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Remus

Sirius corría, jadeando y congelado del frío que se llenaba el salón, buscando a través de todos los pasillos que creaban las jaulas a su preciado Severus, sin dar con el objetivo los primeros 15 minutos. Dos o tres veces ya se había tropezado, pero como un rayo se levantaba para seguir buscando. De repente, un sonido resonó a través de las tuberías, y el movimiento agrietó el techo, dejando caer algunas piedras y granajes pequeños, haciendo que Sirius recordase cuando Regulus le contó como se sintió al momento en el que Hogwarts se desmoronó sobre él.

- ¿una bomba...? - de repente un grito llamo su atención- ¡Severus! - Exclamó al reconocer el grito por el susto de su crush.

- ¡¿Sirius?! - le llamó una voz a lo lejos, perdida entre todas las paredes enjaulados del laberinto en ese salón por donde vagaba.

- ¡¿en donde estás?!-le llamó.

- ¡¿no sabes donde estás tú primero?! - Exclamó desesperado por estar perdido.

- ¡no! - bramó tan frustrado como él- ¡espera... SEVERUS! - Llamó al ver a lo lejos una silueta humana aparecerse de la nada al final del pasillo, con una especie de cuadrúpedo pisandole los talones- ¡Severus! - la figura se dio la vuelta, y al distinguirlo corrió hacia a él, mientras que el lobo, al cual Sirius distinguió como Canuto, parecía hacer carrera con Severus.

- ¡Sirius! - Exclamó aliviado el azabache al llegar hasta donde el rizado se encontraba, satisfecho por haberle encontrado.

-... - Sirius, por otra parte, movido por la adrenalina, abrazó con necesidad al pálido de ojos negros, haciendo que el lobo se sobresaltara y echará para atrás.

- Black... - le llamó vacilante el Mortífago, acariciando con discreción la espalda del mayor, quién parecía no querer separarse de él, por más que el lobo le gruñera por la insoportable que se le hacía la cercanía con su "manada"- estoy bien... ¿cómo está tú?- preguntó al notar que el de cabellos rizados se aferraba más a él.

- no importa...-sonrió Sirius con nervios, para luego mirarle a la cara, sonriente como siempre, tentando al azabache a hacer lo mismo.

- a mi si me importa...-sentenció Severus, con una leve caricia hacía la mejilla del mayor.

- menos mal que yo creía que no era así...-rió sarcástico el mayor, antes de ser impulsado por el momento y besar al menor, quién dio un ligero brinco y un vacilante paso hacía atrás para no caer por el repentino cambio de equilibrio.

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- vaya... esa no me la esperaba...- siseó Tom, mientras veía al sangrante cadáver caer fulminado al suelo.

- no es algo que no haya llegado a ver en mis breves años de mercenario, en realidad...- comentó James, mientras apoyaba la ametralladora con calma e indiferencia sobre su hombro derecho.

- no se atrevan a tan solo mirarme...-ordenó Lucius amenazando a los demás búlgaros, quienes intentaron apuntarle con las escopetas al ver como el rubio perforaba el cráneo de su líder a la siniestra facilidad del diablo.

- ¡tramposo! ¡disparaste a traición!- bramó uno de los francotiradores, haciendo amague de amartillar el arma en sus manos.

- él realizó la trampa primero...-se justificó Lucius con indiferencia.

- ¡me-mentira! -titubeó el francotirador indignado.

- ¿acaso miento?...-tentó Lucius mientras se acercaba al cadáver del ruso- mira su arma- ordenó serio al momento de lanzarle el arma que había extraído de las manos sin vida del ruso muerto.

- ...-el francotirador atrapó con torpeza el arma que su jefe había utilizado para el juego, para así examinar el interior del arma.

- creo que con eso ya no hacen falta palabras...-sentenció Lucius al ver la cara de sorpresa del hombre al ver el interior del arma- vamos, no tienes que pasar ni un solo segundo más acá...-siseó Lucius mientras soltaba la mascara de hierro que aprisionaba los sangrantes labios del tiritante Remus.

