Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8

Dos semanas habían transcurrido desde que Namjoon visitó ese lugar, quiso ir mucho antes, pero el trabajo y sus propios pensamientos lo frenaron lo suficiente. Ahora estaba ahí, estacionado fuera del Bawdy con un gran debate mental. Se decía a sí mismo que sólo iba por un trago, ¿a quién quería engañar? Por algún motivo estuvo pensando durante todos esos días en Suga. No sabía si era él en particular o lo que un lugar como ese brindaba, la facilidad para dejarse ir sin miramientos o preocupaciones externas, una salida fácil en la que no se debía envolver sentimientos y se economizaba tiempo.

Sin embargo, cuando reflexionaba sobre regresar siempre tenía una cara mente. Desde que se había descargado la aplicación tal cual Suga le dijo, estuvo observando los prospectos y la verdad es que ninguno le llamaba la atención a través de las fotos. Por mucho que buscó y miró, siempre terminaba en el mismo perfil que evaporaba su control y concentración. Curiosamente, aunque sí pudo ver el perfil de Suga más de una vez, no pudo comunicarse directamente para fijar un encuentro. Hacía solo tres días atrás que la palabra "disponible" apareció en su perfil.

Bajarse de su vehículo fue toda una batalla mental. Él jamás se imaginó visitar un lugar así y menos regresar una segunda vez con la imagen de un alfa en mente. Dos semanas atrás, una nueva puerta se había abierto en su vida sexual y quería cruzarla para ver qué otras sorpresas aguardaba.

Avanzó siendo recibido por el chico de la entrada. Servicio de élite, ambiente casual y de clase a la vez. Un rostro conocido lo saludaba cordialmente desde el bar. Jeon Jungkook el amigo de su hermano, el omega por el cual Kim Taehyung comenzaba a perder el sueño. Lo había notado desde que lo hizo descender aquella noche con esas excusas, estuvo supuesto a regresar a Busan, pero ahí seguía en Seúl. El menor le sirvió un trago, como si supiera lo que él necesitaba en aquel instante en el  cual anunciaban el comienzo del show.

Cómo desplomar su orgullo y sucumbir a los deseos de la carne. Era capcioso preguntarse a sí mismo qué hacía ahí. Viéndolo sonreír y desplazarse como una fiera que domina y disfruta de su hábitat. Siendo él otro cazador ávido de sexo y lujuria, pero presa de sus deseos más lascivos y oscuros.

El problema de un alfa que gusta de otro, es la negación a ceder ante la potestad de quién posee a quién. Feromonas alfas que se mezclaban, maderadas, metálicas, incluso algunas que olían a whisky y arena. Sin embargo, podía identificar con claridad el aroma de ese hombre desde su lugar como si le hubiese seguido el rastro desde su primer paso al exterior.

Grácil como un leopardo en la cúspide de su éxito, Min Yoongi se adueñaba del escenario como cada noche en que debía presentar su espectáculo. Bajo las luces moradas, su mirada se cruzó con la de ese alfa peligris sentado en la barra y que había saboreado noches atrás. Misma mirada que sabía a segundas partes y al deseo inquieto de algo más que el trago de Hennessy que tocaba los labios del Kim Namjoon.

Ellos reconocían la presencia del otro, pero los hilos que los unían sabían en qué momento ceder para dejarlos en sus respectivos sitios. Esa noche, Namjoon no había reservado al alfa, fue con la esperanza de poder apartar sus servicios una vez que llegara, pero para su sorpresa, Suga estaba siendo muy solicitado. Sus días alejados del local creó nuevamente una gran ola de expectativas y bestias carnívoras que se rifaban el trozo de carne más preciado.

Contempló el espectáculo, los billetes que le eran lanzados y los que lograban colocar directamente en su cuerpo semi desnudo, todos los ojos que tenía encima. Despertaba las más tórridas lujurias y lo sabía, cada vez que ladeaba una sonrisa mostrando parte de su ensilla la superioridad se expandía por sus poros. Era el genio que encantaba a todos sin pretender ser algo que no era. Suga en el escenario no fingía una feminidad inexistente, pero la sensualidad desbordada era avasalladora. Dejaba su cuerpo compasar cada cambio del ritmo, dominándolo en vez de simplemente fluir con él.

