Tres días para la Eliminatoria
James leía el apunte de historia con una calma que jamás se le habría visto en la cara con un libro en la mano. Jamás. Tom le observaba con lo que él creía era "disimulo", sin saber que las muecas de incomodidad de James se debían al conocimiento de su mirada. James no era tonto, sabía que desde que se habían reconciliado luego del ataque de la Amnesia, inclusive antes del accidente, Tom quería tener relaciones con él. Claro que Tom solo daba indirectas de forma sutil, pero cuando veía que James las evadía inmediatamente Tom cambiaba su idea y cedía al indirecto pedido.
Tom no le obligaría a nada, de eso James no tenía duda alguna, pero dudaba que Tom le esperase toda la vida, inclusive Remus, el más recto del grupo, ya lo había echo antes que él y Tom. ¿Pero que se podía hacer? No se sentía listo, y tampoco era que tuviera ganas desesperadas por hacerlo. Por lo tanto, el evadir las peticiones silenciosas de Tom podía seguir siendo una manía extraña hasta que algo en él despertara el instinto de corresponder. Pero de momento James no sentía nada.
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Bill y Regulus, una pareja silenciosa sin saber que eran pareja el uno del otro. Bill estaba en la habitación junto a Regulus y a los gemelos. Regulus cumplía su papel como "Madre sustituta" y él como el "Padre sustituto", el morocho cambiaba los pañales, pues el pelirrojo tenía pésima experiencia con ellos, y él les daba el alimento necesario a los dos gemelitos. Ambos adolescentes en silencio realizaban sus tareas, y ambos sonreían de forma estúpida, pues desde que habían entrado ninguno dijo nada como para sacar una sonrisa, pero aún así la mueca estaba estampillada en sus rostros.
Regulus acabó con ambos niños, y Bill solo pudo tenderle en silencio el biberón naranja del pequeño George, mientras que él alimentaba al regordete Fredd. Ambos tarareaban distintas melodías que no sincronizaban en nada, pero a los bebés no les importaba, ellos reían de todas formas a gusto con el ambiente sereno que les brindaban los mayores, pues sus oídos aún no se afinaban en nada que no fuera el suave ronroneo de la gruesa voz de Bill o de la dulzura en la melosa voz de Regulus.
- Reg...- susurró Bill. Los niños no estaban dormidos, pero si hablaba fuerte de golpe podría asustarlos, y consecutivamente hacerlos llorar-... ¿Tú sabes que te amo, no es cierto?- le miró de reojo, esperando alguna reacción que demostrara lo contrario a sus palabras, pero el de cabellos ceniza solo acunaba con delicadeza al pequeño pelirrojo que llevaba en brazos.
- Si, lo sé...-fu la única respuesta susurrante de su parte. Bill quedó algo insatisfecho, pero no se quejaba de tanto, pues al menos no había reaccionado de forma violenta.
- Nunca me ha quedado claro si tú sientes lo mismo...-Regulus movió su mirada perdida y vacilante hacía el suelo. Bill le observaba, y no le parecía inusual ese tipo de pausas en el morocho, pues siempre que le ocurría o le proponía alguna situación complicada el morocho se quedaba igual, ahora no tenía porque ser diferente. No señor.
- Fácilmente puedo quitarte la duda, y lo sabes...-respondió luego de unos segundos de silencio, para luego dar media vuelta y depositar con calma paternal al niño en su respectiva cuna, en realidad, en la única cuna, pues ambos gemelos dormían juntitos y pegaditos el uno con el otro.
- Si, lo sé...-susurró, con la mirada gacha, dejando el biberón rojo de Fredd en la mesada de luz, sintiendo como el bebé se removía entre sus brazos- tranquilo...-le sonrió con voz arrulladora.
- También te amo, que de eso no te quepa duda...-le dijo Regulus posando en frente de él. Tomándolo de la mejilla antes de darle un beso tímido en los labios. Pausado y apaciguado, con algo temor por hacerlo mal. A Bill poco le importaba la inexperiencia del morocho, el tampoco sabía, por lo tanto sabía que poco a poco ambos aprenderían juntos, el tiempo que les durase la fidelidad.
El beso habría seguido, lento y cariñoso como empezó, de no ser porque al pequeño Fredd se removió de forma bruta, odiaba los lugares estrechos, y el echo de que sus "Papás" se cerraran sobre él le daba cierta inquietud. Regulus se apartó involuntariamente, y de forma instintiva dirigió su mirada tormenta a la pelusita naranja sobre la cabeza de bebé, para luego despeinarla con delicadeza y así arrebatarlo con ternura de los brazos del pelirrojo, y así dejarlo junto a su hermano gemelo en la cuna.
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- ¿Porque tenías que andar de metiche?- le espetó Severus de brazos cruzados al mayor de los hermanos Black, pues este acababa de llegar con ambas manos en los bolsillos al salón de música.
- Por que realmente no tenía motivos ni intenciones de dejar a Remus solo de tan mal humor...- le respondió sin miramientos con la mirada fija en la ventana que daba al patio frontal del instituto francés.
- Claro que si...-le dijo Severus sarcástico, aún cruzado de brazos, apoyándose contra el escritorio, donde posaba una guitarra ónix.
- ¿Celoso?- intuyó al notar el sarcasmo en su pareja, pero al ver que este le miraba con una ceja arqueada soltó un suspiro- No quería dejarlo solo... y sabía que mientras más rápido resolviera sus problemas con Malfoy, más rápido serían ignorantes de sus enojos sin coherencias...-admitió sin mirarlo.
- Ya lo sé Sirius, pero cada problema necesita su tiempo para remendarse...no puedes ponerle el tiempo que tú quieras...-le dijo Severus comprensivo, aclarando un echo que ya sabía que Sirius tuvo en mente antes de cometer lo que sea que hubiera cometido con Remus y Lucius.
- Si...-fue el resultado que obtuvo.
- Ven, vamos a practicar un poco, de lo contrario no estarás listo para la eliminatoria...-le animó Severus mientras tomaba su guitarra- No pienso compartir un viaje tan lindo con una parda de desconocidos depravados...-aseguró para aligerar el ambiente.
- Ese viaje no es para tanto, con un movimiento de legua ya puedo obtener un jet con destino a Suiza...-dijo Sirius tomando una guitarra criolla. Severus rodó los ojos.
- Tú y tu manía por las "lenguas"- suspiró Severus, verificando que la cuerdas estuvieran afinadas.
- La única que deseo es la tuya...-sonrió pervertido. Severus levantó una ceja.
- ¿Sabes que? Los Demon's deben ser mejor acompañantes que tú... iré a preguntarles cuando quieren que les saboteemos el instrumental...-bromeó, pero Sirius pareció tomarlo enserio.
- ¡no!- exclamó horrorizado dando un brinco bloqueando la puerta de salida, haciendo que Severus riera.
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