Capítulo 3
La música y tenues luces fluorescentes eran tangentes en un lugar de esa índole. Bebidas, bailes y otras personas obviamente también estaban siempre presentes, pero no eran tan agobiantes como en los clubes e incluso algunos bares. Por este motivo Jimin no se sentía incómodo. Sentado en la barra y jugando con el borde de su copa, el dseta contemplaba su reloj a la espera de su prometido. Habían acordado encontrarse ahí luego de que culminara la cena familiar, así que sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que el alfa pura sangre llegara.
Park Jimin siempre se consideró alguien alegre y abierto a probar cosas divertidas, incluso otras que no lo eran tantos. En su juventud, había experimentado casi cualquier cosa que alguien de su edad haría. Sexualmente, tuvo encuentros con una variedad de castas en las que únicamente los kappas quedaba exentos por ser tan escasos. Su última relación fue una beta bonita y agradable. Debía admitir que le gustaban las cosas bellas y atractivas a sus ojos, tal vez por eso quedó prendado de Seokjin a pesar de haber estado en contra de su compromiso arreglado.
Esperaba un alfa pura sangre engreído por provenir de una excelente familia, exudando dominancia por cada poro, alguien insufrible. Sin embargo, quedó completamente cautivado por su belleza cuando los presentaron personalmente, notó el desinterés de su parte, mas no pudo culparlo porque él se encontraba en igualdad de condiciones. El trato entre ellos en un comienzo fue estrictamente formal, cordial, pero no el más amigable o fraternal. Se veían en ocasiones puntuales propiciadas por sus familiares o eventos sociales, pero jamás solos al no ser que coincidieran por casualidad en algún sitio.
Entre música, bailes, algunas sustancias reprimidas y mucha agua gracias a la piscina en donde se celebraba un cumpleaños al que los dos fueron invitados por un amigo en común, ellos por primera vez se comportaron como los prometidos que eran. Jimin había estado envuelto con un omega cuando repentinamente comenzó a sentir el aviso de un precalentamiento y, pocos minutos después, lo golpeaba un celo intenso que le hizo perder sus sentidos. Por la potencia y sorpresa de este terminó perdiendo el conocimiento. Era claro que alguien le había echado algo a su bebida, pero fue demasiado tarde cuando lo descubrió.
Todo lo que vio al abrir sus ojos fue una pulcra habitación con la claridad de un tenue candelabro que momentáneamente lo cegó. Continuaba tan vestido como recordaba, pero estaba arropado en una cama desconocida que por momentos le hizo temer, no quería terminar siendo el protagonista de algún nuevo escándalo porque su familia le arrancaría la cabeza por ponerlos una vez más en la mira pública. Sin embargo, se asombró al ver a Kim Seokjin entrar por la puerta acompañado de una empleada doméstica que llevaba una bandeja repleta de comida para él. La mujer se alejó y el alfa permaneció en silencio observándolo hasta que se sentó junto a una mesa con aparente desinterés.
— Ya has dormido demasiado, así que venía a despertarte para que comieras algo y así asegurarme de no tener un cadáver por el cual tendría que responder inagotables preguntas. — Musitó destapando lo que parecía ser una sopa. — Levántate y ven a comer algo.
— Mejor no, gracias. — Contestó Jimin recordando el estallido que sintió horas atrás, entre sus piernas podía sentir la prueba de su celo exprés.
— No es una petición, es una orden. — Declaraba Seokjin enarcando una ceja. — El dseta que públicamente es conocido como mi prometido debería cuidarse mejor y no convertirme en el hazmerreír de nuestro círculo social. Mucho menos debería deteriorar su salud poniendo en peligro incluso nuestros futuros descendientes.
— Ni siquiera nos hemos besado una vez y ya no solamente me has declarado como tuyo, sino que juras que te daré hijos, tan estúpido como la mayoría de los alfas. He de decir que me decepcionas Kim. Tendrás suerte si incluso me digno a firmar el documento que te acredite a ti como mi esposo. Me importa poco lo que pueda opinar el mundo sobre mi persona, y no lamento ni un poco si esos pensamientos hieren tu ego y orgullo alfa.
— Debes guardar un mejor conocimiento del lugar que te corresponde, dseta. La docilidad de un omega te vendría de maravillas.
— Es que no soy un omega y creo que incluso ellos son dóciles con quienes les apetece y no con cualquier idiota que se lo exige. Mi lugar es justamente en la cima de cualquier culo alfa como el tuyo. — Mencionó dignándose firmemente a ponerse de pie para buscar algún baño en el cual asearse.
— Esa bravuconería de poco te hubiese servido si drogado le hubieses abierto las piernas a los imbéciles que te estaban cazando para anotarse un punto más y divertirse a tu costa. Podrías haber quedado embarazado de un desconocido.
— Tomo mis precauciones.
