Capítulo 51
Luego de unas horas, la pasarela y todo lo que implicaba ella, había sido un completo éxito.
Jisung había pasado un par de veces, las luces cegadoras de los flashes de las cámaras siguiendo cada uno de sus pasos, tratando de no desconcentrarse y cometer un error, ya que, fue él quien se encargó de abrir y cerrar la noche, quedando muy feliz con los resultados de lo que hizo, aunque al principio antes de pasar, se había sentido presa de los nervios por no saber si lo haría bien, pero con un poco de ayuda por parte de Hyunjin, se calmó, terminando por hacer un buen trabajo.
En cuanto terminó, se cambió rápidamente el atuendo que llevaba por uno cómodo. Después de todo, se encontraba algo agotado y no le interesaba estar bien vestido. Así que se puso una camisa de color blanco que probablemente a juzgar por el tamaño más grande era parte de una de tantas que tenía Hyunjin en su armario junto con unos shorts de mezclilla que eran cubiertos por la prenda superior. Jisung también se había colocado unas vans del mismo color que la camisa.
Ahora se encontraba sentado en el auto de su novio, no sabía exactamente a dónde se dirigían ya que Hyunjin no le dijo absolutamente nada, pero no le importaba realmente, no si a dónde iban era a lado de él.
Jisung a lo largo de toda su relación, ha ido adoptado una clase de fé ciega por Hyunjin, creía en él aún con los ojos cerrados y las manos atadas. Lo adoraba tanto como un creyente podía adorar a su dios, amaba cada centímetro de su cabello, cada una de sus pestañas, la forma en la que sus pómulos se marcaban y la manera en la que sus manos lo tocaban; cómo si fuera la porcelana más frágil, fina y costosa que existe.
Y aunque en cierto punto, para algunas personas se puso en duda aquello, Jisung nunca dejó de creer en él. Era verdad que la forma en la que actuó hace un tiempo no fue del todo correcta, pero fue su mecanismo de defensa ante lo que había visto y las palabras que inundaron en su cabeza en forma de auto-sabotaje.
"Se va a cansar de ti. ¿A caso creías que alguien de su edad se fijaría en alguien de la tuya para algo serio? Por favor, tiene montones de hombres y mujeres detrás de él"
Aquellas palabras se habían cauterizado como un feo tatuaje en su cabeza, llegando a dudar de si en verdad era lo que Hyunjin se merecía.
Pero ahora, a pesar de que aún tenía alguno que otro comentario intrusivo, estos no le afectaban demasiado, porque a pesar de todo, sin importar el futuro o el pasado, era él quien tenía la dicha de ser elegido por Hyunjin. Aunque, de vez en cuando, se preguntaba así mismo si Hyunjin lo seguiría amando si al final se convirtiera solo en un alma dolorida, porque él estaba seguro que sí lo haría, estaba perdido en su amor, envuelto en un sentimiento que no puede combatir, cómo si este fuese un hechizo que no puede deshacer o como si estuviese dentro de un agujero del cual ya no puede salir.
—¿Qué haremos exactamente?— preguntó curioso, viendo las manos de Hyunjin moverse con agilidad sobre el volante del auto al tener que doblar en distintas calles. Gustándole el como se veían haciendo aquello.
—Te llevaré a conocer un nuevo lugar, preparé algo para los dos. No es algo extravagante pero espero que te guste en cuanto estemos allá— se limitó a responderle, con una pequeña mirada de atisbo y una sonrisa plasmada en sus labios.
Jisung pareció complacido con aquella repuesta, así que simplemente se dedicó a admirar todos los inmensos edificios que se imponían cómo lujosas infraestructuras decoradas por destellantes luces de totalidades cálidas que iluminaban las frías y oscuras calles por las que pasaban.
Y con solo observar como cada vez los edificios se hacían más ostentosos, Jisung sabía que al lugar al cual Hyunjin lo llevaría, no sería nada simple. De eso estaba completamente seguro.
Siguieron un par de minutos más, no necesitando de ningún tipo de conversación para sentirse cómodos con la presencia del otro, ya que, sin importar qué, se sentían relajados y seguros estando juntos.
—Hemos llegando, sol— Hyunjin llamó la atención de Jisung, hablándole con voz baja y tranquila al más joven, quien por el cansancio, se estaba quedando dormido sobre el asiento del copiloto.
Con un leve respingo, Jisung lo miró confundido. El sueño en el que se estaba viendo envuelto, haciéndolo perder un poco la orientación. Talló sus ojos con el dorso de su muñeca derecha y parpadeó un par de veces.
—¿Llegamos?— repitió somnoliento, un bostezo escapándose de sus labios después de formular la pregunta.
—Lo hemos hecho— asintió, una cálida sonrisa pintándose en sus labios por lo adorable que se veía Jisung.
Hyunjin no evitó quedar embobado observando sus delicadas facciones, delineando mentalmente cada uno de sus rasgos y adorando cada uno de ellos, así que no dudó al acercar su rostro al contrario y dejar un pequeño beso que fue correspondido al instante.
—Eres muy bonito— susurró el ojiazul en cuanto cortaron la unión de sus bocas, su rostro aún a escasos centímetros del de Jisung.
—Siempre lo repites— le recordó con una sonrisa tonta, sus intensos ojos verdes observando con cariño el rostro del mayor.
—Porque sin importar qué, siempre lo eres— respondió simple, volviendo a tomar su posición inicial. —Pero por muy bonito que seas, mi dulce sol, debemos darnos prisa.
Jisung solo atinó a sonreír.
—¿Me vas a llevar cargando?— preguntó curioso, batiendo sus pestañas animadamente.
Hyunjin pareció pensarlo unos instantes.
—Te estás volviendo muy mimado, dulzura— se mofó.
—Pero ¿Lo harás?— su voz salió melosa, tratando de conseguir una vez más convencer a Hyunjin de algo que quería, aunque usualmente siempre es muy sencillo hacer aquello. Jisung solo lo pide y Hyunjin se lo da, así es como funciona.
—Bien, lo haré— le afirmó, amando el brillo es sus bonitos ojos verdes.
Jisung esbozó una sonrisa en grande, mostrando sus hoyuelos.
Hyunjin tomó su celular para guardarlo en el bolsillo de su pantalón y bajó del auto sin decir nada más, rodeando el vehículo hasta estar frente a la puerta del copiloto la cuál abrió y en un ágil movimiento tomó a Jisung de sus piernas para poder cargarlo. Caminó con el menor entre sus brazos hasta llegar a la entrada de uno de los edificios más grandes que había alrededor, dónde un hombre que parecía ser el de seguridad los recibió.
Hyunjin le dijo un par de cosas que realmente no escuchó muy bien desde su posición, lo único que había logrado entender fue lo último que le dijo aquel hombre a su novio antes de que tomara el ascensor y este se abriera directamente en uno de los pisos, fue entonces cuando Jisung fue separado del cuerpo más grande para que pudiera admirar todo a su alrededor.
Las puertas del ascensor dieron paso a un gran apartamento, el lugar era moderno y muy ostentoso a su vez. Jisung pudo admirar el suelo de madera lleno de flores que pudo reconocer al instante, ya que Hyunjin solía llevarle cada una de ellas.
Habían desde claveles rojos, lirios y crisantemos, hasta tulipanes y orquídeas amarillas, sonrojandose un poco por estás últimas.
Jisung sabía sobre el interés de Hyunjin por las flores y sus significados, así que era obvio que sabía que esas flores no habían sido elegidas al azar, sobre todo sus colores. Hyunjin era un amante de los detalles por muy simples que parecieran.
Su mirada siguió recorriendo todo el lugar, las ventanas y puertas eran todas de cristal, podían observarse las luces del exterior como una bonita constelación y la vista era estupenda. Caminó de la mano con Hyunjin hasta estar completamente dentro y fue cuando pudo divisar un sofá en el cuál dos personas entrarían a la perfección y una pequeña mesita con una botella de vino, frutas cómo aperitivo. También habían un par de velas aromáticas y de frente tenían una enorme pantalla de televisión.
—¿Te gustó lo que preparé?— la voz de Hyunjin salió baja y un poco ronca que el menor no pudo no sentir una corriente eléctrica recorriendolo de punta a punta.
—Es muy bonito, gracias— dijo aún recorriendo el lugar con la mirada.
Todo lucía elegante y acogedor, un equilibrio perfecto si le preguntaban a Jisung.
Hyunjin se posicionó tras Jisung y acercó su rostro al cuello blanquecino de su novio —¿Quieres ver cómo se ve la vista desde aquí arriba?— le sugirió, dejando un suave beso sobre la piel con olor a frutas.
Jisung se sintió manso entre los brazos y besos que Hyunjin le daba, aceptando al instante lo que su novio le propuso. Hyunjin guió al rizado hasta estar a escasos centímetros de separación con los ventanales, Jisung podía observar como los edificios, luces y el resto de infraestructuras se imponían majestuosamente ante él.
—La vista es muy bonita— susurró para si mismo con asombro, pero no lo hizo lo suficientemente bajo como para que el mayor no lo escuchara.
—Tanto cómo lo eres tú, mi amor— sus manos acariciaron el cuerpo de Jisung y se envolvieron sobre sus caderas. —Está vista no se compara ni un poco en como te viste hoy sobre esa pasarela. Con tu lindo maquillaje y la ropa te pusieron. Eras un sol entre tantas estrellas— le halagó. —Mi único y hermoso sol.
Jisung se sonrojó, no acostumbrandose todavía a recibir cada uno de los halagos de Hyunjin. Sus palabras lo hacían sentirse tonto porque nunca sabía que decir.
—Basta— se quejó tratando de ocultar su sonrojo por aquellas palabras.
Hyunjin rió por lo bajo y negó divertido por las reacciones tan inocentes del ojiverde.
Estuvieron observando la vista por unos minutos más, con Hyunjin susurrándole a Jisung uno que otro halago que lo hacía sonrojar, después de eso, se fueron a sentar en el sofá para disfrutar de las frutas cortadas y de la botella de vino que esperaba ansiosa por la pareja.
Jisung tenía sus piernas estiradas sobre el regazo de Hyunjin mientras contaban alguna que otra banalidad y reían a carcajadas por ellas. Ambos estaban perdiendo la noción del tiempo con una copa de vino en una de sus manos.
—Te juro que quise morir ahí mismo por la vergüenza— chilló Jisung, sus mejillas pintándose de un tono escarlata al recordar su pequeño incidente de esa mañana con las horas en las que debía llegar para sus ensayos previos a la pasarela.
—Realmente no me sorprende, eres muy despistado— se burló Hyunjin.
—Oh, cállate— se quejó con un mohín en sus labios.
Hyunjin acarició con la yema de sus dedos la suave piel de las piernas de Jisung, amando lo bonitas que eran estás.
—No puedes negar que no eres despistado cuando eres literalmente la definición de la palabra— se mofó con una sonrisa ladina.
Jisung hizo un chasquido con la boca y marcó más su mohín, haciendo enternecer a Hyunjin por su infantil reacción.
—No es gracioso— se quejó, marcando las arruguitas de su entrecejo.
Hyunjin sonrió. Tratando de no tirar el líquido que permanecía en su copa, se inclinó hacia el cuerpo contrario y comenzó a hacerle cosquillas a Jisung con su mano desocupada.
—¡No!— chilló al sentir la mano de Hyunjin haciéndole cosquillas en el estómago y cuello.
Jisung comenzó a retorcerse bajo el toque de Hyunjin y sin tener ningún tipo de cuidado trató de empujarlo, haciendo que el vino se derramara sobre su camisa y soltara un chillido de sorpresa por el repentino líquido empapando su camisa, manchandola de un color granate.
Después del incidente, ambos solo rieron a carcajadas por el desastre que armaron sobre sus cuerpos.
—Tendré que cambiarme si no quiero dormir pegajoso.
—¿Traes ropa de más o quieres que te acompañe al auto?
—Por suerte, traigo un conjunto en mi mochila. Ya vuelvo— el ojiverde se levantó rápidamente y caminó hacia donde había dejado sus cosas, buscó un poco hasta que sacó una camiseta y unos joggers de color negro.
Sin importarle nada, se despojó de sus prendas, quedando totalmente desnudo a excepción de su bonita ropa interior y se colocó la ropa limpia.
Caminó de vuelta hacia donde Hyunjin se encontraba acomodando las copas y secando un poco del vino que manchó el suelo.
—¿Estás cansado?, ¿Quieres dormir?— preguntó Hyunjin en cuanto Jisung volvió a tomar asiento a lado de él.
—Aún no... ¿Podemos seguir charlando? Me gusta hacer eso— pidió.
—Podemos— afirmó con una reluciente sonrisa. —Y justo eso me recuerda a que mis socios quieren salir a jugar golf— se explicó. —Me preguntaba si quieres ir conmigo.
—¿Cuándo?— inclinó un poco su cabeza, mirando con curiosidad al mayor.
—Me lo pidieron hoy después de que terminamos una reunión, dijeron que querían ir mañana por la tarde. ¿Estarás desocupado? Si no, puedo decirles que otro día, de todas formas el campo es mío— se encogió de hombros.
—No haré nada así que puedo ir. ¿Solo irán tus socios?
—También sus parejas pero no sé si estarás interesado en estar en su grupo, suelen ser un tanto... Irritables— se limitó a decir. —De todas formas, yo planeaba que estuvieras siempre a lado mío.
—De acuerdo, ¿Pasarás por mi a casa? ¿O me llevarás por mis cosas y estaremos en tu apartamento hasta que sea la hora de ir?
—Mañana tengo otra junta importante con unos inversionistas alemanes, así que tendré que llevarte a casa— le explicó. —Pasaré un poco después de medio día.
Jisung asintió.
—¿Me enseñarás a jugar?
—Si quieres puedo hacerlo— le regaló una pequeña sonrisa.
—Está bien— asintió de acuerdo, tallando uno de sus ojos con el dorso de su mano derecha.
—¿Quieres dormir ahora sí?
Jisung sonrió un poquito, apenas notandose en sus facciones pero asintió. No creía estar más tiempo despierto después de un largo y agitado día.
—Duerme, iré a revisar si la habitación está lista para llevarte a la cama— dijo en voz baja.
Jisung asintió lentamente, sus rizos rebotando al mismo tiempo en el que movía su cabeza y se acurrucaba en el sofá.
Había sido un excelente pero agotador día.
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