Capítulo 30: El verde es la clave de todo
Pamela Isley no tuvo la mejor infancia. Aunque nació de padres ricos y adinerados, el lujo fue todo lo que le dieron. Ni amor, ni compasión, ni siquiera la seguridad de que les importaba si ella vivía o moría. En la escuela no tenía amigos. Los otros niños no compartían sus intereses especiales y la rechazaban. Ella solo encontró consuelo en sus plantas. El verde era su único compañero fiel.
A veces se sentía atrapada. Como una planta a la que se poda continuamente para que no crezca, para que no alcance su verdadera grandeza. En los días buenos sus padres la ignoraban. En los días malos, deseaba que lo hicieran.
Uno de los recuerdos más traumáticos de Pamela fue de cuando tenía unos 8 años. Fue la noche en que había sorprendido a su padre con una chica.
La madre de Pamela no estaba en casa. Necesitaba dinero para útiles escolares e inocentemente caminó hacia la habitación de sus padres. Llamó a la puerta, pero no recibió respuesta. Caminó unos pasos más hacia la puerta y tentativamente la abrió. Extraños sonidos comenzaron a asaltar sus oídos. Lo que vio ante ella la dejó completamente asqueada y confundida.
El padre de Pamela estaba de pie con una mirada lasciva ante una niña que parecía tener unos dieciséis. Fue ella quien escuchó a la niña entrar y volteo para mirarla con los ojos verdes más hermosos y brillantes que Pamela jamás había visto. Apenas había comenzado a registrar su belleza cuando escuchó a su padre gritarle:
-¡¿QUÉ MIERDA CREES QUE ESTÁS HACIENDO, IDIOTA? ¿Cuántas veces tengo que decirte que toques antes de entrar?
Pamela sabía lo que venía a continuación y trató de correr a su habitación. Sin embargo, el hombre adulto fue más rápido y agarró a la niña por el pelo y la arrastró a su habitación. Pamela tuvo el tiempo justo para echar un vistazo a la cara de la adolescente y vio lo que parecía rabia, antes de que la apartaran.
Una vez en su habitación, el padre de Pamela cerró la puerta detrás de él. Su hija ahora sollozaba desconsoladamente y trataba de explicar que solo necesitaba dinero para comprar lápices de colores. Sin embargo, sus sollozos hicieron que las palabras salieran en un revoltijo incoherente. A esto le siguió una de las peores palizas que Pamela había recibido hasta el momento. Cuando el brazo de su padre se cansó, salió, probablemente de regreso a su dormitorio para terminar su "actividad" con la adolescente.
Pamela se quedó sentada en el suelo, con las rodillas pegadas al pecho y la cabeza enterrada entre los brazos cruzados. Los brazos y las piernas de la niña mostraban muchas cicatrices y magulladuras, prueba de la espantosa crueldad a la que había sido sometida por el hombre que se suponía debía protegerla. Su padre nunca la golpeó en la cara. Siempre tuvo cuidado de apuntar solo a aquellas áreas de su cuerpo que estarían cubiertas por su ropa. Después de todo, él no quería que un maestro molesto o un trabajador social llamaran a la puerta de su mansión y metiera las narices en sus negocios.
Pamela no estaba segura de cuánto tiempo estuvo allí sentada. Estaba enfadada consigo misma. ¿Por qué no podía simplemente recordar llamar a la puerta? Si lo hubiera hecho, el padre no se habría enojado. Le dolían las heridas corporales, pero lo que le rompió el corazón fue que su padre había hecho trizas su rosal favorito. Recogió los trozos de los pétalos suaves y delicados. Sus lágrimas comenzaron a fluir nuevamente mientras se disculpaba con su amiga.
Aun estaba tratando de averiguar si su rosal se podía salvar, cuando la sobresaltó un golpe en su ventana. Caminó hacia allí con piernas temblorosas y vio a la misma chica que había visto con su padre. Esos ojos verdes parecían brillar como esmeraldas. Pamela ahora podía darse cuenta de lo hermosa que era la niña y no recordaba haber visto una cara más hermosa.
Abrió la ventana y dejo entrar a la chica.
-¿Estás bien? – ella le preguntó – Pamela, que no recordaba la última vez que alguien le había preguntado eso, se limitó a asentir – Claro que no estás bien. ¿Ese imbécil te pega mucho? – la voz de la chica estaba llena de ira –
-Me olvidé de tocar... – Pamela tartamudeó mientras un nuevo torrente de lágrimas rodaba por sus mejillas –
-Oye, deja de llorar – el tono de la niña era frío y firme, pero su toque era tierno mientras limpiaba las lágrimas de Pamela.