— Ninguna precaución es completamente infalible. Comienza por agradecerme y continúa tomando asiento para que comas algo mientras abro las ventanas, apesta aquí adentro. — Ignorando sus palabras, Jimin se limitó a observarlo antes de darse la vuelta en dirección al baño.
No obstante, la lluvia de feromonas que lo rodearon le hicieron flaquear las piernas brevemente, pero no se detuvo. Maldijo en su interior mientras procuraba avanzar con mayor velocidad para trancarse en el baño, mas la puerta que agarró fue cerrada y él terminó descansando bruscamente sobre esta.
— Soy elegante y cordial, pero también puedo ser un completo imbécil. Todavía tienes réplicas de tu celo inducido que no desaparecerán en las próximas seis horas. Sé que tu fuerza de voluntad es fuerte, pero en estos momentos, eres vulnerable y necesitas cuidados.
— ¿Quién se supone que me dará esos cuidados, tú? — Encogiéndose de hombros Jin se apartó.
— Podría, pero no me apetece. No consumes ningún tipo de inhibidores o supresores, así que te queda un largo camino que soportar solo. En cuanto tu cuerpo se dé cuenta de que está despierto nuevamente te las verás negras. Para soportarlo, necesitas alimentarte, así que tómate el caldo de sangre de buey que te he mandado a servir y come el resto de lo que te han preparado. — Espetó caminando hacia la salida, dejando a Jimin completamente confundido.
Jimin ignoró sus palabras en un principio, pero pronto se encontraba sentado comiendo. Ni siquiera había terminado de consumir todos los alimentos cuando una nueva ráfaga de calor lo golpeó haciéndolo jadear y tocarse abiertamente en su lugar. El aroma de Seokjin todavía continuaba presente, sus manos buscaban consolarlo, pero era absurdo. Una vez más, maldijo abiertamente y salió de la habitación siguiendo el rastro de las feromonas del alfa, encontrándolo tocando el piano junto con una copa de vino.
No necesitaba verlo para sentirlo, Jin podía olerlo incluso detrás de las paredes del cuarto en el cual lo confinó, así que solo ladeó una sonrisa cuando el cuerpo de Jimin se interpuso entre las teclas del piano y él. Se miraron fijamente mientras el dseta se desnudaba por completo y ubicaba sobre la tabla armónica, ocasionando un armonioso estruendo cuando sus pies se apoyaron en el teclado.
— Ignoras el valor de este piano, porque de conocerlo, no estarías sentándote en él, llenándolo de tu lubricante, maltratando las teclas con el peso de tus pies. — Mencionó el alfa contemplando al contrario, admirando el modo en el cual sus piernas se separaban para dejar al descubierto esa pequeña fuente de fluidos. — Esto puede salirte muy caro.
— Estoy seguro de que mi cuenta bancaria puede cubrir todos los gastos y, los que falten, los comenzaré a cubrir desde ahora. Solo detén tus palabras y usa estos labios para algo mucho más productivo. — Le respondió acariciando con sutileza comedida los labios de Jin. El mayor rodó sus ojos riendo, mas cuando intentó alejarse, los dedos que acariciaban su boca se ciñeron en su mandíbula para mantenerlo en su lugar, subiendo luego hasta sus cabellos y tirando de estos, hizo que el rostro de Jin colisionara contra su trasero. — Ya que eres un alfa y mi prometido, no hay nadie mejor que tú para ayudarme en estos momentos, así que pon tu lengua a funcionar, puedo asegurarte que no lo pasarás mal.
Ese fue el comienzo en el cambio de su relación dejando de tratarse única y exclusivamente cuando sus familias lo necesitaban. Lentamente, Jimin fue cediendo frente al alfa que tenía por prometido.
— ¿Algún recuerdo divertido? — La vista de Jimin se elevó hasta encontrarse con el omega que le había estado sirviendo sus tragos, alguien que ya conocía porque no era la primera vez que frecuentaba Bawdy. — De repente comenzaste a sonreírle a tu bebida.
— Algo así. — Asintió en respuesta, detallando su cuerpo, logrando que Jungkook también sonriera. — Esto está bastante tranquilo hoy.
— Todavía es temprano. — Respondió observando los labios de Jimin posarse en su copa hasta que algo más captó por completo su atención. — ¿Hyung? — Murmuró casi para él, más su indiscreta mirada causó que Jimin se volteara viendo aparecer a su prometido junto a sus cuñados. — Hyung, no sabía que vendrías hoy. — La sonrisa del omega simplemente se amplió más cuando el kappa llegó hasta la barra, inclinándose sobre esta para tirar de su camisa y besar su cuello. — Tae...
— Sorpresa... — Susurró suavemente antes de separarse y observar a su acompañante. — ¿Jimin?
