𝟬𝟭𝟲 a taste of freedom
capítulo dieciséis
saboreando la libertad
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Izzy Windsor quería ser libre. Era todo lo que quería desde que era una pequeña niña y había descubierto por primera vez lo que se sentía andar en bicicleta con sus brazos abiertos a los lados y su cabeza arrojada hacia atrás mientras el viento silbaba contra sus oídos. Ser libre era lo que deseaba. Si le preguntabas qué desearía en el caso de una estrella fugaz, eso pediría – libertad.
Pero no sabía si podría ser realmente libre. Tal vez podría tener un poco de libertad, pero siempre estaría este peso sobre su pecho cada vez que la voz de su padre sonara en el fondo de su cabeza. Tenía este poder sobre ella... como si la tuviera de una correa, tirando de ella cada vez que la cagaba. Y para él, la cagaba siempre.
Así que, sí, quería ser libre y podía soñar con ello todo lo que quisiera, pero no sabía si realmente podría serlo. Parecía una fantasía. Porque, ya ves, ella tiene un pie en el pasado y otro en el presente pero no podía dar el paso para avanzar. Era como si estuviera atascada, y no sabía cómo despegar su pie.
Y mientras ella y el grupo se acercaban a la casa Crain, ella recordaba todo lo que la atrapaba al pasado. La muerte de su madre era uno de sus fantasmas.
Izzy intentó recordarse que estaba viva; que no iba a morir en un accidente automovilístico como su madre. Porque ella no era su madre, y tampoco moriría como ella. La mano de JJ sobre su rodilla la mantenía anclada a la realidad, u pronto sintió que se estaba relajando sobre el asiento... pero no completamente. Su mente seguía nublada con sus escenarios irracionales donde la camioneta simplemente estallaba en llamas o se daba la vuelta. Intentó silenciarlos, pero no cedían.
Cuando la camioneta finalmente se detuvo frente a la residencia Crain, Izzy respiró aliviada. Estaba desesperada por salir de esa maldita trampa letal. Miró por la ventana, entrecerrando los ojos sobre la casa. Recordó jugar allí cuando era niña con la gente a la que solía llamar sus amigos. Pero ya no lo eran. Ese pensamiento la hizo sentir más segura de su decisión de unirse a los infames Pogues en esta cacería. La hacía pensar que, tal vez, la línea entre los dos grupos estaba borrosa. Las personas solo son personas. Nunca debería haber importado cuánto dinero tienen otros. Odia a que su padre haya implantado esa idea en su cabeza en primer lugar.
—De acuerdo. Hagámoslo—, murmuró John B bajo su respiración al observar la casa y aferrarse al volante. Soltó un suspiro antes de deslizarse fuera de la van y doblar la esquina, yendo a abrir la puerta para el resto.
JJ miró al grupo, sus ojos deteniéndose en Izzy, y él sonrió —. Vamos a hacernos ricos.
—Diablos, sí—, animó Kiara.
Una pequeña carcajada escapó de los labios de Sarah —. Vamos, chicos—, saltó para bajar del asiento de copiloto y se unió a John B en la puerta. Colocó una mano sobre su hombro y le dio un apretón al guiñarle un ojo.
—Y chicas—, agregó Kiara.
El grupo asintió ante sus palabras y comenzó a recoger sus cosas. Pope tomó la polea mientras Kiara se estiraba para tomar el gancho. JJ agarró la cuerda, lanzándola por sobre su hombro mientras esperaba a que los demás se movieran. E Izzy, bueno, Izzy estaba ansiosa por salir del vehículo y plantar sus pies en la tierra. Con eso en mente, intentó bajarse, pero John B alzó las manos y la detuvo.
—Esperen, esperen. Quiero agradecerles, chicos—, el chico Routledge comenzó, una pequeña sonrisa genuina tirando de sus labios. Miró a Sarah, y su sonrisa creció —. En serio. Significa mucho para mí que todos estén aquí esta noche.
Izzy se sintió sonreír, y no tuvo que forzarla. Tal vez él no era tan malo. Se preguntó si había estado equivocada sobre él, porque tal vez él era exactamente quién Sarah decía que era. Tal vez él era mejor que todos los chicos que habían venido antes. De todas formas, ya no estaba tan preocupada por la relación de su amiga con el chico. Podría ser peor.
Después de un segundo, Kiara rodó los ojos y suspiró —. Siempre—, murmuró, una pequeña sonrisa sobre su rostro.
Pope asintió —. Por supuesto, amigo.
JJ los miró y rodó los ojos —. De acuerdo, ¿listo con el círculo de pajas?—, inquietó al alzar las cejas —. ¿Podemos ir a hacer esto?—, estiró su mano, señalando a los demás para que bajaran de la camioneta.
Izzy se giró hacía él con las cejas juntas —. ¿Círculo de pajas?—, cuestionó.
Sus ojos se encontraron con los de ella —. Sí, como—, murmuró y se encogió de hombros, entonces gesticuló con sus manos, moviéndola de arriba a abajo por sobre su cintura.
Izzy levantó la mano antes que continuara —. No necesitaba una demostración—, escupió, dándole hna mirada disgustada mientras sacudía la cabeza —. Eres vil. De verdad.
—Uh, ¿bueno? JJ... cierra la boca—, interrumpió John B, haciendo a JJ pestañear y dispararle una mirada —. Hagamos esto.
—Estoy contigo en eso—, dijo Pope, saltando de la camioneta —. Pongamos ese trigo en el agua—, se colocó fuera del camino, gesticulando con su mano a las chicas para que salten del vehículo. Izzy saltó primero con Kiara siguiéndola. Su corazón ahora estaba completamente calmado. Podría besar el suelo... pero no lo hizo porque... asco.
— ¿Hierba?—, comentó JJ, mirando a Pope con una sonrisa arrogante ensu rostro mientras bajaba de la camioneta y cerraba la puerta tras él —. Estoy dispuesto a hierba.
—Trigo—, corrigió Pope, enunciando la palabra —. Dije trigo.
—Oh, bueno, eso es asqueroso. Prefiero la hierba—, dijo JJ —. Hierba.
Izzy rodó los ojos y se giró, encontrando a Sarah ya escalando la pared de piedra que los guiaba a la propiedad Crane. Kiara le envió a Izzy una mirada antes de seguir a Sarah y colocarse por sobre el borde, cayendo del otro lado. John B las siguió, con Pope detrás, lo que dejó a Izzy y JJ últimos del otro lado. Por alguna razón, eso hizo que una sensación extraña se expandiera por su pecho.
Solos, pensó Izzy. Sola con JJ. Estar sola con él después de lo que sus amigos le habían contado estaba comenzando a afectarla. Se sentía avergonzada, e Izzy Windsor no era una persona vergonzosa. Ella intimidaba a los demás, no viceversa.
Oh, Dios. Izzy rápidamente sacudió la cabeza ante sus pensamientos. Cállate. Miró por sobre su hombro y descubrió que JJ estaba cubriendo la mitad de su rostro con una bandana —. ¿Por qué usas eso?
JJ se encogió de hombros —. Podría haber hefesto.
— ¿Te refieres a asbesto?—, cuestionó Izzy, alzando sus cejas.
—Sí, eso—, murmuró JJ. La bandana cubría su boca, pero Izzy podía sentir la sonrisa presumida sobre su rostro. Una pequeña carcajada escapó de sus labios, comprobando sus sospechas —. Y... me veo bien.
Izzy rodó los ojos —. Sí, ajá.
JJ alzó las cejas —. ¿No estás de acuerdo?
Un encogimiento de hombros fue su única respuesta. Ella sabía que él estaba bromeando, pero no podía soportarlo justo ahora... no cuando todo sobre él la confundía. No se sentía a gusto bromeando, solo quería saber lo que él realmente pensaba sobre ella. Literalmente la estaba volviendo loca. Pero Izzy no podía leer las mentes, solo era Izzy. Así que se giró y se acercó a la pared. Se aferró al borde y utilizó toda la fuerza de la parte superior de su cuerpo para empujarse por sobre la pared. Su agarre se deslizó del borde y sus pies aterrizaron en el suelo. Miró hacia arriba, descubriendo que los demás la miraban confundidos. Ella solo se encogió de hombros ante sus miradas de sorpresa. Un segundo después, JJ saltó a su lado, y entonces el grupo comenzó a moverse hacia la casa de los horrores que los esperaban.
Mientras el grupo se acercaba al frente de la casa, Izzy se percató de algo. La casa Crain estaba decaída por el tiempo, los años de negligencia pasando por entre las ventanas agrietadas y las tablas de madera rechinantes. Había ido allí varias veces cuando era niña, pero no había lucido como lo hacía ahora. Ahoara, parecía enojada... como si los años de negligencia hubieran acabado con su cordura. Y por un segundo, Izzy se preguntó si el mismo fuego que cruzaba por sus venas se había tejido en la madera que conformaba a la residencia Crain. Tal vez anhelaba que una criatura viviente ingresara y limpiara todo el polvo. Claramente, la señora Crain, si es que seguía viva, no había estado cuidándola. O, tal vez, la casa era una personificación de la mujer Crain en sí. Sea cual fuera, la forma en que la casa parecía mirarla enviaba escalofríos por su espalda.
Izzy meditó si los rumores eran ciertos o no. Todo parecía una leyenda urbana, pero al estar de pie con los demás y observar la casa, se preguntó si había algo de verdad en los viejos dichos. Pero antes que se dejara envolver por las posibilidades, la luz del porche se encendió, iluminando sus figuras en la oscuridad. Sus corazones latieron contra sus oídos al apagar las linternas y arrojarse al suelo, murmurando maldiciones bajo sus respiraciones.
—Bueno, tiene sensores de movimiento—, susurró Pope, su voz saliendo con pánico mientras cerraba los ojos y sacudía la cabeza.
—Podríamos... uh... movernos muy lentamente... ¿no?—, sugirió JJ, rascando su barbilla.
Izzy arrugó la cara y le disparó una mirada. Sarah se burló de su respuesta —. ¿Qué?—, cuestionó.
Pope se giró al chico y lo golpeó en el brazo con el dorso de su mano —. No es así como funciona—, murmuró.
—Oh, mierda—, John B los cortó abruptamente. Miró alrededor al grupo, sus ojos abiertos de par en par al percatarse, y asintió ante sus pensamientos —. Arrojémosle una roca—, su respuesta irritó más al grupo.
—Esa es una buena idea—, exclamó Kiara, sarcásticamente. Sacudió la cabeza y rodó los ojos —. Hazle saber a la asesina con el hacha que estamos aquí.
— ¿Tirarle una roca?—, repitió Pope, su voz ganando volumen.
John B se encogió de hombros —. ¿Tienes una mejor idea?
—Literalmente cualquier cosa, menos eso—, murmuró Kiara, entonces arrugó los labios.
— ¿Qué hay del interruptor automático?—, sugirió Sarah, mirando a Izzy, y se apoyó contra un árbol —. En la caja de circuitos del porche. Iz y yo y otros solíamos jugar a las escondidas aquí cuando éramos niños. Y si éramos lo suficientemente valientes, íbamos hasta el porce. Lo vi.
Mierda. Izzy casi lo había olvidado —. Sí, podemos alcanzarlo. Lo hice antes—, murmuró, sorprendiéndose a sí misma con sus palabras. Pero, en serio, sabía que si Sarah iba allí, ella también. Claro, no creía en la mierda de la asesina con el hacha, pero si había incluso una pequeña posibilidad de que fuera cierto, no iba a dejar que su amiga se convirtiera en una víctima. Había visto demasiada sangre en su vida, y perdido demasiadas personas como para siquiera soportar la idea de pasar por ello otra vez. No podía. No lo haría —. Esa es la única forma.
—No, no—, protestó John B, alzando su mano —. No vas a entrar a la casa—, pero sus ojos estaban colocados solo sobre Sarah.
Sarah miró entre el rostro de su novio y la casa que le devolvía la mirada. Una sonrisa tiró de sus labios un segundo después —. Mírame—, murmuró al colocarse de pie, preparándose para correr.
—Crain corta a la gente en pedacitos—, advirtió JJ. Sus ojos no se pasearon entre las chicas, sino que solo estaban centrados en Izzy.
Izzy rodó los ojos —. Oh, por Dios, ella es prácticamente una carcasa—, gruñó, intentando ignorar la mirada de JJ —. Incluso si esa estúpido rumor es real, ya pasó su fecha de expiración.
—Sí—, asintió Sarah —. Ella tiene como, ¿qué? ¿Ochenta y cinco?
—Sí, algo así—, murmuró JJ.
—Entonces probablemente apenas puede levantarse, como dijo Iz—, exclamó Sarah.
—Oigan—, irrumpió Kiara antes que alguien más protestara —. Voy con ustedes, chicas.
Las tres chicas compartieron una mirada, mientras que pequeñas sonrisas se deslizaban en sus rostros. Estas eran las estrellas de Izzy, y se seguirían la una a la otra hasta el final de la tierra. Izzy finalmente estaba intentando estar bien con permitirse necesitarlas... porque se sentía bien... ser querida por personas que te importan. Izzy se sentía como el sol algunos días, pero ellas eran sus estrellas, y ella perecería si eso significaba que ellas podrían seguir brillando.
—Esperaremos por su señal—, dijo Pope después de un minuto.
Los otros chicos asintieron, aunque John B aún lucía dudoso y JJ parecía estar en guerra consigo mismo. Pero los chicos eran raros y confusos, por lo que Izzy ignoró la expresión que plagaba su rostro. Probablemente solo estaba preocupado por conseguir el oro a tiempo. Era eso. Debía serlo.
—Bueno, está bien—, murmuró Sarah, avanzando, con las otras chicas siguiendo su dirección.
— ¡Espera!—, llamó John B, causando que se detuvieran. Se acercó a Sarah y envolvió su brazo con su mano, dándole un apretón —. Ten cuidado.
