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Capítulo 3 Hal JordánArchivo 2 Green Lantern


Hal Jordán miró de reojo las orejas puntiagudas del murciélago que pilotaba la nave con rumbo a su misión del día. Con el respaldo tan alto era lo único que desde su posición podía llegar a apreciar del Caballero Oscuro y por alguna razón se le hacía poco.

Siempre estuvo consciente de la presencia de Bruce. Es decir, aparte de ser el único sin poderes, también era el que ordenaba. Hasta Superman hacía, casi siempre, lo que Batman demandaba, ¿Por qué? Porque sus planes eran la vía más segura para no terminar apaleados o muertos en el campo de batalla. Era una apuesta segura al triunfo.

Así pues, es difícil ignorar a Batman. Con su seguridad aplastante que lo hacía resaltar aun siendo un hombre entre "Dioses".

—Un hombre mandón —murmuró Hal, aun resentido al recordar las palabras del murciélago cuando se formó la Liga.

"¿Cuando no pudiste seguir mis simples INDICACIONES y Wonder Woman lidero el grupo?"

Desde entonces así era, Batman hablaba y todos escuchaban, algunos opinaban o aportaban información, pero al final quien tiene la última palabra siempre era él.

— El bunker sólo está dañado, es menester poner a salvo a los pasajeros y evitar que los químicos que transporta caigan al mar — informó Batman con voz ecuánime.

Hal discretamente repasó a sus compañeros con la mirada. Ciborg prestaba atención igual que Flash, tal vez Barry un poquito más, aunque no tanto como Superman. Diana a últimas fechas se notaba un tanto cortante con el murciélago, sin embargo, en momentos previos a la batalla mantenía sus problemas personales a raya y se concentraba en seguir la estrategia.

—Flash, Shazam, cuento con ustedes para poner a salvo a las personas.

—Wonder Woman, Superman, vean que pueden hacer con el daño al bunker, si es posible...

—Lo reparemos Batman —se apresuró a decir el Kriptoniano con entusiasmo.

—Ciborg, durante la evacuación intenta entrar a la memoria de la máquina, quiero saber qué clase de químico transportan y a donde lo estaban llevando.

—¿Crees que hay algo turbio? Bats... es del gobierno ellos no...—Hal elevó sus cejas, Batman jamás dejaría de ser un paranoico.

—Esta es una ruta marítima que pocas veces se utiliza —alegó Bruce sin despegar su vista del frente —y el lugar más cercano de desembarqué no es nada fiable. Además de que no sería ni la primera, ni la última vez que alguien lograr hacerse de un vehículo gubernamental para sus fechorías.

Hal tuvo que admitir que era cierto, de hecho el bunker estaba muy lejos de una ruta regular o segura.

Al llegar todos tomaron sus lugares a excepción de Hal quien acababa de darse cuenta que no tenía instrucciones a seguir.

—Ey...—dijo para hacerse notar

—Te dije que quería hablar contigo —acotó Batman encendiendo el piloto automático que mantendría la nave suspendida, un segundo después se puso en pie para acortar la distancia que lo separaba del Lantern.

Hal tragó saliva con dificultad, estaba cerca de la escotilla de salida y por pura precaución retrocedió un paso cuando el murciélago se acercó.

—¿Necesito saber si puedes confiar en mí? —cuestionó Batman mirando fijamente al patrullero espacial.

—¿Qué más confianza quieres? Sabes mi identidad.

—Eso lo descubrí por mis propios méritos —corto Bruce con cinismo —Quiero pedirte un favor, pero primero debo saber si tú estás dispuesto a ayudarme y si tu silencio está garantizado.

—No soy un soplón. Y sabes que cuentas conmigo.

—¿Sostendrías tus palabras si mi objetivo es un miembro de la liga?

Hal dejó de respirar por algunos segundos, estaba un poco, pero muy poquito, aterrado de las intrínsecas elucubraciones del Caballero de la Noche. ¿De qué iba todo el asunto? ¿que podría estar buscando Batman?

—Hal, tienes que contestarme ahora —presionó Bruce acercándose otro tanto.

Un súbito rayo pasó arañando la nave logrando que se tambaleara como si fuera un avioncito de papel a merced del viento.

Y entonces, y sólo entonces Hal comprendió porque Batman había elegido ese momento para hablar con él. Todos estaban ocupados, en específico Superman y por lo tanto a pesar de su súper oído no lograría captar su conversación.

—Es Superman ¿verdad? —fue ahora Green Lantern quien preguntó.

Batman torció la boca en un amago de sonrisa antes de asentir.

—Es demasiado poderoso como para...—dijo Batman.

—Pero nada, él es parte de nuestro equipo y nunca... —debatió el Linterna incomodo ante lo que se le estaba pidiendo.

—¿Nunca que Hal? Cuando Darksaide lo secuestro falto muy poco para que lo convirtiera en su esclavo. ¿Qué hubiera pasado si no lograba rescatarlo?

—Esa vez... —Hal realmente no sabía que decir contra de los argumentos de Bruce.

—¿Que pasara cuando alguien más ponga los ojos en nuestro gran cañón? ¿Estaremos listos para someterlo? —arremetió Batman con mayor contundencia.

Hal apretó los dientes, como siempre los argumentos de Bruce no iban a la ligera y eso dolía.

—¿Qué quieres que haga?

—Necesito aprender a hablar Kriptoniano, no puedo pedirle a Clark que me enseñe porque...

—Porque sabría que tramas algo.

Bruce asintió —Pero en cambio quedaría entre tú y yo... si me facilitas los datos.

Hal sabía a qué se refería, el conocimiento de los ancianos, ellos lo sabían todo y por supuesto que debía haber un registro del extinto planeta Kripton. Archivo que contendría especies de seres vivos, costumbres, tecnología y del idioma.

—¿Lo harás?

Hal no podía apartar la vista de ese rostro agraciado, ese mismo que un día lo miró con empatía al asegurarle que ellos no eran tan diferentes. Ese rostro que bajo la máscara mostraba dolor cuando era golpeado, que dejaba ver su aplomo cuando creía firmemente en sus palabras, que mostraba compasión y unas contadas veces... miedo.

Ese hombre que a pesar de sus limitaciones era un miembro en extremó importante. Un hombre que desde siempre tuvo, a regañadientes, su admiración y aprecio.

—Lo hare —respondió en un suspiro.

—Gracias

Y esa sola palabra tuvo la facultad de hacer sonrojar al Linterna, era la primera vez que Bruce le agradecía y esperaba que no fuera la última porque había sonado deliciosa en sus oídos.

Una vez que Green Lantern se unió a la batalla, los villanos poco tuvieron para hacerles frente y como siempre la liga salió victoriosa y con un premio extra.

Tal y como pronostico Batman, el bunker era robado y la sustancia que transportaban pertenecía a LexCorp y nada que venga de Lex podía ser bueno para Superman, por lo que Batman decidió confiscar el químico por 24 horas para tener tiempo de analizarlo antes de entregarlo a las autoridades.

A las siete de la noche y ya en su mansión Bruce miraba por la ventana en espera de ver llegar a un recadero verde. Cuando sus ojos vieron el brillo inconfundible del anillo sonrió de lado.

—Esto es todo —informó Hal entrando por la ventana y dejando sobre sus manos un disco. —Aunque no estoy seguro si nosotros tengamos la tecnología para leerlo.

Bruce le hizo una seña con la mano para que lo siguiera, abrió la puerta secreta del reloj y condujo a Hal a su guarida.

—¡Vaya! —Exclamo sorprendido —Me quede corto cuando dije que deambulabas por el sótano de tus padres.

Bruce dejó pasar de largo los comentarios del piloto, después de todo le estaba ayudando. No con poca dificultad logró abrir el archivo y mientras la información se descargaba Bruce no podía dejar de pensar que le llevaría varios meses aprender lo básico de un leguaje tan rico.

Hal miraba fascinado a su alrededor, Bruce sí que sabía cómo hacer las cosas en grande y con elegancia, porque estaba seguro que cualquier museo en la tierra mataría por tener las piezas que Batman resguardaba en su cueva.

Por su parte Bruce contemplaba al castaño, Hal Jordán era un hombre agradable y la verdad era que entre más tiempo pasaba junto a él mayor era su interés. ¿Hasta dónde llegaría su lealtad? Y ¿Cuál sería el motor de la misma? ¿Lo seguiría apoyando si supiera que pensaba doblegar al hombre de acero sólo por mero entretenimiento?

Si hubiera sido a él quien le expusieran las mismas razones que le había dado a Hal, no habría cedido tan rápido, habría cuestionado hasta quedar satisfecho sobre el ¿Por qué? Después de todo la información es poder y el Lantern le estaba dando lo que necesitaba para destruir al hombre más fuerte del planeta. Pero Hal no parecía pensar lo mismo o acaso... ¿confiaba tanto en él?

Con sigilo propio del Señor de la Noche se colocó a un costado esperando el momento en que Jordán se girara para quedar de frente.

Hal se sorprendió al notar su proximidad, pero no hizo nada por alejarlo. Bruce acorto un poco más la distancia y su mano ya sin guante acaricio la del piloto, la derecha que era en donde portaba el anillo.

Batman aprecio el material, el cual desprendía un tibio calor, sus dedos se deslizaron con habilidad para utilizando toda su voluntad y sin quitárselo al dueño intentar hacerlo reaccionar.

Fue apenas una leve curvatura en sus labios la que dibujo la sonrisa de satisfacción en el rostro de Bruce.

—Fascinante —murmuró sin retirar su vista del murciélago verde que formo el anillo. "Así que el anillo puede complacer a dos voluntades" se dijo mentalmente.

—¡¿Pero qué...?! —gimió Hal al darse cuenta de lo que estaba pasando y sin saber a qué acreditárselo, bien podía ser la voluntad de Bruce juagando con su poder, ¡Dioses! Lo hay que vivir para ver, Batman jugando; o también cavia la posibilidad de que su propio cerebro estuviera tan lleno de murciélagos que el anillo lo registraba como un pensamiento sólido y por lo tanto lo convertía en una imagen.

Batman retiró su mano complacido de que su investigación estuviera arrojando datos inesperados, pues jamás se le había ocurrido la posibilidad de que el anillo de Jordán pudiera reaccionar a otra voluntad que no fuera la del piloto.

De hecho, su plan de contingencia había sido pensado para inhabilitar la voluntad del piloto, pero ahora... ahora incluso podía considerar utilizar el anillo en su contra.

—Fascinante —repitió Bruce mientras su cabeza comenzaba a idear un millón de formas para corroborar su teoría, porque no podía dar por hecho algo que quizás sólo era coincidencia. Para confirmar debía hacer más pruebas. —Hal... —dijo en tono bajo y con la sensualidad digan del mismo Diablo.

Hal Jordán tiritó de pies a cabeza, pues acaba de darse cuenta que ese tono precedía a una petición a la cual era casi seguro que no se negaría.

Continuara...

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