Batman: El Caballero de la Noche
Después de un mes entero lejos de la escritura, ¡He vuelto señoras y señores! (Se oye el canto de trompetas y a mis pies caen varias rosas mientras se oyen chiflidos y aplausos)
Se siente tan bien volver a las andanzas y continuar con mis locas historias después de unas merecidas vacaciones para relajar el caos en mi mente errática y delirante (Respiro hondamente) pero basta de sentimentalismos y de recordar batallas perdidas y empecemos con esto.
Que, como lo habrán ya adivinado :P se trata sobre uno de los súper héroes más famosos, reconocidos, populares y gastados de todos los tiempos:
¡BATMAN! (Suena el Theme de la película del 89) Es increíble como solo hasta ahora me tomo la molestia de intentar hacer una historia del Caballero Negro de Ciudad Gótica, uno de mis héroes favoritos de todos los tiempos y el de muchos que leen comics de DC, ¿O lo van a negar?
Pero claro está, como este es un Crossover de The Loud House con DC Comics pues digamos que... cómo decirlo... en fics pasados he puesto a Lincoln como Superman, a Ronnie como Luisa Lane, a Lana como Linterna Verde, Liam siendo Aquaman, Rusty como Flash, Chandler como Lex Luthor y Lynn Jr. siendo una versión femenina de Lobo, creo... que ya es obvio quién llevará aquí la capucha del Caballero de la Noche, ¿Verdad?
Y sí, soy consciente de que tal vez a más de uno no le haga mucha gracia que haya elegido al personaje protagonista de este fic como el mítico Hombre Murciélago, pero vamos, denle un chance. Puede que sea de su agrado ;D
Así que basta de blablablá e iniciemos con el fic. The Loud House es de Nickelodeon y su creador original fue Chris Savino, Batman es de DC Comics y sus creadores originales fueron Bob Kane y Bill Finger, pero la historia y cualquier posible OC que aparezca es de mi invención... que raro se siente decir estas palabras finales después de tanto tiempo, ¿No? XD
CAPÍTULO UNO: OSCURIDAD PERPETUA.
¿Cómo definir a Ciudad Gótica?
Para alguien que solo vaya de visita por poco tiempo pensará que sería uno de los mejores lugares a los que uno puede ir a vivir, al nivel de Ciudad Metrópolis, gracias a la gran economía que posee y las muchas oportunidades de empleo que hay para personas de todos los estatus sociales y por su también igual de basta historia desde que se alzaron los primeros cimientos que la ponen a su vez a la par de ciudades y reinos de cuentos fantasía con los que únicamente se pueden soñar.
Pero con tan solo pasar un par de días ahí cualquiera se daría cuenta de que realmente sería el peor lugar para residir al ser una ciudad de pesadillas.
Con los más acaudalados haciéndose cada vez más ricos mientras que lo menos afortunados se hunden más en la pobreza siendo que gran parte de la población es llevada hasta los límites de lo que sus precarias economías les permiten llegar siendo que algunos deben batallar con uñas y dientes para conseguir el pan de cada día.
Los aparentes prósperos negocios en su mayoría eran hostigados por empresas mucho más grandes que no quieren dejarles avanzar para así mantener bajo su yugo a sus consumidores que no tienen más alternativa que comprar lo que ofrecen sin importar los precios que pongan.
Diferentes bandas criminales que sin piedad alguna perjudican a los ciudadanos de bien y que llevan a cabo no solo viles actos delictivos sino luchas territoriales para quedarse con las mejores zonas de la ciudad valiéndoles poco los graves efectos colaterales que causan.
Corrupción por doquier porque los funcionarios públicos en lugar de ejercer los cargos por los que fueron elegidos solo buscan llenar sus propios bolsillos y usar sus influencias para actuar con toda libertad y conseguir lo que deseen desde su Torre de Marfil viendo despectivamente a aquellos que votaron por ellos creyendo ilusamente que harían algo para mejorar su calidad de vida.
Un sistema de justicia que tampoco da para abasto al estar en una interminable lucha contra la delincuencia y que fácilmente puede ser burlado por aquellos que posean el suficiente capital e influencias para no pagar por sus actos mientras que aquellos que delinquen por necesidad son tratados y juntados con las peores escorias.
Esa era la verdadera cara de Ciudad Gótica, lo que muchos consideran una fiel representación del mundo real:
Un lugar podrido sin esperanza que no vale la pena luchar y en dónde se debe aprender como arreglárselas para sobrevivir al día siguiente y saber con quién conviene juntarse y con quién mantener la distancia viviendo con el constante temor de que cuando uno menos se lo espere se tope con alguno de los peores y más terribles representantes de la maldad que el ser humano es capaz de concebir y que hará de sus últimos momentos de vida el peor de los tormentos o dejarle vivir con el más horrible de los traumas para que a la larga se vuelva como ellos, como alguien que se contagia con una letal enfermedad.
Sitio que tiene el potencial de ser el epicentro de cosas maravillosas pero que jamás logrará mientras siga bajo del dominio de aquellos que carecen de la voluntad para resistir las tentaciones e impulsos que ven en el día a día llevándolos a cabo en el manto de la noche.
Pero no siempre fue así.
Hubo una época en la que parecía que todo iba a cambiar para bien, cuando surgió un ser, un faro de esperanza en medio de la oscuridad que le decía a los ciudadanos que no se rindieran y sigan adelante sin dejarse influenciar por las acciones de los malhechores y que a la vez servía como advertencia para que estos lo pensaran mejor antes de realizar una de sus macabros actos e incluso dudaran en seguir por el camino que han elegido por el temor de lidiar con el individuo que transmite esa emoción.
Esperanza para algunos, el peor de los miedos para otros.
Y sin embargo, cuándo todo parecía ir en la dirección correcta, cuando la luz iba a salir por el horizonte luego de la más oscura noche, algo ocurrió y ese ser dejó de representar el faro de esperanza en las tinieblas para volverse algo que para muchos de los ciudadanos de bien llega a ser tan o más atemorizante que la diversidad de criminales que dedican sus vidas al mal.
¿Por qué de ese cambio tan drástico en esa leyenda viviente?
Este es un breve vistazo su historia, de cómo pasó de una simple persona llena de miles de miedos e inseguridades a volverse el máximo horror de los criminales de Ciudad Gótica, de cómo tomó el dolor y la ira de la mayor de las tragedias que le puede ocurrir a alguien para volverse un símbolo de esperanza y de cómo al ser golpeado otra vez por la tragedia sumergió lo que tanto batalló por proteger de nuevo en la oscuridad.
De cómo se convirtió en...
BATMAN: EL CABALLERO DE LA NOCHE.
(...)
El manto nocturno ya envolvió a Gótica y las edificaciones más altas e imponentes que deben de representar el orgullo y poderío de la ciudad encendieron sus luces para evitar que todo se sumerja en la más absoluta y escalofriante oscuridad.
U otro significado que tienen es como los poderosos representan su superioridad ante aquellos a quienes directa o indirectamente perjudican al decirles que están por encima de ellos y que jamás estarán a su altura creyéndose seres superiores.