— Hola, Taehyung. — Saludó el dseta con cordialidad, notando ese saludo que su cuñado y Jungkook compartieron. — Bienvenido de regreso a Corea del Sur, no esperaba verte por aquí.
— Bueno, hay muchas cosas que no esperamos, por ejemplo, yo no esperé que mi mejor amigo en la escuela un día sin más me dejara de hablar y luego apareciera en mi casa anunciando ser el prometido del mayor de mis hermanos, esperando que todo sea como antes.
— Se supone que ahora somos personas adultas que pueden dejar ciertas actitudes infantiles detrás. Pudimos hablar al respecto, pero simplemente te negaste.
— Bueno, es que realmente no tenía interés en escuchar tu historia ahora, te llamé, te busqué e incluso me preocupé por ti creyendo que algo malo había ocurrido contigo. ¿Cuál fue tu respuesta? ¿La recuerdas?
— Taehyung. — La voz de Namjoon interrumpió la conversación, eliminando esa batalla de miradas que Jimin y su hermano menor se daban. El dseta no tuvo tiempo de responder, se limitó a darle una sonrisa ladeada bajo la atenta mirada del omega. — ¿Dónde está Jin? Él entró primero que nosotros dos. Pensé que estaría ya aquí... — Como si sus palabras hubiesen atraído al mayor que se acercaba. —Ahí está.
Seokjin había llegado acompañado de un sujeto desconocido para todos excepto para Jungkook, fue evidente en el modo en el cual descendió su cabeza y rehuyó su mirada. No era normal para él poder hacer contacto visual con a quien él conocía como Rowoon, su jefe. Muy pocas veces se le veía realmente en el lugar, se comportaba como un fantasma al que nadie veía mismo si estaba al pendiente hasta del último detalle.
Todos se saludaron brevemente, las cordialidades fueron extendidas mientras los escoltaban hacia un sitio especial y privado. Taehyung sinceramente hubiese querido quedarse sentado en la barra, esperaba ver una mirada decaída por parte de Jungkook, pero este, en cambio, le sonrió instándolo a divertirse y fue él quien terminó desanimado en vez del menor. Eran amigos después de todo, pero Taehyung a veces se imaginaba situaciones diferentes.
Ese privado era elegante, una mesa rectangular y un sofá que bordeaba toda la pared fue la bienvenida. Todo decorado en negro, rojo y dorado con luces rojas amenizando el ambiente. No fue hasta que todos estuvieron sentados en el sofá con las bebidas de bienvenida que no divisaron lo que tenían en frente. Un pequeño escenario, un tubo elevándose que hizo a Seokjin sonreír mientras sus hermanos se le unían revoleando sus ojos divertidos. El sitio era conocido por tener trabajadores en su mayoría alfas y betas, si había un omega no era un servidor regular, saliendo solo en ocasiones muy especiales, para clientes igual de especiales y por mandato del dueño del sitio, justo como esa noche.
— Aquí tendremos para todos los gustos, alfa, beta... — Jin hablaba mientras sujetos de estas castas iban haciendo entrada en el escenario. — Omega...
— Bueno, no hay para todos los gustos, no hay kappa, dseta, theta... — Murmuraba Taehyung para molestar a su hermano.
— Los thetas se extinguieron hace siglos, hay un límite para lo que yo puedo conseguir, soy perfecto, pero con ciertas limitaciones. Los dsetas y kappas son demasiado extraños, es difícil encontrarlos a nivel continental e incluso global, ¿cómo esperas tenerlos aquí? — Entregándole una copa, se levantó para alcanzar una botella de whisky entre las que tenían sobre la mesa porque sabía que al menor de los Kim le gustaba. — Podría incluso mandarte a pedir el omega que te atendía antes.
— Jungkook es un amigo, jamás lo he mirado de ese modo, además, solamente trabaja en el bar, no ofrece otro tipo de servicios. Si quisiera acostarme con él, no necesitaría tu ayuda para lograrlos, así que agradezco tus buenas intenciones, hyung, pero prefiero como siempre hacer las cosas a mi manera.
— Por supuesto, el bebé kappa siempre tiene la libertad de hacer las cosas como quiere, una bendición adquirida desde que nació en esta familia. — Hablaba con tanta tranquilidad y pseudo alegría que muchos podrían interpretar sus palabras como una frase cualquiera, algo que sus hermanos podrían fácilmente desmentir. Namjoon miró al mayor de los Kim con seriedad, Taehyung por su parte permaneció quieto escasos segundos antes de rodar sus ojos y probar su bebida. — Esa seriedad no es buena, anímense que estamos aquí para celebrar la soltería de nuestro hermano.
