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La Bestia regresa con su Bella

Remus reposaba vagamente en su cama, mirando el libro que James le había comprado en su cumpleaños número 15. El libro trataba de la historia favorita del castaño; La Bella y la Bestia. Tantas veces había mirado Lucius, pensando que este era el engreído y peludo príncipe, mientras que él era la ingenua y sumisa Bella. El solo mirar la ilustración de la tapa del libro color violeta vino; un rubio y bien fornido príncipe de cabello largo y traje azul, bailando con la castaña y esbelta princesa de sangre campesina, le causaban unas enormes ganas de llorar, que apenas y podía retener. Al abrir el libro, en una de las esquinas de la primera y blanca hoja, se podía leer un pequeño escrito con pluma; "Siempre serás nuestra pequeña bestia bella Remus, no importa cuantos años tengas, ¡te queremos Bro!" era lo que podía leerse. Claramente la escritura era acto de James, y la frase entre signos de exclamación eran parte del puño y letra de Sirius. Remus sonrió con melancolía. Con dolor, a sabiendas de que a pesar de que él no tenía a su pareja a su lado, aún tenía a sus amigos, inclusive unos nuevos.

- ¿que hora es?-susurró para si, virando con lentitud y cuidado de no provocar un mareo a su pobre cabeza castaña, para luego tomar su celular de funda gris nocturno, y mirar lentamente la hora, distinguiendo que ya pasaban de las 12:30 de la noche. Con un suspiró lo dejó sobre la mesada de luz, y volvió a mirar el libro- ... quiero a mi bestia de nuevo...-susurró abatido. Con un vago movimiento abrió el cajón de su mesa de luz, sacando de su interior un paquete de barras de chocolate amargo, abriendo el mismo y devorando con vagancia cada uno de los dulces.

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- ¿Crees que Lucius esté bien allí en su estado?- preguntó Tom, rompiendo el silencio, dirigiendo su mirada escarlata a la plateada de su copiloto.

- mmmm...- susurró para si, escuchando a sus voces psicológicas debatir de forma brutal, atormentando su cabeza con ideas desgarradoras y dolorosas, sobre el bienestar de su hijo.

- ¿Abraxas?- le llamó al no recibir respuesta, sabiendo que las voces le estaban arrasando con una mala jugada y debate de palabras- aguanta, ya callarán....-aseguró impotente. Nunca podía hacer nada, siempre le daba la misma rabia. Saber que Abraxas estaba sufriendo, y él sin poder hacer nada, le daba rabia y euforia de una manera casi insana.

- solo quiero que se callen...-susurró cabreado el rubio, cerrando los ojos, queriendo evitar ver todo a su alrededor al oír aquellas voces.

~// No les hagas caso, son idiotas... su silencio es más tormentoso que sus palabras, solo piensa en ello, y sus palabras mermarán...//~ Murmuró una voz gruesa, pero notablemente femenina, calmando las frías expresiones de irritación del rubio casi al instante ~// Solo, ignóralos...//~ susurró demandante la voz.

- no puedo...-susurró para si, despertando las alertas de Tom al oírlo hablar solo, aún así, Riddle no despegó su mirada de la calle.

~// Si puedes, solo que ellos no quieren ¡CEDER!//~ La fuerte exclamación de rabia de la mujer sobresaltó a Abraxas, notando al instante como las voces masculinas, burlonas y macabras, callaban con rapidez~// solo era cuestión de liderazgo y poder... no cedas, que no te pisoteen...//~ Susurró la mujer, dando paso al silencio, al que Malfoy sonrió con timidez, abriendo sus ojos con cuidado, como si al hacerlo las voces despertaran otra vez, pero no lo hicieron...en cambio, por el retrovisor... pudo ver a una leona de ojos castaños y pelaje azabache, mirándolo con dulzura desde el asiento de atrás, acostada a lo largo de los tres asientos.

- LEX es una leona...-sonrió dulce el rubio, sin apartar la mirada de la castaña mirada del felino a través del retrovisor.

- ¿te permitió verla?- se sorprendió Tom, sin dejar la vista de la carretera.

- si... es bellisima...-sonrió Abraxas, mirando de reojo a su pareja.

- Rolod y Ralocu no te permitieron verlos tan rápido...-dijo Tom.

- ella es la diferencia de ambos en todos...-sonrió Abraxas.