—Sí, no mueran—, agregó JJ, causando que Izzy se girara y lo mirara, solo para descubrir que él ya la estaba mirando. Su mirada enfocada solo la confudía más. Sabía que ella no le caía bien, pero su preocupación tenía una forma de hacerla dudar. Tal vez solo estaba creando escenarios para apaciguar su miedo al rechazo —. No quiero ir a buscar sus cadáveres.
Sarah sonrió —. Lo intentaremos—, dijo en voz baja antes de girarse y comenzar a caminar hacia la parte trasera de la residencia con las otras chicas detrás de ella.
Las tres chicas se movieron entre el pasto largo y apartaron ramas de árboles de su camino mientras caminaban. Izzy nunca había sido una fan del pasto. Siempre cortaba su piel, irritándola. Intentó ignorar los cortes que el césped dejaba en sus piernas mientras encontraban el camino hacia el pie de las escaleras que las dirigía a la parte trasera del porche.
—Debe tener un generador en la toma de poder principal—, murmuró Sarah, mirando a Izzy en busca de confirmación.
Izzy solo se encogió de hombros en respuesta. No podía recordarlo. La vida siempre había sido un borrón y ella definitivamente no recordaba nada sobre la residencia Crain excepto por el par de veces que ella sí se unió a los demás cuando jugaban juegos estúpidos. (Normalmente, solo la encontrarías comprando en el shopping o bronceándose en la playa.)
Todas se dieron una mirada más antes de subir las escaleras y acercarse la caja de circuitos. Las tablas de madera chillaron debajo de sus pies, causando que se encogieran y pausaran por un momento para ver si la señora Crain las había escuchando. Cuando no recibieron señal de vida dentro de la casa, continuaron avanzando. Kiara fue la primera en alcanzar la caja, y abrió la tapa, revelando solo cables sin el interrumptor.
Sarah alumbró la caja de circuitos con la linterna, entonces esnifó —. ¿Dónde están los interruptores?—, escupió, su voz ligeramente en pánico.
—¿Qué es esto?—, cuestionó Kiara mientras pasaba su mano por sobre los cables, entonces lentamente siguió a donde se dirigían. Alzó la mirada, descubriendo que los cables estaban aferrados a un tubo que desaparecía dentro de la casa —. No, no, no, no, no, no, no. Mierda. Va adentro.
Las otras chicas siguieron su mirada y tropezaron con la misma conclusión, maldiciendo bajo sus respiraciones ente su descubrimiento. Eso solo significaba una cosa. Deberían entrar a la casa de los horrores y arriesgarse a que Crain las atrapara para apagar las luces. Con eso en mente, Kiara les envió una mirada de preocupación antes de acercarse a la puerta trasera y abrirla con facilidad. Desapareció dentro de la casa con Sarah e Izzy siguiéndola dudosas.
Tan pronto como Izzy ingresó a la casa, sintió frío. Y no solo físicamente como cuando una brisa congelada pasa a tu lado, sino que congelada hasta el hueso. Se sentía hueca, vacía, como si la casa la estuviera observando y respirando en su nuca. Tenía el impulso de gritar, pero mantuvo su mandíbula apretada y continuó caminando a través de la casa. Pero aún no podía evitar sentir que alguien la estaba mirando. Le ponía la piel de gallina.
Giraron en la esquina y siguieron el tubo, descubriendo que las dirigía a otra caja de circuitos con interruptores. Un silencioso suspiro colectivo de alivio escapó de los labios de ellas mientras se miraban la una a la otra y sonreían antes que Kiara avanzara y apagara los interruptores. Intentó apagarlas cuando resonaron ecos a través de la casa. Los sonidos parecían rebotar en las paredes mientras el generador se apagaba, causando que las chicas se encogieran a medida que sus pulsos se aceleraban.
Ahora... no la malentiendan. izzy no creía en lo absoluto en la mierda de la asesina con el hacha, pero aún tenía un mal presentimiento. No podía evitarlo. Y quería salir de allí antes que la anciana mujer llamara a la policía y su padre se enterara. (Estaba intentando ignorar lo que él opinaba, pero su voz siempre volvía a su mente, recordándole cómo actuar.)
Antes que pudieran respirar en alivio, el tono del reloj de caja sonó a través de toda la casa, haciendo eco en las paredes y sonando contra sus oídos. El corazón de Izzy latía en su cabeza mientras se plastificaba con la pared. Las otras chicas la sigueron y se apoyaron contra la pared. Sarah se aferró al brazo de Izzy, empujándola más cerca de ella.