A Jimin le sirvió una bebida más suave que no era desagradable para él, pero por momentos le apetecía algo más fuerte. No estaba de ánimos para llevarle la contraria a su pareja, por lo que aceptó el prosecco sin hacer caras o decir algo más. La distracción de cortinas moviéndose de manera automática fue bienvenida por todos. Un grupo de alfas de diferentes complexiones yendo desde el más menudo al más robusto; desde el más bajo al más alto. El segundo grupo era más amplio con una mixtura de betas y omegas exclusivos para ellos.
— Todos pueden escoger, mas todavía faltan algunos. — Mencionó Seokjin acariciando sutilmente la cadera de Jimin para instarlo a sentarse en su regazo. — Pajarito, ¿quieres escoger a alguien para traer a nuestro nido hoy? — Acariciando su espalda, observaba el producto que desfilaba, bailaba y provocaba a sus compradores.
— ¿Puedo elegir libremente? — Jin asintió con una sonrisa, apretando su trasero y correspondiendo el beso que su prometido le daba. — Quiero un alfa... — Susurró a su oído, mordiéndolo. — Deseo follarme a uno mientras tú me tomas a mí.
— Dejaré tus alas expandirse y volar tanto como quieran esta noche. — Con una sonrisa que evidenciaba la alegría de poder salirse con la suya.
Observaba a sus hermanos, podía ver como Namjoon también admiraba a los presentes, su mirada parecía asechar en busca de una presa sin encontrar aquella en la que clavar sus colmillos. Sus ojos estudiaban a los omegas, mas estaba un poco más interesado en los alfas y betas, algo que no era un secreto para sus hermanos. Taehyung por su parte no tenía realmente un tipo que le atrajera o tal vez sí. Le gustaban los aromas que no trataran de imponerse o adueñarse de un lugar con prepotencia y posesión como la mayoría de los alfas. Físicamente, le agradaban las sonrisas cálidas, coquetas, pero también tiernas, puras. Ojos que lo mirasen no solo superficialmente. Le gustaban los cuerpos firmes, las personas desinhibidas y que no intentaran controlarlo, adueñarse. Esos que fluían como el agua en las situaciones de la vida, pero principalmente en la cama.
Le agradaba Jungkook, un omega que reunía todas esas cualidades, era atractivo y su carácter siempre le sacaba una sonrisa aunque estuviese molesto porque tendía a buscar una forma de ocultarlo y eso siempre le parecía tierno. Sin embargo, no quería arrastrarlo a su lado, evitarle todo el sufrimiento o malos momentos que sin querer podría causarle era su principal objetivo.
Su compañía siempre era grata y justo por eso fue allí esa noche a sabiendas de que no le era indiferente, esperando ver sus ojos de cordero entusiasmado. Ahora, mientras observaba a los hombres en su habitación acompañado de su whisky, sabía que debía alejarse de Jungkook porque no tenía nada que ofrecerle. Acomodándose un poco más en su asiento acarició su muslo, decidiendo centrarse en lo que tenía en frente y no en quien se encontraba sirviendo tragos uno dos pisos más abajo.
A varias habitaciones de aquella en la que la familia Kim se encontraba, tres sujetos terminaban de prepararse. Un omega, un alfa y un delta que fueron llamados a petición del dueño. Jung Hoseok acababa de ser promovido aunque no sabía cómo o por qué tan repentinamente, pero estaba agradecido por ello y no había forma en la que se negara. Yoongi continuaba un poco molesto porque estaba supuesto a descansar esa noche. Un cliente de élite que iría específicamente por él, uno al que no podía negarse. Cómo podría negarse al explícito favor pedido por su jefe, prometiéndole que después se tomaría el domingo libre e incluso iría del club apenas terminara con ese cliente. Ganaría una buena cantidad de dinero y extendería su descanso, no tenía nada que perder.
Hope, Suga y Hoshi, los tres caminaban como tantas veces por los pasillos de Bawdy listos para hacer su trabajo. Entraron a una habitación, quedándose detrás de las cortinas para sostener sus micrófonos. Suspiraron para alejar cualquier tensión acumulada en su cuerpo e iniciaron su espectáculo. Namjoon había dejado de observar alrededor del cuarto buscando las voces que llenaron sus oídos, viendo poco después a los dueños de estas. Las cortinas se abrieron como minutos antes lo hicieron para mostrar a los licántropos que servirían a la familia Kim.
Todos habían estado entretenidos, pero por alguna razón, no habían escogido aún a sus acompañantes, al menos el trío Kim. Fue un poco confuso para los hermanos cuando vieron al prometido de Seokjin levantarse con ellos presentes para acercarse a los alfas de la habitación, estudiándolos, tocándolos sin limitaciones. Justo ahí notaron que esa diversión nombrada por el mayor de todos incluía algunas fronteras abiertas que hasta el momento desconocían. Vieron a Jimin catar hasta decidirse por un sujeto al que Seokjin le dio el visto bueno y con el cual se estuvo besando, algo que se interrumpió para ver el show privado que se les daba.
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