Capítulo 4 Diana Prince Archivo1 Wonder Woman
Diana cruzó los brazos sobre el pecho un tanto indignada. Cuando Clark la llamó para invitarla a tomar un café jamás se le pasó por la cabeza que terminaría hablando de Batman.
—¿No te pareció extraño? —preguntó el Hombre de Acero
Diana rodó los ojos, la verdad no estaba poniendo ni tantita atención.
—Clark. Lo que ellos hagan o dejen de hacer es cosa suya. Mientras no afecten el rendimiento del equipo pues...
—Pero Diana, si afecta —argumentó completamente convencido el reportero y un tanto indignado de que la princesa no estuviera de acuerdo con él.
Diana resopló molesta, ¿en qué rayos podía afectarles el hecho de que Batman y Lantern pasaran más tiempo juntos? De hecho, si se lo preguntaban a ella, era fenomenal porque así Clark dejaría de estar al pendiente del murciélago y podría concentrarse más en ella.
—Hal puede ser un gran aliado pero...
Diana volvió a rodar los ojos, ahí iban de nuevo. ¿Qué Clark no se cansaba de la cantaleta?
Si Bruce y Hal querían estar juntos lo iban a hacer así estuvieran ellos o no de acuerdo. A menos que...
—¿Qué es lo que realmente te molesta Clark? —preguntó ya harta de aquellos alegatos sin fundamentos. —¿acaso estas en contra del romance entre hombres?
Clark la miró boquiabierto. —¡No, por supuesto que no! —acotó elevando las manos al frente como si con ese gesto evitara que aquellas palabras lo golpearan en la cara.
—¿Entonces qué es? —espetó ella con aplomo, luego bufó dejando caer su cuerpo sobre el respaldo de la silla antes de decir. —Si el día de mañana los encontráramos besándose ¿Qué harías?
Ella observó cada gesto del hombre de acero, como sus facciones se endurecían hasta que por un leve segundo pudo apreciar como los ojos siempre azules como el cielo se pintaban de rojo ira, y luego, Clark meneo la cabeza para despejar su mente.
—No lo sé —respondió al fin Clark y Diana supo que le mentía descaradamente.
Ella se puso en pie y sin despedirse siquiera salió del discreto café ubicado en una de las tantas calles de Metrópolis.
Diana se acomodó la bufanda, la tarde comenzaba a enfriar. Mientras caminaba por la avenida podía apreciar a las parejas, las mujeres se colgaban del brazo de su amado mientras ellos les sonreían con dulzura.
Wonder Woman bajó la cabeza, ella era la mujer más fuerte del planeta y sin embargo lo que más deseaba era disfrutar de placeres sencillos como esos. Una tarde apacible en compañía de su pareja, sin embargo... al parecer no estaba destinada a tener quien la amara.
—y sin en cambio... hay otros con tanta suerte —rumió con un poco de envidia la amazona.
Bruce sin duda era un hombre fascinante, fuerte, inteligente y muy atractivo, pero ni todos esos atributos podían compensar la minusvalía emocional de la que hacía gala. A veces Diana se preguntaba hasta donde podía llegar su ignorancia y estupidez en ese tema, porque aceptémoslo, ella que fue criada en una isla llena de mujeres y en donde le romanticismo estaba casi por completo abandonado en pro del arte de la guerra podía notar como Clark prácticamente babeaba por Batman, entonces era de creerse que Bruce más versado y en contacto con el tema del flirteo y el romance debería estar al corriente de las personas a su alrededor que matarían por una oportunidad de hacerlo feliz.
Pero ¡NO!
Batman era ajeno a todo, Bruce simplemente parecía estar jugando dejando de lado los sentimientos de los involucrados.
—No puede ser tan imbécil — se dijo ella deteniéndose frente a una boutique y admirando un bonito vestido que seguro le sentaría de maravilla. —No puede ser tan estúpido como para no darse cuenta de los sentimientos de Clark.
—¿Quién es estúpido y que tienen los sentimientos del boyscout?
Diana se giró soltando un golpe, un poco exaltada de tener a un desconocido a su espalda y no haberse dado cuenta de su presencia.
—Tranquila princesa —siseó Bruce sonriendo ladinamente al tiempo en que esquivaba sin problemas el ataque. —No creo que mi delito sea tan grave como para noquearme.
Diana se ruborizo ligeramente, borrando su bochorno al recordar su disgusto anterior, aunque... debía admitir que Bruce lucia condensamente bien con aquel jerse oscuro de cuello alto y los jeans desteñidos bien ceñidos a sus esculturales piernas y su tras...
Diana negó con la cabeza, ella no podía dejarse engatusar, no caería ante ese sensual y sexy espécimen masculino que parecía un Dios Griego.
—¿Qué estás haciendo aquí Bruce? —cuestionó a bocajarro cruzando los brazos sobre el pecho en gesto ofensivo.
