Capítulo 52
Jisung estaba en la habitación de sus padres. Se encontraba recostado justo en medio de estos mientras veían una serie en la televisión y comían un poco de palomitas en lo que esperaba a que Hyunjin pasara por él para ir a jugar golf con sus socios.
La pequeña familia había decidido ver algo al azar durante esa mañana ya que no tenían nada que hacer y se decidieron por una serie basada en la primera guerra mundial sobre cuatro mujeres y todo lo que tuvieron que enfrentar gracias a las devastadoras consecuencias que esta había dejado.
—¡Jodanme que era su hijo!— exclamó el padre del rizado sorprendido sin despegar la vista de la pantalla ante la escena que estaba pasando.
—No seas grosero— regañó Yoona con su entrecejo fruncido, luciendo idéntica a Jisung cuando hace la misma acción.
—Lo siento— se disculpó. —Pero ¡¿Cómo que es su hijo?!— volvió a exclamar. —Creí que le gustaba o algo así— dijo sorprendido.
—Papá, prácticamente desde que inició la serie te da a entender que el soldado ese es su hijo— se burló Jisung con obviedad, metiendose un puño de palomitas a la boca. —¡Incluso se parecen!
—Capto lento, ¿De acuerdo?— se quejó el mayor, mostrándole la lengua a su hijo quien solo rió por lo bajo.
—Callense y sigan viendo— reprendió la mujer sin despegar la vista de la televisión.
Luego del pequeño regaño de la ojiverde, la familia siguió viendo atenta todo lo que sucedía en aquellas escenas, dedicándose solo a comer sus palomitas en silencio. Estuvieron así durante un largo rato, los capítulos de la mini serie siguieron reproduciéndose sin tener la noción exacta del tiempo hasta que el celular de Jisung sonó insistente sobre la mesita de noche que había en la habitación de los mayores.
Jisung al estar en medio no pudo tomarlo, así que le pidió a su padre que le pasara su celular, sabiendo que lo más probable es que sería Hyunjin indicando que estaba cerca o que ya había llegado por él.
Donghae solo estiró su brazo izquierdo y tomó el celular, leyó el nombre de su yerno en la pantalla y le susurró a Jisung que era Hyunjin llamando.
El rizado se apresuró a contestar, sonriendo inconcientemente en cuanto escuchó la voz de su novio.
Y Yoona pausó la televisión para que su hijo pudiera prestar atención correctamente a la llamada, ganándose un entrecejo fruncido por parte de su esposo al detener la entretenida serie. Ella solo rodó los ojos y le hizo una seña para que esperara a que Jisung terminara de hablar.
"Hola, mi dulce sol, ¿Ya estás listo? Estoy a sólo una cuadra de tu casa" se escuchó a través de la línea.
—Hola, Hyun— tarareó feliz. —Ya salgo, solo me despido de mis padres— le dijo. —Por cierto, ¿Llevo algo de ropa extra?
"Saluda a tus padres por mi y diles que siento no pasar a saludarlos pero que mis socios probablemente no tarden en llegar" le pidió, su voz sonaba verdaderamente apenada. "Y tal vez si deberías de llevar algo extra, solo por si acaso" le respondió.
Luego de la llamada, Jisung se apresuró a alistar una pequeña mochila con un poco de ropa y cosas que probablemente necesitaría usar después, se despidió de sus padres con un beso en sus mejillas y salió a toda prisa de su casa, encontrandose con Hyunjin parado a lado de su auto, esperando por él con una bonita sonrisa y luciendo jodidamente atractivo con el atuendo que había elegido para la ocasión.
El mayor iba vistiendo un pantalón blanco levemente holgado, una camiseta tipo polo de color azul marino y unos zapatos deportivos del mismo color que su pantalón de la marca Adidas. Hyunjin se veía como todo un magnate, su postura, sus facciones y todo en él irradiaban dinero y poder.
Estando ahí parado, recargado a un lado de su lujoso auto hacía que las piernas de Jisung flaquearan en cada paso que daba en su dirección, estaba dispuesto a ser destruido bajo las grandes manos de aquel hombre, porque solo con su presencia lo convertía en alguien fácil y dispuesto a lo que quisiera darle y al parecer por la sonrisa de suficiencia que se pintó en los labios de Hyunjin le dió a entender que sabía lo que provocaba en él.
Pero Jisung no era el único que se asombraba por el aspecto de su novio. Hyunjin estaba encandilado y casi babeando con lo hermoso que el ojiverde se veía.
No sabía cómo ese precioso ángel podía lucir inocentemente caliente con lo que llevaba puesto, Hyunjin quería deslizar sus manos bajo la tela de la delgada falda de color blanco que llevaba y tocar la piel cubierta por ésta.
Y no podían culparlo, Jisung se veía muy bonito y atractivo con su corta falda dejando a la vista sus gruesos muslos, su camiseta tipo polo de color azul marino idéntica a la de Hyunjin que se le ceñía exquisitamente a su perfecta figura y sus converse blancos con una pequeña plataforma.
Con pasos delicados pero firmes, tales como los que usa en una pasarela, Jisung llegó hasta el sitio donde se encontraba Hyunjin y lo saludó con un pequeño beso en los labios, siendo recibido por unos fuertes brazos que se envolvieron rápidamente sobre su pequeña cintura.
El beso no tardó mucho, así que en cuánto se separaron el primero en hablar fue el castaño quien a pesar de ya no tener contacto con la boca del contrario, sus brazos se afianzaron más en la cintura de su novio, pegándolo a su cuerpo.
—Espero demasiado que mis socios quieran irse enseguida porque no sabes las jodidas ganas que tengo de levantar tu falda y follarte con ella puesta— susurró sobre el oído del ojiverde con voz ronca, haciéndolo tener una sensación electrizante que recorrió por toda su columna vertebral hasta la punta de sus pies.
Y Jisung sólo sonrió coqueto por la confesión del mayor. Él también quería que Hyunjin alzara su pequeña falda y se perdiera entre sus piernas, esa era una de las principales razones que tuvo para elegir llevarse una falda tan corta para jugar golf, aparte de que lo hacía sentirse muy bonito.
—Y yo tengo muchas ganas de que lo hagas— ronroneó sin borrar su sonrisa adornada por un par de adorables hoyuelos.
—Me gustaría hacerlo aquí mismo pero debemos irnos, necesito arreglar unas cosas con las personas que se encargan del campo de golf y de la casa que tengo ahí— le explicó.
Seguido de eso, Hyunjin abrió la puerta del copiloto para Jisung y luego subió él, arrancando el auto de inmediato para llegar en cuanto antes. No tardando más de veinte minutos en llegar ya que el lugar no estaba tan apartado de la ciudad.
La pareja ya se encontraba en el campo de golf perteneciente al mayor de entre los dos, junto con un grupo de hombres que se veían igual de adinerados que Hyunjin, sólo que estos a comparación del ojiazul eran aún más grandes en edad al igual que sus parejas, así que el rizado no había hablado mucho con ellos, a excepción de un chico que era solo un par de años mayor que él pero se limitaron a un par de palabras.
Así que Jisung durante todo el rato que los hombres habían estado jugando y fumando uno que otro cigarrillo, había estado pegado a Hyunjin quién intentó enseñarle como jugar pero Jisung quería simplemente molestarlo y se inclinaba frente a él cada que tenía la oportunidad para que su pequeña falda se alzara de vez en cuando y pudiera dar uno que otro vistazo a sus pálidas piernas, aunque eso duró solo un rato ya que se había cansado y quería tomar asiento, después de todo a él no se le daban los deportes o actividades que requieran un mayor esfuerzo físico, prefería solo ver cómo jugaban.
—Es un poco aburrido estar ahí con ellos, ¿No?— preguntó Kevin con una pequeña sonrisa, sentándose justo a lado de él.
Kevin era el chico con el que había interactuado recientemente, quién era mayor que Jisung por al menos seis años. El joven era alto, de ojos marrones y cabello rubio ondulado, era de tez pálida y su anatomía era delgada pero proporcionada. Era muy lindo a criterio del rizado.
Al escuchar la repentina voz del chico estando a un lado de él, se había sobresaltado un poco pero lo disimuló con avidez. —Lo es— se limitó a decir.
—¿Por qué no vas con los demás? Así no estás solo esperando a que terminen de jugar.
—No creo que sea buena idea— se encogió de hombros, dándole una mirada disimulada al grupo de tres mujeres y dos hombres que eran las respectivas parejas de los socios de Hyunjin, recordando lo que este último le había dicho sobre ellos.
—¿No te agradan?— preguntó curioso.
—Siento que no encajaría con ellos y tampoco creo que me quieran en su círculo, así que mejor me evito muchas cosas y espero a mi novio— fue honesto.
—Bueno, a veces pueden ser un poco imbéciles pero...— Kevin se quedó callado y Jisung lo miró confundido por su silencio, no fue hasta que el ojimarron lo miró con una sonrisa burlona, haciéndolo entender rápidamente.
—¿Tan así?— preguntó soltando una suave risa.
—Ni te imaginas, he tenido que sentarme junto a ellos y son unas completas víboras con toda la expresión de la palabra— se quejó. —He tenido que estar ahí porque los asuntos de los que hablan ellos— señaló a los hombres jugando. —Me aburren demasiado como para si quiera estar ahí, además de que no entiendo nada, todo es contratos, construcciones y más contratos— se explicó.
—A mi solo me gusta ver sus maquetas, son lindas. Aunque de todas formas no suelo aburrirme mucho, Hyunjin casi siempre me explica todo— le regaló una tierna sonrisa que se pintó en sus labios al recordar todas las veces que Hyunjin lo ha tenido junto a él en sus reuniones y siempre le explica las cosas sobre las que están hablando, sin importarle si tienen prisa o no.
Ambos jóvenes siguieron conversando por un rato más, hasta que Hyunjin se acercó para ver si Jisung estaba aburrido o necesitaba algo. Saludó al evidente amigo que hizo el menor y se dirigió a él, dejando un pequeño beso sobre sus labios.
—Sol, ¿Ya te aburriste? Si quieres algo puedes entrar a la casa y pedirle a Rose o a Christopher que lo consigan, de todas formas ya casi terminamos de jugar.
—Estoy bien, solo me cansé. Soy pésimo para las cosas que requieran mucho esfuerzo físico— le respondió.
Hyunjin sonrió ladino y un tanto burlón por lo que pensó después de escuchar lo que Jisung había dicho. Se inclinó para tener cercanía con el menor y se acercó a su oído para poder decirle algo que solo él podría escuchar.
—No te veo quejándote sobre eso cuando te tengo montándome la polla.
Jisung sintió sus mejillas arder por las palabras de Hyunjin, y bueno, no tenía cómo o con qué defenderse de aquello, así que solo le dió un leve empujón pero Hyunjin no se separó.
—Trataré de que se vayan lo más rápido posible— le dijo antes de separarse con otro beso sobre sus labios y regresando con aquel grupo de hombres.
Kevin quién solo había estado esperando a que la pequeña conversación de la pareja terminará, sonrió en dirección a Jisung.
—Se preocupa mucho por ti, es muy lindo que haga eso— su sonrisa siguió presente.
—Es muy atento conmigo— le dió la razón, dejando escapar un bajo suspiro al mencionarlo.
Luego de la interrupción de Hyunjin, Kevin y Jisung comenzaron a conversar sobre sus gustos y pasatiempos favoritos, teniendo la sorpresa de coincidir en varios de ellos. Se la pasaron así hasta que, cómo Hyunjin le había dicho, los hombres terminaron la última ronda del juego.
—Para la próxima te voy a ganar, Hwang— dijo divertido un hombre alto de ojos azules.
—Ni en tus más salvajes sueños— le respondió Hyunjin mientras guardaba sus palos de golf con ayuda de los demás.
—Coincido con Hwang, Edward— se burló otro de los hombres, ahora uno un poco más grande en edad que el ojiazul. —Yo he tratado de vencerlo desde la primera vez que vinimos y no he podido hacerlo, aún no quería admitirlo pero ya me dí por vencido.
—Nada pierdo con intentar— les respondió.
—Suerte con ello— habló un hombre que probablemente tenía la misma edad que Hyunjin.
Hyunjin solo negó divertido.
—Si logran ganarme para la próxima, les regalo el campo de golf y la casa— desafió sin borrar su sonrisa de suficiencia.
Los hombres se voltearon a ver y también sonrieron.
—Trato— dijeron al unísolo.
Entre todos terminaron por guardar sus cosas y se despidieron para marcharse del lugar, habían estado casi todo el día en aquel campo jugando que el tiempo había pasado muy rápido, pero Hyunjin y Jisung no se quejaban, no cuando después de varias insinuaciones que se habían hecho por fin estaban solos, ya que el personal de la casa también se había ido a petición de Hyunjin.
La pareja entró a la casa entre besos y caricias. Jisung dejando salir uno que otro jadeo al sentir las manos de Hyunjin deslizándose por debajo de su corta falda para tocar más allá de sus piernas y magullar un poco la piel con cada uno de los apretones que le daba.
—¿Quieres ir arriba?— preguntó Hyunjin dejando respirar a Jisung, quién asintió frenéticamente por la petición y necesidad tan intensa que recorría su cuerpo ante las ganas de ser tocado y maltratado por su novio.
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