Permanecieron allí de pie por un par de minutos, buscando por cualquier señal de vida dentro de la casa cuando ruidos de golpes sonaron desde arriba de ellas. El agarre de Sarah sobre el brazo de Izzy se intensificó mientras las tres chicas compartían una mirada de preocupación, sus ojos bien abiertos y llenos de ansiedad. El miedo en sus ojos solo aumentó cuando aquellos sonidos comenzaron a sonar más cerca de su ubicación.
Después de lo que pareció un segundo después, alguien dobló la esquina, apareciendo en el campo de visión de las chicas. Todas observaron a la persona, encontrando que era la señora Crain, avanzando desplomada por el pasillo con un atizador en mano —. Es - es tarde, Leon—, murmuró, su voz rasposa —. Demasiado tarde—, ella cojeó dlante de ellas, pausando en sus acciones al intentar recuperar su respiración. No se giró para mirarlas, y por un segundo Izzy se preguntó por qué, hasta que notó los ojos blanco leche de la mujer. Estaba ciega —. Puedo escuchate, Leon. ¡He estado esperando toda la noche!
Kiara inhaló bruscamente —. ¡Vamos!—, instruccionó, su voz aguda pero apenas un susurro. Empujó a sus amigas, causando que marcharan por el pasillo con sus corazones latiendo contra sus oídos.
Izzy podía escuchar los gritos de la anciana mientras corría tras ellas, lo que solo la hizo sentir más miedo. Bueno, entonces, tal vez la mujer sí era una asesina. Mierda. Izzy miró por sobre su hombro, notando a la mujer antes de que se girara y corriera hacia donde parecía ser una cocina. Aunque no podrías diferenciar la cocina del baño. Todo parecía estar atrapado en el tiempo, lentamente colleccionando tierra y deteriorándose. Pero a Izzy no le importaba ensuciarse o ensuciar su ropa en ese momento, estaba demasiado preocupada con ser decapitada.
La chica Windsor sacó la cabeza de la habitación, buscando a sus amigas, pero no obtuvo señal de nadie, solo escuchaba la respiración ronca de la señora Crain mientras cojeaba por el pasillo. Izzy tragó con dificultad y salió de la cocina, buscando un lugar en el que esconderse, pero era demasiado abierto. Si la señora Crain entraba, encontraría a Izzy incluso si estaba ciega como un murciélago.
—Mierda—, maldijo izzy bajo su respiración mientras sus ojos buscaban con udesesperación un lugar donde esconderse.
Un par de segundos después, Izzy escuchó a la señora Crain llamar a alguien llamado Leon, y fue entonces que la chica Windsor dio un gruñido, irritada, y se escondió detrás de la puerta. Colocó una mano sobre su boca y miró a través del espacio abierto de la puerta, silenciosamente observando a la mujer cogear a una habitación que parecía ser un estudio. Izzy dio un suspiro de alivio y comenzó a deslizarse de detrás de la puerta cuando escuchó el grito de sus amigas.
Mierda, pensó Izzy. Giró la cabeza, escaneando la cocina por algún tipo de arma. Sus ojos aterrizaron en una sartén sucia que había sido abandonada en la mesada y probablemente se quedaría allí hasta que se pudra como todas las cosas en esta casa. Se lanzó a por ella, tomándola antes de dirigirse al pasillo e ingresar a la habitación donde la señora Crain había desaparecido solo segundos después.
Cuando Izzy entró, sus ojos aterrizaron en la escena frente a ella. Kiara estaba presionada contra una puerta barricada, congelada en sorpresa y miedo, mientras Sarah intentaba quitarle el arma a la señora Crain de la mano. Izzy apenas hizo contacto visual con Kiara antes de lanzarse hacia delante, la sartén entre sus manos. Alzó las manos para ganar momentúm y entonces las bajó, implicando dolor contra la nuca de la vieja mujer El impacto causó que la mujer Crain tropezara hacia atrás, tomando su cabeza mientras pequeños quejidos escapaban de sus labios.
—Santa mierda—, comentó Kiara bajo su respiración mientras miraba entre Izzy y la anciana, quien permanecía en el suelo.
Los ojos de Izzy estaban abiertos por la sorpresa. No sabía que podía hacer eso, pero ahora no era el momento para remarcar esa estúpida mierda. Debían salir de allí antes que la mujer se recuperara —. ¡Debemos irnos!—, chilló mientras miraba entre Sarah y Kiara.
Las dos chicas asintieron, y Sarah tomó la mano de Kiara, arrastrándola fuera de la habitación. Izzy rápidamente arrojó la sartén al suelo y corrió tras ellas, escapando del lugar. Una vez que Izzy pasó por la puerta, las tres chicas cerraron la puerta con llave, sellando a la anciana detrás de la barricada de madera. Respiraron entrecortado, y por un segundo estuvieron aliviadas, pero eso no duró mucho. La señora Crain atacó la puerta, infligiendo un hueco en la madera, que causó que las chicas soltaran pequeños gritos mientras empujaban de vuelta.
