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Sirius Regresa Al Programa Escolar

Doce semanas, 84 días, 2 meses... James y Tom no progresaron tanto como podrían haber echo si tuvieran temas de conversación distintos a los que tenían a cada despertar, pero por lo menos ya tenían la misma familiaridad que minutos antes de que Tom se declarará a James en Hogwarts. En ese periodo de tiempo, Remus, Severus, Bill y Regulus (el pequeño Fredd siempre se quedaba en casa de su "abuelo" Albus, quien había adoptado cariño por el hermano de uno de sus estudiantes) iban a visitar a sus respectivos conocidos, pasando las tareas que les dejaban en la semana, haciendo que los pacientes se sintieran felices y agobiados por la acumulada, y nada sencilla, tarea.

Lucius no había despertado en ningún momento, atormentando el corazón de sus amigos y pareja, quien cada vez se veía más maltratado que antes. Remus no tendía a descuidarse por depresión emocional, pero por algún motivo, que no había querido hablar con sus colegas; Padfoot ni Prongs, su estado físico había decaído hasta llegar el punto en que su piel morena parecía arena fantasma, con ojeras desesperantes, y un cansancio constante. Remus comenzó a perder la confianza de que Lucius despertara ese año, o esa vida, pero confiaba en que no moriría, que estaría en coma... Nunca moriría, jamás... Al menos así lo afirmaba Remus. El castaño Lupin, comenzaba a tener desniveles de azúcar en la sangre, comenzando a desmayarse cuando uno menos se lo esperaba, cayendo en la calle, en clases, en las visitas al hospital, en los juegos de gimnasia de Beauxbatons, en todo momento, y estos ataques eran cada vez más constantes.

Severus y Sirius ya habían notado aquellas reacciones, que según los enfermeros y doctores, era impredecible, pero los Merodeadores y Severus, ya habían notado que no era del todo cierto. Si, aveces se desmayada sin que uno se lo esperara... Pero habían momentos en los que si mencionaban "... la Mafia..."  Remus comenzaba a sudar, tartamudear, y finalmente caer inconsciente a los brazos del ya preparado Severus. Semejante reacción a esa palabra les era muy inusual a los dos Gryffindors, pensando, y comenzando a sospechar, que su amigo se habría metido en problemas con los círculos de la mafia para la que Lucius y Tom trabajaban.

Con aquellas sospechas, comenzaron a conversar con Tom al respecto, con la vaga esperanza de que este supiera algo. Desgraciadamente, el de ojos granate siempre decía que no sabía nada reciente o alusivo al asunto, decepcionando a los leones. Tom decía que desde de que lo habían cambiado de habitación había perdido todo contacto con su padre, que este nunca más volvió al hospital junto a él. James notaba que a Tom, este asunto, le estaba doliendo, a él le era igual, hacía bastante, más de 1 mes entero que su padre no regresaba a San Mungo, asustando de momentos a momentos al menor de los Potter.

- Señor Sirius, queríamos saber una pequeña cosa... -  dijo la enfermera pelirroja, a la cual habían empezado a llamar Lily, ya que esta les recordaba a su antigua compra en Hogwarts, tratando como porrista en el instituto.

- diga... - sonrió Sirius, hacia ya más de 2 semanas que había perdido sus aires de galán y cometo Don Juan, Severus la había notado, sintiéndose orgulloso de eso, pues el de cabellos rizados solo actuaba como pervertidos cuando se trataba o hablaba de él.

- ¿se siente bien, sin problemas? - preguntó tomándole la temperatura, bajo la atenta mirada de Severus y James, quienes le miraban serios, pues sabían que era capaz de bromear ante el asunto (Tom, solo miraba de manera disimulada a James, ya sabiendo que le amaba, ¿desde cuando?, no lo sabía, solo sabía que había sido en el momento en que este comenzó a sacarle charla de una manera tan amena).

-si, ¿por...? - la chica sonrió, incorporándose, mirando el termómetro con satisfacción al notar que todo estaba bien.

-¿entonces, se siente listo para salir del hospital? - pregunto sonriente.

- ¿ya puedo irme? - pregunto sorprendido.

- tu pierna se a curado inmediatamente, algo muy raro... - Severus sonrió, pues a escondidas había introducido una droga ilegal para refortalecer el cuerpo de su amado. La droga no era peligrosa, solo que... Se decía que aquella droga tenía consecuencias para las farmacias e industrias que creaban más pastillas y antibióticos, como su esa droga dejará a muchos sin su trabajo, pero Severus, quien tenía amigos de influencia mafiosa, sabía donde, como y de quien conseguir la droga-... Pero realmente fascinante, si lo desea puede firmar el alta y marcharse... - sonrió confiable, a lo que el chico de cabello rizado aprovechó enseguida para salir de allí.

- bye bye Prongs, Riddle, ¡hasta nunca pequeños gusanos! - Exclamó Sirius bromista, saliendo de la habitación, sujetando a Severus de la cintura.

- ¿de acuerdo? - rieron los dos castaños.

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- pase... - la fría voz del Lord ante el toque a su puerta hizo temblar al hombre que entraba a ella-... Oh, hola corazón... ¿Que ocurre...? - sonrió cuando el rubio cerró con timidez la puerta, par a luego acercarse al escritorio cabizbajo- ¿y... Te pasa algo...? - intuyó al ver el carácter desanimado del menor.

- quería saber si tú ya habías cumplido con lo que te pedí, sobre Potter... -  Voldemort hizo una leve mueca, que rápidamente fue captada y catalogada como "pánico" por Abraxas.

- no, aún no, es difícil encontrarlo de nuevo, desde lo de San Mungo no le a han vuelto a ver mis hombres... Es difícil volver a pillarlo, pero no te preocupes amor, lo mataré en tanto lo vea la cara... - sonrió amable, mostrando ese lado sumiso y humano, que usualmente no dejaba ver a sus hombre al usar la máscara metálica blanca. Lord Riddle no mentía, no lo encontraba, y por más que lo buscaba no lo veía en ningún lado. Y aquello le daba bronca. Demasiada. No quería perder a Abraxas por no poder encontrar a ese rastrero de cabello espantoso.

- ¿no lo encontraste todavía...? - Abraxas lo miro serio, a lo que Tom temió por lo peor.

- te juro que lo encontraré... Solo que, ahora... - se excusas nervioso, tratando de dar tiempo a que aquel hombre de cabellos morochos le cayera en frente para así poder matarlo.

- no hace falta Tom... Ya se acabó... - le susurró penetrante.

- ¡¿QUÉ?! - Exclamó aterrado, alzándose de su escritorio de repente.

- basta Tom, ya fue... No hace falta que lo sigas buscando... - le dijo serio, con la mirada en algún punto de la habitación.

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- ¿entonces esto es Beauxbatons, eh? - silbo Sirius impresionado, observando desde el exterior el enorme y blanco edificio.

- si, si, si, es hermoso y todo eso... Sirius-el aludido lo miró-... Remus esta en problemas, ayer... Lo vi charlando con el Lord Voldemort, temo que su mal estar se deba a porque este le esté exigiendo algo... - susurro aterrado, transmitiendo su terror y temor a Sirius.

-¿que? ¿Se unió a sus filas...? - bramó asustado.

- así lo parece, el Lord no parece tenerlo malas intenciones, pero a Remus le ah caído pesado el asunto... - informó triste por el castaño.
- tú... - Severus lo miró-... ¿Cómo... Sabes de esto? - Severus se mordió los labios, y Sirius se apartó de él consternado.

-Sirius, yo no.... Puedo explicarlo... - gruñó ante tal desecho.

- ¡¿ESTAS DE SU LADO, CREÍAS QUE NO ME DARÍA CUENTA?! - bramó.

- Sirius, era eso o que mataran a la familia de Potter....el Lord lo está buscando para matarlo... - exclamar a molesto.

- ¿a quién...? - si se en desconfianza.

- a Charlus Potter... - respondió tenso- si doy mi libertad y paz, es por el bien de tu amigo, el tuyo y el mio... Remus se unió por el mismo motivo, eso... Y porque así se lo prometió a Lucius antes de que este cayera en coma...- Sirius se sintió arder en rabia.

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- ¡¿porque me dejas, si aún tengo oportunidad?! - el Lord bramaba y vociferaba desesperado, tratando de que el rubio entrase en razón.

- ya no quiero que le mates Tom, esta bien... Ya no hace falta... - seguí diciendo calmado.

-¡¿pero porque?! - gritaba molesto, más asustado que por lo primero.

- porque no quiero que mates a alguien que apreciaste y toleraste... Te amo y no quiero que sufras por un capricho estúpido de celos... - dijo con una leve sonrisa.

- ¿osea que no me...? - hipo el Lord.

- no... No me apartaré de tu lado, a menos que a si lo quieras... De momento... Me quedaré contigo hasta que tu me pidas lo contrario... - sonrió, siendo sorprendido por un fuerte abrazo de parte del Lord.

-te amo... - lloraba el hombre a lo que Abraxas solo negaba con la cabeza.

- yo también te amo... - le susurró.

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- ¿Citrinos, estas bien? - el aludido lo miró.

- si granate... Estoy... Bien... - susurró aterrado.

Flashback

-recordé... Todo... Todo... Me querías traicionar... Me querías pudrir... Querías que... Me uniera a Voldemort... - susurraba James aterrado, mirando con lágrimas al dormido Tom, luego de semejante dolor de cabeza, recuerdos llegaron a su cabeza a golpe de gladiador... Recordó... Absolutamente todo lo que ocurrió, desde su estadía en Hogwarts, hasta el rescate de Remus, y el accidente del auto, todo. Absolutamente todo- si tan solo tú pudieras recordar... - gruñó adolorido.

Fin Flashback

- si... Estoy bien... - gruñó frío, sin siquiera mirarlo, dejando desconcertado al castaño, quien decidió ni seguir hablando.

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- ¿porque cambiaste de opinión? - le acariciaba el Lord.

- una voz femenina en mi cabeza me dijo que no era lo correcto... - sonrió, satisfecho por el contacto.

- ¿voz femenina... No eran masculinas? - preguntó, teniendo porque su amante tuviera una nueva tortura.

- es una voz nueva... - susurro con la mirada perdida.

- ¿así... Y como se llama? - dijo fingiendo indiferencia, temblando por dentro.

- me dijo que se llamaba Cordura... Yo... Preferí llamarla LEX.... - dijo sin bajar su mirada helada del techo.

- ¿LEX? - repitió confundido el Lord.

- es... Más prudente de lo que suena... Créeme... - sonrió tímido.

- ¿que te dice LEX que debes hacer ahora? - le miró con ternura.

- que deje de hablar de ella y permita que sigas con tu trabajo...- el Lord sonrió con amor. Dando un beso al rubio, dejó que este se marchara de la habitación.

- LEX... - repitió una vez estando solo con una sonrisa de luna-...es él y su imaginación...-sonrió con paciencia, antes de volver a comenzar a leer una carta que le habían mandado desde los infiltrados en el gobierno ruso.

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