-Escúchame. Nadie tiene derecho a tratarte como basura. Y me importa un carajo si no llamaste a esa estúpida puerta. NADIE puede tratarte de esta manera.
La pequeña Pamela escuchó con asombro cómo una completa extraña comenzaba a infundirle una esperanza y una confianza que no sabía que existían.
-Este mundo está lleno de monstruos. Monstruos aterradores y horribles. Y la única forma de evitar que esos monstruos aterradores te atrapen es asustarlos de vuelta. ¡Se feroz! – le dijo la chica de los ojos verdes – Nunca dejes que te vean llorar.
La chica de mayor edad metió la mano en su bolsillo y sacó un fajo de billetes. Se lo puso en la mano a Pamela y le dijo que se comprara algo bonito. Luego salió por la ventana y bajó con la gracia de un gato.
Pamela rápidamente escondió el dinero en su armario. Las palabras de la chica seguían resonando en su mente. "Sé feroz", había dicho ella. Algo en la confianza de la niña mayor hizo que Pamela sintiera que no era imposible. Ella podría sobrevivir a esto. Y tal vez algún día la pesadilla en la que vivía terminaría. Vendó sus propias heridas lo mejor que pudo y se fue a la cama.
A la mañana siguiente, la residencia Isley estaba llena de actividad. Había policías hablando con su padre, cuyo ojo izquierdo estaba hinchado.
-Conducía a casa del trabajo y vi a esta adolescente al costado de la calle. Estaba preocupado por ella y le pregunté si necesitaba que la llevaran. Me dijo que estaba perdida y me ofrecí a llevarla a casa para que pudiera llama a sus padres, pero cuando la traje me golpeo y me dejo inconsciente. Tomo todo lo que pudo cargar y se escapó.
Pamela se enteró que la niña se había llevado alrededor de dos mil de dólares en efectivo y casi todas las joyas de su mamá. Al ver la rabieta de su padre, no pudo evitar sonreír.
A medida que Pamela crecía, se aseguró de seguir el consejo que le dieron esa noche.
"Se feroz".
Cuando era adolescente, se volvió mucho más difícil de controlar para sus padres. En la escuela, era conocida por su temperamento feroz e incluso los matones más despiadados la dejaban en paz. El "hobby" de su padre que involucraba a niñas menores de edad continuó. Pamela lo sabía todo y usó esa información para chantajearlo para que pagara su educación superior. También convirtió su amor por las plantas en una misión. Estudió botánica y, a la edad de 25 años, obtuvo su doctorado.
La infancia de Pamela le había enseñado que el ser humano no era más que una enfermedad que infectaba la Tierra. Una enfermedad que ella juró erradicar. Perfeccionó sus habilidades y continuó con su investigación, mientras trabajaba en el Instituto de Investigación Botánica de la Universidad de Gotham.
Ella había formulado una toxina que mezclaba el ADN humano con el de las plantas, pues Pamela creía que convirtiéndose en una, nadie estaría en su camino como para seguir molestándola. Fue el resultado de más de un año de arduo y clandestino trabajo. Pamela no podía dejar que la Universidad se enterara de que estaba trabajando en algo así. Le había dicho a sus superiores que estaba tratando de descubrir una cura natural para el acné. Los tontos la creyeron. La noche que su bebé estuvo listo, Pamela estuvo feliz por primera vez en años.
Se inyecto el compuesto en sí misma y cuando los primeros tallos de una planta carnívora le respondieron para comerse a unos ratones de pruebas que había en el laboratorio, Pamela supo que su trabajo estaba bien hecho y que además lo perfeccionaría.
Decidida a experimentar con sí misma, Pamela volvió decidió tomar una vida de crimen para financiar sus locuras. Como Gotham se estaba volviendo una ciudad llena de fenómenos enmascarados, Pamela sabía que pronto tendría que conseguir una pandilla para hacerles competencia a los grandes. Ella y Harley Quinn serían el equipo perfecto, pero les faltaba alguien. Habían oído hablar de una nueva ladrona que había puesto en jaque a Batman y que incluso se había escapado de el en los momentos más inexplicables y raros. Cuando al fin se topó con Catwoman, el corazón de Pamela Isley se detuvo. Esos mismos ojos verdes brillantes que había visto hace tantos años le devolvieron la mirada. El rostro de la mujer ante ella había cambiado un poco ya que su belleza parecía haberse multiplicado por diez.
Las dos mujeres se dieron la mano. Pamela estaba asombrada por el estilo y la sofisticación de Selina.
Estando tan admirada ante Catwoman, Pamela no noto que su amiga y enamorada; Harley Quinn, le había puesto una trampa a la ladrona de Gotham. Por un breve tiempo, se hicieron llamar las Gotham City Sirens, pero esa alianza se fracturo cuando Harley se destapo en su complot para entregarle a Selina al Joker, y todo para jugar un rato con Batman y su novio psicópata.
Todo termino con Harley y el Joker siendo devueltos a Arkham, y con Selina adoptando una alianza más estable con Batman, pues al haberla rescatado, comprendió al fin su misión y el bien que le proporcionaba a las personas de la ciudad. El orgullo de Pamela Isley estaba herido, pero opto por seguir sus métodos villanescos.
Años más tarde, Pamela (ahora conocida como Poison Ivy) se había convertido en más planta que persona y estaba decidida a terminar con los planes del hombre en cuanto a la madre naturaleza. Con la selva tropical de Brasil de escenario, estaba a punto de hacer que sus plantas sumergieran a un grupo de leñadores en una tina de ácido, cuando un látigo los golpeó de la nada, haciendo que sus preciadas creaciones retrocedieran y sus presas fueran liberadas.
-No pierdas el tiempo intimidando a los leñadores, Ivy – dijo Catwoman mientras se acercaba – Quieres detener la destrucción sin sentido de la selva tropical, pues apunta a las grandes corporaciones.
-¡TÚ... TÚ VINISTE A DETENERME! – Ivy le gritó. Selina parecía aburrida –
-Ahora escucha con atención. LexCorp es la que está detrás de esto. Juntas, tú y yo podemos cerrar las operaciones de la compañía aquí. ¿Qué dices?
Pamela consideró la propuesta. Aunque no podía confiar completamente en la ladrona, quería detener el asesinato masivo de árboles que estaban llevando a cabo. La idea de ganar millones para financiar su misión tampoco le dolió. Ella estuvo de acuerdo.
Ivy usó sus enredaderas para llevar a Catwoman al edificio de la empresa maderera propiedad de LexCorp y para inmovilizar a la seguridad. Catwoman usó sus talentos especiales para drenar los fondos de la compañía, también destruyó su equipo y prácticamente cualquier pieza de tecnología que pudiera ayudar en su trabajo.
Ivy quería lastimar a los leñadores que también cortaron los árboles en la selva, pero Catwoman no estuvo de acuerdo.
-Son solo un montón de trabajadores pobres, tratando de alimentar a sus familias, Ivy. Matarlos no va a cambiar nada – dijo Selina interponiéndose entre ella y los trabajadores –
Sin embargo, Ivy no quiso escuchar y estaba a punto de hacer que sus enredaderas arrojaran espinas venenosas a esos hombres, cuando de repente hubo una explosión. Lo siguiente que vio fue que sus enredaderas se estaban incendiando y retorciéndose en el suelo.
-Pensé que podrías volverte loca, así que tenía un plan de contingencia. Me llevaré el botín y a estos tipos fuera de aquí – le anuncio Catwoman, desplegando su látigo y sus garras lista para pelear –
-¡Perra! ¡TE MATARÉ! – Ivy gritó mientras se abalanzaba sobre Catwoman, que esquivo el ataque y en segundos tenía a Poison Ivy en un doloroso agarre de sumisión –
Los ojos verdes de Selina miraron directamente a los de Ivy y dijo en un susurro ácido:
-Algunas de las personas más malas del mundo han amenazado con matarme y todos se han ido con la cara jodida. Recuerda eso la próxima vez que decidas contrariarme.
Con estas palabras, Selina le propino un golpe en la nuca y dejó a Ivy en el suelo; golpeada, noqueada, derrotada y humillada.
Todo se sintió como una traición. La relación de Catwoman y su influencia por parte de Batman lastimaron a Ivy más de lo que quería admitir. No era que quisiera una relación romántica con Selina, aunque a menudo se había imaginado a ella besándola. Simplemente quería a Catwoman de su lado. Juntas pondrían al mundo de rodillas. Pero Selina no toleraría lastimar a quienes ella llamaba "personas inocentes". Era esa ridícula necesidad de respetar y preservar la vida humana lo que Ivy más odiaba de Selina.
