Continuación
Noche cerrada, una ráfaga de viento fría del desierto se levantó y recogió un poco de polvo del Desierto de Nevada. Aún había algo de actividad en la Penitenciaría de aquel Estado, los turnos de los Guardias, armados con rifles "Remington" sobre las murallas permitían dar una estricta vigilancia, si es que eso se lo podía llamar de esa manera, para evitar cualquier intento de fuga, mientras que el cocinero se hallaba preparando la cena para los prisioneros y el Personal de la Prisión. En su casita dormía el perro guardián, de raza "Pastor Alemán", Rantanplan, el cual no era un can muy brillante que digamos, ya que entendía todo al revés pero, gracias a su inocencia, terminaba resolviendo todos los problemas que podían afectar a la gente de aquel lugar. Sobre las murallas, Pete y Emmet, dos de los Guardias de la Penitenciaría, se hallaban tomando una taza de café caliente en medio de ese Atardecer fresco que se estaba levantando en el Desierto, viendo que no había ninguna novedad en el "frente" de ese amplio territorio del Oeste de los EEUU.
[Los Guardias Pete y Emmet de la serie "Los Dalton" y el de la derecha es el Director Melvin Peabody.].
- ¿Algo?.- Preguntó el hombre de estatura alta y pelirrojo pero siempre con cara de cansancio a su amigo moreno, mientras que se tomaban el café.
- Nada, todo tranquilo.- Respondió el otro, disfrutando de la vista.- Mira por tu cuenta, amigo: Es una belleza. Además de que los Dalton no han estado planeando nada desde hace unas cuantas horas. No han habido fugas ni siquiera de sus planes que acaban en fracaso. Al fin, un poco de descanso.- Alegó el moreno, recostándose en una silla que tenían consigo.
- Sí, eso lo dices tú pero yo, por mí lado, si no hay un intento de los Dalton, esto se vuelve aburrido.- Alegó Pete con cierto aburrimiento y más porque ambos solían hacer apuestas para ver hasta cuándo y dónde podían llegar aquellos cuatro hermanos.
- No seas así, amigo, aprovecha que, de seguro, mañana, vamos a estar cazándolos, otra vez.- Le invitó Emmet, mientras que el otro accedía a tomarse un descanso, recostándose en la silla plegable y ponía su gorra contra sus ojos para darse un descanso.
Sin que ellos lo supieran, una figura estaba tomando fotos de aquellos dos amigos.
- Hmmm.- Murmuró el Director Melvin Peabody con dudas, volviendo a su escritorio, teniendo la cena servida: Carne sazonada por el cocinero y con un buen vino para disfrutar la comida, además de que Ming Lee Fuu, el dueño de la tintorería de la Prisión, le había puesto unas cuantas hierbas para que tuviera mejor gusto.- Hmmmm.- Seguía con aquel tono de voz, mirando con sospechas a todo lo que se moviera en el interior de la Prisión y de ahí volvía a su asiento.
- ¿Sucede algo, Señor Peabody?.- Preguntó la Señorita Betty, una hermosa mujer de cabellos pelirrojos y bella figura, siendo la invitada de honor de la Penitenciaría, viviendo allí y que despertaba el amor de muchos reclusos, en especial de que sentía algo o más bien bastante por Averell Dalton, además de que venía de una familia con un pesado Pasado de robos, atracos a bancos, asaltos a diligencias y trenes, siendo su hermana, Lucy, una de las más temidas en todo el Oeste.
- Es...curioso.- Dirigió el hombre de cabellos castaños su mirada hacia la pelirroja, notándose la sospechas, llevándole a revisar su escritorio y hasta el piso de su Oficina.- Hmmmm. Nada. Nada por aquí, nada por allá. ¿Acaso se ocultan...? ¡Aquí!.- Exclamó y tras correr unas cortinas, todo estaba en orden, llevando a que volviera a ponerse serio.- ¡Aquí están, Daltons!.- Añadió, de nuevo pero nada, era como si estuviera persiguiendo fantasmas, llevando a que la Señorita Betty se cruzara de brazos, lo mirara con seriedad y rodara los ojos.
- ¿No cree que está exagerando, Señor Director?. Los Dalton se han ganado el "Récord de no intentar fugarse" y usted se pone de esa manera.- Alegó la joven con seriedad en sus ojos.
- Oh, por favor, conociendo muy bien a ese cuarteto de locos, de seguro están planeando hacer estallar la Penitenciaría pero no van a poder. La última me llenaron el lugar con malvavisco pero, eso no lo puedo negar, estaba delicioso.- Señaló Peabody, quien ya estaba volviéndose paranoico.- ¡Aquí están!.- Exclamó de nuevo pero nada.
