaló debajo de un pórtico, resguardándose de la lluvia. Sacó una llave y le sonrió mientras abría la puerta, llevando a Alec arriba a su humilde morada. Alec arrugó la nariz mientras subían por las escaleras, y Magnus rió.

– Si. Perdón por el olor. Es una mezcla de pizza, alcohol, lluvia, tierra, tabaco y dios sabrá que cosas más, – le guiñó mientras Alec reía y paraban. Finalmente.

– ¿Por qué debes vivir tan arriba en este edificio infernal? –preguntó.

– ¿No tu vives en una mansión o algo así? – preguntó Magnus riendo.

– Si, – Alec se congeló. – Pero nunca subo hasta arriba. Ahí es donde el servicio vive. –

– ¿Tienes servicio? – preguntó Magnus alzando las cejas.

– Si, – se sonrojó Alec. – Son increíbles. Nos llevamos bien y son como una extensión de la familia. –

Magnus asintió. – Bueno es hora de que veas como viven los demás, Alexander. –

– Te sigo, – dijo Alec asintiendo con una sonrisa.

Magnus le llevó dentro y jadeó impresionado. El departamento era bastante amplio, con colores prendidos y alegres. A diferencia de su casa, era hogareña y lucía como si realmente vivieran personas reales en ella.

Le sonrió mientras Magnus le daba un tour, llevándolo finalmente a una habitación. Con un guiño, Magnus abrió la puerta y jaló a Alec a su habitación. Este lucía bastante fuera de lugar. Magnus sonrió.

– ¿Supondré que no vas a casas de otros muy seguido? –

– No, – negó Alec. – Usualmente nos vemos en locaciones neutrales. Y si llegamos a visitar casas, definitivamente no entramos a las habitaciones. –

– Bueno, – Magnus sonrió. – Siempre hay una primera vez para todo. Y hablando de, quítate tu ropa. –

Las cejas de Alec se levantaron y jadeó. Magnus rió a carcajadas mostrándole su perfecta garganta, que ahora Alec sabía que era suave y sabía a chocolate. Tragó y Magnus sonrió.

– Estás empapado y no te puedo mandar a casa con mi ropa, así que tendré que secarla. Puedes tomar algo mío mientras se secan. –

Le quitó el saco mojado de sus hombros antes de ir a su closet y dejar que Alec se desvistiera solo. Aunque definitivamente le lanzó una que otra mirada. Estaba empapado y malditamente sexy, ¿qué esperaba que hiciera?

Sacó algunas prendas para Alec y se mordió el labio mientras daba una mirada al chico casi desnudo. Incapaz de poder detenerse, estrelló sus labios en los del otro, acariciando todo su pecho, jadeando al sentir la piel de porcelana, y jalando la pretina del pantalón. Se separó igual de rápido y sonrió al ver el rostro de Alec, sonrojado y un desastre, como si hubiera sido follado.

– Vístete. Esto debería quedarte. Creo. Si no, siempre puedes quedarte así, – dijo guiñándole y saliendo del cuarto, dejando a Alec para que se vistiera en ropa normal por primera vez en su vida.

Magnus sonreía solo mientras lanzaba el saco de Alec a la secadora. Escuchó su puerta de la habitación abrirse y sonrió girándose.

Ahí estaba Alec, parado un poco perdido, viéndose ridículamente sexy.

Magnus le había dado unos pantalones negros apretados y con diseño rasgado, haciendo que su trasero luciera fenomenal. La playera también era negra y tenía unas letras que decían "PARPADEA SI ME DESEAS".

Magnus lamió sus labios y parpadeó, caminando hacía el, admirando al adorable chico con su cabello despeinado y mojado, mejillas sonrojadas y brillantes ojos azules.

– Ahora, eso es sexy. Te ves bien bebé. Demasiado bien, – dijo con un guiño, besándole el cuello lentamente, con sus manos apenas tocando la cadera de Alec.

Alec inclinó su cabeza hacia atrás y jadeó mientras Magnus chupaba el lóbulo de su oreja. Sus manos encontraron el cabello mojado de Magnus y lo jaló suavemente, revolviéndolo en sus dedos. Sus ojos se unieron un segundo antes de que Magnus se inclinara a besarle lento. Sus bocas se abrieron y el beso se convirtió en una dulce sinfonía de labios, lenguas y dientes, haciendo que el mundo brillara, fuera más intenso y hermoso con cada segundo que pasaba. Magnus se separó y sonrió.