No notó cuando los movimientos se terminaron porque fue hipnotizado hasta el final. Lo observó hacer una pasarela por donde estaban todos los clientes que deseaban entregarle dinero directamente. Se desplazaba por casi todo el lugar y Namjoon no esperó verlo detenerse justo frente a él en la barra. Todos estaban sentados en mesas, parados cerca de los escenarios o aquellos que tonteaban con algunos de los trabajadores, pero en la barra del bar solo se encontraban Jungkook y Namjoon.

Nunca se podía andar de cacería con la mirada en el suelo y Yoongi parecía conocer muy bien esa regla porque su miraba siempre era activa y directa, estudiando todo su entorno y cada detalle que este escondía. Desde que salió al escenario pudo sentir una de esas miradas penetrantes que pesaban como mancuernas en sus hombros, por eso no tardó en identificarlo entre la multitud, como un lobo que olía al más jugoso ciervo en el medio del monte.

Los hermanos Kim eran buenos clientes, los conocía y sabía a qué atenerse, pero Namjoon era su objetivo ideal. Justo esa noche, Yoongi podía sentir el hambre arañar sus entrañas porque estaba en sus días previos a su rutina y eso lo mantenía eufórico, cachondo, hambriento. No como el monstruo ciego en el cual muchos alfas podían convertirse, pero lo suficientemente peligroso para un manjar como ese.

La llegada del estro significaban días de descanso pagos a los cuales él no se negaba jamás, sería estúpido rechazar descanso y buen dinero. Para Bawdy era más factible dejarles descansar que tener alfas nerviosos, ansiosos, temperamentalmente descontrolado rondando por los rincones porque eso siempre podía terminar en una desgracia. Sabían jugar bien sus cartas, aprovechaban el precalentamiento para que su apetito se desbordara y pudieran consumir mayor número de clientes sin agotarse demasiado y con mejor humor. Esto les garantizaba buenas sumas de dinero.

Sudor picaba a lo largo de las sienes de Yoongi evidenciando su baile, Namjoon seguía las gotas rebeldes que rodaban por su cuello, pecho, sus brazos brillantes. La humedad no duraría mucho con el helado aire acondicionado al máximo. Sus músculos parecían más firmes, sus labios más suaves, cuerpo más flexible y generoso mientras sentía el magnetismo que atraía a las masas.

Había música, pero hubo silencio entre los dos alfas que tan atentamente se admiraban. Una vez más hechizado por Suga, las manos de Kim viajaron a su billetera y sacó unos cuantos billetes grandes para colocar en el cuerpo del artista frente a él. En un primer instante, iba a colocarlos en el cinturón de sus shorts negros, pero terminó atrayéndolo sin apartar la mirada y colocándoles sobre su trasero, apretándolo fuertemente y viendo la sonrisa ladeada en el contrario. Le gustaba esa sensación bajo sus palmas que fue tan efímera.

— Has tocado demasiado y no es tu momento. — Sentenció quitando las manos de Namjoon con una sonrisa. — En estos momentos soy mercancía a la vista de todos.

— Quiero tenerte esta noche.

— No recuerdo haberte visto en mi lista y ya tengo a todos mis clientes reservados. — Mencionaba estudiando la blanca camisa que se ajustaba a los músculos de ese alfa, el pequeño árbol de plata que caía justo en ese escote en forma de uve y cuya cadena rodeaba el cuello de su dueño haciéndolo resaltar.

— Intenté comunicarme contigo a través de la aplicación sin éxito, es por eso que decidí venir directamente.

Yoongi lo observó durante un momento más porque era cierto que él no estuvo disponible en la aplicación durante los últimos días, había estado demasiado ocupado cuidando de Hoseok, tratando de hablar con el jefe para que le diera la oportunidad de tomar una licencia de un mes en el que estaría internado. El pelirrojo había insistido en que se encontraba mejor, que fue una recaída de una única noche, mas Yoongi no quiso correr riesgo. Le aconsejó que se alejara de todo y se internara unas semanas. Le costó un poco convencerlo, pero el delta había terminado por aceptar. Todavía seguía sin saber el motivo por el cual volvió a acudir a esos medicamentos, pero él tuvo que regresar a trabajar, darle tiempo a Hobi para ganar fuerzas y contarle todo ya mejor.

— Tengo dos clientes, el primero ha pagado solo una hora, el segundo dos. Si estás dispuesto a esperar tres horas, puedo hacer un hueco para ti. — Namjoon fue tomado por sorpresa, creyó que simplemente rechazaría su oferta, mas asintió viendo al alfa tragar saliva, algo tan sencillo le parecía tan erótico.