- Esto es una pérdida de tiempo.- Meneó la Señorita Betty la cabeza.- Si me disculpa, iré a mi habitación. Me parece que estoy ante un paranoico.
- ¡No, espere, Señorita Betty!.- Intentó Melvin, dejando de lado su locura y la siguió al exterior.
A su vez, justo cuando ella estaba allí, la misma persona con su cámara había conseguido tomar unas cuantas voces y, protegido por un arbusto que empleaba como camuflaje, se dirigió hacia el pabellón de las celdas para entregar el material acordado en la celda de los Dalton.
[El recluso de la izquierda, el fotógrafo del capítulo "The Daltons hit the headlines".].
Se escabulló por el patio con suma facilidad pero, al chocar contra la casita de Rantanplan, el perro no se despertó aunque, cuando se alejó, éste había abierto los ojos, miró por todas partes y notó el arbusto que se movía, a toda velocidad, por la zona.
- ¡Ah! ¡Un espía!. Ahora verás, sucia rata, nadie se mete en mi Penitenciaría.- Juró el perro, quien era el más despistado de todo el Oeste de EEUU, aunque, cuando lo quería, lograba triunfar. Fue entonces que comenzó a perseguir al arbusto.- ¡Alto!.- Y comenzó a ladrar pero, al meterse en el edificio de los pabellones, el arbusto siguió su camino.
Y llegó hasta la celda de los Dalton, donde golpeó y al abrir la mirilla Joe, pudo notar que se trataba de Subaru junto al fotógrafo, quien les trajo las instantáneas de lo que habían pedido tanto el chico de Japón como su novia, quien estaba allí, vigilando que todo saliera bien y con el "Portal" todavía abierto pero cubierto por un velo que impedía ver quiénes estaban allí, a la espera por conocer a sus "Camaradas de Batalla".
- ¿Lo tienen lo prometido?.- Preguntó el fotógrafo, por lo que Rem procedió con darle una bolsita llena de monedas de Oro.- Jejejeje, un placer en hacer negocios para ustedes. Por cierto, si quieren más, me avisan pero el precio será, en caso de algo bien jugoso, un poco más alto para pagar en Oro.- Señaló, mientras que Joe abría la puerta y pasaba Subaru al interior.
- Te avisaremos. Muchas gracias.- Agradeció el mayor de los Dalton cuando, de repente, no vio que Rantanplan había aparecido, siguiendo el rastro del arbusto, el cual ya se iba.
- ¡Ahí está y encima amenaza a mi Amo! ¡Resiste, Amo mío, yo, Rantanplan, voy en tu ayuda!.- Corrió, listo para atacar, ya que el perro consideraba a Joe como su dueño, cosa que éste lo odiaba con toda su alma y al momento de cerrar la puerta, entró y se quedó buscando al enemigo.- Oh, ¿con que te escondes?. Muy bien, espía pero nadie escapa de mí.- Dijo y comenzó a buscar su rastro pero nada.
- Oh, ¿qué haces aquí, amigo?.- Se acercó Subaru hacia el perro, arrodillándose y pasando sus manos por el pelaje de éste.- Jejejeje, ¿te perdiste?.-
- ¿Perderse?. Pero si es Rantanplan, el perro guardián de la Penitenciaría. El mayor idiota de todo el Mundo, no sabe ni dónde está parado, una vez nos metimos en su cerebro para escapar gracias a un aparato que nos hizo empequeñecer y descubrimos que no usaba sus neuronas, además de que tampoco sabe seguir un rastro, aún cuando lo tiene cerca.- Dijo Joe, ya que le tenía un profundo odio al perro.
- Ohhh, pero es tan lindo.- Se acercó Rem hacia el citado, acariciando la cabeza del can.- ¿Qué haces aquí? ¿Te perdiste?.
Subaru, mientras que veía las fotografías que había conseguido aquel recluso, notó que el perro aparecía en una de ellas.
- Vaya, parece ser que, por lo dicho por Joe, Rantanplan puede ser un buen Aliado a la hora de combatir al enemigo.- Señaló el nipón con un tono curioso.
- ¿Un buen Aliado?. Ve y dile que te dé la pata.- "Aconsejó" el mayor de los Dalton, por lo que Subaru fue hasta el perro y lo miró.