Catwoman uso el dinero que había robado de LexCorp y lo había repartido entre los trabajadores que habían escapado del ataque de Ivy, y el resto lo dono a la beneficencia.
Pero mientras Selina comía su pastel de Robín Hood, Ivy fue capturada por el mercenario Deathstroke para después haber sido vendida a Black Mask, el cual en alianza con Scarecrow, la obligo a usar sus habilidades para que ella les hiciera una nueva Toxina del Miedo, mucho más letal y más alucinógena.
Mientras una Selina ya reformada se paseaba por Las Vegas, Pamela sufría la tortura del hombre retorcido con el nombre de Roman Sionis, el cual la mantenía dopada en una celda electrificada y solo la despertaba para torturarla de mil maneras posibles.
Ahora, casi un año después de ese suceso, Poison Ivy estaba de nuevo en libertad gracias a Catwoman y a su amigo justiciero. Cuando volvió a ver a Selina, el corazón de Pamela Isley, dio otro vuelco, pero no por admiración u amor. Esta vez estaba desconcertada, y no solo por que Selina estuvo ahí para ayudarle, si no que además estaba a lado de Batman.
Sin decir más, Ivy alzo los brazos y conjuro a unas plantas que salieron del subsuelo y enredaron a Selina y a Batman, tomándolos de la cintura y llevándoselos a la azotea del edificio en donde se encontraban en Chinatown.
Ya a salvo en el tejado, Batman se liberó y se dejó caer para sentarse. Selina iba a hacer lo mismo, pero opto por encarar a Ivy que también había subido con ellos por medio de una enredadera.
Exigía saber una respuesta de su ex amiga.
-¿Cómo me encontraste? – le pregunto Ivy con el ceño fruncido –
-Estábamos investigando una pista de Penguin. Nos llevó a este almacén.
-¿Estábamos? – le pregunto la ecovillana, señalándole con la mirada a Batman que parecía mirar a ambas con curiosidad –
-Si... Batman y yo – le contesto Selina con bastante seguridad – Nos hubieras ayudado bastante si hubieras dejado a Black Mask con vida. Ahora no tenemos nada.
-Siento lo de Roman – bromeó Ivy, alejándose – Puede ser un poco irritable.
-¿Por qué te tenía prisionera? – preguntó Batman. Le dolía hablar –
-Quería que le hiciera su droga – describió Ivy, señalando con un dedo a los productos químicos derramados en la mesa del laboratorio de abajo – Las sustancias químicas de la toxina de Crane no se pueden fusionar con las que él produce en sus laboratorios. Así que me obligaron a fabricarla. Puedo obligar a la composición química a cooperar, y de repente, puf... tienes un nuevo compuesto. Uno extremadamente inestable, pero que se desmorona cuando lo expones al fuego.
-¿Es con el que mataron a Ellen Yindell en el estadio? – pregunto Selina. Bruce estaba agradecido de que Catwoman hubiera hablado por él –
-Ni idea – Ivy se encogió de hombros – Ni siquiera sabía que lo habían usado en el campo. No puedes escuchar mucho dentro de una vitrina, estar conmocionada y sometida durante meses.
-Podrías ayudarnos – le sugirió Catwoman, pero Ivy no se iba a dejar convencer – Si nos ayudas a parar esto...
-No me interesa la gente de Gotham – la interrumpió Ivy. Su mente aún estaba bastante dolida ante la traición de Selina hacía ya más de un año en las selvas de Brasil. Pero el simple motivo por el que la dejaba marchar a ella y a Batman era por que sabía que los locos les iban a poner las cosas difíciles – ¿Ahora también quieres jugar a la justiciera con tu novio? No me salgas con esa mierda, Selina.
-Hay gente que me importa en esta ciudad. Si huyo, solo le mostrare a los demás que siempre fui una basura como todos – dijo Catwoman muy firmemente y con convicción – Como Joker, como Harley...
-¿Cómo yo? – la interrumpió Ivy, molesta – ¿Qué ha hecho la gente por ti de todos modos, Selina? – Ivy le iba a sacar a relucir lo de aquella vez hacia años, cuando la vio con su padre – Esa noche que te vi con mi papá, no era nada nuevo para ti, ¿verdad? Los hombres se aprovechaban de ti regularmente hasta que aprendiste a defenderte. Gotham solo te mostro la verdadera cara de la humanidad – y entonces volteo su mirada hacia la ciudad. Hacia los rascacielos con anuncios neón y los barrios bajos por debajo de ellos. Le daban tanto asco, y solo hasta que volteo a ver a Selina de nuevo, volvió a calmarse – Me dijiste que necesitaba luchar por mí misma. Entonces, ¿por qué no sigues tu propio consejo? Trabaja conmigo para destruir este mundo plagado de humanos y juntas devolveremos este planeta a la Madre Naturaleza.