—Vamos. ¡Por aquí!—, gritó Sarah, gesticulando a otra puerta —. ¡Va por debajo de la casa!—, fue hasta la puerta y desapareció en la oscuridad.
Kiara estaba a punto de seguirla cuando notó a Izzy, que no se había movido. Izzy se sentía congelada mientras observaba a la anciana intentar tirar la puerta abajo. No sabía por qué se sentía tan atascada. Tal vez se relacionaba con su miedo a la muerte.
El problema era que: Izzy estaba aterrorizada de la muerte, y morir la asustaba como la mierda, pero no podía moverse. Solo se quedó allí, con sus manos pegadas a sus costados. Pero entonces, sintió a alguien tomar su mano y tirar de ella, forzando que despegara sus pies. Izzy levantó la mirada para encontrarse con los ojos de Kiara, antes de dar un asentimiento y dejar que la guiara en la oscuridad. Corrieron escaleras abajo, llevándolas al sótano, encontrando a Sarah, quien desesperadamente intentaba normalizar su respiración, ya abajo con los chicos.
Pope, que estaba posicionado delante de un gran pozo con una soga en sus manos, miró a las dos chicas que acababan de llegar —. ¿Qué está pasando?—, cuestionó.
Antes de que llegaran a la residencia Crain, los chicos le habían explicado brevemente a Izzy todo el plan sobre meter a John B en el pozo con una soga pero, mirándolos ahora, la idea lucía poco pensada. Pero, como sea, tenían una asesina entre manos, ¿así que a quién le importaba? ¿Cierto? Al menos eso fue lo que Izzy pensó mientras intentaba calmarse.
— ¿Iz?¿Estás bien?—, cuestionó JJ. Tenía una bota por sobre el borde del pozo mientras reposaba su brazo sobre su pierna y observaba a las chicas.
— ¡La señora Crain! ¡Está allá arriba!—, aceleró Kiara, mirando a los chicos con los ojos abiertos y llenos de ansiedd —. Intentó matarnos. Debemos irnos.
Izzy asintió. El corazón casi se le salía del pecho. Se preguntó si atravesaría su pecho y caería al suelo —. La golpeé y la dejé encerrada, pero sigue luchando—, agregó ella, sus palabras saliendo en montones —. Es como una jodida cucaracha.
JJ alzó las cejas —. ¿La golpeaste?
Izzy le disparó una mirada —. ¿Realmente importa eso ahora, JJ?
JJ abrió la boca para replicar pero nunca tuvo la oportunidad de hacerlo.
— ¡Cállense!—, gritó Sarah, concluyendo todas las conversaciones en la habitación —. Debemos irnos. Levántenlo. Ahora.
JJ asintió —. Bueno, bueno, código rojo—, gritó al pozo, su voz haciendo eco en el sótano —. ¡John B! ¡Vuelve, hombre!—, se giró de vuelta a los otros y señaló la cuerda con la cabeza —. Tomen la cuerda. Vamos a sacarlo.
Un coro de acuerdo pasó entre el grupo antes de que tomaran la cuerda y comenzaran a tirar. Izzy colocó sus pies en el suelo, intentando ganar tracción mientras ganaba fuerza sobre la soga y comenzaba a tirar. Pero sus intentos eran inútiles. La soga se deslizaba de sus manos, causando que todos golpearan el suelo. Las manos de Izzy quemaban mientras se levantaba con los demás siguiendo su ejemplo. Maldijeron bajo sus respiraciones mientras corrían hasta el pozo, mirando para ver si John B estaba bien. Pero solo la oscuridad los miró de vuelta, sin señal del chico Routledge.
Izzy sintió su corazón caer en su pecho. No conocía bien a John B en lo absoluto, pero no parecía malo. Además, a Sarah realmente le gustaba, y la despedazaría si él acababa de caer a su muerte. No solo eso, pero ellos deberían recuperar su cuerpo de alguna forma, y la idea de ver otra carcaza revolvía su estómago. No podía soportar ver toda esa sangre otra vez. Y no podía verlo perder la vida, su cuerpo cayendo víctima al rigor mortis, con sus costillas endureciéndose y su corazón deteniéndose. Se preocupaba que, si atestiguaba la muerte una vez más en su vida, entonces ella también moriría.
Pero entonces escucharon una voz hacer eco por el pozo, señalando que John B seguía vivo. Al menos, por ahora. Debían actuar rápido.
— ¿Qué está diciendo?—, preguntó JJ. Su única respuesta fue otro grito, pero éste sonó más ahogado, lo que encendió el miedo en el grupo —. ¡Se está ahogando! ¡Debemos sacarlo!