- Hmmm, este chico no tiene pinta de espía...¡A menos que esté camuflado!.- Exclamó.- No obtendrás nada de mí, ni una sola información al respecto.- Meneó la cabeza tras gruñir pero eso no sirvió, ya que Rem le acarició la cabeza.- Ohhh, ¿con que esas tenemos?. ¡Me quieren torturar para sacarme información a base de caricias! ¡Puedo resistir, puedo!.- Se dijo así mismo y de ahí terminó rindiéndose, cayendo contra el piso, recostándose y sintiendo las caricias de la "Oni".- Bueno, quizás fallé en esto pero en la próxima no será así.
- Bueno, amigo.- Dijo Subaru, mientras que se acercaba y se arrodillaba, tomando la medallita con la Estrella de Sheriff que tenía el perro, viendo su nombre.- Rantanplan. Muy bien, Rantanplan: Dame la pata.- Pidió, cuando el citado se levantado y miraba al muchacho con ciertas dudas.- La pata. La Pata.- Repetía pero no había forma.
- ¿Lo ves, chico?. Ese perro es tan tonto que no tiene ni cerebro.- Alegó Joe, cruzado de brazos.
- Pero es tan tierno cuando hace esto. Solo hay que darle tiempo.- Aconsejó Rem, mientras que caminaba hacia ellos.
- Y de hecho recuerda, Joe, que cuando nos metimos en la cabeza de Rantanplan, sí tiene cerebro, solo que no usa sus neuronas.- Añadió William, mostrando imágenes del Pasado.
- Bueno, ya que tenemos al perro pulgoso de Rantanplan y que Subaru lo quiere añadir como ayuda en la futura guerra, ¿quién sigue? ¿podemos ver las fotos y la información recolectada por nuestro amigo fotógrafo?.- Pidió Joe, un poco más calmado y de ahí se revelaron todas ellas, depositándolas sobre una mesa que habían construido con madera.
- Bueno, aquí los tenemos.- Mostró Rem a cada uno de los citados, cosa que, para ellos era demasiado tonto.
- Jejeje, ¿el Director Melvin Peabody?.- Preguntó Joe.- Este tipo es un completo cobarde, cada vez que nos fugamos, entra en desesperación y ansiedad para, luego, reírse de nosotros. Ni en un millón de años.-
- Puede que no te guste, Joe, pero si hay un peligro latente que viene desde más allá de las Estrellas, ¿no crees que es mejor dejar de lado las rencillas?.- Sugirió Averell, siendo observado por sus hermanos, por lo que éste se puso serio y se cruzó de brazos.- ¿Qué?. Yo no digo, todo el tiempo, tonterías, además...- Se detuvo y tomó una de las fotos.- ¿La Señorita Betty puede unirse también?. Ella sí que sabe pelear y más cuando los Ejércitos del General Santa Anna invadieron la Penitenciaría, le dio su merecido.- Relató el menor de los Dalton, llevando a que sus otros tres hermanos se miraran entre sí, aunque con ciertas "dudas".
- Oye, Averell, ¿no será que tú y la Señorita Betty...? ¿Cómo decirlo?.- Jack movió sus manos en el aire.- ¿Se gustan?.- Preguntó y eso llevó a que el hermano menor pero de gran tamaño se ruborizara un poco al saber que él tenía un gran cariño hacia la pelirroja.
- Será mejor olvidar este tema del romance para después, amigos. Ahora hay que seguir adelante.- Intervino Subaru y de ahí tomó una de las fotos.- Muy bien: El Director Peabody, la Señorita Betty y eso incluye también a los Guardias de la Penitenciaría más los presidiarios y los Nativos Americanos comandados por el Jefe "Crazy Wolf".- Miró las fotos y la información hasta que se encontró con una que llamó su atención y que se la mostró a Rem.- ¿Y este hombre? ¿Qué les parece?.
Los ojos de Joe se abrieron como platos, sus manos temblaron al momento de sostener la ficha con datos y la fotografía de aquel vaquero, mientras que apretaba los dientes y parecía que iba a estallar, debido a que se estaba poniendo rojo como un tomate, listo para entrar en erupción, igual que un volcán.
- ¡¿A LUCKY LUKE?! ¡¿PIENSAN RECLUTAR A ESTE MALNACIDO QUE NOS MANDÓ A ENCERRAR AQUÍ?!.- Bramó el hermano mayor y de baja estatura, siendo sostenido por Jack.
- ¡Tranquilízate, Joe, como dijo Subaru: Hay que dejar de lado las rencillas. Sí, Lucky Luke nos encerró aquí por nuestros crímenes pero, ahora, todo es agua pasada bajo el puente.- Intentaba el hermano del medio en calmar al otro pero estaba hecho una fiera, por lo que, rápidamente, fue Rem quien interrumpió ese momento de ira.
