Capítulo 1: Y él no regresará
Su brazo estaba roto.
El Batmóvil había perseguido la camioneta del Joker a través de los Narrows, una parte particularmente descuidada y violenta de Gotham. Era un refugio para el tipo de delincuentes contra los que luchó Batman: aquellos que tomaron nombres de guerra chillones como "Poison Ivy" o "Riddler".
Es fácil para un fanático disfrazado establecerse en un infierno sin policías.
Las puertas traseras de la camioneta se abrieron durante la persecución para revelar al propio Joker, junto a uno de sus secuaces con una máscara de payaso que sostenía un lanzagranadas RPG. Batman pudo ver al Joker gritándole al matón, pero la velocidad y el viento ensordecieron sus chillidos. Finalmente, el Joker se molestó por algo que su secuaz le contesto, por lo que se encogió de hombros y sacó una Magnum .44 de la parte delantera de sus pantalones del traje... y decoró el interior de la camioneta con los cerebros de su secuaz.
Cuando el Joker se inclinó para liberar el RPG de las manos de su matón muerto, el dedo de Batman se cernió sobre los botones del volante del Batmóvil que activaban los cohetes anti-vehículos y pensó en presionarlos. Iban a velocidades tan altas y la camioneta en sí era tan vieja, que los cohetes vaporizarían el vehículo junto con cualquiera que estuviera dentro.
Y Batman no estaba seguro de que ese último modelo prototipo del Batmóvil (que por cierto lo saco directamente de la ensambladora ante las suplicas de Lucius Fox de que no estaba listo) pudiera soportar un ataque directo al bloque del motor.
-Inicia los protocolos de seguridad – dijo Batman, y el sistema operativo del Batmóvil, en la voz de la actual Oracle (y ex Batgirl) Barbara Gordon respondió –
-Espuma liberada.
Y entonces tanto Batman como su rival dispararon.
En el instante exacto en que Joker disparó el RPG en la parte delantera del Batmóvil, el interior del vehículo se llenó con una espuma de seguridad patentada por WayneTech que garantizaría el bienestar de Batman, incluso si el resto del Batmóvil fuera destruido. Las líneas de combustible del Batmóvil se segmentaron y sellaron, evitando una explosión.
Todo el frente del Batmóvil fue demolido y la ruina en llamas del automóvil se estrelló contra una gran viga del puente Dini.
Mientras tanto, el misil de Batman solamente le dio a una rueda trasera del vehículo donde Joker estaba huyendo, provocando que Harley Quinn, quien estaba al volante, volcara y chocara contra un poste de luz en el puente que conectaba con Burnley.
El truco con la espuma de seguridad WayneTech era que estaba compuesta por una mezcla química especial (cortesía de Lucius Fox) que generaba una forma sólida directamente a un estado gaseoso no inflamable aproximadamente cuarenta y cinco segundos después del despliegue. Cuando la espuma desapareció, Batman sabía que había sufrido una conmoción cerebral.
Y su brazo estaba roto.
Batman presionó el botón en el tablero de lo que quedaba del Batmóvil para abrir el techo, lo que le permitiría escapar.
No pasó nada.
Movió su mano izquierda hacia el pestillo manual, que fue la peor manera posible ya que descubrió que el brazo estaba roto. El dolor era voluminoso, como una espiral de puro fuego comprimiéndolo.
Con los dientes apretados, Batman movió su brazo derecho hacia el pestillo manual y emergió de los restos del Batmóvil debajo del cielo gris de Enero de Gotham.
El justiciero se preocupó de su brazo derecho mientras se derrumbaba hacia la calle; su capa negra y su chaleco antibalas lo protegerían de las abrasadoras ruinas del Batmóvil. Su aliento salió de su boca en una nube de niebla. Le zumbaban los oídos y se sintió tan cansado. Incluso un pavimento helado sería un lugar perfecto para acurrucarse y dormir hasta que las estrellas se apagaran.
Pero su disciplina le impidió siquiera parpadear por miedo a alejarse. En contraste con el frío, el mundo resplandecía ante él como si estuviera envuelto en un manto de calor del desierto.
Y atravesando ese espejismo se oyó el sonido de los neumáticos de una furgoneta chocando contra un poste. Un agudo gemido de los frenos antiguos y nn juego de puertas que se abrian.
Y luego la risa. La risa aguda y demente que infundió miedo en los corazones de millones. La risa que llenó los cementerios. La risa que Batman escuchó por primera vez hace ya más de una década. Mientras Batman se empujaba a sí mismo por la acera para acercarse a la salida de incendios frente al edificio de servicio del puente, pero entonces miró hacia arriba.
El Joker estaba arrastrando al secuaz cuyo cerebro había liberado del resto de su cuerpo del interior de la camioneta. El mismo payaso llevaba un abrigo de piel sobre su traje púrpura retro regular. Según el conocimiento de Batman, nadie hacía abrigos de piel morados, así que le pareció que Joker acababa de encontrar un abrigo de piel liso y aplicó una lata entera de pintura púrpura. Su piel era de un blanco espantoso, sus labios de un rojo rubí, y su cabello verde debería estar recién salido de la ducha, porque Batman podía verlo con una fina capa de brillo que el Joker no parecía notar.
El secuaz medio decapitado goteó sangre en el pavimento cuando el Joker lo llevó al costado del frente a Batman y lo sostuvo en una posición sentada. El Joker miró al secuaz, le dio un codazo a lo que quedaba de la nariz de su máscara de payaso y suspiró.
-¿Harl? – preguntó Joker en un tono burlón – ¿Conocemos el nombre de este caballero?-
Le respondió una voz desde el frente de la camioneta. Alto y estridente, con acento de Long Island por todas partes.
-¡No, pudin!
El Joker suspiró de nuevo, aunque nunca dejó de sonreír.
-Entonces supongo que te llamaré Pete.
Fue entonces cuando Joker fijó su mirada en Batman, y fue solo ahora que el vigilante se permitió parpadear. Esperaba que le ayudara a pensar.
El Joker volteo a mirar al secuaz muerto.
- Bueno, ¿qué piensas, Pete? ¿Deberíamos usar...? – sacó la .44 de sus pantalones – ¿El arma? Sé que estás familiarizado con ésta, Pete, bribón – El Joker miró el cadáver esperando una respuesta. Cuando no consiguió una, simplemente se encogió de hombros – Sí, Pete, tienes razón. ¿Dónde está el estilo? ¿Dónde está el talento para el espectáculo? Afortunadamente, tengo... – El Joker metió la mano en el bolsillo derecho de su abrigo de piel y sacó otra cosa – ¡Nudillos de bronce! – dijo el Joker, su sonrisa siempre presente cada vez más amplia – ¡Son anticuados, llevan un tiempo y convierten las caras en formas nuevas y divertidas!
Y nuevamente, Joker esperó una respuesta del secuaz muerto. Sin embargo, a diferencia de las otras dos veces, le gustó lo que parecía estar escuchando. Su cabeza se volteo lentamente hacia Batman, y su sonrisa de alegría permanente que adornaba su rostro se había transformado en una sonrisa sugerente.
-Parece que tenemos un ganador.
Batman volvió a parpadear, tratando de reunir sus fuerzas. Había estado en situaciones más difíciles antes. Todo lo que necesitaba era estudiar su entorno y esperar el momento de atacar.
El ruido de un par de tenis chocando contra el pavimento interrumpió la inspección de Batman. Harley Quinn había salido como pudo de la camioneta volcada y había decidido unirse a la escena.
Llevaba zapatillas Converse rojas y negras personalizadas que no combinaban y que le llegaban hasta las rodillas. Los pantalones cortos que usaba también eran negros y rojos, así como la camiseta sin mangas que traía puesta. Su cabello estaba recogido en coletas rubias, con puntas negras y rojas. Su rostro era una mancha de pintura blanca y sus labios rojos le daban a sus ojos azul pálido un aire aún más espeluznante, pues desde que Catwoman la había marcado con sus garras muchos años atrás, esta opto por que su rostro llevara una pintura de guerra más amenazante. Llevaba un enorme mazo sobre el hombro y llevaba un revólver en una funda en la cadera.
Y su piel expuesta se estaba volviendo púrpura con la temperatura helada. Ella estaba tratando de no temblar.
En los años transcurridos desde que El Joker se cruzó con la doctora Harleen Quinzel y la sometió a su voluntad, su ropa se había vuelto cada vez más reveladora, pasando de un traje de cuerpo entero de arlequín al atuendo de pantalones cortos que llevaba ahora. Batman sabía que Harley estaba tan esclavizada mentalmente por El Joker que ella usaba esa ropa por sugerencia suya, pero mientras que antes asumió que quería que se vistiera de esa manera porque se sentía atraído por ella a su manera enfermiza, sabía que Harley no diría que no a nada de lo que él dijera.
El Joker vistió a Harley Quinn con pantalones cortos en un día de Enero de diez grados bajo cero solo porque pensó que sería divertido.
-¡Finalmente lo hicimos, Señor J! – dijo Harley, estremeciéndose y tratando de entusiasmar su camino más allá del frío – ¡Finalmente vamos a poner a ese murciélago apestoso en una tumba poco profunda!
El Joker puso los ojos en blanco y se puso de pie frente a su secuaz muerto. Entonces le tendió la mano a ella.
-Baila conmigo, querida.
Harley dejó su mazo, tomó la mano del Joker y comenzó un vals majestuoso en medio del puente Dini. Mientras lo hacían, Batman usó su brazo sano para incorporarse y sentarse. Pero el intenso mareo se apoderó de él y volvió a desplomarse.
Llegaron a un punto en el baile de Joker y Harley cuando él la hizo girar. Mientras ella estaba de espaldas a él (tan rápido como Batman pudo voltear la cabeza hacia ellos) el Joker le puso la mano en la nuca. Uso su nudillo de bronce y la golpeo directo a la nariz, provocando que Harley aterrizara de cara en un montón de nieve. No había nevado en Gotham City en los últimos días, por lo que Batman solo podía adivinar que la pila de nieve era mayormente hielo a esas alturas.
-¿Nosotros?
Preguntó el Joker con despecho en su voz mientras empujaba el rostro de Harley que luchaba profundamente en la frágil masa de hielo. Sus manos arañaron su agarre detrás de su cabeza mientras se agitaba y dejaba escapar gemidos ahogados.
-¿Nosotros?
El Joker, después de lo que pareció una eternidad, finalmente la dejó ir y Harley, ahora llorando y luciendo una nariz profundamente ensangrentada, se apartó de él con las manos en la cara.
-¿Tienes idea de cuánto trabajo hice? – Preguntó el Joker – ¿Cuántos huesos me he roto, cuántos días he perdido en la inconsciencia tratando de llevarlo a este punto? ¡Tuve que esperar años en Arkham para salir! ¡Tuve que matarle al niño pájaro! ¡Ese fue mi trabajo! ¡No el nuestro, y definitivamente no el tuyo!
Se dio la vuelta para mirar a Batman y se recompuso. Se acercó al secuaz muerto, recogió la Magnum .44 del pavimento antes de centrar su atención en Batman. Se puso en cuclillas frente a él, le puso el cañón debajo de la barbilla y lo miró con una maníaca mirada verde.
-Esto es todo – dijo el Joker – Aquí es donde termina. Fuiste responsable de mí, en algún lugar de tu viaje. Dejaste un rastro de daño y destrucción detrás de ti tratando de proteger esta letrina de una ciudad, y de ahí crecí. Recibiste la ayuda de cada hombre, mujer y niño que mate... y lo más divertido es que ni siquiera recuerdas cómo me trajiste al baile – la sonrisa del Joker se hizo más amplia – Nunca miraste hacia atrás.
Y entonces se echó a reír.
El Joker interrumpió su risa cuando agarró una de las pequeñas orejas en la capucha blindada de Batman y le echó la cabeza hacia atrás. Batman no hizo ningún sonido. Estaba reuniendo sus fuerzas, y mientras el Joker permitiera su debilidad por el monólogo, solo se volvería más fuerte.
- Soy el único que conseguirá matarte – dijo el Joker – Ni el abogado con la cara de dos tonos, ni el insufrible idiota con la chaqueta verde con el signo de interrogación, ni el gangster enano con el fetiche de los pingüinos. ¡Solo yo! Porque somos tan cercanos. Yo... yo soy tu igual y tu opuesta reacción – y ahí, su sonrisa de volvió un poco nostálgica – Tal vez también te mate la gata que puso sus garras en tu corazón, pero dejémonos de cursilerías. Ahora... ¿quién sabe qué me pasará mañana contigo muerto y en el suelo? Tal vez simplemente desaparezca. Tal vez me vuelva cuerdo. Tal vez aparezca en Nuevo México trabajando en una fábrica – El Joker se puso de pie y miró la pistola que tenía en la mano – O tal vez... mataré a un montón de personas. Estoy dispuesto a lo que sea. Tú me conoces.
Y fue ahora que Joker volvió a mirar a Batman. Comprobo que hubiera balas en su arma y entonces le apunto.
- Ahora, si me disculpas... – dijo el Joker listo para jalar el gatillo – Dejemos que la noche...
¡BLAM!
Batman trató de armar lo que ese sonido podría haber sido a través del su conmoción cerebral, pero fuera lo que fuera, logró lo imposible.
Borró la sonrisa del rostro del Joker.
Los bordes de su sonrisa roja eran como alas vestigiales en sus mejillas mientras sus labios reales se inclinaban y se hundían en un ceño dolorido. Miró su camisa amarilla abotonada y encontró humo ondeando y sangre saliendo del agujero en su pecho.
Se dio la vuelta y miró hacia atrás.
Harley Quinn, con la sangre cayendo de su nariz y manchando su camisa, sostenía el revólver de la funda en su cadera. El cañón humeaba.
Pero ella ya no temblaba.
El Joker cayó por el borde del puente; sus labios rojos aleteaban ansiosamente, pero eran incapaces de formar palabras o de siquiera emitir un sonido.
Y entonces su cuerpo desapareció en un Splash apenas audible en las aguas del Gotham River.
Por primera vez desde que se puso la capucha, Batman se estremeció. Cerró los ojos. No pudo soportar ver la vista que acompañó al espeluznante sonido que siguió. Era como si alguien dejara caer una calabaza podrida desde el balcón de un quinto piso.
Pasó un momento en el que se aseguró de mirar a Harley en lugar de a las aguas bajo el.
Su aliento salió de su boca en pequeñas nubes poco profundas, oscureciendo la pintura y la sangre en su cara. Oscureciendo los ojos azul pálido que estaban llenos de lágrimas.
- Lo entiendo... – dijo Harley – Me tomó un tiempo, pero... – ella miró a Batman – Él te amo más de lo que me amo a mí.
Batman trató de lidiar con la pared de angustia en forma humana que estaba frente a él con tenis rojos y negros. Y en el rincón más culpable de su mente, donde trató de secuestrar todos sus pensamientos indignos, se dio cuenta de cómo lo había afectado lo que acababa de suceder. Lo que eso significaría seguir adelante.
Había estado así antes. Había estado parado en ese tipo de precipicio y había saltado a la oscuridad más allá, y ese salto dictó el resto de su vida. ¿Pero ahora? Ahora había tropezado y tropezado en esa misma oscuridad, libre de su voluntad y alejado de sus necesidades. No tenía las facultades para descifrar lo que eso significaba, pero sabía que ese momento dictaría de manera similar lo que vendría.
Batman finalmente habló.
-Demasiado tarde – y acto seguido le propino un golpe a Harley directo a la mandíbula. La saco de combate al instante y solo sería cuestión de tiempo para que la policía la recapturara – Esta va por Jason...
Las palabras sabían a bilis, como si una comida pasada hubiera vuelto a su boca.
Con esto, las lágrimas finalmente cayeron de los ojos de Bruce Wayne. La plácida máscara de conmoción en su rostro se estremeció cuando sucumbió a un llanto ahogado y liberador.
La guerra había terminado.
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