017: Lista de sueños, concierto y 3312.
—No vas a creer quien se casa... Por quinta vez. — Pronuncia Ann sin dejar de mirar la pantalla del computador, ya que estaba atenta tomando los ramos para su último año de universidad.
Demonios, estaba saliendo con una chica universitaria.
Era algo caliente.
— ¿Quién? - Apoye mi cabeza en sus piernas, mientras cambiaba de canales con el control remoto.
—Tía Maya.— La mire buscando algún signo de gracia.
— No.
—Sí.
— ¡Estas jugando!
— ¡No!
— Pensé que le gustaba. — Fingí llorar.
— Ella es así, sabiendo que es su quinto matrimonio no creo que dure mucho. Puedes estar tranquilo, que aún te queda un ligue si llego a aburrirme de ti. — Me sonrió burlesca.
—Nena, no podrías aburrirte de mi ni aunque quisieras. Justin Bieber es una caja de sorpresas. —Di mi mejor cara de modelo, guiñando mi ojo izquierdo.
— Justin Drew Bieber. — Recalco mi segundo nombre que lo odiaba.
Jamás debí haberle confesado aquello.
— Eres una molestosa. — Quite el notebook de sus piernas y me coloque encima de ella para hacer cosquillas con mi boca sobre su estómago. A lo que Ann movió sus piernas desquiciada.
— Te gusta de... ¡Basta! — Rió. — Te gusta esta molestosa de todas formas. —Siguió riendo hasta que la deje en paz y propine un beso.
Había pasado mas o menos tres semanas desde la primera cita con Ann, estábamos muchísimo mas cerca y se podría decir que ya eramos una pareja oficial. A pesar de que no he preguntado directamente pero no es necesario cuando ambos sabemos con acto lo que sentimos. Además que este fin de semana era el concierto de Taylor Swift y las entradas ya estaban pagadas y guardadas en el cajón de mi ropa interior.
Aún no había dicho ninguna palabra, por lo que cuando llegue Ann estaba cantando dramáticamente una de las canciones de «Speak Now», junto con su camiseta de Taylor Swift y comiendo helado.
— Deberías saber que Nicholas Spark realmente te ha afectado. —Acaricio mi mandíbula.
— Solo me vi unas pocas, no exageres.
—¿Lloraste? — Soltó una leve carcajada.
—Pff, ¿que crees que soy? ¿Una nena? — Hice una mueca.
Ann siguió mirándome como si estuviéramos en una interrogación policial.
—De acuerdo, quizás un poco con la del chico que se enamora de la chica buena, hija del cura del pueblo y ella tiene una enfermedad mortal y el cumple todos los deseos de su lista.
—¿Tu tienes alguna lista de deseos? — Pregunto aún acariciando mi mandíbula y mejillas.
—Nunca he escrito una, pero supongo que tengo muchas cosas por cumplir grabadas en la mente. — Me encogí de hombros.
— ¿Cómo que? Si puedo saber, claro.
— Una de ellas es poder algún día escuchar alguna letra o canción mía en la radio. Eso como que se resume a todo lo que quiero.
—¿Cantas? — Asentí. — Nunca me lo dijiste.
— No es algo que... Uhm, comparta con muchos. Solo canto para ocasiones especiales como navidad o esas cosas, soy un poco inseguro con ese tema. — Hable incómodo a la vez que quitaba algunas pelusas de su camisa.
—Estoy segura de que eres genial. — Me alentó. — Me gustaría poder escucharte alguna vez.
—Lo harás, lo prometo.
— ¿De verdad?
—¿Cuando he roto una promesa? —Moví mis labios sobre los suyos lento y suavemente, no hay prisas. Ann finalmente era mi chica, la quería y se lo demostraría cada vez que pueda.
— Entonces... ¿cuándo es la boda? —Recordé el tema central de la conversación.
— No vas a creerlo. — Mordió su labio inferior aguantando la sonrisa que quería asomarse en sus labios. — Es el fin de semana que viene.
— ¿Tan pronto? Tía maya se mueve rápido.
—Según la invitación que enviaron, su amor es intenso y verdadero, tanto que bastaron solo dos semanas para decidir.
—Me. Estás. Jodiendo. — Hable separado.
— Quisiera que fuera así pero no, ya te lo dije, tía Maya es así, conoce a alguien e inmediatamente es el amor de su vida, por lo que no creo que dure más de un mes ese matrimonio. El último tipo termino por robarle el plasma, así que espero que este no sea igual.
—Es una buena mujer, un poco loca y obsesionada con "caso cerrado", pero una buena mujer al final. —Acaricie su mejilla, mientras jugaba con algunos mechones revueltos que estaban en la almohada. — ¿Harías una locura?— Pregunté esparciendo pequeños besos por su mejilla.
— ¿Que cosa? — Rió.
—Se de un concierto que es mañana y bueno... un tipo enamorado quiso complacer a su chica y se consiguió unas entradas en primera fila para ver a Taylor Swift. — Murmuré aún besando su cuello, por lo que cuando Ann chilló levante mi rostro para observar su expresión.
—¿Está no es una broma para Punk'd o algo por el estilo verdad? —Pronuncio rápido. Negué con mi cabeza. — ¿Iremos a ver a Taylor Swift?
— Sip.
— ¿Compraste las entradas?
— No, la escucharemos desde el estacionamiento. —Revoloteee los ojos. — Ya te lo dije, conseguí unas entradas.
—¿Como? ¡Joder! ¡Estoy delirando! — Utilizo su mano como abanico y con la otra se abofeteo. Literalmente. — ¡No es un jodido sueño! No puedo creer lo que has hecho, digo... ¿Por qué?
—Por que me gusta verte feliz. —Di un beso en sus labios, que pronto Ann profundizo rodeando mi cuello con sus brazos. Acaricie su cintura por debajo de la blusa que traía como imagen justamente a Taylor Swift.
Un sonido en el computador nos sobresalto. "La base de datos de virus, ha sido actualizada" Vaya, que oportuno.
—Gracias.— Murmuró sobre mis labios sonriente. — No se como pagartelo, guardare la mesada que me envía mamá todos los meses para poder pagártelo y... — La interrumpí.
—Ya estoy por pagado estando contigo.— Pinky mordió su labio inferior.
—Eres tan asquerosamente adorable. —Mordió mi mandíbula.
— ¿Sabes? Creo que ya se como puedes pagarmelo. — Mi mano que estaba bajo su camiseta subió hasta su costilla para acariciar de arriba hacia abajo suavemente.
—Debo terminar el formulario para la Universidad, así que será mejor que salgas de aquí. — Coloco ambas manos en mi pecho.
— ¿No puedes terminarlo después? —Realice un puchero.
—Nop.
— ¿Segura? — Realice garabatos con mi dedo sobre su estómago.
— Si...
— No te resistas Pinky Pig. —Lo siguiente que paso, Ann perdió los estribos y me beso.
+
—«Nice to meet you where you been».— Comenzaron a cantar algunas chicas en la fila para entrar a la arena. Mi cabeza iba a explotar.
—Joder, otra vez no. — Llevaban cantando la canción por décima cuarta vez. Yo que me había tratado de convertir en un gordo fan hace menos de un mes, me sabía mas canciones.
— ¡Siente tu Swiftie interior!— Me recrimino Ann quien estaba a un lado mío. Estaba con sus mejillas pintadas con las letras "TS" de un color celeste y al otro lado el número 13. Me había obligado a pintarme de la misma forma. Además de usar un cintillo.
—¿Justin? — Una voz conocida preguntó por mí y me voltee encontrándome con Roberta y dos adolescentes a sus costados. —¡Como estás pequeño pedazo de dulce! —Gritó y fui a abrazarla.
—¿Cómo está mi anciana favorita?— Me golpeó en la cabeza. Y reí. — ¿Qué haces aquí? Creí que te gustaba la música de mil siglos atrás. — Bromee.
—Vine a acompañar a mis nietas, ella es Bethany y ella es Sarah. —Las presentó y cordialmente las salude. La segunda me estaba comiendo con la mirada que daba miedo. Debían tener unos quince años, lo más bajo que he caído son chicas de diecisiete. —¿Y tu que haces aquí? Te creía mas macho alfa.
—Ella es la culpable. —Atraje a Ann hacia mi, quien estaba observando la situación. —Te presento a Ann, la chica de la que te hable. — Reí.
—Así que tu eres la famosa Ann, ¡hasta que le diste una oportunidad a este chico! Casi lloro con su historia de como lo rechazaste. —Pude notar como las mejillas de mi chica se teñían de un color rosa. —Soy Roberta a todo esto, me alegra verlos juntos. Se nota que eres una buena chica para este talco con patas. — Ann rió.
— Gracias, un gusto conocerla señora Roberta.
— Solo Roberta, que me siento mas anciana aún.
Ann estaba sobre mis hombros, mientras ambos escuchábamos como Taylor cantaba «Wildest Dreams», una de las muchas canciones favoritas de Ann. En una canción sorpresa, nuestra cantante favorita (por que digamos que había aceptado el hecho de que me agradaba un poco la música que había considerado basura popera)comenzó a cantar «Mine». Por lo que la baje de mis hombros y apoyé mi cabeza sobre su hombro, mientras cantaba alguna de las líricas en su oído haciéndola sonreír. Al finalizar el concierto, nos fuimos cantando y comentando el concierto, ver a Ann de esa forma era lo único que me bastaba.
Al día siguiente nos despertamos con los gritos de Molly.
Olvide comentarles, me quedé a dormir en casa de Ann.
— ¡Selena va a dar a luz! — Ann se levanto bruscamente, cayéndose al piso. Se le estaba haciendo costumbre. Fui detrás de ella y tomé a Elvis.
— Chico, serás papá. — Lo felicite. — ¡Seré abuelo! ¿Sabes lo viejo que me hace sentir eso?
—¡Deja de hablar con Elvis y ven a ayudar! — Grito Ann. — ¿Como se supone que la llevaremos así?
— Llamaré a Ryan.
— ¿A Ryan? - Preguntamos ambos.
—¿Por que tienes el número de Ryan?
— Por que... bueno, el y yo... ¿Estamos saliendo? — Tartamudeo.
— Es algo que se venía venir. — Hablamos nuevamente al mismo tiempo y reímos.
Elvis saco sus púas como recordándome que teníamos a una embarazada en la habitación.
— ¡Llama a Ryan! ¡Tenemos un 3312!
n/a: Próximo capítulo, es el último :(
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