Curiosamente, el que parecía ser el edificio más alto de la ciudad y poseedor de una gran M que resplandecía de un verde azulado tenue tenía hileras de luces desde la cima hasta los niveles inferiores que también iluminaban a las estructuras menores cercanas.
Si eso es una rareza es porque las otras grandes estructuras daban la impresión de querer acaparar toda la energía eléctrica y dejar en las sombras a las demás.
Lo que hacía que la simple acción de caminar por las calles fuese algo tan atemorizante como andar en un cementerio y tan peligroso como moverse en un campo minado.
Pero para una pareja de la alta sociedad que no parecen ser conscientes de lo cruel que puede ser este mundo no había motivo para tener miedo y mucho menos su pequeño hijo que hablaba de lo más animado al caminar tomado de la mano con ellos.
-¡¿Y vieron cómo ese robot disparó esos láser de sus ojos?!- era fácil deducir que habían salido del cine y vieron una entretenida película de ciencia ficción.
-Claro que sí, cariño. No estamos ciegos- a la mujer le daba risa y ternura su emoción.
-Aunque ese tipo morado fue muy tonto. Si ya tenía a su disposición ese guante con el que podría destruir y crear lo que quisiese, ¿Por qué entonces no simplemente lo usó para crear más recursos en lugar de acabar con la mitad de todos los seres del universo? Así le habría ahorrado tantos problemas a los héroes y a demás personas en general- pero lo que más risa le daba al hombre era una aparente falla argumental y de pensamiento lógico en ese filme.
Lo que le valió una mirada de reproche por parte de su esposa y una queja por parte del niño que dijo que si eso hubiese ocurrido entonces la película no habría sido tan divertida.
Ninguno se dio cuenta de que entraron en la mira de justamente ese tipo de gente que no tiene reparos en lastimar a otro ser humano para conseguir lo que quiere.
-Una limosna para este lamentable anciano...- la pareja y el niño pasaron cerca de un indigente que está sentado cerca de la entrada de un callejón.
-Oh, pobre hombre... tenga- de un fino bolso la señora sacó un billete de 20$ y se lo entregó.
Ni ella ni su marido parecían ser del tipo de persona acaudalada que trata como insectos a los que no compartan su mismo estatus social y no ven algo de malo ayudar a los desafortunados, lo que significa que no todos los pertenecientes a la clase alta son la imagen del millonario déspota, ruin y codicioso que muchos dan por hecho que son.
Una valiosa enseñanza para el niño que los acompañaba y que inicialmente se había escudado tras su padre algo temeroso por estar así de cerca de alguien todo lo opuesto de ellos.
-Muchas gracias, señora. Que Dios la bendiga- el mendigo al sonreír con amabilidad revelo carecer de varios dientes y los que posee están en mal estado, lo que le generó un enorme asco al joven.
-¿Y que hay para nosotros, señora? ¿No nos dará unas míseras migajas también?
Justo cuando la mujer iba a decir que lo hizo con todo placer, aparecieron tres hombres a los que de inmediato se les nota que no son para nada ejemplos de ciudadanía por las ropas de malandros que llevan puestas y las expresiones que tenían y que transmitían todo lo contrario a una sensación de solidaridad o amabilidad.
Causando que ese mendigo se pusiera de pie generando el sonido de huesos tronando para alejarse lo más rápido que su demacrado y encorvado cuerpo y muela permitían al intuir fácilmente lo que iba a ocurrir a continuación.
-Eh... ¿Se les ofrece algo, buenos hombres?- el padre tampoco se demoró en darse cuenta de que algo no iba bien y le hizo una seña a su esposa que tomara al niño y se pusieran detrás suyo.
-Verá, amigo. Resulta que nosotros andamos algo cortos de efectivo y nos preguntamos si no serían tan amables de prestarnos unos cuantos billetes como a ese vegete- el líder del grupo usó un muy mal fingido tono de necesidad.
A medida que ellos daban un paso hacia adelante la pareja y el pequeño retrocedían otro adentrándose sin darse cuenta a ese oscuro callejón sin salida.
-Cla-claro, como gusten- sudando de los nervios, el hombre le extendió su billetera llena de muchos billetes de alta denominación esperando que con eso no les hiciera nada malo.
-Tan considerado, ojalá todos los ricachones tuviesen su misma amabilidad- con todo gusto el maleante aceptó su ofrecimiento sonriendo enormemente al ver todo ese dinero.
-¿Mami?- el niño se apegó al cuerpo de su madre, porque aunque no entendía bien lo que ocurría, la tensión que se formó le decían que estaban corriendo un peligro mortal.
El padre empezó a sufrir una leve tembladera mientras su esposa había apegado al joven a sí misma igual a como lo haría cualquier otra madre en una situación tan crítica y que no daba vistazo a un posible desenlace sano sin graves repercusiones.
-Pero ahora recuerdo que mi novia dentro de poco cumplirá años y no le he comprado algún regalo... ¿Cree que le guste un lindo collar como el que lleva su mujer?- miró fijamente un collar de oro y perlas que cuelga del cuello de la madre que tiene en el centro la figura de un gato con diamantes incrustados a modo de ojos.
-¿El collar de mi madre?- ella lo sujetó con ambas manos debido a que el valor sentimental que le guarda supera y por mucho el material -¡No, por favor! Este collar ha pasado de generación en generación. Tomen cualquier cosa, menos mi...
-¿Cree que de verdad le pedimos caridad? ¡DENNOS ESA MIERDA DE UNA BUENA VEZ!
Otro de los asaltantes dejó de lado los rodeos y fue directamente por el collar al tirar al niño de un empujón y se lo quiso arrebatar de un fuerte jalón, pero ella no se lo iba a permitir y comenzó a forcejear hasta que se lo arrancó dispersando en el piso las perlas que lo conformaban.
-¡DEJE A MI ESPOSA, IMBÉCIL!- impulsando por los instintos de proteger a su pareja, el padre trató de socorrerla pero se ganó un fuerte puñetazo por parte del líder del trío que lo terminó por meter dentro de ese callejón.
-Veo que tiene un buen par de cojones al querer ir al rescate de su ramera tal y como lo haría el valiente Príncipe Azul en su corcel blanco. Por un momento creí que sería el típico ricachón que gritará como niña al estar metido en una situación que no podrá resolver ni con todo el oro del mundo.
El maleante dio a entender que detesta y odia con toda su alma a las clases altas y tal vez sean los celos y envidia y no la codicia su principal motivo por el que decidió atracarlos.
Ese es el peor tipo de criminal, el que agrede a alguien más por mero gusto y porque tiene algún gran rencor guardado en su corazón en lugar de solamente conseguir un botín material.
Aunque, ni él, ni sus compinches, ni esa familia se dieron cuenta que desde el techo una sombra los había estado observando en todo este tiempo, examinando cada movimiento y los posibles peligros que representan esos maleantes esperando el momento adecuado para actuar.
-¡TOMEN MI COLLAR Y EL DINERO! ¡PERO NO NOS HAGAN NADA!- imploró la madre al haberse arrodillado ante el casi inconsciente cuerpo de su marido mientras el niño ya se puso a llorar llevándose los puños a la boca siendo completamente dominado por el pánico.
