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17: Vella y Cullen

Unos días habían pasado desde la última vez que se habían visto y su última pelea virtual. En donde ninguno había actualizado su blog, y ambos estaban decididos en algo.

Tenían y no tenían que volver a verse. 

Harry quería hablar con 'Alison' e intentar ser su amigo, pero a la vez no quería volver a las rutinas de peleas y desacuerdos que seguramente traería su amistad.

Por otra parte, Maddie estaba un cincuenta por ciento decidida a no volver a ver a 'Edward', claro que el restante cincuenta pertenecía a cada vez que se descubría a si misma pensando en qué estaría haciendo a esa hora aquel chico de rulos. 

Sabían que estaban perdiendo la batalla lentamente. Y que tarde o temprano, lo quisieran o no. Cupido, el destino o lo que sea en lo que las personas creían, haría injerencia en sus apestosas (como ellos lo apodaban) vidas amorosas. 

Maddie caminaba a paso lento por la ciudad, pisando los charcos de agua sin importarle que se mojara más, suficiente había tenido con el torrencial de agua que había caído sobre ella. ¿Por qué no se le pudo ocurrir a la madre naturaleza otro momento para que lloviera? 

Iba pensando en las próximas evaluaciones que tendría que presentar mientras que Harry, muy despistado, iba regañando a Goofy.

"No puedes permitir que los perros grandes te controlen, pequeño". Un ligero sollozo por parte de su cachorro lo hizo suspirar para después asentir. "Lo sé, sé que no tienes mucha confianza en ti, pero créeme cuando te digo que eres el perro más guapo que haya visto, y no es porque yo sea tu dueño y te bañe con shampoo y acondicionar, ¿eh?" El rizado movió su cadena riendo y Goofy se alegró ladrando varias veces moviendo su cola. "Exacto, todo es cuestión de... actitud". Se quedó enmudecido al ver a la persona que justo venía hacia él con la mirada baja y empapada.

¿Será que el destino existía? ¿El mundo era muy pequeño? ¿Un pañuelo? O, ¿cuántas veces nos habíamos topado con una persona desconocida que en algún momento pasaría a ser alguien en tu vida? No lo sabríamos nunca. 

"Alison". Dijo con una sonrisa adornándole el rostro, pero al recordar como habían ocurrido las cosas la última vez, ella prácticamente corriendo lejos de él, se sintió incómodo al ver que había logrado llamar su atención y borró su sonrisa sin saber que haría ahora. "Hola". Murmuró.

Maddie ladeó su cabeza haciendo una mueca. 

La mente tiene poder, pensó en cuanto lo vio. 

"Hola". Respondió cruzándose de brazos. 

Goofy, como si pudiera sentir la incomodidad, comenzó a ladrar repetidas veces obteniendo la atención de la chica. 

"Hola pequeño, nos volvemos a ver". Se agachó para estar a su altura y poder acariciar detrás de sus orejas. 

"Pensé que odiabas a los perros". Confesó Harry captando su atención. Ella subió la mirada arrugando su nariz. 

"No los odio, ¿por qué...?"

"El día que lo lleve a la heladería parecía que querías patearlo". Maddie se sonrojó debido a la vergüenza. 

"Lo siento, digamos que en serio me iban a meter en problemas, bueno... en realidad me despidieron".

"Si..." Harry alzó un brazo rascando su nuca. "Siento eso, aun no he podido conseguirte otro trabajo". Admitió.

La castaña se levantó sonriendo. 

"Eres muy dulce, Edward, pero ya mi hermana consiguió otro empleo, no te preocupes".

"¿El trabajo no era tuyo?" Ella negó en respuesta. 

"Solo fui ese día para hacerle el favor ya que ella no podía ir". Él asintió permitiendo que se le escapara una risita. "¿Algo gracioso para contar?"

"Se me hace extraño que me llames Edward". 

"Y tu que me llames por mi segundo nombre".

"Ya me puedo hacer una idea, Vella".

 "¿Vella?"

"Tu nuevo apodo". Respondió Harry encogiéndose de hombros. 

"¿Por qué?"

"Porque toda tu es color avellana". 

"Pero, ¿qué dices?" Comenzó a reír de las ocurrencias del chico frente a ella. Harry sonrió complacido.

"Tus ojos son de color avellana, y me gusta tu color de cabello, se parece al color de las avellanas, así que te apodaré Vella hasta que sepa tu nombre". Sonrió de lado. "O hasta que me plazca". 

Maddie soltó una carcajada por las ocurrencias del chico. 

"¿Puedo preguntar que pasó contigo? Estás goteando". 

"Bueno, digamos que se me olvidó un paraguas, nada de que preocuparse". Se encogió de hombros restándole importancia al hecho, teniendo muy en cuenta que en cuanto llegara a casa tendría que tomar una ducha y un té caliente. 

"Inténtalo conmigo". Soltó Harry de repente.

"¿Qué cosa?" Admitió confundida. Harry retomó la caminata y esta vez la chica los acompañó.

"Ya sabes... colócame un apodo, algo que se te venga a la mente, ahora". 

"Eres... como... ¿un Cullen?"

"¿Qué?" Preguntó para luego carcajear. "No me estarás comparando con ese vampiro imitador de Shakespeare, ¿no?"

"¡Ten un poco más de respeto! Tu segundo nombre me recuerda a Edward Cullen y deberías agradecer que te compare con él".

"Le dije a Cole que a las chicas le gustaban los vampiros". Maddie volvió a reír y siguieron caminando sin decir nada más. 

Se detuvieron frente a una fuente que se encontraba en medio de la plaza en donde habían parado a llegar. 

"Entonces..."

"Entonces..." Lo imitó Maddie.

"¿Seremos Vella y Cullen?" Maddie asintió sonriendo. Harry le devolvió la sonrisa. "Pero Vella con la ve pequeña". 

"¿De avellana?" 

"Sip". Volvieron a reír y se quedaron observándose el uno al otro por unos minutos.

De repente, Maddie comenzó a recriminarse mentalmente al sentir ciertas mariposas intrusas. 

¿Por qué con él se sentía tan bien? Una chispa de alegría y carisma la embargaba cada vez que estaba con Cullen, estuvieran discutiendo o no, Maddie se lamentaba una y otra vez el no haber podido conocerlo antes. Y así se lo hizo saber...

"¿Por qué no pude conocerte antes?"

...de manera involuntaria.

Las palabras simplemente se habían escapado de sus labios.  

Harry se sorprendió por sus palabras y Maddie solo quería que la tierra (o la fuente) la tragara. 

"Porque no era nuestro momento". Respondió sin verla, pero dejándola que observara la sonrisa que su pregunta había logrado ocasionar en él. 

Ella suspiró complacida por su respuesta, y sintiendo nuevos retortijones en su estómago. 

"¿Cullen?"

"¿Sí, Vella?"

"¿Quieres ir por un poco de algodón de azúcar?"

"Me encantaría". 

Los tres se dirigieron a pasar el resto de una linda tarde. Pero aun así, ambos alerta, tanteando el terreno donde se encontraban. 

No querían volver a caer.

*****

Feliz fin de semana♥

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