La mirada fría y contemplativa de Selina se posó en Ivy mientras respondía con bastante desdén y con una mirada como de: "está loca solo habla tonterías".
-Sí, hay gente que es escoria – dijo Selina, pero luego volteo a ver hacia Batman – Pero si no fuera por algunas personas buenas, la escoria me habría consumido hace mucho tiempo y ahora sería como ellos. Peleare junto a el... y no voy a dejar que tu o algún otro fenómeno hagan de las suyas.
Ivy solo se quedó en silencio y los estudio a ambos. Claro que había algo más entre los dos, hasta podría asegurar que Selina sabia quien estaba debajo de esa capucha, pero no dijo nada y solo se limitó a retirar sus enredaderas del techo para que le ayudaran a bajar de nuevo hacia el almacén.
-Solo espero que si hay "algo más"... se lo cuentes al murciélago – le dijo Ivy, pero ahora sin mirarla –
-¿Qué vas a hacer ahora? – le pregunto Selina, ignorando a su ex amiga –
-Bueno... creo que volveré por un tiempo al subsuelo. Voy a tratar de mantenerme al margen de lo que sea que esté pasando aquí. Por cierto... – Poison Ivy le tendió la mano a Selina y le paso un estuche. Selina lo reviso, en él había tres jeringas con un líquido azul dentro. A pesar de todo, Ivy era demasiado vanidosa como para dejar que Scarecrow usara un compuesto creado por ella en dos de sus rivales – Es el antídoto. Esta hecho a base de mi sangre. Si por alguna razón son infectados con la nueva toxina, solo inyéctense esto en su cuello. Gusto en verte gatita.
El suelo volvió a temblar y una enredadera del suelo envolvió el cuerpo de Ivy por completo. La llevo de regreso a la tierra y se fue sin decirles más.
-Oracle... – Selina habló por el comunicador –
-¿Catwoman? – contesto Barbara, confusa – ¿Qué sucedió?
-Derrotamos a Ivy, ella fue la pieza clave en la toxina de Crane – contesto Selina – Contacta al GCPD y diles que encontramos a Black Mask y su laboratorio en Chinatown. También diles que está muerto. Te lo explicaremos todo cuando regresemos. Bats está bien.
Justo cuando iba hacia Batman, Selina volteo hacia el laboratorio de abajo a ver el cadáver de Roman Sionis, recordando su pasado como una herida que se volvía a abrir.
Los recuerdos tormentosos volvían a su mente.
Mientras Selina estaba en su trance, Batman veía cómo las luces azules y rojas de los coches de policía se apreciaban por toda la ciudad en la distancia desde los tejados.
Con casi un suspiro de alivio, Bruce se quitó el casco y dejó que el aire de Julio refrescara su rostro, sentándose en el borde del edificio y mirando a los faros llenando las calles, como un río de luz.
Se preguntó qué estaban haciendo todas esas personas a las que trataba de proteger. ¿Adónde iban? ¿De dónde venían? ¿Sabían lo que él estaba haciendo? ¿Les importaba?
A veces, Bruce envidiaba sus vidas libres de culpa y responsabilidades. A veces, se sentía superior, porque su sufrimiento lo había hecho más fuerte que ellos. Otras veces, no sabía lo que debería sentir.
-Bonito, ¿no? – Bruce volteo para ver a Selina, que le devolvió la sonrisa y se quitó su capucha con orejas de gato. Sus ojos verdes brillaron con las luces de abajo. Ella se sentó junto a él, viendo pasar los autos – Escuché que te jubilaste – dijo ella – Por lo visto no fue del todo cierto.
-Escuché que tú también – le respondió Bruce – Me sorprendió ver que aun te mueves tan bien. Pensé que estabas oxidada.
-Me gusta hacer ejercicio de vez en cuando. Pero esto realmente lo hice por Maggie – dijo Selina, aunque sin esperar respuesta de Bruce – Aunque eso ya lo sabías... ¿no?
