Nueve meses después.

Catorce de febrero, San Valentin. Hace un año estaba dirigiéndome a un restaurante para encontrarme con mi cita a ciegas y arrepintiéndome de ir a ella, para luego encontrármela en el baño y quedarnos encerrados. Hace un año había conocido a Ann y no volvería atrás el tiempo por ningún motivo. Creo que cada una de las cosas que hicimos nos llevo a algo y conocerla ha sido la mejor sorpresa que el destino me había preparado.

Me encontraba en la estación de tren justamente como lo había hecho hace un año. Ann debía llegar pronto, se nos había ocurrido la loca idea de recrear nuestra primera cita no oficial. Quizás luego terminaríamos besándonos, con la excepción de que está vez no metería la pata.

No han cambiado muchas cosas desde la boda de tía Maya. Ella seguía casada con Mark, Ryan y Molly comenzaron a andar enserio una semana después del matrimonio, Hannah había crecido como una puerquita espín bastante saludable y regordeta, la veterinaria me recomendó hacerla entrar en una dieta que básicamente no cumplimos por que no podía verla lloriquear por comida.

Y finalmente, Ann y yo, nuestra relación iba de lo mejor, solo habíamos peleado dos veces al punto de no hablarnos por días. Simplemente cosas sin sentido que terminaban en una discusión fuerte por los ánimos de los dos. Pero lo mejor era la reconciliación después.

Me había enamorado de Ann, la quería bastante, la quería junto a mi todo el tiempo posible.

Cuando divisé la camisa que tenía escrito: "¿Como Rihanna llama a su nana? Nanana C'mon" supe que Ann estaba aquí. Miré su rostro que inmediatamente me mostró una sonrisa acercándose a mi.

— Linda camisa. — Me reí ya que recién comprendí la frase.

— Gracias. —  Volvió a sonreír dando a relucir sus hoyuelos. Tomé su rostro entre mis manos sin poder privarme demasiado tiempo de sus labios. La besé lento y disfrutando del momento. —  Estaba esperando por que hicieras eso. — Admitió sobre mi boca, mordió su labio inferior y tiré con mis dientes, para finalizar con un pequeño beso.

— Vamos. —  Entrelace nuestros dedos y fuimos hasta el subterráneo del metro, moviendo nuestros pies directamente al baño. Una vez adentro, coloque el seguro en la puerta y me senté al lado de Ann en el piso.

—¿Puedes creer que ya sea un año? He estado un año soportandote, merezco un maldito premio. — Exagero con sus manos.

— ¿Tu mereces un premio? ¡Yo lo merezco! Soporte casi tres meses tu rechazo, eso es tener paciencia. Hasta que bueno, caíste en las redes de Justincito. —Bromee y ella me golpeo en el brazo. —¿Recuerdas lo que me preguntaste? Sobre el deseo. —  Explique y ella asintió levemente.

—  Que tu último desea sería, uhm... —Aclaro su garganta. —  Sería besarme. — Murmuró y sus ojos pararon en mis labios. Pasé mi lengua por estos acercándome al rostro de Ann.

— ¿Sabes cual sería mi último deseo si muriera ahora?

— ¿Cuál? —  Volvió a susurrar.

—Pedir otra vida pero que cada una de las cosas que viví en la anterior se repitieran, por que conocerte Ann ha sido la cosa más inesperada pero lo mejor que me podría haber pasado desde que tengo uso de conciencia. —Admití. — Y se que odias esto de lo cursi y que te dan ganas de abofetearme cuando digo cosas como estás, pero a veces solo quiero soltar lo que siento...

— Te amo.

—Por que soy un chico que le... ¿qué? —La miré. — ¿A-acabas de decir que...?

—Que te amo. —Me sonrió acariciando mi mejilla. —Y que justo ahora abofetearte es lo último que quiero. — Mordió su labio inferior antes de que uniera mis labios con los suyos, perdiéndome en su sabor, perdiéndome en la forma que mi corazón estaba latiendo ahora y sobre todo perdiéndome con Ann.

— Te amo también Pinky, te amo también. — Volví a besarla. —Feliz día de San Valentín, chica curiosa del baño.

FIN.

nota: Oficialmente, Bathroom ha terminado.

No puedo creer que realmente ha llegado el fin de está historia, ni que la he podido terminar, todo se lo debo a ustedes, sinceramente no hubiera sido capaz de continuar está historia ni de hacer una segunda parte si no fuera por ustedes.

Me da algo de tristeza llegar al fin de está historia, por que me he encariñado muchísimo con los personajes, creo que Ann y Justin siempre tendrán ese espacio en mi negro corazón, además extrañare cada uno de sus comentarios. No saben lo feliz que me hace sentir que ustedes disfrutaron de está historia, tal como yo disfrute de escribir cada y uno de los capítulos. Me alegro poder haberles sacado una sonrisa con las estupideces de Pinky y Justin cuando tuvieron un mal día. Solo puedo decirles, GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS por todo, no tengo palabras para decirles lo mucho que les agradezco que hayan leído está historia.

Espero poder verlas en mis otras historias y una vez más, gracias por todos los votos y sus comentarios bonitos, las amo de aquí a la luna, ah.