Todos se levantaron y tomaron la cuerda, comenzando a tirar tan fuerte como podían. Pope tiró de la cuerda, soltando un gemido mientras intentaba llamar a John B —. ¡Oye, John B! Vuelve a agarrar la cuerda. Vamos a levantarte, ¿sí, amigo?—, se las arregló para gritar, pero su voz estaba herida.
Con un par de maldiciones y gruñidos ahogados, el grupo aumentaron sus fuerzas alrededor de la cuerda y tiraron con todo lo que tenían. Incluso cuando la cuerda se deslizó ligeramente y dejó quemaduras en las palmas de sus manos, no pararon. Izzy nunca pensó que se encontraría en esta situación. Su burbuja repleta de collares de damantes y zapatos caros estaba comenzando a lucir como un chiste de mal gusto comparado con la noche de película de terror que estaba experimentando. Casi la hacía reír, pero el prospecto de la muerte en el horizonte rápidamente apagó esa flama. Intentó agarrar la cuerda con más fuerza cuando un disparo hizo eco a través de la habitación, seguido por el sonido de una bala atravesando las paredes.
— ¡Mierda!—, chilló Izzy, tirándose al suelo al lado de Pope, y retrocedió hasta una pared. Miró al chico Heyward, chequeando si tenía alguna herida de bala. No podía lidiar con la muerte. No ahora. Nunca —. Pope... ¿estás bien?
Pope se giró hacia ella con frenesí y asintió —. Sí, ¿tú?
—Eso creo—, murmuró Izzy. Desvió la mirada de su rostro y buscó a Kiara y Sarah. Las encontró escondidas en una esquina y soltó un suspiro de alivio, pero su paz no duró mucho. Comenzó a buscar con desesperación a JJ. No podía lidiar con la muerte... especialmente no con la suya. Sus ojos lo encontraron un segundo después.
La mirada de JJ paseaba de la anciana con el arma y la cuerda en sus manos. Rápidamente ató la cuerda así John B no caería más profundo en el pozo antes de girarse y arrojarse al suelo al lado de Izzy. Sus ojos rápidamente aterrizaron sobre ella y se le acercó, tomándola por los hombros mientras observaba su cuerpo para asegurarse que no tuviera heridas. Él no dijo nada. No necesitaba hacerlo. Le dio una última mirada antes de tragar con dificultad, entonces aseguró su brazo alrededor de su cintura y bloqueó su cuerpo con el de él de la visión de la mujer anciana.
Sabes por qué, la voz en la cabeza de Izzy la molestó. Y por un segundo pensó que lo sabía. Pero eso no podía ser. Él solo la estaba protegiendo como un amigo. Debía ser eso. De lo contrario, él se lo hubiera dicho. Ella debía creer eso.
Otro tiro resonó, apartando a Izzy de sus pensamientos intrusos mientras su corazón latía contra sus oídos. Miró a Sarah y Kiara salir de su lugar, corriendo fuera del sótano y dirigiéndose afuera. Estaban a salvo. Eso alivió a Izzy un poco.
—Es ciega—, remarcó Pope bajo su respiración, refiriéndose a la mujer. Su respuesta fue otro disparo, y fue entonces que los tres gritaron y soltaron un montón de maldiciones.
—No me importa, ¡esa es un arma!—, gritó JJ mientras se movía en el suelo. Tomó a Izzy y la acercó a su cuerpo, apurándola para que corriera hacia la puerta que la sacaría.
— ¡Vayan al auto!—, ordenó Pope mientras los tres corrían por la puerta.
Mientras corrían, el rugido del viento despeinaba el corto cabello rubio de Izzy y silbaba en sus oídos. No tuvo tiempo para considerar cómo la hacía sentir, su corazón estaba latiendo demasiado fuerte en sus oíods como para pensar en algo más que fuera subirse a la camioneta. Ni siquiera le importaba si el vehículo era una trampa letal. Cualquier cosa era mejor que ser disparado y desangrarse.
La pared de piedra entró en percepción e Izzy aceleró. Se aferró al borde y se empujó, entonces deslizó sus piernas al otro lado y se dejó caer. Sus pies apenas se plantaron en el suelo antes de que se moviera hacia la camioneta y abriera la puerta. Se deslizó dentró del lugar del copiloto, y se permitió respirar hondo mientras los demás se subían. Ella apenas normalizó su respiración cuando JJ abrió la puerta del lugar del conductor y saltó dentro, rápidamente encendiendo el motor mientras los demás le rogaban que avanzara.
— ¿Por qué siempre nos disparan?—, gimió Pope, golpeando su cabeza contra la ventana.
Izzy se giró en su asiento —. ¿Esto pasó más de una vez?—, gritó. Jesús. ¿En qué se metió?
Antes que alguien pudiera intentar responder, John B trepó sobre la pared y se arrojó al suelo. Pero JJ ya había comenzado a manejar, dejando al chico atrás. Los otros llamaron a John B, apurándolo para que se levantara y corriera, y él obedeció, corriendo tras la camioneta. Gruñó un último bufido de frustación y se arrojó dentro del vehículo, colapsando en el suelo. Estaba cubierto en barro o tal vez... mierda, sea cual sea, el hedor que liberaba su cuerpo le dio arcadas a Izzy.
JJ presionó el acelerador, acelerando por la calle. Apenas miró por sobre su hombro mientras intentaba mantener un ojo a dónde se dirigía —. ¿Estás bien? ¿Te disparó?—, preguntó, riendo ligeramente.
—No—, bufó John B, intentando normalizar su respiración.
Kiara se arrojó hacia atrás y respiró cortadamente —. Creo que sabría si hubiera sido disparada, ¿no?—, preguntó mientras cerraba los oojs y apretaba su pecho.
Pope solo observó a John B, sorprendido —. ¡Te ves asqueroso!—, exclamó entre respiraciones en pánico.
Kiara volvió a mirar al chico Routledge, entonces tapó su nariz —. Dios, hueles a mierda.
— ¿Qué diablos acaba de suceder?—, respiró Sarah mientras sacudía la cabeza.
JJ pasó una mano por su cabello y rió —. El Salon de Fama de los Pogues, bebé.
—Diablos, sí—, asintió Kiara, colocando una mano sobre el hombro de JJ antes de volver a encarar a los demás —. Esa perra está poseída.
—Esa perra no puede apuntar—, exclamó Sarah.
— ¿Cómo s emueve tan rápido?—, preguntó Pope.
Kiara sacudió la cabeza —. Está poseída.
Sus voces se desvanecieron en los oídos de Izzy mientras alzaba la mierda y observaba la calle abierta frente a ella. Por un segundo, vio la imagen de una camioneta dándose la vuelta, matándolos a todos en el proceso, pero entonces desapareció. Sus sentidos se calmaron y el ritmo de su corazón comenzó a enderezarse. Se sentía diferente. No estaba diciendo que su miedo a los autos si ella no estaba al volante se había curado, pero se sentía más calmada. Entonces, miró a JJ y una sonrisa encontró el camino a su rostro. Él sintió su mirada porque apartó los ojos del camino y, pronto, le estaba sonriendo.
— ¡Oh, Dios! ¿Es lo que creo que es?—, exclamó Kiara, causando que Izzy y JJ miraran hacia atrás para ver de qué se trataba la conmoción. Sus ojos aterrizaron en John B, y encontraron que estaba sosteniendo una barra de oro en su mano.
Santa mierda, pensó Izzy. Tenían razón. No era una farsa. Los cuatrocientos millones de dólares sí existían.
— ¡No! ¡No!—, gritó JJ, riendo ligeramente. Golpeó el volante y comenzó a agradecer al universo, aclamando que nunca volvería a pecar. Eso hizo reír a Izzy.
— ¡Lo hicimos, bebé!—, celebró John B, alzando el oro y moviéndolo en el aire.
— ¡JB, podría besarte ahora mismo, amigo!—, gritó JJ mientras impactaba su puño contra el techo. Los otros se le unieron, riendo ligeramente mientras prácticamente saltaban de sus asientos.
— ¡Esperen! ¡Esperen!—, llamó Kiara, causando qe el grupo cayera en silencio con la excepción de un par de carcajadas —. Chicos, ¡vamos a ser ricos! ¡Ricos como los kook!
— ¡Vamos a ser ricos como Izzy!—, gritó JJ, volviendo a golpear el techo mientras reía.
Eso fue todo lo que tomó antes que los otros adolescentes se le unieran en su emoción, y comenzaran a cantar "full kook." Sus gritos de alegría y alivia consumían a la camioneta, haciendo eco en las paredes mientras celebraban. Pero Izzy no se les unió, ella solamente rió con una gran sonrisa sobre su rostro. No se sentía correcto unírseles. Ella tenía todo el dinero del mundo, y nunca había entendido cómo sería no tener efectivo creciendo en los árboles de su jardín.
Pero mientras sus cantos llenaban sus oídos, Izzy comenzó a ver cómo se sentiría finalmente ser libre como ellos. Se percató de lo privilegiada que era ella realmente y decidió que, si pudiera, cambiaría todo el dinero del banco de su padre si significaba que pudiera estar con ellos para siempre. Y por el segundo en que esa idea la consumía, sí se sintió libre. Probablemente era la primera vez que se sentía así en mucho tiempo, y no quería que terminara nunca.
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