— ¿Puedo pagar por toda tu noche y así tenerte por hoy únicamente para mí?

— Así no es como funciona este negocio, no puedo perder varios clientes seguros por uno del cual no conozco nada, ellos ya han pagado una parte por adelantado al hacer la reservación y yo debo cumplirles. Si quieres tenerme toda la noche entonces debes contratarme por las horas en que Bawdy estará abierto, el resto ya sería dependiendo de lo que haremos cuando estemos fuera de estas paredes.

Yoongi pudo ver la duda en sus ojos, pero las cosas funcionaban así. Un alfa que se creía con derecho de esparcir su mierda esperando que el resto se acoplara a él. Yoongi ya había pasado por muchas cosas, trabajar en el club fue terapéutico para él en cierto modo. Fue un modo de ir recuperando su cuerpo, su biología. Pudo controlar sus instintos para mostrarlos a conveniencia, reprimir el alfa agresivo y gruñón que procuraba atacar antes de que lo lastimaran. Ahora sabía cuánto y con quién ceder a su racha más salvaje porque aunque clientes, no todos eran compañeros aptos y adecuados para él.

Las confusiones de su juventud habían muerto, ya no luchaba consigo mismo o las opiniones del resto con su voz diciendo una cosa y su cuerpo reaccionando a otras. No es un alfa deprimido y quebrado que no tiene donde caerse muerto, vendiendo su cuerpo en un burdel solo por necesidad. El dinero definitivamente era la parte más importante porque le gustaba vivir bien y darse el lujo que deseara en el momento que precisara.

— Si desaseas esperarme, eres bienvenido a hacerlo. — Acercándose un poco más a él le regaló una sonrisa. — Gracias.

La vista de Namjoon continuaba en él mientras se alejaba hacia el vestidor para tomar una ducha que limpiara todo el sudor y sus pensamientos. Yoongi no se permitía sentirse solo, desde antes de salir de casa y aventurarse por su cuenta pasó por rigurosos entrenamientos, se permitió reforzar su salud mental y caminó por el camino que deseaba. Si se ponía a mirar en retrospectiva, ese lugar era ideal para el de diferentes maneras, no fue algo que se propuso, pero durante toda su vida las experiencias personales que tuvo siempre fueron con alfas. No las buscaban, simplemente llegaban y así quizás se fue desarrollando cierto gusto por ellos.

No era un secreto para su persona que su familia y la mayoría de las personas fuera de las paredes de Bawdy pensaran que él estaba "desviado" o que era repugnante la forma en la cual "ignoraba" sus instintos de macho alfa de escoger a un omega. Decían que no era un buen alfa y siempre que preguntaba el significado detrás de un "buen alfa" salían siempre las mismas líneas. Dominio, control, lujuria, esas eran las palabras que más resaltaban. Confrontar a las personas sobre temas que seguirían enyesados en sus cabezas era una pérdida de tiempo.

Llegó a suponer en el pasado que la clave para que una relación de cualquier índole funcionara era la comunicación, pero esta de nada valía si no había comprensión detrás. Uno podía comunicar hasta el cansancio sus pensamientos, deseos, temores, mas si estos no estaban interesados o hacían el intento por entender entonces todo permanecía como un silencioso caos que lentamente los iba devorando. Por eso no se empeñaba en hacer entender cosas que no querían ser aprendidas.

Contaba con todas esas cosas que exigían de los alfas. Podía controlar quién ponía un pie dentro de su habitación y vida, dominaba hasta las conversaciones. Podía usar su voz de mando y palabras más que duras cuando era preciso. Sin embargo, no consideraba que tenía que ser violento, imponente y bruto por naturaleza.

Terapéutico, así repetía él que se sentía estar ahí. Ya no quedaban rastros de las luchas consigo mismo y prefería no lidiar con los demonios de alguien más. Esos alfas que llegaban vueltos locos por inmovilizarlo contra el colchón buscando calmar así sus angustias internalizadas, esas que los atormentaba diariamente. Él no estaba interesado en ayudarlo a resolver toda su basura sin importar cuan atractivo fueran o fantástico se sintiera el sexo. Por eso mantenía las conversaciones al mínimo, — no es que muchos tuvieran algo importante que decir de todas maneras — que sus sombras se quedaran en sus maletas y desembolsaran el dinero que necesitaban.