-Eso quisiese, pero como tuvieron el descaro de oponer resistencia, no me dejan más opción- de su chaleco el malandro sacó un revolver con el que les apuntó sin titubear.
-¡MAMI, PAPI!- el niño también los abrazó temblando sin control alguno.
-A ver pendeja estúpida, ¿Quiere que aplique en usted la idiotez de "las damas primero"? ¿O quiere que le dé el chance despedirse de su esposo e hijito antes de que los mande al otro lado?- disfrutó el momento al hacer girar lentamente el barril de su arma.
El tercer maleante que había permanecido en silencio todo el tiempo deleitándose con el terror sonreía como lo haría alguien que oye o ve una broma tonta e inocente.
Pero al ver una pared su expresión se volvió de una de terror comparable a la que esas personas sentían en ese mismo instante porque esa sección del callejón era iluminada por la tenue luz del único foco que había y que permitió ver la silueta de una persona, o al menos, se supone que de otro ser humano en cuya cabeza posee un par de orejas o cuernos.
-Ma-Mark, Jo-Josh... ¿Ven eso de allá?- tartamudeando señaló esa pared con dedo tembloroso.
No entendieron su drástico cambio de actitud hasta que al ver la pared compartieron esa expresión de pánico y el que le quitó agresivamente el collar a la mujer perdió el aliento tal y como lo haría alguien que acaba de ver la cosa más horripilante del mundo.
-No... no puede ser... ¿Acaso se trata de...?- el poseedor del arma retrocedió unos pasos.
Antes de que pudieran hacer algo, el ser al que le pertenecía esa silueta dio un ágil salto acrobático desde su posición pasando por encima de todos moviéndose tan rápido que no se pudo ver cómo era realmente y lo único que pudieron apreciar fue el sonido que causó al aterrizar en la zona más oscura del callejón que mantenía oculta su apariencia.
Lo que causó que la mano del criminal que sostenía el revolver temblase la par en como parpadeaba sin control alguno sabiendo que en cualquier momento ese individuo surgirá para darles el peor castigo de sus vidas olvidando por completo a sus pobres víctimas que los veían desconcertados por ese repentino cambio de actitud.
-¿Qué les pasa, guapos? ¿El gato les comió la lengua?
Todos los miedos e inseguridades de los criminales desaparecieron cuando de entre esas sombras salió el individuo al que le había pertenecido esa silueta.
Se trataba de una alta mujer que usaba un traje negro que se le ajustaba a su esbelta figura teniendo alrededor de su cintura un látigo y una clase de capucha o gorro que le cubría toda la cabeza poseedora de unas orejas parecidas a la de un gato y dando vistazo a la parte inferior de su bella cara teniendo en la parte superior unas gafas de aviador rojas translucidas.
-¿A dónde se fue todo el valor que tuvieron hace un momento al haber amenazado a esos pobres millonarios?- les sonrió burlonamente y se llevó la mano izquierda a la cintura.
-Gr... ¡PERO SI SOLAMENTE ERES ESA LOCA AMANTE DE LOS GATOS!- gritó el líder del trío muy furioso, sintiéndose humillado de que una mujer le haya llenado el corazón de tanto miedo.
-¿Esperabas acaso a alguien más, cariño?- la recién llegada río como si nada.
-¡AHORA SÍ VOY A...!
Cuando se dispuso a jalar el gatillo, ella hábilmente desenredó su látigo y lo usó para arrebatarle el arma y tirarla fuera del callejón y antes de que tan siquiera pudiera procesar lo que acaba de pasar recibió un fuerte latigazo en la mejilla izquierda que le hizo tambalear y después otro en la derecha y finalmente su tobillo fue enredado siendo jalado cayendo de espaldas y golpearse duramente el suelo a pocos centímetros de distancia de la familia a la que iba a matar sin piedad alguna.
-¿El que sigue?- desafió a los otros ladrones cuando enrollo el látigo ahora en su hombro derecho.
-¡ERES UNA...!- el que agredió a la mujer para quitarle el collar se le acercó para golpearle en la cara teniendo puestos unos nudillos de bronce en el puño derecho.
Ella permaneció en su sitio sin quitar su sonrisa burlona hasta que se inclinó a la izquierda eludiendo sin inconvenientes ese ataque exclamando: "Casi lo logras" para así darle una fuerte patada en la espalda que lo mandó a unos botes de basura.
-¡MALDITA GATA EN CELO!- el tercero sacó un puñal y también quiso agredirla.
Con esos reflejos felinos, ella volvió a eludir cada estocada o corte que intentaba causarle mientras reía porque esto le era un simple juego de niños hasta que le pateó la mano con que sujetaba el puñal haciendo que este volase y se incrustase contra la misma pared en dónde antes se había manifestado su sombra para noquearlo de un puntapié en la quijada.
-¿Ya tan pronto tiran la toalla? Ni para calentar los músculos sirven- fingió estar decepcionada al negar con la cabeza y hacer un chasquido con la lengua.
-Tú... jodida perra- trató de levantarse el dueño de la pistola, pero enseguida gritó porque ella saltó y le aplasto con ambos pies la mano derecha generando el sonido de huesos rompiéndose.
-Me pregunto a cuántos ricachones podrás asaltar a partir de ahora sin sus manitas de porcelana- sin demora pisoteó su otra mano hasta que también se la dejo inutilizable y acalló sus gritos al noquearlo de una patada a la cara.
-¿Y a ustedes que les pasa? ¿El gato también les comió la lengua?- ahora les dedicó esa sonrisa a la pareja y al chico que se habían mantenido en el suelo contemplando el silencio el corto pero intenso espectáculo que hizo ante sus ojos.
-Yo... eh... mucha... muchas gracias por salvarnos, señorita. Le... le debemos la vida- la madre fue la única en lograr articular palabras debido a que su esposo apenas recuperaba el conocimiento y el niño la idolatraba con la mirada.
-De nada, amiga. Pero debería darle algo de vergüenza- no comprendió el motivo de este regaño -¿Recurriendo a lágrimas y palabras de súplica para que unos pobres diablos no los lastimen dejando que sea su esposo el que dé la cara para salvarla y a su hijo? ¿Es que acaso es del tipo de mujer depende de un hombre grande y fuerte para solucionar los problemas? A mí se me caería la cara de la pena- volvió a fingir estar desilusionada.
-Pero bueno, no la voy a aburrir con uno de esos discursos tontos y simplones que usan esas locas que afirman luchar por los derechos de nosotras. Así que llame a los polizontes para que se haga cargo de los Tres Chiflados- colocó su látigo alrededor de la cintura para irse.
-Oh, y una última cosa- pasó encima el ladrón que cayó sobre los botes de basura y tomó el gato de oro que aún tiene unido partes de ese collar -no le molesta que me quede con esto a modo de retribución por salvarles el pellejo, ¿O sí?- la risa que ahora soltó fue cínica.
-Pero... pero... pero si eso es de mucho valor para...
-Sabía que no le molestaría- sin dejarle terminar su protesta, trepó por un ducto hasta llegar al techo volviendo a mezclarse con la oscuridad para retirarse.
No sabiendo que ella también fue observada por otra sombra desde un edificio en frente de ese callejón también desde el inicio hasta el final hasta que soltó un gruñido de inconformidad para seguirla usando su misma agilidad.
Con hábiles saltos acrobáticos y usando su látigo para balancearse de edificación a edificación enganchándose a tubos, postes y vigas de metal, esa mujer se desplazaba por Ciudad Gótica satisfecha consigo misma tanto por ayudar a esa familia como por el botín que cree merecerse por haberlos salvado (Aunque eso fue más bien una excusa para justamente quedarse con ese collar sin que la dueña legítima le reclamase y así no tener un cargo de consciencia)
Detuvo su avance cuando sus oídos detectaron algo:
El maullido de un gato.
Bajo la luz de un poste vio a un pequeño minino de color gris y blanco al que se le notaba muy desnutrido y que tenía la pata derecha delantera atorada en una cuerda azul que tiene a modo de collar y que no podía liberar por más que lo intentaba.
Una imagen que le pesó bastante a esa mujer, eso podía apreciarse en su expresión.
-Descuida, amiguito. Déjame echarte una mano- llegó hasta el animalito con otro de sus brincos de acróbata, se agachó tomándolo con delicadeza y quitarle esa tira para apegarlo a su cuerpo meciéndolo un poco para calmar sus temblores.
-No tengas miedo. Vas a estar bien a partir de ahora- casi parecía una madre consolando a su hijo.
-Mejor de lo que vas a estar tú a partir de ahora, Gatúbela.
Como le ocurrió a la pareja, fue tomada por la guardia baja cuando de entre las sombras salieron por lo menos unos veinte maleantes que la rodearon en círculo dejándola sin escapatoria alguna.
Algo extraño era que ellos usaban prendas que parecían estar cortadas al medio de forma longitudinal y unidas por grotescas coseduras siendo la mitad izquierda un uniforma naranja de prisión y la mitad derecha era ropa de civil.
Pasaba lo mismo con las máscaras que usaban porque el perfil izquierdo era rojo y grotesco emulando la cara de alguien horriblemente desfigurado y el derecho es trasparente permitiendo apreciar el perfil derecho normal de sus portadores.
-Puff... y pensar que me iba a aburrir esta noche. ¿Qué quieren los perros falderos de Harvey ahora?- lejos de intimidarse, la ya conocida como Gatúbela resopló fastidiada y sostuvo al gatito ahora de modo protector.
-Dos Caras exige que le digas en dónde ocultaste las joyas que le robaste la semana pasada. Dijo que si cooperabas te matáramos de forma rápida y piadosa, pero que si te ponías difícil... que hiciésemos contigo lo que quisiéramos- la lujuria era palpable tanto en el que le dijo esto como en el resto de la banda.
-Ay, lamento mucho decepcionarlos entonces. No tengo ganas de divertirme de esa manera hoy y menos gastar las pocas vidas que me quedan. Así que... ¿Qué le vamos a hacer?- guardó al gatito en el nacimiento de sus senos debido a que la cremallera de su traje estaba algo abierta en esa zona, alistándose para luchar.
-Es todo lo que queríamos oír, ¡A POR ELLA, MUCHACHOS!
Uno de los rufianes se acercó corriendo a Gatúbela para abrazarla por detrás, pero ella saltó abriéndose de piernas esquivándolo por poco y aterrizó parándose solo en su pie derecho sobre el que giró desenrollando su látigo con el que le dio un latigazo en la cara a tres de los otros de un solo movimiento consecutivo.
Otro también quiso atraparla tirándosele por delante, pero con otro brinco se apoyó en su frente para ahora caminar literalmente sobre las cabezas de esos criminales que quedaban en ridículo por no ser capaces de ponerles las manos encima.
Hasta que uno le pudo sujetar un pie para así tumbarla e inmovilizarla contra el suelo.
-¡SUÉLTAME, ATREVIDO!
Ella se pudo soltar al rasguñarle la cara con unas garras metálicas en sus guantes negros que podían retraerse como las garras de un gato verdadero.
De inmediato se puso de cabeza al pararse sobre sus manos para volver a extender hacia los lados las piernas dándole unos certeros puntapiés en las partes nobles a dos bellacos que querían agarrarla por los lados haciendo que cayesen de rodillas soltando agudos gemidos agónicos.
Al enderezarse movió de forma circular el látigo sobre su cabeza para mantener a raya a los demás que trataron de acercársele. Luego de hacer un chasquido enrolló el cuello de uno de los más grandes para así impulsarse hacia él y darle una patada doble en el estómago que le sacó tanto aire como sangre.
Por poco recibe un golpe en la cabeza por parte de uno que usaba una barra de metal, se inclinó de diversas formas evitando cada agresión hasta que le conecto a su atacante un rodillazo en el abdomen seguido de un arañazo a la cara desgarrándole la máscara.
-Desgraciado... ¡Me rompiste una uña!- dramatizó porque una de sus garras metálicas se separó del dedo medio de su mano izquierda quedando incrustada en la cara del rufián.
-¡MIAU, MIAU!- maullaba el pobre gatito que al seguir junto a ella estaba en primera fila sintiendo cada uno de los bruscos movimientos que hacía al luchar y corriendo el riesgo de ser herido.
-Deja de temer, pequeño. Dije que estarás bien y mientras estés junto a mí, así será- palmeó su cabeza un par de veces.
-Me sorprende que hayan caído tan bajo para usar a un animalito inocente como este para atraerme a una trampa. ¿Tan desesperado está el medio hombre por las joyas que le quité? Eso dice mucho de lo mal que está económicamente, como cualquiera de los que habitan este nido de ratas- volvió a hacer un chasquido con el látigo e hizo una seña con el índice desafiándolos para que siguiesen atacando.
-Jodida puta...
El maleante al que le dio esa patada doble en el estómago se incorporó con dificultad para sacar una pistola y dispararle por la espalda olvidando el motivo original por el que le prepararon esa emboscada.
-¡TANG!
Pero justo cuando iba a jalar el gatillo, un objeto se incrustó en la boca del cañón de esa arma impidiendo que la bala pudiera salir y en consecuencia terminó explotándole en la mano derecha lastimándosela mucho.
-¡¿Qué diablos pasa contigo, Ron?!- reclamó el que le dio la advertencia a Gatúbela porque todos detuvieron sus movimientos apenas vieron ese estallido.
-Mi arma... de repente explotó... no sé porqué...- no podía hablar bien por el dolor y se sujetó su mano herida que expulsaba sangre y humeaba por las quemaduras.
Hasta que vio en el piso el dichoso objeto que generó eso y que era una especie de Shuriken con forma de murciélago.
-Es-es-esto solo le pu-puede pertenecer a...- tanto a él como a los más cercanos a su posición los invadió la misma desesperación y terror que a los tres delincuentes que atracaron a esa pareja.
-Ya me estaba preguntando cuándo iba a hacer acto de presencia- totalmente opuesta a ellos, Gatúbela sonrió de medio lado.
-¡MIREN ESO DE ALLÁ!- avisó uno señalando a la lejanía.
Parado sobre el techo de un edificio de cuatro pisos, se hallaba el ser que había seguido a Gatúbela y al que tampoco se pudo apreciar en primera instancia como era debido a que la luna estaba a sus espaldas y que su sombra se extendiera hasta todos ellos como las zarpas de un depredador.
Que se hizo más grande cuando extendió unas enormes alas de murciélago para abalanzarse sobre ellos igual que un ave de rapiña.
Uno de los malandros gritó: "¡CUIDADO!" para esquivar la arremetida al agacharse, pero dos no tuvieron la misma suerte y terminaron en el suelo cuando ese ser extendió hacia adelante sus piernas dándoles una certera patada en el estómago con mucha más fuerza de la que Gatúbela usó contra el matón.
Todos retrocedieron unos pasos cuando lentamente se incorporó sin hacer sonido alguno dejando que la luz del faro que antes iluminó al gatito mostrase como era realmente.
Era un hombre de gran estatura, atlético, que usaba un traje gris de cuerpo completo hecho de algún tipo de tela resistente que posee marcas de diversas y duras batallas, de heridas que un humano normal jamás podría soportar.
Botas con puntas metálicas romas al igual que los nudillos de sus guantes que a su vez poseían en los antebrazos una hilera de tres placas curveados hacia atrás y que dan la impresión de ser capaces de cortar a cualquiera que las toque.
De su cintura cuelga un cinturón de color bronce con diversos compartimientos, de los que puede salir cualquier cosa que uno pueda imaginar, y que contrastan con los calzones negros que son usados por fuera.
Larga capa tan negra como la más oscura noche y que fue usada para planear y cuya parte inferior termina en diversas puntas para dar la impresión de ser una grotesca bestia alada también poseyendo rasgaduras de cruentas contiendas.
Un enorme murciélago negro está incrustado en el pecho sin contorno alguno y en cuyo centro tiene muecas de disparos y unos cortes de puñaladas.
Y lo más atemorizante de su imagen, una capucha del mismo color de su capa. Poseedora de algún tipo de lente de contacto que hacen que sus ojos estén completamente blancos, dos puntiagudas orejas que sobresalen desde la cima de la cabeza casi pareciendo cuernos, dejando al descubierto la parte interior de la cara, o al menos, eso se supone que debe hacer porque el tono de piel oscuro de ese individuo hacía que sea difícil de diferenciar la línea divisoria que haría la máscara si la usase la alguien de un tono de piel claro.
Dando la impresión de que no era una cubierta para su verdadera identidad, sino que esa capucha es su cara real, su genuina naturaleza, la de algo que no es un ser humano.
-Es... es él. Es... es...- el que había dado advertencia de su presencia lo volvió a señalar mientras retrocedía unos pasos a punto de sufrir un infarto.
-¡ES BATMAN!- gritaron casi todos al unisonó compartiendo el mismo horror.
¿Y cómo no estar asustado? Si se trata de la leyenda viviente encargada de sembrar el miedo en los corazones de los que adoran hacer el mal y al que no le va a temblar la mano de darles el castigo que se merezcan, ejerciendo esta labor con tanta bestialidad y sin una pizca de piedad, que hasta aquellos que salva lo miran como si del mismo Demonio se tratase olvidando fácilmente que lucha a favor de ellos y de la justicia.
De la justicia que él considere necesaria.
-Tú sí que sabes hacer una entrada, Batsy- pero Gatúbela en vez de sentirse intimidada por su presencia reía divertida por las caras que sus agresores tenían y acarició al gatito.
Él no dijo nada y permaneció quieto en su lugar dejando que su capa cubriera la parte delantera de su cuerpo de tal forma que no podían vérsele los brazos y así ninguno de esos rufianes pudiera anticipar algún movimiento de su parte, lo que genera más temor del que conseguiría si estuviese en una pose de lucha listo para lidiar con lo que intentasen usar en su contra.
-¡YO ME LARGO DE AQUÍ!- y tuvo el efecto deseado porque con este grito la mitad de todos los criminales que aún seguían conscientes de inmediato huyeron como cobardes.
-¡¿QUÉ HACEN, IMBÉCILES?! ¿Olvidaron lo otro que el jefe nos dijo? ¡Un millón de dólares para el que le lleve en bandeja de plata la cabeza de este fenómeno!- intentó motivarlos uno logrando que la otra mitad de sus camaradas no escaparan.
-Ey... ¡Es verdad! No podemos desperdiciar una oportunidad como esta. Además, él no es un monstruo de verdad, solo un demente con un barato disfraz de murciélago- en varios de ellos la codicia pudo eclipsar el miedo aberrante que hace un momento tuvieron.
Lo que les impulsó a rodearlo en círculo creyendo que podrían aplicar la misma táctica que habían utilizado contra Gatúbela olvidándose por completo de la existencia de ésta.
Batman en vez de sentirse amenazado o hacer una expresión con la que tratase de volver a aterrarlos, permaneció totalmente quieto y estoico en su sitio no emitiendo sonido alguno o haciendo un gesto que indique que iba a defenderse de lo que pudieran hacerle, casi diciéndoles que no le representan peligro alguno humillándolos sin tan siquiera articular palabra.
-Increíble lo que la codicia, necesidad, arrogancia y estupidez son capaces de generar... al menos intenten hacer de esto algo que valga la pena ver- Gatúbela en vez de aprovechar el momento para huir, se sentó en el capó de un viejo auto abandonado para admirar el espectáculo otra vez acariciando al minino.
Uno de los pandilleros más grandes tenía un bate metálico con el que quiso pegarle al acercársele corriendo a toda prisa. Batman siguió en su lugar todavía manteniendo los brazos ocultos bajo su capa permaneciendo inmóvil como una estatua.
Hasta qué al estar a tan solo un par de pasos de distancia, extendió hacia adelante su pierna derecha deteniéndolo en seco con una patada en el pecho, causando el sonido del esternón y costillas fracturándose sacándole más sangre que a aquellos a los que pateó en el estómago cuando hizo su aterrizaje.
-Huy, hasta a mí me dolió eso- Gatúbela se llevó una mano a la boca al soltar una leve carcajada.
-¡ERES UN MALDITO...!- con un machete en manos, otro malhechor quiso decapitarlo por atrás.
Moviendo el codo izquierdo hacia atrás, el encapuchado también lo frenó de un golpe a la quitada noqueándolo pero no le permitió caer al suelo porque lo tomó y alzó por encima de su cabeza para arrojarlo como un bote de basura hacia otros dos matones derribándolos.
Se agachó evitando un ladrillo que le tiraron y giró rápidamente sobre sus talones a la vez que de ese cinturón sacó lo que parecía ser un boomerang con apariencia de murciélago del que presionó un par de botones usando solo el pulgar derecho para lanzarlo con todas sus fuerzas.
El artefacto era teledirigido y chocó contra la frente de uno de ellos para que al rebotar diera contra la de otro y luego a la de un tercero más dejándolos inconscientes antes de regresar a su poder cuando se incorporó totalmente.
Uno usaba la puerta arrancada de un auto como escudo con el que trató de arremeter, pero Batman saltó apoyando un pie en eso pasando por encima suyo pateándole la nuca tumbándolo de boca y ahora lo que sacó fue una pistola que disparó un gancho unido a una soga con el que le enrolló una pierna y jalarlo sin mucho esfuerzo para hacer un largo giro y chocase contra otros dos criminales que lo iban a atacar por la izquierda también derrumbándolos.
Se sujetó el puño derecho para detener con las cuchillas de su antebrazo un hachazo. Retrocedió un par de pasos frenando sin inconvenientes más de esos golpes hasta que sujetó la herramienta por el mango para arrebatársela al dueño de un jalón, darle un rodillazo en el estómago y luego un golpe en la garganta con la parte inferior de la empuñadura y tirar el hacha hacia una pared tan fuerte que quedó incrustada.
Con ambas manos detuvo el golpe de una barra metálica y también se la arrebató al propietario de un rápido movimiento, pero este de inmediato sacó un puñal con el que casi le traspasó la cara.
Batman le sujetó la mano derecha con el que blandía esa arma cuando estuvo a pocos centímetros de su rostro y sin compasión alguna le torció el brazo rompiéndoselo haciendo que gritase en agonía acompañado del sonido de sus huesos quebrandose hasta que lo calló de un codazo a la frente que lo derrumbó .
-...- sin mediar palabra alguna lentamente alzó la cabeza para ver fijamente a los maleantes que quedaban, haciendo que recuperasen el miedo inicial que tuvieron al verlo arrepintiéndose de tomar la estúpida decisión de quedarse ahí y retarlo.
-Vamos, galanes. Sé que pueden hacerlo mejor- la única testigo de eso los alentaba.
Pero ya nadie tenía el valor de intentar hacer algo más contra él porque apenas dio un paso al frente fue suficiente para que soltaran los objetos que usaban como armas e irse corriendo.
Excepto el mismo que los había motivado a matarlo para quedarse con la recompensa. Aunque no era por ser el más valiente de todos, sino porque sus piernas temblaban sin control y no le respondían sujetando con ambas manos un cuchillo que también se estremecía mientras balbuceaba cosas inentendibles.
Solo cuando el encapuchado le dedicó un leve rugido fue que reaccionó, miró su arma y luego a él para soltarla y también escapar como un perfecto cobarde.
-¿Ya? ¿Tan pronto acabo el espectáculo? Pero que decepción...- suspirando fingiendo tristeza, Gatúbela se paró de un brinco en dónde estaba sentada para acercarse con toda calma hacia Batman pasando por encima de los inconscientes pandilleros casi usándolos como tapetes.
-Tenía la situación controlada, grandote. Pero gracias de todas formas por ahorrarme un poco de sudor- seductoramente le acarició el mentón balanceando su látigo como si este fuese la cola de un felino.
-...- él seguía sin articular palabra alguna y pareció verla acusadoramente, pero no se negó a que ella le dedicase ese gesto.
-Ahora si me disculpas, debo darle hogar a este pobre gatito. Nos vemos la próxima vez- tarareando una canción, le dio la espalda meneando sensualmente la cintura volviendo a pasar por encima de los criminales.
-Stella Zhau, quieta ahí.
Pero la firme, profunda y gutural voz por parte del terror de los criminales de Ciudad Gótica hizo que se quedase quieta en su lugar, sufriendo un leve Tic al cerrar los ojos soltando otro pesado gemido al saber bien lo que iba a ocurrir a continuación.
-¿Sí? ¿Esperas un beso de mi parte como gratificación?- pero no le dio el gusto de asustarse y le volvió a sonreír con picardía cuando él se paró imponente ante ella.
-El gato, entrégamelo- exigió extendiendo la mano derecha.
-¿Qué te dé a este pobre gatito? ¿No se supone que lo tuyo eran los murciélagos?- de nuevo palmeó la cabeza del minino que miraba con curiosidad y no miedo al encapuchado.
-No te las tires de la inocente. Sabes muy bien a qué me estoy refiriendo- volvió a reclamar manteniendo la mano abierta.
Rodando los ojos ahora refunfuñando, sacó el gato de oro unido a lo que quedó de ese collar de oro y perlas dándoselo de muy mala gana.
-¿Contento o también vas a intentar llevarme a la comisionaría por haber barrido el piso con estos soquetes?- lo miró acusadoramente al cruzarse de brazos.
-Solo no te vuelvas a meter en problemas esta noche, ¿Entendido?- limitó a darle esta advertencia y le dio la espalda agitando su capa para volver a mezclarse en la oscuridad de la noche.
-Algunas veces me sorprende lo cascarrabias que te has vuelto- negó con la cabeza y se dispuso a irse por su parte.
Pero cuando iba a subirse por una baranda, se volteó levemente para verlo alejarse.
Ahora dedicándole una mirada de pesar, la misma que alguien usaría con una persona que pasa por un momento sumamente difícil y que necesita del apoyo de sus más cercanos.
Agachó la mirada para ver al gatito y sonreírle tiernamente frotando su hocico con un dedo.
Siguió a Batman que se desplazaba por los tejados en dirección al callejón en dónde casi mueren esa pareja de millonarios y su hijo, usando esa pistola gancho para cubrir largas distancias entre las estructuras, pero siempre pendiente de cualquier otro acto delictivo que pudiera toparse en el camino.
-¡Batsy! ¡BATSY! ¡TE ESTOY HABLANDO, NO SEAS GROSERO!- hacía caso omiso a sus llamados -¡CLYDE, DETENTE Y ESCÚCHAME!
Solamente cuando lo llamó por este nombre fue que se detuvo en seco al pararse en una cornisa haciendo que se girase rápidamente para verla, y aunque esos lentes de contacto blancos impedían ver sus ojos verdaderos, la emoción que transmitía bastó para que también se detuviese de golpe ahora sí logrando intimidarla.
-Clyde... cariño- hizo una seña con ambas manos para que se calmase.
Se despojó de sus gafas rojas y de su gorro con orejas de gato dejando al descubierto su bella cara morena clara y cabello azabache ahora dedicándole una genuina sonrisa amistosa para tomarle la mano derecha con las suyas con una delicadeza opuesta la agresividad que usó cuando luchó.
-Comprendo que por estas fechas estés más gruñón que de costumbre- él permitió que le quitase su propia capucha.
Revelando el rostro varonil debajo, el de un hombre afro y también pelinegro y que muy a diferencia de ella tenía una expresión que era cualquier cosa menos una de alegría, entusiasmo.
Con una mirada cansada, carente de vida y de esperanza, la misma que tiene una persona que siente que no está llegando a ninguna parte en un objetivo que quiere lograr, que lleva sobre su espalda una carga y una culpa que se hacen más pesadas a cada segundo, que ha visto en su sinfín de ocasiones lo peor que el mundo puede ofrecer.
Y que irradia una furia que también se hace más difícil de contener.
-Pero ya han pasado cinco años desde que ocurrió... ya sabes qué. ¿No crees que ya va siendo hora de que le des vuelta a la página? Guardar tanta amargura y odio en tu corazón no le hace bien a tu linda cara y al resto de la ciudad- aunque es casi tan alta como él, apoyó su cabeza en el hombro derecho intentando hacerle sentir mejor.
Clyde no dijo nada y solo se limitó a desviar la mirada transmitiendo ahora una gran tristeza y pena. Sea lo que sea a lo que ella se refería, tocó un nervio delicado en él y le dolía verlo en ese estado de ánimo y que quería ayudarle a superarlo.
Intención que realmente aprecia, aunque no lo exprese con palabras o su rostro no lo reflejase, pero por más quisiera superar aquel tormento que parece estar carcomiendo su alma, palabras de apoyo o la compañía de alguien que al parecer aprecia mucho serán insuficientes para lograr eso.
Porque hay heridas que jamás cerraran, cicatrices que nunca desaparecerán, y que las acompañaran hasta el fin de su vida e incluso después de esta.
-Stella... tú mejor que nadie debe saber que eso es algo con lo deberé vivir por el resto de mi vida y nunca lo podré olvidar- también usando una delicadeza contraria a la brusquedad que utilizó al vencer a esos pandilleros, se deshizo de su agarre y la apartó un poco.
-Todos somos la suma de nuestras experiencias, de lo bueno y de lo malo, de nuestros éxitos y fracasos y debemos saber cómo lidiar con ellos, en especial con estos últimos. Por más que quiera con todo mi ser olvidarlo y cerrar ese oscuro capítulo de mi vida, jamás podré y me es un eterno recordatorio de uno de mis mayores fracasos y que... me hizo ver que debo dar más de mi parte para hacer de Ciudad Gótica un mejor lugar y no dejar que estúpidas barreras y límites que me impuse en un inicio me detengan.
Stella abrió un poco la boca anonada, pero frunció el ceño por oír tal afirmación.
-¿Para hacer un mejor lugar este manicomio? ¿Es que acaso la cueva en dónde vives no tiene ventanas que te dejen ver cómo van las cosas aquí?- ahora le dedicó un regaño, no intimidándose esta vez por la manera en cómo la miró.
-Clyde, no niego que tu actual forma de patear traseros aterra a esos pobres diablos y que muchos se hagan en los pantalones apenas vean tu señal en el cielo al saber que eso es sinónimo de un viaje gratuito en el hospital, pero... solo le estás poniendo el dedo en la llaga no logrando hacer lo que realmente hace falta para enderezar este nido de locos.
-Sé que hay situaciones que solo pueden resolverse con violencia y que no tienen espacio para el diálogo o soluciones menos escabrosas, pero cómo hacías las cosas al principio era el método correcto. No solamente evitabas que los malosos se saliesen con la suya, sino que le transmitías esperanza a quiénes salvabas para que hagan lo correcto y no se hiciesen de la vista gorda ante una injusticia y no tuviesen miedo de dar un simple paseo por la calle en la noche.
-Y también, eras capaz de darle una segunda oportunidad a aquellos que les gusta hacer sus fechorías para que corrigiesen sus malévolas formas de ser llegando incluso a ofrecerles ayuda y viesen que en el fondo tenían la suficiente humanidad para redimirse.
-Como lo lograste conmigo, ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas cómo era yo antes de que tú con tanta insistencia y después de tantos paseos hacia la jefatura de policía lograste sacar lo mejor de mí y que medio me enderezara haciéndote amar con locura? ¿O ya se te olvidó?- le rodeó el cuello con el látigo, como una chica que abraza a su novio, para atraerlo y tener su cara a escasos centímetros de la suya.
Deseando que con tal discurso realmente lo ayudase a superar aquello que lo acompleja.
-No. Jamás lo podré olvidar, Stella, ni tampoco como hacía las cosas en el pasado- pero él le sujetó las muñecas y la volvió a apartar teniendo de nuevo esa expresión tan desalentadora.
-Pero los tiempos cambian, las cosas cambian y la gente también cambia... y no siempre para bien- tomó su capucha y se la volvió a colocar.
-Sí para lograr mantener la poca paz y estabilidad que hay en esta ciudad debo volverme no un símbolo de esperanza sino de miedo para disuadir a los que quieran obrar mal, entonces lo seguiré haciendo hasta el último aliento de mi vida no dejando que estúpidos sentimentalismos me nublen el juicio y llenen mi corazón de emociones que solo entorpezcan mi misión- le dio la espalda para irse y no tener que seguir lidiando con todo lo que le decía.
No viendo lo ofendida que ella quedó ante esta última declaración. Porque le decía que los sentimientos que ella le guarda o que alguna vez les guardó no le significan nada.
-¿Qué no te has puesto a pensar que justamente ese es el problema? ¿Qué al volverte un jodido amargado que trata a los maleantes peor que basura es la razón por la que la ciudad ahora está peor de lo que estaba antes de ponerte por primera vez esa máscara?- pero al hacerle con agresividad estas preguntas lo volvió a detener.
-No siembras solo miedo en aquellos que detienes, sino también odio, rencor y deseos de venganza que canalizarán en víctimas inocentes generando un ciclo sin fin de dolor que jamás terminará. ¿Se te olvidó lo que pasó ahorita? ¿Qué el loco de Harvey le puso precio a tu cabeza? Eso significa que otros malhechores en algún momento usarán a personas inocentes como cebo como lo hicieron con este gatito para ponerte una trampa y capturarte sin importar quién salga herido en el proceso cuando su codicia o necesidad superen el horror que quieres engendrarles.
-Lo que es igual a que tu lista de enemigos jamás terminará al igual que la lista de víctimas. ¿Eso es lo que realmente deseas? ¿Siempre tener a pobres sacos de boxeo con quién desquitarte y calmar la fiera que tienes adentro? ¿Para descargar el sentimiento de culpa por no haberle fallado a...?
No pudo terminar esa pregunta final cuando Batman se volteó para dedicarle una mirada mucho más agresiva que antes al despojarse de esos lentes de contactos blancos pero aun manteniendo puesta su capucha haciendo que efectivamente se viese como una bestia iracunda que en cualquier momento se le tirará encima para desquitarse de todo lo que aflige su alma.
-Ni siquiera sé para qué me tomé la molestia de intentar ayudarte, es obvio que no cambiarás y mucho menos regresarás a ser el de antes- lo miró con repudio y también se puso su capucha y gafas rojas.
-Así que arréglatelas solo, como tanto te gusta- se giró para irse -ah, por cierto. Aquí tienes a ese jodido gato- arrojó a sus pies el gato de oro que le quitó cuando lo abrazó -para que luego no te quejes y te pongas más cascarrabias de lo que ya eres. Pero no esperes que vuelva a hacer tu trabajo cuando me tope otra vez con una pareja de ricachones que estén a punto de ser asesinados por unos vulgares ladrones en un sucio callejón.
Dando un salto con voltereta, se bajó del tejado dejando a Batman acompañado únicamente con la oscuridad con la que se mesclaba.
Que representa lo vacío y solitario que se siente a cada segundo.
Él permaneció de pie en la cornisa ahora manteniendo la cabeza agachada y volviendo a ocultar los brazos bajo su capa que fue agitada por una leve brisa.