– Aun con lo mucho que me gusta esto, hay algo más que quiero hacer contigo esta noche. – dijo Magnus.

Alec levantó una ceja, luciendo probablemente por primera vez como un fresco adolescente. Magnus sonrió y caminó hacia el estéreo.

– Dime Alec, ¿alguna vez has bailado con alguien? –

– Um, si, – Alec le miró con reproche. – He ido a muchos bailes. –

– Ok. Pero son de esos bailes de salón, ¿cierto? ¿y no son sexy y caliente? – dijo Magnus. Alec se sonrojó y asintió, y Magnus sonrió. – Esperaba que dijeras eso. Así que te voy a enseñar como bailar realmente, bebé. –

Alec estaba parado como una piedra mientras comenzaba la nueva canción, sin saber realmente que hacer. Magnus sonrió a la canción y asintió, acercándose a Alec con cada nota que daba el piano.

Let's Marvin Gaye and get it on

You got that healing that i wants
Just like they say it in that song
Until the dawn

Let's Marvin Gaye and get it on

Le sonrió seductoramente a Alec, mordiéndose su labio mientras se le acercaba, moviendo las caderas lentamente, al ritmo de la música, enfrente de Alec. Podía sentir las caderas de Magnus acariciando las suyas lentamente y el lamió sus labios mientras el chico le guiñaba.

Llegando a él, Magnus tomó las manos de Alec y las puso en su cadera.

– Solo deja que tus manos se muevan conmigo y tu cuerpo te seguirá. Confía en mi. Te va a encantar. –

Comenzó a moverse, con la música de fondo que era una letra sexy que aceleraba el corazón de Alec drásticamente. Sintiendo las caderas flexibles de Magnus sacudirse y girar en círculos tan cerca, le hacía a Alec sacudirse y sus temblorosos dedos, que agarraban las caderas de Magnus, comenzaron a moverse.

Magnus sonrió e inclinó su cabeza hacia atrás, gimiendo mientras Alec suavemente comenzaba a moverse contra él. Alec se movía más mientras Magnus pasaba sus brazos por sus hombros, jugando con su cabello mientras sus ojos se cerraban. Alec solo veía el rostro de Magnus, sus ojos cerrados, mejillas sonrojadas, la boca un poco abierta y con una pequeña sonrisa. Era como una figura de sexo y Alec le encantó. Jaló a Magnus aun más cerca, encerrándole en sus brazos, arremetiendo a propósito contra las caderas de Magnus. Ambos comenzaron a jadear mientras se movían más rápido, y la pierna de Alec se coló entre las de Magnus, dándole una maravillosa fricción a su miembro.

– Alec... te sale tan malditamente natural bebé, – Magnus gemía mientras abrazaba fuerte a Alec, moviéndose lentamente contra él, con una fluida práctica que sorprendía a Alec.

Jadeó fuerte mientras se inclinaba, chupando el cuello de Magnus, justo como el otro lo había hecho varias veces. Le jaló aun más cerca, tanto que casi se fundían en el otro, y jadeando en la oreja de Alec.

La música seguía y seguía. El sol comenzaba a esconderse. Y ellos se quedaron así, encerrados en el otro, sonriendo, respirando con dificultad y dejando que el sabor de su sudor resbalando de su piel les envolviera. Habían comenzado a moverse más rápidamente, con sus labios a punto de tocarse en un sucio beso, cuando el timbre sonó.

– Llegó la pizza, – Magnus se separó y sonrió.

Magnus le dio una nalgada en su trasero juguetonamente antes de abrir la puerta y atender al chico de entrega. Dejó a Alec a punto de reventar y jadeando, desconcertado y divertido, mientras Magnus le guiñaba sobre su hombro.

El chico de entrega se fue y pronto el apartamento se llenó de un rico olor de queso derretido, pan, peperoni y nachos. Alec nunca había olido algo tan delicioso.

Jadeó mientras Magnus sacaba los platos y los ponía en la mesa. Era maravilloso. Se veía tan grasienta y nada saludable pero al mismo tiempo divina. Luego Magnus dejó unos vasos para el refresco, notando la mirada apreciativa de Alec y sonriendo.

– Nunca habías comido una pizza a domicilio, ¿cierto? –

Alec rió, – Nunca había comido una pizza. Ni siquiera una cocinada en casa. –

Magnus se congeló mientras su boca se abría formando una graciosa O.

– ¡¿Nunca habías comido una pizza?! Dios, esto es peor de lo que pensé. –

Se rieron juntos mientras se sentaban de lados opuestos en la mesa, Magnus sirviendo las bebidas mientras Alec inhalaba el olor con ojos cerrados. Magnus se rió de él, y Alec le pateó por debajo de la mesa. Ambos siguieron riendo y Magnus alzó el vaso para brindar.

– Por Alexander. ¡Y por la primera vez que probarás comida de verdad! –

Alec brindó y ambos golpearon sus vasos antes de tomar. Alec inmediatamente retrocedió y comenzó a toser, haciendo que Magnus le mirara desconcertado.

– Es solo coca, te lo juro. No le puse nada. –

Alec negó mientras respiraba con dificultad. – No, no es eso. Solo creo que un poco de eso se fue a mi nariz. –

Magnus se carcajeó haciendo que Alec riera también. Sus miradas se unieron haciendo que se serenaran. Alec le dio una pequeña sonrisa, gentil y llena de gratitud por todo lo que estaba haciendo por el. Magnus sonrió de vuelta y gentilmente acarició la mano de Alec en la mesa antes de sonreír.

– Come, Lightwood. Por que no voy a ser capaz de terminarme todo esto yo solo. –

Alec sonrió de vuelta, viéndose adorable, como un típico adolescente. Y eso hizo sonreír a Magnus.

....

– ¿Entonces? ¿Cómo te sientes, Alec? – preguntó Magnus mientras llevaba a Alec a casa.

– Me siento...– Alec sonrió. – Liberado. Feliz. Como si mi vida no fuera tan mala. –

– Me alegro, – Magnus le sonrió de vuelta. – Y aun hay tanto del mundo que quiero mostrarte. – Ambos compartieron una sonrisa. – ¿Qué harás mañana después del escuela? –

– Terminaré al medio día por que es el fin de curso, – dijo Alec con un suspiro. – Y luego saldremos a comer con los Herondale así que no creo que pueda verte mañana. Lo siento. Por que amo esto. Amo ver el mundo. –

– Está bien, – Magnus le sonrió. – Pero ¿entonces que haré mañana en la noche? Bueno siempre puedo ver la última temporada de Game of Thrones en Netflix. –Alec rió.

– Aunque si te puedo ver el sábado. Y la próxima semana no hay escuela...–

– Bueno eso puede ser interesante. Quizá te pueda introducir otras nuevas cosas... quizá darte otro tipo primera vez...–

Alec se sonrojó y Magnus lamió sus labios. Alec mordió su labio y gimió bajo. Y justo cuando las cosas se estaban calentando, Magnus giró el coche en la esquina de la calle de Alec. Ambos suspiraron mientras Magnus apagaba el auto. Alec se giró para verle y le acercó.

– Gracias Magnus, – susurró.

– De nada Alec. Es un placer, – respondió Magnus antes de besarle suavemente.

Su propia y privada sinfonía sonaba de fondo mientras se derretían el uno en el otro, la pasión y el deseo fluyendo entre ellos con cada jadeo y mordisco del otro. Sus manos envolvieron al otro, en un agarre de hierro mientras se devoraban en una batallad e labios y lenguas. Le hizo preguntarse a Alec como es que la gente podía esperar hasta el matrimonio para hacer esto. Como sus padres y todos en la sociedad. Era un misterio.

Sin desearlo, Alec se separó y Magnus hizo un puchero.

– Tengo que irme. Mis padres estarán en casa pronto. Pero te veo el sábado ¿si? –

– Tenlo por seguro, Alexander, – dijo Magnus sonriendo.

Alec le dio un beso rápido antes de bajar del auto y caminar, volteando a verle con una sonrisa mientras desparecía.

Magnus solo le veía, con su traje ahora seco desapareciendo a una tierra donde Magnus no se atrevía a poner un solo pie por miedo de despertar fantasmas de su pasado.




Que lo disfruten C:

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