- gracias...-jadeo Remus al sentirse libre de la mascara fría. Al sentir los brazos cálidos de Lucius pasar por su espalda lastimada a tajos sangrantes y llagas abiertas de manera grotesca soltó un pequeño chillido, que alertó a Lucius de una manera aterradora.

- lo siento...-gruñó indignado, ante el daño que le habían echo a su pequeño cachorro.

- esta... bien- sonrió tímido, tratando de forzar una sonrisa altanera, logrando una extraña mueca que detonaba la palabra "DOLOR" en su rostro.

- bestias...-siseó indignado, antes de dar media vuelta, con Remus en brazos, para así salir del cuartel, sintiendo como los francotiradores les apuntaban.

- no disparen... - ordenó el francotirador, aún con el arma vacía en la mano- tiene pase libre, Krum no colocó ninguna bala en el arma... Hizo trampa... Tienen el derecho de irse ilesos-sentenció el francotirador serio, y totalmente desilusionado.

- Potter, Riddle... - llamó Lucius indiferente, pues la pareja se había interpuesto ante la situación, James actuó por impulso, interponiendose entre el tiro libre y Lucius, y Tom para evitar la muerte de su amigo y su novio- no pasa nada... Vamos... - ordenó, a lo que James se sintió bien al sentir que el rubio estaba sano... Sintiéndose raro por el echo de que su cuerpo allá actuado así. Ambos chicos dieron media vuelta y siguieron al rubio- Riddle, despidenos... - siseo amenazante, a lo que Tom realizó lo de costumbre. Dos granadas, desactivadas y a punto de estallar fueron lanzadas por el de ojos rojizos a los pies de los sorprendidos y confusos francotiradores.

- listo... - sentenció Tom indiferente. A los dos segundos, la detonación de las granadas resonó en el vacío pasillo.

-ya terminó, esta bien... - le calmó Lucius con caricias al castaño que temblaba en su brazos.

- gracias por ayudar a un corrupto... - bromeó Remus cariñoso, levantándose con cuidado hacia los labios del rubio.

- que lindo es  ver que así le agradeces a él, pero a mi, James, amigo de toda tu vida, tu antigua pasatiempos ahora solo soy ignorado... - bromeó James al ver el suave beso que su amigo más "inocente" le propinaba al sorprendido, pero bien agradecido, rubio.

- no te pongas celosos que puedo darte uno si así quieres... - ronroneó Tom malicioso, mientras pasaba un brazo por la cintura del castaño de ojos avellana.

- tú sabes que si... - acarició James, cediendo ante las suaves caricias del mayor.

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- ¿porque os tardasteis tanto? Hace frío aquí... - se quejó Sirius al ver al cuarteto acercarse a él y a Severus, quien se apegada a él en busca de calor contra la fría noche.

-¿y ustedes que hacen aquí? - intuyó Tom, frío como siempre, pero aún cargando a su pareja en la espalda.

- un rescate... - respondió Sirius indiferente- y poro que veo ustedes también... Hola Remsy... - sonrió al ver al castaño mirarlo con fastidio.

- hola Black-saludó Remus.

- ¿eso es un Perro?-Preguntó James al ver al lobo parado al lado de Sirius y Severus, quienes reposaba con toda la comodidad sobre el auto de Lucius.

- ¡¿perro, donde?! - Exclamó Remus emocionado.

- es un lobo.... Potter tonto-escupió Severus antipático.

- ¡¿en serio ?! - Exclamó Remus, al borde del colapso de la alegría.

- pues ¿que os parece si os llevo a vuestras casas? - intuyó Lucius mientras desactivaba las trabas de las puertas del auto.

- me casaría contigo... - bromeó Sirius, pero Remus y Severus no lo tomaron así.

- ni se te ocurra tocar lo que es mío Black-gruñó amenazante el pequeño Remus, mientras se aferraba de una manera tan posesiva al cuello del Lucius, que este se sintió satisfecho.

- lo que es mio no se va de mi lado Black... - sentenció Severus mientras le tomaba del cuello de la chaqueta de cuero, para obligarle al rizado a mirarlo.

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