Meditando en todo lo que ella le dijo, en cómo se ve a sí mismo, en como los demás lo ven, en lo que ha hecho últimamente y el por qué lo hace, a quién ayuda y a quién perjudica.
Teniendo una expresión de desdicha que se pudo manifestar aún desde debajo de su máscara debido a que se podían apreciar perfectamente lo que sus ojos transmitían.
Resopló y tomó el gato dorado para reanudar su marcha.
Al llegar a ese callejón vio que hay dos patrullas y a unos oficiales que esposaron a esos criminales y los metían en ellas mientras que uno tomaba la declaración de la pareja apreciando como el hombre no está herido de gravedad y se sobaba en dónde lo golpearon.
Asintió levemente y luego vio al niño que está sentado en un bote de basura caído cercano a la entrada del callejón algo apartado de ellos. Discretamente descendió para posicionarse en la parte más oscura del lugar no siendo detectado.
-Niño, por aquí- lo llamó con un tono vocal mucho más ameno que el que usó con esos criminales o cuando tuvo esa charla con Stella.
El joven miró en dirección suya confundido porque no veía a nadie, solo la oscuridad del callejón hasta que divisó algo brillante.
El collar dañado de su madre y del que colgaba ese gato de oro y diamantes que desde su punto de vista parecía estar flotando en el aire.
Temeroso se alejó de sus padres y lo miró con curiosidad hasta que vacilante extendió la mano derecha para tomarlo.
-El collar de mi mami. Pero... pensé que esa mujer gato se lo llevo.
-Lo recuperé para que se lo devolvieses. Espero que esto les enseñen a ser más precavidos y no vuelvan a andar por las calles a estas horas de la noche. Ya vieron lo peligrosas que son.
Se quedó pálido del miedo cuando Batman dio un paso hacia adelante para que el mismo foco que antes había mostrado la silueta de Gatúbela lo enfocase en todo su esplendor.
Si el escenario fuese otro tal vez hubiese estado súper ilusionando de tener delante suyo al principal defensor de Ciudad Gótica encargado de detener a los criminales que casi lo matan y a sus padres y tal vez gritase de la emoción como lo haría otro joven al toparse con un ídolo al que idolatra más que a cualquier otro ser.
Pero con lo que acaba de presenciar, al haber estado en peligro de muerte y de ver como casi asesinan a sus padres en este sombrío lugar y el atemorizante porte que Clyde posee teniendo de nuevo esos lentes de contacto blancos y los brazos bajo su capa lo que ahora mismo sentía era otra vez el máximo de los horrores creyendo que ahora lidiaba contra un diablo que quiere apoderarse de su pobre alma.
-Ah... ah... ah...- empezó a traspirar al retroceder con pasos temblorosos llorando de la misma magnitud que hizo cuando el líder los maleantes agredió a su papá.
Una reacción que volvió a angustiar de sobremanera al encapuchado.
-No, niño. No tienes porqué temerme. Yo solamente quiero ayudarte, no soy...
-¡MAMÁ, PAPÁ, UN MONSTRUO, UN MONSTRUO!- gritando lo máximo que podían sus pequeños pulmones, el nene fue corriendo hasta los progenitores.
La madre lo abrazó protectoramente y los oficiales que les habían hecho las preguntas apuntaron con sus armas y linternas el interior del callejón pensando que había otro criminal ahí.
No viendo a nadie, solo el gato dorado del collar que él soltó cuando gritó sin darse cuenta de que Batman los miraba desde el techo teniendo la cara completamente al descubierto para dejar que unas lágrimas escurriesen por sus mejillas.
Porque esas palabras viniendo de alguien tan inocente, que no le ha hecho daño a nadie, que representa a la juventud, al futuro de Ciudad Gótica, y a quién acaba de salvar le dolían más que el peor dolor físico al que haya sido sometido.
-Yo no soy un monstruo... yo soy el encargado de que ni tú, ni ningún otro niño, ni nadie más pasé por lo que yo pasé... es lo único que yo quiero y nada más... ¿Eso es mucho pedir?
Miró fijamente la luna, esperando hallar en ella o en las estrellas en el Firmamento algún consuelo para la tormenta de emociones que destruyen su interior y que jamás lo dejará en paz sin importar por más personas salve o por más criminales detenga.
Hasta que a la lejanía vio una señal creada por un potente reflector que tenía la forma de un murciélago encerrado en un círculo, lo que le hizo gruñir ofuscado.
-A seguir dando la batalla...
Resignado, se puso la máscara y usó su pistola gancho para volver a desplazarse por los tejados y averiguar que era eso tan grave como para que requirieran de su ayuda.
Sabiendo que las grandes cargas sobre su espalda solo se volverán más pesadas y difíciles de llevar.
Capítulo uno completado el 01/02/2024.
Apuesto lo que sea a que muchos quedaron con cara de ¡¿WTF?! Al ver como puse al papanatas de Clyde como Batman, ¿Verdad? (En realidad no tanto porque en el propio Sumary lo dice :P)
No es tan disparatado si lo piensan, porque como dije en las notas de autor de arriba, en mi Metaverso Crossover de TLH con DC si hice que Lincoln fuese Superman, por cuestión de lógica Clyde sería Batman y también porque como a Batman lo llaman el Caballero Negro y Clyde es... ya saben XD era obvio que debía llevar la capucha y capa del Hombre Murciélago.
Tuve que hacer cambios y reescritos porque en primera instancia quería mostrar el trágico suceso que lo pasó de ser un pelele pusilánime a convertirse en uno de los súper héroes más grandes de todos los tiempos, pero cambié eso al jugar un poco con la perspectiva del lector cuando fue Stella y no él la que salvó a esos ricachones y a su hijo de sufrir el mismo destino que tuvieron los Díaz (O Wayne como se apellidan en el idioma original inglés)
Y también para crear la ambientación de mí perspectiva de cómo es Ciudad Gótica basándome tanto en comics, series, películas y videojuegos. ¿Cómo ven ustedes a esa ciudad? ¿Cómo un lugar que tiene el potencial de hacer grandes cosas pero que no puede avanzar al estar dominada por manos malignas?
¿Les gustó que Stella fuese Gatúbela? Originalmente quería que fuese Chole, pero me di cuenta de que de haberlo hecho la filipina quedaría fuera de este loco Crossover y debía incluirla de alguna manera.
¿Qué piensan de lo que le dijo a Clyde? ¿Qué será aquello que lo pone tan cascarrabias? ¿Por qué al parecer sufrió un cambio radical en su comportamiento?
Si son fans de DC tal vez se hagan una idea de porqué él es como es. Si se preguntan en que versión de Batman me baso para crearlo, pues digamos que tiene rasgos di diferentes versiones (Porque no puedo hacer un simple copia y pega y ya)
Así que estén atentos cuando actualice este nuevo peldaño en mi Metaverso lleno no solo de acción, sino también de mucho drama y tragedia por ahí y por allá que llevan la cordura del Caballero Negro de Gótica hasta más allá de lo que el ser humano es capaz de soportar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro