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Capítulo 48

Después del incidente en la piscina con aquel chico de cabellos rubios, Jisung ya se encontraba en su habitación esperando por Hyunjin.

Ya se había dado una ducha y se había colado una camiseta grande de su novio como pijama y ahora estaba sentado sobre la orilla de la cama viendo algunos mensajes cuando el sonido del pestillo de la puerta abriéndose llamó su atención.

Alzó su mirada y observó como Hyunjin entraba a la habitación con un aura caliente y dominante, vistiendo solo sus shorts cortos colgando de sus caderas y su pecho desnudo repleto de la tinta de unos cuantos tatuajes que se había hecho durante sus tiempos de fraternidad.

Jisung quiso deslizar su lengua alrededor de los perfectos trazos hechos con tinta negra y marcar la piel careciente de ésta.

—Hyun ¿Te vas a bañar o ya vamos a dormir? Te dejé ropa en el baño para que te cambies por si tomas una ducha.

—La tomaré más tarde— respondió caminando en dirección hacia el rizado, parándose frente a él y viendo su lindo rostro desde arriba.

El menor alzó la mirada para poder observar bien el rostro del ojiazul quién maldijo al ver la bonita carita de Jisung con sus espesas pestañas acariciando sus pómulos y sus preciosos ojos verdes viéndolo fijamente cómo si fuera lo más inocente en el mundo.

Luego de esa linda vista, una imagen muy obscena llegó a su mente, una en la que el dulce rostro de aquel hermoso ángel estaba repleto de su semen después de chupársela cómo todo un experto.

—¿Entonces ya vamos a dormir?— susurró solo para  que Hyunjin lo escuchara.

—No, mi amor. ¿A caso ya olvidaste que estás castigado?

Jisung negó y batió suavemente sus pestañas.

—Hemos estado más de un mes sin acostarnos y ahora estás castigado— le explicó. Una de sus manos acarició la mejilla izquierda de Jisung quién se inclinó instintivamente hacia el dulce toque. —Así que quiero que abras tus lindas piernas para mí porque tengo muchas ganas de follarte, sé que no te costará hacerlo— demandó, la dulce caricia en la mejilla de Jisung fue cambiada por un fuerte agarre sobre su mandíbula, los dedos pulgar e índice magullado la tierna piel. —¿Lo harás, zorrita?— los penetrantes ojos azules de Hyunjin analizaban minuciosamente los cambios en sus facciones para saber si tenía su consentimiento.

Jisung se apartó del duro toque y dejó que sus hoyuelos se marcaran en una sonrisa coqueta cuando se recostó delicadamente sobre la cama y abrió sus piernas, incitando y mostrándole a Hyunjin que no llevaba nada más allá de su camiseta.

El intenso azul de los ojos de Hyunjin se desvaneció, dejando solo un pequeño rastro al divisar la suave piel sin nada encima, la intimidad de Jisung se le ofrecía tan descaradamente que no tardó mucho en sentir una opresión dentro de sus shorts, indicando que estaba teniendo una erección.

—¿Así que ya estabas listo para mí como una buena puta, esperando a tú hombre con las piernas abiertas para complacerlo cómo se debe?— dijo mientras se subía sobre el cuerpo del rizado. —Imagina lo que dirían tus padres al ver a su precioso bebé siendo una puta descarada por mi polla.

Hyunjin presionó su erección vestida contra la desnudez entre las piernas de Jisung, provocándole un jadeo al sentir la dureza de su miembro.

—Te hice una pregunta, maldita zorra. Contesta—  Jisung gimió y se retorció bajo el cuerpo contrario cuando la palma de Hyunjin impactó en su mejilla derecha, dejándole sus dedos plasmados en un tono rojizo sobre la piel blanca.

Jisung se sintió aturdido pero el golpe lo calentó más. —Sí— lloriqueó.

—¿"Sí" qué?— presionó más su entrepierna.

—Sí, papi. Quiero que me folles duro, hazme tuyo— lloriqueó.

—Abre tu boquita y chupa mis dedos— le ordenó con dos de sus dedos jugando sobre sus labios.

Jisung asintió y metió el par de dedos en su boca, llenándolos lo más que pudo de su saliva. Hyunjin sacó sus dedos cuando creyó que estaban lo suficientemente húmedos y los guió a la entrada del menor.

El ojiverde soltó un jadeo al sentir la humedad acariciar su piel y soltó un gemido agudo cuando Hyunjin metió el primer dedo sin delicadeza. Sintió cómo el dedo entraba y salía en un ritmo lento, curvándose de vez en cuando y de pronto sintió otro uniéndose al primero y abriéndolo un poco más, estirando deliciosamente sus paredes internas.

Hyunjin enterraba sus dedos hasta los nudillos, los metía duramente y los sacaba en un desliz suave. El ritmo tenía a Jisung hecho un desastre de suspiros y jadeos cada que los dígitos martilleaban en su próstata.

—Deberías agradecer que para nosotros pedí una habitación aislante de sonido, sino justo ahora todo el maldito hotel junto a tus padres escucharían cómo te tengo justo ahora— se burló sin detener las penetraciones con sus dedos.

—Te quiero dentro— pidió en un suspiro. —Por favor, papi.

—¿Crees que te lo mereces? ¿Mereces tener a papi dentro tuyo, mi amor?— subió una de las piernas del ojiverde a su hombro y chupó la parte interna de su muslo.

Jisung asintió rápidamente, sus rizos agitándose en cada movimiento.

—Lo merezco— susurró en respuesta.

—¿Lo haces? No mientas.

El rizado mordió un poco su labio y asintió.

—¿Seguro? Porque yo recuerdo que estabas de zorra con aquel estúpido, ¿A caso mi polla no es lo suficientemente buena para satisfacerte que necesitas buscar a alguien más?— reclamó, sacando sus dedos sin avisar.

Jisung negó.

—Palabras— su mano impactó contra el muslo izquierdo.

—No, papi. Tengo suficiente contigo— lloriqueó.

Hyunjin alzó su camiseta y la quitó completamente de su camino, dejando a la vista el pequeño par de aretes en los pezones de Jisung y llevó su boca a uno de ellos para morder y chupar la protuberancia.

Jisung se retorció bajo el toque de Hyunjin, buscando ser llenado hasta lo más profundo de si, lo quería dentro sin importar qué.

—Por favor— suplicó en un hilito de voz.

Y mierda, Hyunjin quería castigarlo pero habían estado más de un mes sin follar y realmente quería enterrar su polla entre las piernas de Jisung y llenarlo hasta que su semen se escurriera.

—Maldita sea— gruñó. —Te voy a follar pero en cuanto estemos de vuelta en Londres te voy a castigar— avisó.

Se separó del cuerpo tembloroso de su novio y bajó rápidamente sus shorts, bombeó un poco su dura erección para esparcir el presemen que ya salía de la punta rojiza del glande y se volvió a acomodar sobre el cuerpo del menor.

Tomó en su puño el glande y lo restregó un par de veces contra la piel húmeda, presionando de vez en cuando para desesperar a Jisung.

Hizo aquello un par de veces hasta que se aburrió y comenzó empujar su polla en la estrechez, sintiendo cómo cada centímetro de él de deslizaba en el caliente interior de su novio hasta tener la mitad del miembro dentro.

—Metela toda— pidió reteniendo un gemido.

Hyunjin ni si quiera lo pensó cuando de una sola estocada entró por completo en Jisung, arrebatando de su garganta un gemido lastimero lleno de excitación. Se mantuvo unos cuantos segundos ahí hasta que Jisung pidió que se moviera.

Las primeras penetraciones eran lentas pero duras, y en cada una iba aumentando la intensidad y la rapidez con la que las daba.

—ah, mierda. Que bien me aprietas la polla— gimió con voz ronca, sus embestidas comenzaron a llevar un ritmo más rápido.

—Un poco más fuerte— pidió apretando las sábanas bajo su cuerpo.

La cabecera de la cama en la que estaban comenzó a chocar contra la pared al mismo tiempo que los gemidos de Jisung se volvían más fuertes.

—Te siento tan.. dentro— suspiró, guío sus manos hasta la fornida espalda de Hyunjin y raspó la piel con sus cortas uñas.

Sus pieles chocaban en cada penetración que Hyunjin le daba a Jisung, emitiendo fuertes sonidos que si no fuera por las paredes de la habitación, probablemente los huéspedes de las otras habitaciones los escucharían.

A Hyunjin le calentaba la idea de que se estaba follando a Jisung en el mismo lugar en el que sus padres estaban cuando el padre de éste le había dicho que lo dejaría quedarse con él en la habitación del hotel con la condición de que no lo tocara.

—Deberías de ver tu carita de muñequita justo ahora, tan inocente que te ves y te encanta que te trate como mi puta personal— le susurró. —¿Te gusta cómo te estoy follando?, ¿Te gusta tener mi polla dentro?

Jisung simplemente gimió, ya no podía formular muchas palabras, no cuando Hyunjin no paraba de golpear su punto dulce.

—Papi... estoy cerca— suspiró con lágrimas resbalando de sus bonitos ojos verdes.

Hyunjin aceleró más su embestidas y comenzó a masturbar el miembro de Jisung hasta que solo fue cuestión de segundos para que el ojiverde se corriera sobre su estómago.

En cuanto Jisung tuvo su orgasmo, Hyunjin sacó su erección y las masturbó un poco con la caliente imagen de Jisung luciendo destrozado.

Tenía sus labios de un rojo intenso, sus rizos estaban revueltos y pegados a su frente, su cuerpo completamente perlado por el sudor y su respiración apenas regulándose.

Dejó a Jisung unos segundos para que se recuperara de su reciente orgasmo en lo que buscaba algo entre sus cosas, hallándolo rápidamente. Tomó el cinturón de cuero y regresó a la cama en la que Jisung se mantenía aún con sus piernas abiertas, esperando por Hyunjin.

El mayor se subió a la cama y le colocó a Jisung su cinturón en el cuello, pasó en lado contrario por la hebilla y jaló hasta que le quedó como una especie de collar del cual podía tirar y apretar un poco más.

Jisung relamió sus labios y miró sorprendido a Hyunjin con sus ojos verdes en grande, admirando cada uno de sus movimientos.

—Chupame la polla, me quiero correr en tu carita— le dijo con una sonrisa, la mano desocupada la guió hasta los pezones de Jisung dónde comenzó a apretarlos un poco.

Jisung solo abrió la boca en respuesta, sacando un poco su lengua en una invitación para que Hyunjin pusiera su polla ahí.

Dejó de acariciar los pezones de Jisung y tomó su pene para guiar el glande hacia la humedad de la lengua rosita. Dió unos cuantos golpes con la cabeza y dejó que el menor hiciera el resto.

—Tragala toda— ordenó.

Jisung chupó solo el glande, se tomó su tiempo para pasar su lengua en la pequeña hendidura y saborear el presemen. Delineó con la punta todas las venas que se alzaban bajo la piel del pene y ahuecó sus mejillas. Siguió así hasta que decidió que quería aumentar el ritmo.

Le encantaba sentirse ahogado cuando metía toda la polla de Hyunjin en su garganta, así que sin pensarlo metió toda la extensión dentro de su garganta, reteniendo una pequeña arcada que sintió al hacerlo.

—Jodida mierda, no sabes cuánto me pone verte con mi polla hasta el interior de tu garganta.

Jisung no respondió, en cambio aceleró sus movimientos. Cada que la dura erección se deslizaba en su garganta hacía sonidos húmedos que podían considerarse obscenos.

Hyunjin sonrió malicioso y jaló fuertemente del cinturón para que Jisung no pudiera sacar su polla de su boca, manteniéndolo en esa posición unos segundos.

Cuando por fin el ojiazul lo dejó respirar, Jisung comenzó a toser un poco para calmar el ardor dentro de su garganta.

—Mirame a los ojos, me voy a correr y quiero ver tu linda carita de putita llena de mi semen.

Hyunjin ya sentía el orgasmo arañar sus entrañas para ser liberado. Con su mano derecha se masturbó viendo directamente al rostro de Jisung quién lo veía atento, esperando con su boquita abierta para tragarse todo el semen que pudiera darle.

Y con la caliente imagen de su novio con sus ojos brillosos y sus labios rojos se corrió sobre su cara. Vió como las tiras de semen cayeron sobre sus labios y mancharon sus mejillas.

Hyunjin bombeó su miembro hasta que la última gota de su semen se derramó sobre el perfecto rostro de Jisung y se agachó para plantar un beso húmedo pero lento en los labios rojitos de Jisung, saboreando un pequeño rastro su propia esencia.

—Lo hiciste muy bien, mi amor— dijo después de una larga sesión de besos, separándose con un chasquido y quitándole el cinturón de su cuello. —Descansa un rato, te limpiaré un poco y luego más tarde te despierto para bañarte— le susurró, dándole un fugaz beso en los labios antes de levantarse y dirigirse al baño que había en la habitación.

Era de día, los padres de Jisung y la madre de Hyunjin junto con sus hermanas se encontraban terminando de desayunar en el restaurante del hotel, cada quién ingiriendo algo de su agrado mientras mantenían una animada conversación entre todos.

—¿Cómo durmieron todos?— Preguntó la madre del ojiazul.

—De maravilla, las camas son muy cómodas— respondió Donghae.

—Nosotros dormimos realmente bien— ahora fue Hyunjin quién respondió la pregunta de su madre. —¿Verdad, mi amor?— le dió una mirada de autosuficiencia a Jisung quién solo asintió con la cabeza.

—¿Qué tienes, cariño?— preguntó Yoona. —¿Por qué no has dicho nada?

—Me duele un poco la garganta— explicó con su voz lastimada y haciendo muecas al hablar. —Creo que me hizo daño estar en la piscina todo el día— se encogió de hombros sin querer decir algo más.

—¿Seguro?— se burló Haileyl tratando de contener una carcajada.

Jisung frunció el entrecejo y su cuñada señaló su cuello, en cuanto notó a qué se refería  se apresuró a cubrirse las marcas que decoraban su piel, aunque desafortunadamente no fue tan rápido cómo creyó.

—¿Qué tienes en el cuello?— preguntó Donghae con su entrecejo fruncido, mirando fijamente a su hijo.

Jisung no supo que decir y Hyunjin palideció un par de tonos.

—No es... No es nada, papá— respondió nervioso.

—Seguro ese nada fue un mosquito muy molesto de ojos azules— se burló Stacy, tratando de contener una carcajada.

—Bája el cuello de tu camiseta— ordenó el hombre ojiverde con su semblante serio.

Jisung deseó que la tierra se lo tragara ahí mismo y Hyunjin comenzó a temer por su integridad cuando escuchó las palabras de su suegro.

Los dedos temblorosos de Jisung tomaron el cuello de su camiseta y comenzó a bajarlo lentamente bajo la atenta mirada de los presentes en la mesa.

Sin querer mirar a sus padres a los ojos, terminó de bajar la tela que le cubría.

—Hwang— llamó. Hyunjin creyó comenzar a sudar frío. —Tu y yo hablaremos más tarde— sentenció.

Y Hyunjin solo tragó saliva.

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