- ¿Cree usted, Señor Joe Dalton, que este es el momento "ideal" para enojarse por viejas rencillas?.- Le cuestionó pero no habían palabras, solo gestos y casi sonidos guturales de la rabia que inundaba al mayor de los cuatro hermanos.
- Lo que pasa es que Joe le tiene un profundo odio a Lucky Luke, no solo porque siempre nos manda a prisión, sino porque, también dio muerte a nuestros primos en el Pasado, durante un asalto contra el Banco de Coffeveyville, el cual terminó con un tiroteo mortal.- Relató Averell en esos momentos.
- ¡Y si tuviera a ese coyote, te juro que sería capaz de estrangularlo hasta partirle la tráquea!.- Bramó Joe, por lo que Rem debió emplear su "Lucero del Alba", aunque no la bola sino el palo que los sostenía, dándole un golpe en la cabeza, haciendo que se le bajara la ira que bullía en su interior.
- Gracias, Señorita Rem.- Agradeció William, mientras que Joe era recostado en su cama para recuperarse del dolor.
- No es nada. Más bien fue un placer en calmar a su hermano y ahora volvamos al asunto.- Pidió la peli celeste.- Cada segundo cuenta.-
- ¡Sí!.- Respondieron los otros tres hermanos, viendo que Subaru les repartía una serie de fichas con los nombres de cada persona y con una foto por cada integrante de los Dalton, sin olvidarse de Joe. Éste fue abriendo los ojos, mareado pero, finalmente, al ver que le extendían una carpeta con información y una fotografía, el citado alzó una ceja ante la que tenía consigo, llevando a que leyera el título que decía arriba de todo.
"Camarada de Batalla: Lady Crush Karsten".
- ¿Ella será con la que voy a estar bajo sus órdenes?.- Preguntó Joe.- ¿Por qué?.- Quiso saber, con ciertas dudas al tener esa foto consigo, llevando a que sus hermanos también miraran con interés.
- Bueno, digamos que eso no depende de nosotros.- Respondió Rem.
- ¿No? ¿Entonces?.- Preguntó William.- Porque creí que, según ustedes, había algo más metido en todo.
- Con paciencia, amigo. Con paciencia. Esto no será sencillo pero...- Subaru se tomó su tiempo y los miró a cada uno de ellos.- Todos ustedes cuentan con una particularidad en especial: William es culto e intelectual, Averell posee una gran fuerza física, Jack es experto en armas y también el más calmado mientras que Joe...- Se detuvo un momento para pensar, ya que no quería hacer enojar al mayor de los Dalton.-
- Dilo, adelante.- Reflexionó Joe, dándose un suspiro y luego miró al nipón.- Es mejor que lo reconozca: Soy alguien que pierde los estribos, como me pasó cuando dijeron que...- Se detuvo, levantó las manos a la par que no quería mencionar ese nombre que tanto odiaba, por lo que hizo una seña de estrangulamiento.- Ya saben.
- ¿Lucky Luke?.- Preguntó Averell y eso llevó a que Joe casi perdiera los estribos pero se calmó, sin que Jack interviniera, por primera vez.
- Sí, ese mismo.- Dijo Joe, mirando al suelo.- Quizás no debería formar parte del equipo. ¿Para qué?. Solo soy un forajido que pierde los estribos.- Llevó sus manos hasta la cabeza y se hundió más en la tristeza. Una que parecía sobrepasar a la que ya había experimentado cuando todos sus planes de fuga terminaban en fracaso, sintiendo que todo lo que hacía no era más que un desperdicio, cayendo en un pozo depresivo, cosa que preocupó a sus hermanos e incluso al Director Peabody quien, a sugerencia de la Señorita Betty, se le ocurrió disfrazarse de Lucky Luke para volver a encender esa "Energía" que Joe tenía consigo, volviendo a despertar su odio.- Mamá siempre tuvo más afecto en Averell, Jack y William que conmigo, siendo el primogénito. Siempre me decía que "debía mejorar mis robos", que todo lo que hacía no la dejaba satisfecho ¿y ahora voy a pelear al lado de alguien que es mejor que yo? ¿Qué sentido tiene todo esto, Subaru, eh? ¿Rem?.- Preguntó, alzando la mirada y viendo a la pareja.- Yo no soy un...no sé cómo lo llamen ustedes en ese Mundo de Fantasía: ¿Mago? ¿Hechicero? ¿Guerrero? ¿Acaso me ven capaz de usar Armadura, blandir una Espada y embrazar un Escudo?. Mírenme.- Pegó un salto y mostró su baja estatura.- No soy más que un gnomo de jardín. Ni siquiera podría abatir a un enemigo. ¿Y quieren que luche con esta persona a su lado?. Deben de estar locos. Prefiero morir usando las armas de fuego, mi mayor experiencia como asaltante, que hacer el ridículo.- Dijo y de ahí se dio la vuelva, haciendo un gesto con la mano para que no vieran que estaba llorando.
Rem y Subaru guardaron silencio en aquel momento, siendo Averell el que se puso de pie y, acompañado por Jack y William, fueron hasta Joe.
- Quizás no seas alguien que sabe mantener la calma.- Dijo el menor de ellos.
- O que te enojes cuando Lucky Luke está amenazando nuestros planes.- Agregó el intelectual.
- Pero, aún así, nosotros somos la "Banda de los Hermanos Dalton". Sembramos miedo con nuestros robos, asaltos y demás. Nos detuvieron y enjuiciaron pero dejamos una huella muy importante para la Historia y, ahora, nos toca enfrentar a una amenaza que volará este Mundo de su existencia, Joe.- Le animó el hermano que siempre mantenía la calma.
- Y no pienses eso: Mamá nos quiere a los cuatro por igual. Sin importar que tú tengas tus defectos. Todos los tenemos. Yo no soy listo, pero lo reemplazo con mi fuerza física así como también mi amor por el arte.- Habló Averell.
- Todos contamos con nuestras fortalezas y debilidades pero eso es lo que nos hace Humanos, Joe. No importa qué tan rudo sea el golpe que recibas, siempre nos pondremos de pie.- Añadió William, haciéndole mirar el abanico de oportunidades, llevando a que el mayor levantara la ficha con datos y la fotografía, respirara hondo y de ahí se quedó pensativo un momento.
Lo dejaron solo, callado, mientras que reflexionaba un rato. Miró hacia el exterior por aquella ventana con barrotes, la Luz de la Luna que se filtraba en su interior, mientras que se giraba para ver a los demás. Ya no tenía sus lágrimas pero no sabía qué elegir en ese momento, por lo que, al final, respiró hondo y los observó.
- ¿Saben?. ¡Lo haré! ¡Yo soy Joe Dalton, Jefe de la Banda homónima y no me dejaré aplastar por nadie!.- Juró y alzó su puño al aire, siendo aplaudido por los suyos.
- ¡Así se habla, Joe!.- Le felicitaron sus hermanos pero, al momento de ver esa victoria, también se sumaron los aplausos de Subaru y Rem, quienes se enfocaron en los presentes, mientras que Rantanplan permanecía allí, a la espera de que el supuesto "espía" apareciera.
- Me parece, amigos, que es la hora de conocer a sus "Camaradas de Armas". Por favor, vean sus fichas con la información y datos. Cuando vean llegar a los citados, darán un paso al frente.
Los cuatro hermanos asintieron con la cabeza.
- "Lady Priscilla Barielle y Aldebaran. Camarada de Armas de Averell Dalton".- Leyó el menor de ellos.
- "Ram, hermana gemela de Rem. Camarada de Armas de Jack Dalton".- El siguiente fue el hermano del medio.
- "Frederica Baumann, media hermana de Garfiel Tinsel y Maid de la Mansión Mathers".- Fue el turno del intelectual.
Joe juntó valor y también lo hizo.
- "Crusch Karsten, Líder de la Casa homónima y militar".- Dio a conocer aquella información.
Pronto, con el "Portal" finalmente abierto, las personas que estaban allí, avanzaron, una por una. Los Dalton tomaron posición de firmes, siendo observados por Subaru y Rem.
Rantanplan hizo lo mismo, pensando que, así y de esa manera, podría dar con el "espía".
Todos en la Penitenciaría no sabían que, al igual para los Nativos Americanos del Jefe Crazy Wolf, un acontecimiento de gran importancia estaba teniendo lugar allí y que pasaría a la Historia misma.
Era el comienzo de conocer a los Aliados.
Era el comienzo de prepararse porque la futura guerra estaba a la vuelta de la esquina.
Fin.
[Y con este pequeño adelanto que les traigo, les informo que, ahora, me queda, únicamente, el último fic que integra esta "Fase de la Piedra Fundacional", que lo iré escribiendo para este fin de semana y que tendrá, como protagonista, a Lúckacs, uno de mis OC y a otros personajes en el "Especial de Halloween 2024".
Espero que les guste, Camaradas. Nos estamos viendo y hasta la próxima.
Buen inicio de semana y de día Lunes de mi parte.].
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