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- ¿Tom? quiero hablar contigo sobre mis recuerdos...-dijo James decidido, luego de horas de silencio y una pequeña siesta. Ya era todo. Lo había decidido. Le diría a Tom lo que eran, lo que pasaron, y lo que hicieron... aún si este lo tomaba como loco, se lo diría de una maldita vez- ey, no me dejes hablando solo...-gruñó al sentir el silencio, obteniendo de nuevo la misma respuesta- ¿Tom? no me digas que se te a pegado la famosa ley del espejo...-se fastidió al pensar en que el otro le estaba devolviendo la cruzada, pero el silencio fue la misma respuesta- al cabildo con todo esto...-exclamó molesto, dando un tirón de la sabanas se bajó de la camilla, y se dirigió hacía la camilla contraria, comenzando a empujar la espalda del chico que no le respondía, pero este solo siguió haciéndolo.

- ¡joder! ¡despierta!- gritó molesto, pero el otro ni se inmutó- ¿que le pasa....oh?- susurró para si al notar la mínima oportunidad de que el chico estuviera inconsciente- debería llamar a una enfermera ¿verdad?- susurró para si, con un índice en los labios- creo que si...-susurró con una sonrisa traviesa, dando pasos lentos hacía la puerta, para luego abrirla y pegar un pequeño grito por el oscuro pasillo- ¡alguien ayúdeme por favor!- exclamó, notando como unos pasos rápidos se oían de inmediato, con una ligera sonrisa dejó la puerta abierta, y regresó a su camilla- listo...- sonrió, tapándose con las sabanas, viendo como un par de enfermeros entraban a la habitación.

- ¿que ocurre?- preguntó agitado uno de los fornidos chicos jóvenes de cabello negro.

- él no despierta...-señaló James con el dedo al chico, viendo como ambos enfermeros palidecían y se echaban encima de Tom.

- casi me da una...-vaciló con un suspiro el azabache, apartándose del chico de la camilla.

- no está muerto...-infirmó el enfermero castaño que venía al lado del otro.

- yo nunca dije que lo estuviera...-dijo James.

- tampoco está desmayado, si es eso lo que creías...-refutó el castaño de nuevo.

- tampoco dije eso...-sonrió James- solo quería corroborar que estuviera bien, y si es posible, saber porque está así...-señaló de nuevo.

- oh...-dijeron ambos enfermeros mirándose entre si, para luego volver a mirar a James- él solo está inconsciente, no sabemos porque pero... deberíamos traer a Dartux...-dijo de repente el azabache, mirando al castaño, quién asintió y se marchó sin decir nada más- como sea, ahora veremos porque está inconsciente...-luego de esto saludó con la cabeza y se marchó.

- que conveniente para ti caer inconsciente ahora ¿no?- bufó James, mirando con ligera preocupación al azabache a su lado.

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- ¿Donde está Remus?- preguntó el rubio sin apartar su mirada ofendida del azabache de reflejos azules.

- como si te lo quisiera decir...-se mofó Sirius, cruzándose de brazos, sintiendo como era jalado del cabello- ¡ay!- exclamó adolorido, tratando de soltarse del agarre fiero del rubio.

- dime...-demandó Lucius con seriedad, poniendo una mano en el hombro de Sirius para no caer, dejando su pelvis apoyada por conveniencia en la cadera del lloroso Sirius, quién odiaba que le tocaran el pelo.

- ¡de acuerdo, de acuerdo!- gritó Sirius, mandando manotazos de princesa, en un patético intento por soltarse el cabello.

- habla...-ordenó.

- está en su cuarto...-respondió resignado.

- ajá, ¿y donde cojones queda eso?- arqueó una ceja.

- ¡¿yo que sé?! ¡yo no duermo con él, Severus lo hace...! no espera...-bajo la mirada pensativo- si duermo con él y Severus...-sonrió nervioso, a lo que Lucius solo pudo limitarse a virar los ojos con ironía.

- llévame allí y te recompenso...-ofreció Lucius soltando el cabello suave y largo del chico.

- ¿a si? ¿cómo?- se burló Sirius, con ambas manos en la cadera, mirando con superioridad al indiferente rubio.

-dejándote vivir...-le tajó, haciendo que Sirius palideciera, pero que no bajara la sonrisa, que de ser una coqueta y superior pasó a ser una nerviosa- ahora llévame...-Sirius asintió con la cabeza, y todo el camino lo guió tenso y conteniendo la respiración hasta no poder aguantar más y exhalar, para luego volver a inhalar y aguantar un rato más.

- aquí es...-señaló Sirius a la puerta, una vez estando frente a ella.

- ¿cómo esperas que entre sin la llave?- se recordó serio, haciendo que Sirius reunfuñara, para luego sacar la llave plateada y abrir la puerta- gracias Black...-Sirius lo miró atónito cuando este entró, ¡acababa de agradecerle a él!. ¡¿Qué dimensión era esa?!. Gritaba Sirius espantando sus adentros psicológicos.

(El dibujo....debo reconocerlo, no es el mejor que haya echo, y está echo muy al boleo :v, pero ñe, una muestra gráfica de la escena en la que Lucius "bullea" a nuestro Sirius :D)

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