Capítulo 33
Ya era sábado y el cumpleaños Yoona; la madre de Jisung, había llegado. La pequeña celebración se estaba llevando en su propia casa, teniendo de invitados a un par de amigas, sus cuñadas, y al novio de su hijo, cada uno de ellos con sus respectivas familias.
El patio de la casa estaba adornado por algunos globos de tonalidad verde salvia junto a un semi arco siendo el centro de atención frente a una mesa donde estaban los regalos, el pastel y algunos aperitivos.
En medio del lugar estaba una larga mesa con manteles color perla. Un hermoso ramo de lirios blancos y verdes en el centro como decoración, el cuál se llevó muchos halagos junto a la hermosa vajilla de porcelana.
Para ambientar el lugar, había musica de los años 80. Artistas como David Bowie, Michael Jackson, Queen y Blondie que eran de los artistas favoritos de Yoona, sonaban en un volumen moderado para que la plática entre los presentes se llevara amenamente.
—Jisung, cariño. ¿No tienes calor con ese suéter?— preguntó curiosa una sus tías que hace unos momentos platicaba con sus padres, al ver cómo el ojiverde era el único abrigado cuando solo estaban a unos 20°.
Jisung quién estaba platicando con sus cuñadas sobre que Hyunjin solo tardaría un poco más en llegar, la miró confundido al no haber escuchado bien lo que preguntó, pidiendo silenciosamente que lo repitiera, a lo cual la mujer no se negó.
Y bueno, cuando lo hizo no supo que responder.
No es cómo que le vaya a decir a su tía algo cómo: "Oh, lo traigo porque mi novio parece un vampiro y me dejó muchos chupetones porque pareciera tener una fijación con mi cuello y no quiero que mis padres lo vean"
Definitivamente no diría aquello. Y menos si los tenía de frente.
—Es que me gusta como se ve— respondió simple encogiéndose de hombros. Su tía hizo una mueca pero pareció conforme con su respuesta.
La plática entre la familia siguió agradablemente para todos, estuvieron conversando sobre lo que han estado haciendo estos últimos días y recordando viejos tiempos. Todo iba tranquilo hasta que el grito de Haileyl los sobresaltó a todos.
—¡Hyun!— chilló, parándose de su lugar al divisar a su hermano llegando, sonrojandose cuando todos en la mesa la miraron. —Lo siento— se disculpó la chica.
Jisung se giró rápidamente para mirar en la dirección que su cuñada señaló.
Y sonrió al verlo.
Hyunjin venía caminando con una sonrisa pintada en sus labios hacia la mesa donde todos estaban sentados, su rostro siendo familiar para algunos miembros del lugar, sobre todo para un hermoso rizado de ojos verdes que solo quería salir corriendo en su dirección y lanzarse sobre él, para que éste lo envolviera en sus brazos y lo llenara de besos y mimos.
El hombre iba vestido con unos zapatos deportivos blancos, unos joggers de color negro al igual que su camiseta manga larga y con unos lentes para el sol descansando en el puente de su perfilada nariz, haciendo que se viera atractivo sin estar tan arreglado como de costumbre.
Hyunjin caminó primero hasta el lugar donde estaban sus suegros para saludarlos y felicitar a Yoona por su cumpleaños, saludó a su madre y hermanas, después se presentó con las personas que no conocía y por último se dirigió hasta donde el ojiverde para saludarlo con un beso en los labios, dejando sorprendidas a las amigas de su madre y a sus tías.
—Te ves muy bonito, amor— fue lo primero que dijo en cuanto se separaron del beso, aún con sus rostros a centímetros de distancia.
—Tú no te quedas atrás, Hyun— le regaló una sonrisa con hoyuelos.
Jisung iba a volver a unir sus labios en otro beso pero el carraspeo de su padre lo hizo detenerse.
—Creo que ya son muchas muestras de afecto por hoy, ¿No?— dijo con su entrecejo fruncido y sus brazos cruzados sobre su pecho. —Hyunjin, ¿No quieres tomar asiento a lado mío?.
—¡Donghae!— se quejó Yoona. —Deja en paz al novio de tu hijo.
—Pero lo está besando frente mío. Aún no llegamos a esa etapa de confianza— rezongó.
—Y eso que no los ha visto cuándo..— Miley iba a seguir hablando pero la mano de Stacy sobre su boca no la dejó.
—Miley, cállate— gruñó por lo bajo Stacy con una risa nerviosa.
Jisung palideció y Hyunjin le agradeció internamente a Stacy.
La pareja de adultos los miraron con una ceja alzada.
—Miley, aún tienes comida. Termina o no te tocará pastel— interrumpió Hailey.
Juliette al igual que el resto de las personas solo observaba la escena mientras trataba de no reír por las reacciones de su hijo y su yerno. Al parecer su ojiazul no era tan intimidante cómo aparentaba.
—Creo que deberíamos seguir con la comida— dijo Yoona, olvidando lo que la adolescente iba a decir.
Jisung no dijo palabra alguna y Hyunjin tomó asiento a un lado de él. Todos en la mesa decidieron seguir degustando su platillo mientras conversaban de una que otra cosa y se ponían al tanto de varios temas.
La celebración se llevó agradablemente para todos. Hicieron bromas, rieron, bailaron y se diviertieron en todo momento, hasta que la hora de abrir los regalos había llegado.
Yoona obtuvo desde unas cuantas prendas de vestir hasta una que otra joyería por parte de sus cuñadas y amigas. Y ahora era turno de Hyunjin de entregarle su regalo.
—Realmente no me dió tiempo de envolverlo o de meterlo en alguna cajita porque lo pedí a último momento— explicó mientras buscaba entre sus bolsillos y sacaba de ahí una especie de papeles en forma rectangular. —Pero aquí está.
Todos estaban en silencio y miraban curiosos lo que él hombre ojiazul le regalaría a la mujer.
Hyunjin le tendió los pedazos de papel con una sonrisa de suficiencia en su rostro.
—Es una broma, ¿Cierto?— preguntó Yoona sin dejar de leer el contenido escrito en el papel.
—No lo es. Son unos boletos de avión con destino a Italia, podrán ir a todas sus ciudades— explicó. —Y no hay devolución— Todos abrieron los ojos sorprendidos, prácticamente el regalo de Hyunjin había opacado al resto. —La estancia está completamente pagada, podrán salir a pasear y divertirse.
—Solo son dos— dijo para si misma. —Quieres deshacerte de nosotros para que te dejemos a Jisung para ti solo, ¿No?— cuestionó con su semblante neutro.
Hyunjin no respondió.
—Porque está funcionando— ahora fue Donghae el que habló mientras soltaba una sonora risa. —¿Todas las ciudades de Italia? Podremos tener una especie de cita romántica todo un día, dar un paseo por el gran canal y no sé, ir a algún restaurante y probar de todo— dijo mientras veía con una bonita sonrisa a su esposa.
Jisung sonrió al igual que ellos, amaba la forma en la que sus padres se amaban. Ellos eran el vivo ejemplo de qué quería en su vida.
Tal vez sonará estúpido o patético porque cree que aún es muy rápido cómo para pensar en ello, pero realmente quiere vivir con Hyunjin en carne propia todo eso que sus padres son, quiere vivir lo que es enamorarse cada día de la misma persona.
Tal y cómo ha leido en varios de sus libros. Aunque omitiendo la parte en la que los personajes son unos tontos.
Después del bonito regalo por parte de Hyunjin, la noche cayó en la ciudad de Londres y la hora de que algunos de los invitados se retiraran a sus respectivas casas, había llegado.
La madre y hermanas de Hyunjin se habían ido hace un par de horas, él fue el único de los Hwang que se quedó para pasar un rato más con su dulce novio.
La familia de una de las hermanas de Donghae no pudo marcharse, era muy noche y vivían en un lugar retirado cómo para irse así nadamás. Yoona les había ofrecido amablemente que pasaran la noche en su casa sin ningún problema, a lo que los otros habían aceptado.
La casa de los Han no era pequeña, pero solo contaba con 4 habitaciones. Una para los invitados, otra para la pareja, una que servía cómo estudio para Donghae y una más para Jisung. Así que el espacio era limitado cómo para meter a la familia en una sola habitación.
—¿Por qué no te vienes conmigo a mi apartamento? Así les dejas tu habitación para que estén más cómodos— le preguntó Hyunjin a Jisung.
—¿Seguro que es para que estén más cómodos?— interrogó con una sonrisa altanera.
—De acuerdo. Es para que pasemos la noche juntos.
—Pero recién estuvimos juntos.
—Pero te quiero en mi apartamento, me gusta tenerte ahí. Además, Jyll te extraña— dijo cómo si fuese lo más obvio.
—Está bien. Le diré a mamá que me iré contigo está noche— aceptó. —Pero primero dame un besito— se acercó hasta estar completamente pegado al cuerpo del ojiazul, quién no tardó en envolver sus fuertes brazos en su pequeña cintura.
—Todo lo que mi chico pida— respondió antes de unir sus labios en un tierno beso.
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