-Perdóname por haberte llamado "criminal" – Bruce contesto a modo de disculpa. Luego, volteo a ver otra vez hacia la ciudad – ¿Qué se siente ser uno de ellos? ¿Ser una persona normal?
-De lo mejor. Te levantas a la hora exacta, haces el desayuno y simplemente llevas a cabo tu día. Tu mayor preocupación es que te alcance el dinero para la renta del mes. Vivo arriba de un restaurante mexicano. Ahí ya me conocen y cuando voy a comer ahí, me dan agua gratis.
Bruce rio mientras Selina le tomaba la mano tratando de reconfortarlo, sabiendo ella que él nunca había dejado de pelear; desde las calles de Gotham hasta el evento "Heroes Day", cuando la Justice League se reunió por primera vez ante la invasión de Zod. Batman nunca se había detenido.
Fue un momento de silencio en el que después de tanto ajetreo, ambos tuvieron un poco de paz.
Bruce sonrió como un niño y le echó un vistazo a la cara de Selina.
Mientras que a él ya se le notaban sus 46 años, a Selina aún no la dejaba su juventud. A sus 36 inviernos, estaba mejor que nunca; sus ojos verdes brillaban con picardía, había dejado crecer su cabello con corte tipo pixie hasta debajo del cuello y era completamente negro aun sin canas, y su nariz respingona hacia que se viera más atractiva. Por otro lado, en el horizonte ya comenzaba a ponerse el sol, y los últimos rayos de este se acentuaron de una forma tan hermosa en la piel clara de la mujer junto a él. Parecía una mañana de verano tan bella como ella misma.
Era una imagen que a Bruce Wayne no le hubiera importado memorizar por el resto de su vida.
-Que hermosa...
-¿Qué? – Selina le respondió con un sobresalto. Ese comentario la había tomado por sorpresa –
-La vista es hermosa... de la ciudad, quiero decir – le contesto el, desviando la conversación –
Selina sabía que no era cierto, que obviamente se refería a ella. Y sin que Bruce la viera, ella también sonrió.
-Te ves bien – le comentó ella, tocando suavemente las sienes canosas de Bruce – En serio, la edad te sienta bien. Ya pasaron años y aun así te sigue quedando tu barbita de cuatro días – dijo con nostalgia –
-Ya me siento viejo – Bruce bajo la mirada y paso su mano por su tórax lastimado. Definitivamente las enredaderas de Ivy habían hecho estragos en su cuerpo – Nada te jode más duro que el tiempo... tiempo que no tengo – Selina no dijo nada a eso, aunque sus ojos cayeron, sin encontrarse con los de él – Lo siento... – susurró el, tratando de que Selina volviera a mirarlo a los ojos – Tal vez después de que termine esto...
-Nunca has tirado la toalla, Bruce – Selina se apartó, se levantó y se volvió a poner la capucha para cubrirse la cara, ocultando su propia tristeza ante lo que él decía – Desgraciadamente ya tenemos nuestras vidas hechas. Yo no creo salir de mi rutina, y tampoco pienso obligarte a que salgas de la tuya.
-Lo se... por eso nunca podremos estar juntos – respondió el poniéndose su casco y volviendo a convertirse en Batman –
Se miraron el uno al otro durante mucho tiempo, esperando que alguien más diera el siguiente paso. Finalmente, Selina habló ante una ocurrencia que paso por su mente.
-Le he dado vueltas al asunto una y otra vez, y me di cuenta de algo tan tonto sobre estos criminales que enfrentamos.
-¿Qué? – le pregunto Bruce, expectante a lo que iba a decir ella –
-Crane es doctor, Ivy también tiene un doctorado y tengo entendido que Sionis estudio en una universidad de prestigio – dijo Selina con toda la naturalidad del mundo – y así puedo seguir con otros de los villanos de aquí. Añádele a eso que todos son horrendos. Creo que no encajo con ellos. Gracias a Dios que no termine la secundaria y que no soy fea – respondió ella antes de echar una risa muy ligera –
Tú nunca encajaste con ellos, Selina. Y nunca lo harás.
Bruce rio un poco ante la ocurrencia de ella y antes de sacar su Bat-garra para descender hasta el suelo le dio una respuesta, pero en vez de decirle lo que pensaba, le dijo algo igual de bobo acerca de él.
-¿Te digo algo? – le dijo el, notando como Selina medio arqueaba sus labios en una sonrisa expectante ante lo que fuera a responderle – Yo solo termine la preparatoria.
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