Bruce torció la boca, esa no era la actitud que esperaba, empero, no le dio mucha importancia y continuo con su plan.
—Solo quería... un poco de tiempo para mí, en Gotham no puedo ni asomar la cara cuando ya tengo a los reporteros sobre mí, pero aquí... puedo dar un paseo sin llamar tanto la atención. Es bueno ser de vez en cuando un ciudadano más.
Diana sonrió condescendiente, ella entendía muy bien eso.
—¿Qué te parece si vamos al cine? —preguntó Bruce y se apresuró a añadir —siempre y cuando no sea romance...
Diana rio discretamente, precisamente eso era lo que ella pensaba le estaba haciendo falta al Caballero de la Noche.
—No deberías menospreciar al romance, podrías aprender mucho de películas con ese tema.
Bruce elevó una ceja al puro estilo Batman y Diana no pudo evitar reír, era gracioso ver la mueca de desconcierto del gran detective.
—Vamos Bruce, dime ¿qué tiene de malo estar enamorado?
—Los estudios científicos han confirmado que el enamoramiento resta atención a actividades de mayor relevancia, además de que te mantiene aletargado, casi como dopado, por lo que tus reacciones y reflejos prácticamente están inutilizados. Tus impulsos emocionales comienzan a tomar el mando remplazando a las mentales, dichas particularidades aunadas a nuestras constantes batallas creo que más que beneficiarme atraería desgracias, un Batman incapaz de analizar con frialdad y prontitud una situación podría costarle a un miembro de la Liga un extremidad o la vida. Y por si fuera poco, las desventajas que supondría en caso de que alguien deseara utilizar a la persona digna de mi afecto en mi contra, son en extremo altas, sino es que esa misma persona es la que terminara traicionándome.
Diana percibió la boca seca ante tales argumentos, no sabía si lo que sentía era furia o lastima, ¿Cómo podía un hombre tan increíble ser tan seco, tan frio sentimentalmente?
Con tristeza meneo la cabeza, Bruce había elegido no volver a recibir o dar cariño pero tenía tan bien aprendido su papel de playboy que ni cuenta se había dado de que su vida carecía completamente de afecto real, o quizás... lo sabía y quería continuar así.
—Bruce... —nombró ella con tono maternal. — Sabes que con nosotros puedes dejar de aparentar ¿verdad?
Bruce sonrió ladinamente y asintió con la cabeza antes de ofrecerle su brazo de manera galante a la dama.
Varias horas después y ya de regreso en su mansión se dirigió sin preámbulos a su guarida, estar a plena luz del día le dejaba una extraña sensación en la piel que debía ser remplazada por la humedad y oscuridad de la caverna bajo los cimientos de la mansión Wayne.
—Observaciones para el archivo Wonder Woman — dictó con frialdad apenas regresar de su "cita" con Diana —Con anterioridad apele a su orgullo en batalla sin tomar en cuenta que quizás su feminidad es su punto más vulnerable. En Themiscyra obviamente al ser todas mujeres tienden a dejar en el olvido el sentimiento maternal que puede aflorar al ser conscientes de las necesidades de un tercero, por tanto Wonder Woman, podría ser fácilmente manipulada si le demuestran necesidad o debilidad. De hecho, creo recordar que ya había tenido la oportunidad de ver como esa faceta salía a flote, solo que no le di la relevancia adecuada. Por ello es menester observar que clase de situaciones o personas despiertan ese lado de ella.
Bruce cerró la grabación y se recargo contra el mullido respaldo de su sillón, por primera vez estaba dudando sí tomar ventaja de una debilidad tan íntima era correcto.
—Como agregado y posible vía alterna. Creo haber detectado en ella cierta afinidad por Superman, si ese fuera el caso, no debe volver a trabajar, en lo posible a solas con el hombre de acero para evitar distractores que puedan poner en peligro los objetivos.
Sus ojos se clavaron en la oscuridad de la Batcave para con firmeza tomar la máscara y colocársela. Batman no era Bruce Wayne, el Caballero Oscuro no dudaba de que estuviera haciendo lo correcto pues Diana Price, Wonder Woman podía representar en un futuro un enemigo letal y casi indestructible.
—Los experimentos deben ser controlados con la mayor meticulosidad y los sujetos de prueba serán elegidos a conciencia. De todos los miembros de la Liga, Diana será por mucho la más complicada de analizar debido a que el plan de contingencia comprometerá más rasgos psicológicos que físicos. Se recomienda un ataque directo a su psique.
Batman cerró la grabación para comenzar a seleccionar los escenarios y las personas que utilizaría para su propósito. Apresuraría su investigación porque presentía que la serenidad que lo había llevado al tedio pronto acabaría y entonces no volvería a tener el tiempo adecuado para terminar tan meticulosamente su propósito.
Continuara...
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