Sin embargo, recordaba por alguna extraña razón los ojos de Namjoon aquella noche, lo vio perderse y reencontrarse consigo mismo en más de una ocasión. No fue de esos alfas que intentaban ocultar los temores con violencia innecesaria y tampoco de los que se ablandaban y lloraban en sus hombros buscando palabras que elevaran su ánimo y ego. Hizo lo que fue hacer y se enfrentó solo a las consecuencias. Había visto toda clase de seres pasar por Bawdy, pero ese de algún modo resaltaba.

Esa noche, las horas con sus clientes reservados parecían extenderse, fueron unas de las tres horas más largas de su vida. Cuando despachó al segundo y último cliente vinieron a avisar sobre otros interesados, mas Yoongi ya le había dado su palabra al alfa peligris que reía tranquilamente junto a Jungkook en la barra. Despeinando un poco más su propio cabello, avanzó con naturalidad y soltura hasta Namjoon notando como Jungkook los contemplaba a ambos.

— Tu turno... — Comentó tomando una mano que no fue retirada, muy por el contrario.

Namjoon se dejó llevar con una sonrisa hacia una de las habitaciones exclusivas. Al quedar encerrados en un ambiente bastante familiar y repetitivo. Como ese momento cumbre en donde la ansiedad ante lo venidero estalla, con la única diferencia de que ellos dos se encontraban completamente relajados. Por las miradas que se habían estado dando, Yoongi procedió a deshacerse de su ropa tranquilamente, viendo al otro alfa caminar alrededor suyo por el lugar.

Tomando una copa y una botella de vino sellada, Namjoon se sentó en uno de los sofás para admirarlo con detenimiento mientras dibujaba visualmente detalles que anteriormente no notó. Esta vez su piel lucía enmasillada, sugilaciones rojas resaltaban en esa palidez, algunas producidas por bocas, otras por manos. Su trasero evidentemente estaba enrojecido y no necesitaba ver su entrada para saber que estaba igual, posiblemente suelta también. Arrugando su nariz le dio un sorbo a su trago y luego lo invitó a acercarse.

Yoongi instintivamente fue hacia sus labios, mas Namjoon se alejó. Intentó arrodillarse entre sus piernas, pero el peligris lo levantó y con la mirada le indicó que tomara asiento junto a él.

— ¿Qué deseas hacer? — Indagó Suga con sensualidad y fingida termina acariciando sus mejillas. — Si me dices qué te apetece prometo que haré mi mejor esfuerzo para dártelo. Recompensaré adecuadamente tu espera.

— Estoy más que seguro de que podrías hacerlo, no lo pongo en duda. — Sonrió bebiendo una vez más de su copa. — Sé que lo tuyo es el sexo, pero ahora mismo únicamente deseo conversar.

No quería decirle abiertamente que era incómodo y raro para él acostarse con alguien que hacía nada se había acostado con otros dos desconocidos. Sabía que ese era su trabajo y lo respetaba, él estaba ahí como uno más de esos hombres, solo que saber y ver directamente como funciona todo es un poquito diferente. Estaba regañando a su mente por sentir esa mezcla de asco y molestia.

Pero Yoongi no era un novato, sabía reconocer cuando un hombre no estaba acostumbrado a visitar burdeles y ver como estos colapsaban antes, durante o después de la actividad. Su único problema es que justamente esa noche él estaba un poco más necesitado que de costumbre y pensando en el premio gordo que lo esperaba, no se quiso desgastar demasiado su energía. Casi literalmente se afiló los colmillos para nada porque respetó la decisión de su cliente, pasando dos horas hablando de cualquier tema que se iba presentando menos de sus vidas privadas.

+++

Los jueves eran las noches preferidas de Yoongi para trabajar. Ellos internamente le llamaban el día de los casados porque en su mayoría, siempre iban personas de muy buenos trabajos, pero casados y con familia en busca de un respiro mientras ponen la excusa de alguna negociación o reunión extendida. Los clientes se encontraban estresados por el trabajo, pero buscaban espacio para esperar el fin de semana. Eran más amistosos y espléndidos, menos agresivos que la gente del fin de semana. Incluso para él que tenía una buena cartera de clientes había menos competencia en una noche entre semana. Tanto para quienes prestaban sus servicios como para quienes lo recibían, era beneficioso para todos.

Ese parecía ser un día de sequía, de esos en donde no tenía ningún cliente de élite, pero de igual forma cualquiera que quisiera pasar la noche con él debía pagar su tarifa mínima y esta era más elevada que la de la mayoría de sus colegas.

Hasta ahora, había llamado la atención de un alfa, un tipo voluminoso y musculoso con un corte rapado severo. Yoongi no escuchó su nombre porque realmente no le importaba. Los puntos a su favor eran que físicamente estaba bueno y era generoso con las bebidas mientras deslizaba sus manos por el trasero de Yoongi, pero sin agarrarlo correctamente. Eso era solidaridad, al menos estaba ayudando a Jungkook en su trabajo.

El alfa desconocido olía bien, como cedro recién cortado, logrando que Min se sintiera un poco embriagado porque tenía cierta debilidad por los olores de los árboles y aguas, ríos, lagos, playas, etc. Le gustaba ese momento de la noche en donde evaluaba a su pareja, dejando que sus ojos recorrieran libremente su cuerpo. No le daba vergüenza lamerse los labios, dar a conocer su deseo.

Suga se sentía sexy, poderoso en la forma en que podía llamar la atención de los extraños. Al inicio de iniciar en el burdel le costó un poco aceptar la atención, especialmente cuando muchas personas lo confundieron con un omega o por su físico esperaban que se comportara como tal. No había nada de malo en eso y respetaba a quienes lo preferían, simplemente no él quería que se le negara su propio poder e identidad.

La música estaba alta, el bajo que hacía casi vibrar sus dientes. Latidos lentos y sensuales que parecían irradiar desde el interior de su cuerpo hacia el exterior. El bar se arremolinaba con azules profundos y morados, las luces se mantuvieron bajas para tener privacidad. Se sentía de otro mundo porque había una mayor variedad de castas esa noche en la zona de baile. Omegas lamiéndose unos a otros, manos apretando la carne suave, sus olores brotando de ellos como ceniza y humo. Alfas apretados mutuamente con la espalda contra las paredes, las lenguas en las bocas ajenas. Sin juicio o señalamientos todo era como el paraíso, o algo más oscuro.

Era primitivo de una manera que se sentía estimulante. No las desconcertantes e incontrolables necesidades primarias que aumentaban durante los celos y las rutinas. No los instintos animales que todos reprimen, sino algo más. Cuerpos sobre cuerpos, bocas explorando, tocando y siendo tocados como todos los humanos anhelan y los licántropos veneran.

Yoongi amaba las noches como esas. Estaba cada vez más cerca de su propia rutina y se sentía eufórico por las hormonas que se avecinaban, invencible en la forma en que podía sentir los ojos sobre él. Las manos de su pareja de baile se volvieron más audaces, dibujando la extensión de su espalda, acercándolo más mientras seguían el ritmo.

No era un secreto, pero Suga tenía muchas ganas de follar. Cerrando los ojos se dejó envolver un poco por la música, sintiendo una mano rodear su cintura con mayor firmeza. Este le hizo elevar sus párpados listos para advertirle que eso ya conllevaba un pago extra, pero solo pudo sonreír al ver al alfa peligris con quien había pasado hablando dos largas horas de la noche anterior. Poniéndose de puntillas, presionó su boca cerca de la oreja del otro alfa.

— ¿Me deseas esta noche? — El cambio fue imperceptible, pero Yoongi lo siente. El agarre del más se apretó, la fragancia del cedro fue cambiada por una que mezclaba más especies y un claro arroyo, era tan fuerte que le quemaba las fosas nasales.

— Sí. — Respondió el contrario asintiendo rápidamente. — Justo ahora tienes una reservación conmigo y esta sí que será muy larga.

Mordiendo su labio inferior con una sonrisa, Suga unió sus manos para jalarlo a través de la multitud. Las cabezas giraron, olfateando a los dos alfas. Pudo ver en la no tan sorprendida cara de Jungkok que incluso hasta él llegaba sus aromas. No tenía dudas de que podían oler al alfa que llevaba con él; estaba seguro de que su propio olor también se había disparado, pero estaba opacado por todos los demás olores a su alrededor. Era solo un cliente, pero Kim Namjoon, el sujeto que había apartado a otro para agarrar su cintura tenía el olor perfecto para su olfato.

— Esta noche no te me escaparás, alfa.

Doble actualización 🙈 Siento que se me ha hecho eterno llegar a la parte del Namgi, su semilla y el crecimiento de esta, pero por ahí viene.
LORED

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro