005: Chuck Norris.
— Ann — Pude escuchar que pronunciaba nuevamente mi nombre con inseguridad como por milésima vez, minutos después de nuestra discusión. Lo seguí ignorando, mientras estaba ocupada contando los segundos. Había tenido que comenzar a contar otra vez, por que siempre perdía la cuenta, era algo lenta con los números. Todo fue culpa de los profesores, si Ian Somerhalder me hubiera dado clases, quizás hubiera tomado mas atención.
— Ann discúlpame. — Lo mire por primera vez, después de todas las disculpas que había pronunciado. — ¿Me disculpas? — Alzo ambas cejas, como en forma esperanzadora. — Solo estaba bromeando, no quería hacerte enfadar. — Paso una mano por su cabello.
— ¿Y por que tendría que disculparte? — Solté un poco borde.
— Por que prefiero a la Ann parlanchina, que a la enojada. — Se encogió de hombros. — Me haces reìr. — Admitió tragando fuerte, como si le costara admitir algunas cosas. — Además que estaremos aquí hasta que abran por la mañana y seria algo incomodo no hablarnos por el resto de las horas. — Suavice mi semblante serio y le sonreí. El había admitido que le agradaba.
— Está bien. — Su sonrisa devuelta no se hizo esperar. No me había fijado, pero sus hoyuelos se marcaban tan adorablemente. Se me hacia difícil entender como un chico con una actitud algo dura, podía tener un rostro de bebé.
— ¿Entonces... tregua? — Se acerco a mi, con su mano derecha al aire. Asentí y tomé su mano, para moverla de arriba hacia abajo.
— Tregua. — Quedamos con nuestras manos conectadas por largos segundos, hasta que me di cuenta. La quite incomoda, mientras la pasaba por las puntas de mi cabello. — Uhmm, entonces... — Iba a decir su nombre, hasta que me di cuenta que no lo sabia. — ¿Como te llamas?
— Chuck. — Respondió con seguridad.
— ¿Chuck? ¿Como Chuck Norris? — Bromee.
— Digamos que mi papá es un gran fan. — Hizo una mueca a lo que ambos reímos. Sali del inodoro y nos sentamos en el piso, apoyando nuestra espalda en la pared. De pronto un sonido gutural salio de su estómago. Abrí mis ojos.
Eso no parecía un sonido de estomago realmente.
—¿Te has comido a Godzilla o algo por el estilo? Tu estomago me da miedo.
— Tengo hambre, no he comido nada desde la tarde. — Coloco su mano sobre su estomago, sobandolo como si un bebe estuviera allí dentro.
— Para tu suerte, robe un poco de comida de donde vengo. — Informe, abriendo mi mochila, sacando algunos chocolates que había sacado a escondidas del local.
— ¿Robaste? ¿Estoy frente a una chica mala? — Dijo con burla y revolotee los ojos.
— Estaban a la vista de todos, es su culpa por dejar la tentación frente a esta buena samaritana.
— Chica mala. — Volvió a repetir.
— ¿Quieres los chocolates o que? — Se rió.
— Claro que los quiero. ¿Que clase de pregunta es esa? Dámelos. — Tiro de mi mano para arrebatarlos. A lo que levanté mi brazo. — Ann, dámelos. — Reclamo como un niño pequeño.
— Lucha por ellos Chuck. — Una sonrisa malvada adorno mis labios. Podía sentir la risa diabólica en mi mente. — ¿Que recibo yo a cambio? — Eleve mi ceja izquierda. — Y definitivamente, no quiero algo relacionado a lo sexual. — Me apresuré, antes de que volviera al tema de nuestra discusión anterior, a lo que una fuerte carcajada salio de sus labios.
— No iba a ir por ahí, tranquila. — Contesto una vez que calmo su risa. — ¿Que es lo que te gusta? ¿Algún pasatiempo? ¿Libro? — Pregunto con curiosidad, mirando mis ojos azules fijamente. Sus ojos eran tan bonitos, enserio, prácticamente podías admirarlo todo el tiempo.
— Uhmm, me gustan las series. — Pase un mechón de cabello por mi oreja, mientras ordenaba mi flequillo. — Mas bien, estoy algo obsesionada con Glee. — Mordí mi labio inferior.
—¿Si te regalo todas las temporadas? — Ofreció.
Oh maldito bastardo, el tipo sabia como comprarme.
— Son tuyos. — Le pase los chocolates.
— Aw, regalo de San Valentin, gracias. — Dio un beso en mi mejilla de agradecimiento y podía jurar como mi cara se tornaba de color tomate.
Me estaba sonrojando como una niñata.
Contrólate Ann.
Me golpee mentalmente.
— Realmente confiaré en ti sobre mis DVD de Glee.
— Te lo prometo Ann, esas temporadas serán tuyas. — Dio palmaditas en mi hombro, mientras devoraba su chocolate. — Cuando Chuck promete algo, lo cumple. — Me reí. Tenia los dientes manchados.
— Tienes todos tus dientes manchados, parece mierda. — Dije aun riendo.
— ¿Luzco desagradable? — Asentí. — Lastima que hiciera esto. — Volvió a besar mi mejilla, está vez manchando toda mi piel con el chocolate pegajoso. Cerré mis ojos con una sensación de asco.
— ¡Eres realmente asqueroso! — Limpie mi mejilla, sintiendo como el chocolate, está vez quedaba en mis manos. — Dios...
— Te lo mereces. — Lo mire de reojo. — El karma puede ser una perra.
— Ja, ja. — Reí sin gracia. — Gracias por recordarmelo.
— ¿Te digo algo? — Pregunto después de haber comido su chocolate. Asentí indicando que hablara. — No me llamo Chuck realmente. — Lo mirè atenta.
—¿Por que has dicho entonces que te llamas así?
— Me gusta tomarte el pelo. — Lo golpee en el hombro, a la vez que escuchaba su risa. — En realidad me llamo Justin.
— Bueno, en todo caso, no tenias cara de Chuck.
— ¿Se supone que debes tener cara de algún nombre?
— Bueno, mi abuela siempre ha dicho que tenemos algún nombre que nos representa. Cuando yo nací, mi mamá quería ponerme Pinky, por Pink Floyd. Hasta que mi papá le rogó que por favor me cambiara el nombre. Llego mi abuela al momento de nacer, y estuvieron apunto de llamarme Pinky hasta que ella les dijo que tenia cara de Ann.
— Conmovedora historia, faltaron ovnis y esas cosas, pero conmovedora historia. — Se burlo.
— Cállate, Chuck. — Me cruce de brazos.
— Cállate, Pinky. — Me imito para luego ambos reír.
n/a: ¡Gracias por todos sus comentarios! Me alegra mucho que la historias las haga reir, ese ha sido el proposito desde el comienzo idjkf. Aw, estan cada vez mas cerca.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro