𝟬𝟬𝟮 pretty girls don't cry
capítulo dos
las chicas bonitas no lloran
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El silencio era algo a lo que Izzy Windsor se había acostumbrado. Después del sepulcro de su madre en la cripta familiar privada, el sonido parecía evadir su vida. La risa se volvió tabú, y sonreír solo era aceptable en ciertas ocasiones. Ella y su padre también dejaron de hablar. No que realmente hablaran antes, pero después de que enterraron el pegamento que unía a la familia, se volvieron fantasmas que se evitaban desesperadamente como si fueran extraños en su propia casa. Pero él prácticamente la había estado ignorando desde que había nacido, por lo que no era un gran cambio.
Y, no era difícil evitar a su padre como si fuera la peste cuando vivían en una casa del tamaño de un hotel. Las voces hacían eco en el interior, danzando a través de los múltiples pasillos vacíos y las habitaciones vacantes. Incluso habían algunos cuartos de los que aún no había visto su interior, lo que era inusual considerando que había estado viviendo allí desde su nacimiento. También tenían acceso a su propia playa, que su padre había comprado para que siempre estuviera disponible para ellos y cerrada para el público. Era de su propiedad, y también lo era casi todo en Outer Banks. Los Windsor prácticamente habían construido la isla.
Así que, sí, como sea, evitarlo no era difícil. Izzy solo se quedaba en su cuarto y, cuando lo escuchaba acercarse, escapaba a la piscina o saltaba dentro de su convertible y conducía sin ningún destino alrededor de la ciudad. Pero no era como si él realmente se fijara en ella, de todos formas. Ni siquiera estaba en la casa la mayoría del tiempo. A veces, el staff aparecería para asegurarse de que no haya estirado la pata, pero eso era todo.
De todas maneras... Izzy permanecía encerrada en su habitación la mayoría del tiempo. Encontraba confort en el silencio entre su ropa de diseñador y con su candelabro de cristal. Si estaba siendo honesta, su cuarto parecía un pequeño departamento. No había una cocina ni nada como eso, pero tenía su propio baño y un cambiador del tamaño de un dormitorio pequeño. Su clóset estaba adornado con un candelabro (más pequeño) de cristal, acompañado por sofás lujosos y repisas de zapatos, joyería, y otros accesorios al igual que un par de espejos completos y bastidores llenos con su ropa favorita.
Le gustaba su armario. Y le gustaba su cuarto. Estaba a salvo allí. El silencio no la envolvía con frío, ni la sofocaba bajo su presión. En su lugar, permanecía allí, deslizándose por el aire que la rodeaba. Podía respirar cuando estaba en su habitación.
Pero a veces, el silencio volvía, cubriendo su vida con olas, tumbándola al suelo y dejándola sintiéndose más sola que nunca. Así que para alejarlo, ella pintaba. Pintaba cada centímetro de las paredes de su dormitorio, llenando el espacio vacante con todas las imágenes que calentaban su corazón. Pintar la hacía sentirse libre. Era lo único que podía controlar en su vida, y lo usaba a su ventaja. Pintaba en cada oportunidad que obtenía. No era ninguna sorpresa que las paredes de su habitación estuvieran decoradas con pinturas de todo lo que se le viniera a la mente. A veces las imágenes ni siquiera tenían sentido, pero se sentían correctas... como si estuvieran destinadas a estar allí. Todo la hacía sentirse como si este fuera su propósito. Que aquí es a dónde pertenecía. Era el único momento en que Izzy Windsor sentía que pertenecía a algún lugar.
Esa tarde no fue la excepción.
Fue un par de días después de que un huracán, el huracán Agatha para ser precisos, golpeara a Carolina del Norte, cortara la electricidad y destruyera partes de Outer Banks. El Cut, donde la clase trabajadora residía, recibió un golpe peor que Figure Eight, mayormente porque la gente rica tenía dinero y el dinero lograba hacer cosas. Así que en un día o algo así, Figure Eight luciría casi tan nueva y brillante como lo había hecho antes del huracán. Respecto al Cut... ellos probablemente estarían sin internet por un par de semanas, o incluso meses.
Izzy estaba agradecida por no tener que lidiar con eso. El mundo no era justo, pero sabía que había sido más justo con ella que con aquellos que vivían en el Cut. Sabía que la hacía sonar ignorante y egoísta, pero estaba agradecida porque el dinero le podía conseguir todo lo que quisiera. El dinero hace que las cosas pasen. El dinero era la razón por la que su padre enviaba al staff, que habían trabajado para los Windsors por años, a limpiar su residencia antes que Izzy siquiera pestañeara. Le gustaba así. La vida era más sencilla cuando no tenía que lidiar con más cosas de las con que ya lo hacía. Y era el dinero lo que hacía eso posible. El dinero era básicamente la compañía favorita de Izzy Windsor.
Pero, de todas formas, a pesar del dinero, Izzy seguía encerrándose en su cuarto y pintando hasta que el sol se alzara. Y, mientras pintaba, su vida pasaba en un borrón. Todo era un poco melancólico o, tal vez, melodramático realmente.
Esperaba que el día avanzara en un borrón y, entonces, tal vez miraría una película o se maquillaría por ninguna razón en particular. Porque, normalmente, los días avanzaban rápidos cuando Izzy pintaba. Un segundo, el sol brillaba por su ventana, cegándola. Al siguiente, las estrellas estarían centelleando en el medio de la noche. Pero no era tan malo. A veces le gustaba que los días se mezclaran. Era más fácil respirar cuando el tiempo no pesaba sobre sus hombros. Pero ese día era diferente. El tiempo no pasó en un borrón. Ese día, el tiempo parecía burlarse de Izzy con un siseo amenazador en su oído.
Ya ves, Sarah Cameron había ido a su hogar hace alrededor una hora con Scarlet Adams y Jennifer Harding, otras dos chicas de su escuela privada. Y mientras que eso estaba bien (ella suponía), no habían venido solo a pasar el rato o a tomar una de las botellas de vino de la bodega de los Windsors para beber. En su lugar, habían venido con las noticias de que habría un Kegger en el Boneyard en un par de horas. Sarah aclamó que Izzy debía ir con las chicas y comenzar su verano no teniendo nada más que un buen rato. Izzy realmente no quería ir, pero estar alrededor de Sarah y las chicas hacía que el silencio evadiera su vida. Así que, como sea.
Izzy no lo admitiría, pero era más fácil respirar con ellas a su alrededor, incluso si no era la mejor amiga de las otras dos chicas. Pero honestamente, como sea, Izzy no tenía amigas de verdad después de todo, así que se encontró a sí misma aceptando su oferta, pero no hasta después de que haya terminado de pintar. Aclamó que si paraba en el medio, la pintura se secaría mal y debería empezar de cero con un lienzo en blanco. Sarah lo encontró un poco melodramático, pero igualmente, ella y las otras chicas desaparecieron dentro del masivo ropero de Izzy y buscaron outfits que pudieran usar para el evento... mientras Izzy terminaba su pintura.
A medida que Izzy terminaba los detalles de la pintura de lo que parecía ser un conjunto de rostros distorsionados, Sarah salió del clóset y se arrojó sobre la cama king size que se encontraba contra la pared en el medio de la habitación. Sostuvo su peso sobre sus codos y miró de reojo a la chica pintando la pared. Entrecerró los ojos y se levantó para acercarse a Izzy y mirar por sobre su hombro para inspeccionar la pintura—. ¿Qué se supone que es? —cuestionó, torciendo su cabeza para ver si eso ayudaría a descifrar los rostros.
Izzy no respondió y mantuvo sus ojos sobre el rostro que acababa de dibujar. La cara la observaba con desdén en sus ojos, y quiso preguntarle qué iba mal. Pero no lo hizo, en su lugar, miró al rostro de arriba y aclaró su garganta—. No lo sé —murmuró, su voz monótona—. Supongo que es mi versión de Picasso.
Sarah emitió un sonido, estando de acuerdo—. Luce triste —murmuró mientras descansaba su barbilla sobre el hombro de Izzy y soltaba un suspiro—. Pero supongo que todos los artistas son, como, almas torturadas, ¿cierto? ¿Eres una de ellas?
Izzy no respondió, solo suspiró. El rostro sí lucía triste, y se preguntó si Sarah tenía la razón sobre ella. Se preguntó si tal vez Izzy Windsor era una alma torturada entre comillas. Tal vez ella estaba triste... justo como su arte... pero fácilmente alejó esas ideas. No podía estar triste. Era rica. Tenía dinero. No podía estar triste.
—Jen cree que sus areolas lucen raras —anunció Scarlet abruptamente al salir del armario y sentarse en la cama, con Jennifer siguiéndola por detrás. Su entrada causó que Izzy saliera de su aturdimiento, y se percatara que no, ella no estaba triste... ella solo estaba aburrida o algo así.
Jennifer hizo una mueca ante su comentario—. No —resopló con burla, rodando los ojos. Miró de reojo a Izzy y Sarah, y entonces se encogió de hombros—. Los bordes son diferentes. No lucen como las del porno, ¿saben? —se dejó caer en la cama y se apoyó sobre las palmas de sus manos.
—Por supuesto que no lucen como en el porno —murmuró Izzy mientras agregaba las luces a uno de los rostros. Primero de todo, todos miran prono. Era un hecho o algo así. Segundo, deseaba que la sociedad lo normalizara para las mujeres—. Esa mierda es completamente falsa.
Poniendo de lado el porno y toda esa mierda, Izzy Windsor odiaba el hecho que se suponía que las mujeres debían lucir de cierta manera. La molestaba de manera excesiva, pero aún se encontraba comparándose con las modelos en las revistas. A veces no podía evitarlo. Sabía que las personas la veían como la perfecta muñeca Barbie con piel de plástico y ningún defecto. Pero sí tenía defectos a pesar que no lo quisiera, y a veces esos defectos se le subían a la cabeza y se comparaba con modelos de Instagram.
—Es fácil decirlo para ti —gimió Jennifer, colocando un mechón de su cabello pelirroja detrás de su oreja—. Tus tetas son perfectas —gesticuló hacia Izzy, sacudiendo su mano de arriba a abajo.
Y a medida que las palabras dejaron sus labios, Izzy de repente se sintió como una muñeca en exhibición, su cuerpo en exposición para que todo el mundo lo criticara. Sabía que debería estar más contenta con el comentario de Jennifer. Pero, vamos. Solo quería ser conocida por algo más que su apariencia, pero a nadie se interesaba en preguntarle a Izzy Windsor qué pensaba sobre las estrellas en el cielo o el significado de la vida. Ni siquiera la escuchaban cuando hablaba, y eso la hacía desear poder correr a otro lugar donde nadie sabía su nombre. Quería volver a empezar, pero como sea, nadie obtenía todo lo que realmente querían, incluso las personas como ella.
—Tus tetas están bien, Jen —dijo Izzy en lugar de decir lo que pensaba. Sabía qué dirían las chicas si supieran lo que estaba pensando. Le dirían que era una estúpida por pensar de esa forma, porque ella podía tener lo que sea que quisiera. E Izzy también lo sabía... por lo que solo mantuvo su boca cerrada.
—¿Sabían que... todas las vaginas también lucen diferentes? —agregó Scarlet después de un segundo, mirando a las otras chicas con sus cejas alzadas—. Lo descubrí un mes atrás, y entonces, yo... ya saben... miré... y sí, definitivamente no luce como en el porno.
Jennifer rodó los ojos—. Genial, otra cosa de la que preocuparse.
—De acuerdo, paren —comenzó Sarah, causando que las chicas la miraran. Estaba en su teléfono ahora, chateando con su novio... probablemente, pero aún se las arregló para mantener una oreja abierta lo suficiente para seguir el hilo de la conversación—. No hay nada malo con las areolas ni vaginas de nadie.
—Como sea —murmuró Jennifer—. Me voy a cambiar, ¿bien, zorras? —con eso, se levantó de la cama y se dirigió al armario de Izzy, desapareciendo en su interior.
Scarlet también se levantó—. Está bien si tomamos tu mierda prestada, ¿cierto? —inquirió a Izzy rápidamente, parándose frente al clóset y mirando de reojo a la chica rubia.
Izzy solo se encogió de hombro—. Sí, como sea —la cuestión de Izzy Windsor: decía como sea demasiado. Era la única palabra que mandaba a las personas a la mierda y le permitía quedarse sola sin parecer una perra total, incluso a pesar de que... lo era.
Y Scarlet pareció creerle. Ella desapareció dentro del armario, dejando a Izzy y Sarah sentadas en silencio. Sin embargo, Sarah no pareció notar la partida de las otras, siguió observando su móvil con una pequeña sonrisa en su rostro. Lentamente se dirigió a la cama y se sentó sobre el colchón sin alzar la vista de su dispositivo. Y mientras ella estaba demasiado concentrada en su teléfono, Izzy apartó su mirada de la chica y se volvió a girar a la pintura. Cuando hizo contacto visual con la pintura, tuvo el instinto de arrastrar su pincel y arruinarlo.
No era que necesariamente odiaba la pintura. Solo odiaba la forma en que le recordaba a su vida. Sabía que no debería estar quejándose porque literalmente tenía todo lo que podría querer, y sus aclamadas amistades no eran tan malas, pero aún... le molestaba.
La cuestión era: mientras Izzy había ido al mismo internado con las otras tres chicas, necesariamente no las llamaría sus amigas. No la malentiendas, Sarah era su amiga, suponía, pero a veces sentía que la chica solo la toleraba porque sentía que debía hacerlo. Pero las otras dos eran diferentes.
Izzy sabía que nada era puramente negro y blanco. Debía haber un gris moral en el medio para balancear toda esa mierda. Y las personas eran iguales. No era que Scarlet y Jennifer fueran unos seres humanos horribles, tampoco las chicas malas de una comedia estúpida. La vida de Izzy no era una maldita película, ¿sí? Pero las dos chicas claramente solo permanecían con Izzy porque ella tenía más dinero que ellas y les brindaba acceso a toda la mierda que pudieran querer. E Izzy tampoco podía culparlas. Si no fuera rica y no tuviera una tarjeta de crédito para pagar por todo, hubiera hecho lo mismo. Solo apestaba saber que ellas probablemente solo pasaban tiempo con ella debido a su dinero.
Pero, como sea, ¿cierto? Al menos no estaba totalmente sola. Además... a veces, estaba bien pasar tiempo con ellas, especialmente cuando estaban borrachas y burlándose de chicos con los que habían estado. Pero lidiar con ellas cuando estaba sobria era mucho, mucho, más difícil.
Mientras Izzy estaba enredado en sus propios pensamientos, las dos chicas salieron del clóset usando un par de prendas de Izzy. Izzy apenas las notó regresar a la habitación, pero Scarlet tenía sus ojos sobre la rubia. Mientras se apoyaba contra la pared para colocarse sus tacones, mantuvo sus ojos sobre Windsor—. Iz, ¿por qué siempre estás pintando mierda triste como esa? —cuestionó, su voz no severa sino que áspera—. Se supone que deberíamos estar vistiéndonos como las dueñas de esta mierda, no mostrando nuestra depresión.
Sus palabras resonaron con Izzy. Siguió repitiendo las palabras una y otra vez en su cabeza. Se supone que deberíamos estar vistiéndonos como las dueñas de esta mierda, no mostrando nuestra depresión; su voz resonó en los oídos de la rubia. Estaba tan confundida con la acusación de Scarlet. No estaba deprimida. Y con aquellos pensamientos en su mente, Izzy miró por sobre su hombro para darle a una mirada a Scarlet—. No estoy mostrando nada —murmuró amargamente—. No estoy jodidamente deprimida.
Scarlet agitó su mano hacia la chica—. Aún sigo creyendo que deberías estar bajo medicación —dijo, encogiéndose de hombros mientras deslizaba su otro talón en el zapato.
Izzy solo rodó los ojos—. Como sea.
—Así que, a la mierda con esta charla depresiva de mierda —comenzó Jennifer mientras se arreglaba su labial al espejo. Arrugó los labios y se miró de arriba a abajo antes de girarse para encarar a las chicas—. ¿Qué creen? —les envió una mirada mientras señalaba el vestido que tenía puesto.
Sarah bajó su teléfono y asintió—. Lo amo —declaró.
Jennifer sonrió enormemente antes de girarse a Izzy—. Está bien si tomo esto prestado, ¿cierto, Iz? —cuestionó, mordiéndose el labio.
—Sí, como sea —fue todo lo que Izzy dijo, pero ésta vez agregó una pequeña sonrisa. Ahora, mira, nunca realmente mostraba gentileza con otras personas porque a la mierda eso, pero a veces lo intentaba.
Claro, era una especie de tabú que las supuestas chicas malas mostraran una onza de bondad, pero esto era diferente. Porque mientras ninguna de las chicas, incluida Izzy, eran necesariamente buena gente (realmente todas eran unas perras y lo sabían), Windsor siempre había preferido a Jennifer por sobre Scarlet. Jennifer solo era un poco más como Izzy, por lo que Windsor se encontraba capaz de hablarle más. También estaba el hecho que, en el noveno grado, se besaron e Izzy no lo odió. Ahí fue cuando se percató de que la sexualidad era un espectro y ella estaba atraída a tanto hombres como mujeres.
Bien... entonces... tal vez a Izzy le agradaba un poco más Jennifer que Scarlet porque una vez realmente le gustó. Pero, tómalo como un grano de sal, porque eso fue hace tanto tiempo atrás, así que como sea. Era solo una onza de amabilidad; no era un gran gesto, ¿de acuerdo?
El tiempo comenzó a juntarse nuevamente, e Izzy sintió su mente comenzar a entumecerse, pero antes que dejara que sus pensamientos se derritieran, alguien alzó la voz—. Oh, por Dios, ¿qué es esto? —preguntó Sarah, su voz ligera y alegre—. ¿Es tu sitio web súper secreto?
Izzy frunció el ceño y miró sobre su hombro para ver qué había captado la atención de su amiga. Movió sus ojos de la nuca de Sarah hacia la pantalla de la laptop que descansaba sobre su mesa al otro lado de la habitación. Casi había olvidado que había dejado la cámara web prendida todo el día. Supuso que se entretuvo tanto pintando que se olvidó que se estaba filmando.
Ésta es la cuestión de Izzy Windsor: valía mucho. Había nacido con un padre que era un hombre billonario de negocios y una madre que era una reconocida modelo, así que obviamente tenía un poco de atención por parte del mundo. Sabía que sonaba como una película cursi de los noventa, pero no podía hacer nada porque la dinastía Windsor había creado un imperio durante las décadas. Además que no era algo que era suficiente para hacerla famosa ni nada tan descabellado como eso, pero sí era suficiente para conseguirle un par de seguidores en Instagram. Además, todos en la ciudad básicamente la conocían como la chica trágica de Outer Banks con demasiado dinero en su tarjeta de crédito.
Y... también era linda. Lo sabía. Lo que era exactamente por qué muchas personas del internet dedicaban su tiempo a seguirla. Así que Izzy utilizó eso a su ventaja, y creó un sitio web cuando tenía quince años dónde pudiera transmitirse en vivo mientras pintaba o escuchaba música. Encontró que, saber que habían personas mirando cada movimiento suyo, desintegraba al vacío. No se sentía tan sola cuando cientos de ojos se encontraban sobre ella.
—No es un secreto —contestó Izzy finalmente, sosteniendo el pincel entre su pulgar y su dedo índice—. Es... como sea... —dejó que sus palabras se desvanecieran. Simplemente no estaba de ánimos para pensar en una respuesta mejor. Estaba demasiado cansada.
Sarah mantuvo sus ojos sobre la cámara web mientras se miraba a sí misma alzar la mano en la grabación—. ¿Está grabando? —cuestionó. Miró a Scarlet, quién solo respondió dando una pequeña carcajada.
—Siempre está grabando —murmuró Izzy con una voz monótona.
Sarah la miró por sobre su hombro con las cejas alzadas—. Uhm... ¿siempre? —balbuceó.
Scarlet alzó una ceja—. ¿Incluso cuando estás cogiendo?
—Oh por Dios, ¿eres una camgirl? —inquirió Jennifer.
—Uh... no —musitó Izzy lentamente, arrugando su nariz. A veces podía verse a sí misma como una camgirl. Tal vez ese era su ego y su obsesión con el dinero interviniendo, pero sabía que su padre lo descubría de alguna forma y quién diablos sabría que haría entonces. Probablemente explotaría justo en ese punto. Así que, como sea, olvídalo. Sacudió su cabeza ligeramente, saliendo de su mente, y entonces se encontró con las miradas de las chicas—. Bien, así que como sea, entonces... supongo que no siempre está prendida, pero lo está la mayoría del tiempo.
—Entonces pueden vernos, ¿cierto? —inquirió Sarah, agitando su mano frente a la cámara web.
La chica Windsor formó una sonrisa con sus labios apretados y asintió—. Sí, ese es el punto.
Sarah le disparó una mirada antes de tornar su atención de vuelta a la cámara web —. Hola —sonrió y saludó a la cámara—, fans de Punk y– ¿qué? —miró por sobre su hombro con una mirada cuestionante—. ¿En serio? ¿Punk y Desorden?
Izzy se encogió de hombros—. Lo tengo desde los quince años. Déjame en paz.
Sarah soltó una carcajada—. Obviamente —continuó saludando a la cámara mientras Scarlet y Jennifer pispeaban la pantalla de la laptop para leer los comentarios.
Izzy solo suspiró a las personas que llamaba sus amigas. A veces, no las entendía. Otras, las envidiaba. En el fondo, deseaba poder sonreír y saludar a la cámara como si nada importara. Pero todo le importaba a Izzy, dificultándole incluso sonreír. Aunque no podía decirlo. Tenía ropa Versace y bolsos Prada. No podía ir alrededor diciendo que sonreír la hacía querer arrancarse el cabello. Si lo hacía, todos la llamarían una desagradecida o dirían que lo estaba haciendo por atención.
No era como si esperara que todos a su alrededor estuvieran tristes y melancólicos. Ella no era así. Solo deseaba poder sonreír más pero, después de que su madre murió, simplemente no quería hacerlo. Era... molesto y agotador. Por esa misma razón dejó el equipo de porristas ese mismo año (demasiadas sonrisas falsas como para soportarlo).
Pero en lugar de decir lo que pensaba y dejar que el mundo supiera que era miserable, Izzy dijo—. Todos van a salir si sigues haciendo eso.
Sarah le mostró su dedo del medio—. ¿Saben lo perra que eres? —apagó la cámara y, luego, tomó una sábana que descansaba sobre la silla frente a la mesa y cubrió la cámara con ella solo para estar segura. Se giró y se enfrentó a la mirada de disgusto de Izzy. Le envió una mirada con la misma intensidad—. Shh, sabes que te amo.
Izzy rodó los ojos—. Como sea —susurró bajo su respiración y se volvió a girar hacia la pared. Terminó los últimos detalles de la pintura y retrocedió. No era su mejor trabajo, pero era algo, y un poco le gustaba.
La chica Windsor asintió a su pintura, entonces, colocó el pincel en un vaso con agua que reposaba en el taburete a su lado. Limpió sus manos con una toalla que estaba doblada sobre el mueble, y miró alrededor en su cuarto en busca de Sarah. Notó a Jennifer y Scarlet sentadas en su cama, y ahora se estaban mostrando la una a la otra sus celulares mientras esperaban. Pero Izzy no las estaba buscando a ellas, estaba buscando a Sarah. Y cuando Izzy no pudo encontrar su cuerpo cálido en la habitación, supuso que Sarah debía haber desaparecido dentro del clóset, y entonces siguió sus pasos.
Cuando Izzy ingresó al armario, Sarah miró por sobre su hombro a un punto cerca del bastidor con ropa de diseñador—. Tu ropa es mucho mejor que la mía —aclamó la chica Cameron mientras observaba la ropa y pasaba las prendas.
Izzy se encogió de hombros—. Agradece las conexiones de mi mamá —murmuró, buscando entre las prendas una que no le recordara a su madre—. La mayoría es edición limitada o una prenda única.
—Ojalá pudiera vivir aquí —remarcó Sarah, una pequeña carcajada escapando de sus labios—. Nunca me volvería a quejar.
El corazón de Izzy cayó ante aquellas palabras. Era claro que la egoísta Izzy Windsor se quejaba demasiado para ser una chica rica, y Sarah acababa de confirmarlo—. Habló la chica que vive en una mansión enorme —musitó, las palabras como veneno. No había sido su intención sonar tan brutal o ardua. Esperó que Sarah no lo notara.
Pareció que la chica Cameron ni siquiera se percató del tono de Izzy, y la miró con los ojos abiertos y riendo—. ¿Disculpa? ¿Viste este lugar? —preguntó retóricamente, estirando sus brazos a sus lados y señalando el candelabro que colgaba sobre sus cabezas—. Me perdí intentando encontrar la cocina y, luego, me volví a perder cuando quise volver a tu habitación cuando éramos niñas, ¿recuerdas?
Izzy le envió una sonrisa con sus labios apretados. Sentía que estaba tirando de hilos para solo levantar las comisuras de sus labios—. Créeme, preferiría que fuera más chica.
—Oh, sí, claro —se burló Sarah.
Izzy no respondió, solo permaneció de pie, mirando alrededor de su clóset mientras Sarah pasaba las prendas. Estaba buscando un outfit para la fiesta, eso era claro. A Izzy no le importaba que ella quisiera tomar algo prestado. Habían estado compartiendo la ropa desde que eran niñas y, además, Izzy también querría tomar prestada su ropa si fuera Sarah. El clóset de Izzy era algo más. Podía reconocerlo, así que entendía la emoción que albergaba a la chica Cameron mientras miraba las filas de zapatos y los cajones repletos con joyería.
—¿Qué te parece este? —dijo Sarah, rompiendo el silencio. Alzó un vestido celeste, con un diseño floreado y un corte de cuello bajo.
El corazón de Izzy cayó. Una sensación de hormigueo recorrió sus ojos mientras observaba el vestido entre las manos de Sarah. El vestido solía ser de su madre. Uno de sus favoritos, de hecho. Izzy quería llorar justo allí, pero se recordó que no podía hacerlo. Las chicas lindas no lloran, especialmente las ricas y mimadas—. Era de mi mamá —balbuceó, su voz débil.
—Oh.
Sarah comenzó a colocarlo de vuelta en su lugar, pero Izzy se adelantó y la detuvo—. Deberías quedártelo —dijo abruptamente, el impulso brillando a través de su voz y sus acciones rápidas. No sabía por qué lo dijo, pero una parte de ella solo quería sacar el vestido de su vista.
Sarah frunció el ceño—. ¿Qué? ¿Por qué?
Izzy se encogió de hombros—. Te quedará mejor a ti.
—¿Estás segura?
—Sí, ¿por qué no? —Izzy colocó un mechón de su cabello rubio teñido detrás de su oreja y miró a cualquier lugar excepto a Sarah. Esperaba que las chicas no pudieran escucharla desde su habitación. Eso lo haría menos vergonzoso—. No es como si ella lo pudiera usar, de todas formas.
—Um.
Izzy se forzó a reír. Dolía recordar a su madre, pero quería olvidarla... tal vez no completamente, pero solo un poco. Tal vez hacer chistes oscuros sobre su muerte llenaría el vacío. Y tal vez, solo tal vez, dar partes de su madre la ayudaría a sus mentalidad entumecida. Tal vez, entonces, ya no sentiría que se estaba hundiendo—. Era una broma, Sarah —aclaró, encogiéndose de hombros—. Anímate.
Sarah le envió una pequeña sonrisa antes de tomar el vestido entre sus manos e ir al otro lado del armario para ponérselo. Cuando se fue, Izzy buscó entre la ropa un vestido o algo que cubriera el traje de baño blanco que estaba usando debajo de su remera y shorts. Su mano pasó por sobre múltiples vestidos antes de que algo blanco captara su atención. Tomó un vestido mini de tiro bajo, acampanado en el final. Era ligeramente transparente, así que todos en la fiesta probablemente podrían ver su traje de baño, pero no le importaba. Le gustaba la atención.
Izzy decidió que le gustaba el color blanco. La hacía volver a sentirse pura, como si no hubiera sido manchada por el mundo. Se sentía más brillante. Libre.
La chica Windsor tomó el vestido del colgador y comenzó a quitarse su ropa casual para poder cambiarse. Deslizó el vestido blanco por sobre su cuerpo y fue a buscar un par de sandalias. Tomó un par de sandalias bronceadas y las deslizó en sus pies antes de tomar un par de gafas Chanel de su mostrador y colocarlos sobre la cima de su cabeza. Cuando fue en busca de un collar y un par de aros, Sarah se le acercó, usando el vestido celeste que la madre de Izzy solía adorar.
—Bueno, te ves jodidamente sexy —exclamó Sarah con una gran sonrisa en su rostro.
Izzy le ofreció una sonrisa. Ésta vez, no se sintió tan forzada—. Lo dices tú —le dio un cumplido. Sarah era hermosa, incluso Izzy lo sabía. Cualquiera podía verlo, y si alguien no lo hacía, debía estar ciego.
Sarah le envió un guiño juguetón antes de ir a buscar joyería que rodeara su cuello. Se decidió por un par de collares simples que elongaban su cuello, haciéndola parecer más alta. Izzy colocó un collar de diamantes alrededor de su cuello y miró a Sarah. Se preguntó por un momento por qué siquiera se estaba preparando para esta cosa o yendo en primer lugar, considerando que el Boneyard estaba en el lado Pogue de la isla.
Y entonces, se encontró a sí misma diciendo lo que pensaba—. ¿Puedo preguntar por qué vamos a esta cosa? —cuestionó Izzy.
Sarah abrió la boca para contestar, pero fue interrumpida—. ¡Porque es divertido, Iz! —gritó Scarlet desde la habitación. (Así que tal vez ellas pudieron escuchar todo lo que habían dicho.)—. Recuerdas cómo divertirte, ¿cierto?
Izzy rodó los ojos—. ¿Puedes dejar de ser una perra por dos segundos? —respondió, su voz amarga. La chica se rió con burla, pero a Izzy no le importó. A veces solo se cansaba de Scarlet, y no podía evitar morderla. Claro, ella no era horrible pero, ¿conoces a esa amiga o "amiga" o lo que sea que solo te molesta sin ninguna razón aparente? Sí, esa era Scarlet Adams.
Sarah le dio una mirada a Izzy, pero terminó conteniendo una carcajada—. Ok, qué mala —dijo bajo su respiración, aún riendo ligeramente. Ignoró la expresión de molestia de Izzy y continuó con su idea—. Rafe se enteró y dijo que sería divertido. Además, algunas personas están diciendo que es la forma de los Pogues de celebrar barra recordar a Scooter Grubbs.
Izzy frunció el ceño—. ¿Qué le pasó a Scooter Grubbs?
Sarah pestañeó—. Murió, Iz —murmuró—. Encontraron su cuerpo en el pantano, creo.
—Oh —fue todo lo que Izzy dijo. No la malentiendes, no tenía derecho a estar triste por Scooter Grubbs, quién era un hombre perezoso que vivía en el Cut (ni siquiera lo conocía realmente, así que realmente no tenía idea de quién era), pero aún odiaba la muerte. La muerte le recordaba a su madre... y solo... apestaba.
—Y, como dije, Rafe dijo que sería divertido —murmuró Sarah una vez más, sacando a Izzy de su mente.
Una vez de vuelta a la realidad, Izzy solo resopló—. Por supuesto que él dijo eso.
—¿Ustedes están peleados o algo? —preguntó Sarah, frunciendo el ceño.
—O algo.
—¿Quieres elaborar? —animó Sarah, torciendo la cabeza a un lado—. ¿Debería patearlo en la entrepierna?
—Es que él es demasiado —Izzy sacudió su cabeza y suspiró—. Solo – hay siete punto ocho billones de personas en el mundo y, a veces, solo necesitas una para mejorar toda la mierda. A veces solo necesitas una persona para sentirte vista... como si realmente importaras. Y cuando estoy con Rafe se siente como si —se interrumpió, intentando encontrar las palabras para que lo que ocurría en su mente tuviera sentido—. Simplemente no siento que él sea esa persona. Me refiero a que, el único momento en el que siento que nos entendemos, es cuando estamos teniendo sexo.
Sarah hizo una mueca—. Oh, asqueroso —pretendió tener arcadas—. Realmente no necesito saber que mi hermano tiene una vida sexual... pero entiendo a qué te refieres —un suspiro escapó de sus labios. Sonaba pesado, tal vez incluso ahogado—. Quiero decir, Topper y yo no hemos dormido juntos aún, y no tengo idea de por qué. Supongo que estoy esperando a que algo me diga que es lo correcto.
Izzy pestañeó. Se percató que tal vez también debería haberlo esperado, pero no era así de fácil. Todo chico con el que había estado querían solo una cosa... y todos querían lo mismo. Con el tiempo, Izzy simplemente se acostumbró a ello. Lo esperaba—. A veces, el sexo es la parte fácil —murmuró, mencionando sus pensamientos vagamente.
—Sí, solo es sexo, Sarah —espetó Scarlet desde la habitación, claramente aún escuchando su conversación—. No estás escogiendo a qué universidad vas a ir.
Izzy rodó los ojos ante la respuesta de la chica. A veces deseaba que Adams se fuera a la mierda. Ni siquiera sabía por qué estaba escuchando la conversación, pero como sea.
—No, lo sé —balbuceó Sarah mientras lentamente salía del armario y se unía a las chicas en el dormitorio—. No me preocupa que sea raro ni nada de eso... pero es que... cuando nos acercamos a hacer algo más, me hecho atrás. Es demasiado con lo que lidiar, supongo. Solo me siento claustrofóbica cuando mierda como esa sucede.
Izzy sintió un dolor en su corazón por un momento. No quería permitirse preocuparse por nadie, pero esta era Sarah y ella siempre le importaría de alguna forma—. Sabes que no tienes que dormir con él, ¿cierto? —murmuró, caminando hacia ella y parándose a su lado. Tuvo el instinto de abrazar a la chica a su lado, pero se controló—. Si no quieres hacerlo, entonces no quieres. Él debería respetar eso... y si no lo hace, rompe con él. Es tú elección, S. No sientas que tienes que hacer nada.
Sarah pasó una mano por entre su cabello—. Solo me siento una estúpida —murmuró, sacudiendo su cabeza ante sus propias palabras—. Como si se lo debiera o algo.
Izzy negó, y ésta vez sí estiró su brazo para posar su mano sobre el brazo de Sarah. Sarah la miró y sus miradas se conectaron—. No le debes una mierda —escupió Windsor, su sangre ya hirviendo ante la idea que Topper, de todas las personas, estaba haciendo a Sarah sentirse así. Ninguna chica debería sentir que debía tener sexo para complacer a sus novios. Si ella solo hubiera escuchado su propio consejo, pero no estaba hablando de sí misma, estaba preocupada por Sarah y solo Sarah—. Si cree que el sexo es un premio por ser tu novio, entonces lo mataré.
Sarah la observó por un minuto antes de permitirse reír—. Te dejaré hacerlo solo si recuerdas grabarlo.
Izzy le guiñó un ojo—. Por supuesto.
—¿Ustedes dos terminaron? —gimió Jennifer mientras miraba entre las dos rubias con una ceja alzada—. Necesito emborracharme.
—En serio —Scarlet estaba de acuerdo—. Aún así me gustaría que tengamos nuestro propio barril en lugar de tener que ir al Boneyard. Tener que interactuar con esos raros es degradante.
Jennifer giró los ojos para mirar a Izzy de reojo—. Al menos ninguno de ellos te sigue como hacen con Izzy —musitó con una pequeña sonrisa en el rostro.
Izzy frunció el ceño—. ¿Qué quieres decir "como hacen conmigo"? —inquirió, cruzando sus brazos por sobre su pecho a la defensiva.
—¿Ya sabes? ¿El rubio? —cuestionó Jennifer lentamente—. JJ... creo que se llama.
Oh, Dios. Izzy Windsor estaba tan jodidamente cansada de hablar sobre JJ Maybank. Era como si él fuera mencionado en cada conversación que tenía. Deseaba que las personas la dejaran sola sobre el chico. Pero no dijo eso. En su lugar, escupió—. ¿Qué sobre él?
La sonrisa entretenida en el rostro de Jennifer solo creció—. A donde quiera que vayas, él está allí —espetó—. Como cuando fuimos al baile de la preparatoria de Kildare al principio de año... él literalmente te siguió. Incluso Rafe lo notó.
Izzy apenas recordaba esa noche, a pesar que todo estaba medio borroso ya que se había emborrachado apenas llegó al baile. Recordaba haber hablado con JJ esa noche y, no lo admitiría, pero no odiaba por completo hablarle tampoco. Pero, eso fue meses atrás. Izzy era distinta ahora... tal vez incluso peor.
Pero su silencio no detuvo el cuestionamiento. Sino que Scarlet solo siguió agregando leña al fuego—. Sí... —arrastró la palabra, entrecerrando los ojos hacia la chica Windsor—. Uh... ¿no lo besaste en el baño después del baile?
Izzy no tuvo tiempo para soltar un resoplido burlón antes que Jennifer interfiriera—. No —corrigió Harding, agitando su mano en el aire para minorizar la asunción de Scarlet—. Fumó con él.
Bueno, tal vez Izzy también recordaba eso. Y tal vez era por eso que lo había tolerado. Porque, a decir la verdad, era mucho más sencillo lidiar con gente cuando ella estaba drogada. Extrañaba eso, pero no podía volver a cagarla. No con su padre acechando sobre su hombro, recordándole que solo cometía errores—. Solo porque él tiene la mejor marihuana en la isla —murmuró eventualmente. Entonces, rodó los ojos—. Como sea, eso fue meses atrás. Ya ni siquiera fumo.
Scarlet rodó los ojos—. Bueno, eso es depresivo.
—No tiene que fumar. Yo no lo hago —intervino Sarah. Envolvió los hombros de Izzy con un brazo, haciendo que la chica Windsor se sintiera un poco incómoda con la repentina muestra de afección—. Además, si lo hiciéramos y nuestros padres se enteraran... nos matarían —y no estaba equivocada. Si William Windsor se enteraba sobre el abuso a la droga de Izzy, le quitaría su tarjeta de crédito. E Izzy no podía lidiar con eso.
Pero las otras dos chicas no parecían estar entretenidas ante la confesión—. Ustedes dos son tan jodidamente aburridas —resopló Jennifer con burla y una expresión de aburrimiento cruzó su rostro—. ¿Podemos ir ya? Mi radio de alcohol en la sangre es patético ahora.
Sarah asintió—. Sí, bueno, pero espera —arrojó su brazo alrededor del cuello de Izzy y, entonces, gesticuló al vestido que había tomado prestado de la chica Windsor—. ¿Estás segura que esto se ve bien?
—Luce genial —murmuró Scarlet, y Jennifer asintió, estando de acuerdo—. Todos creen que eres linda, Sarah. Es todo lo que siempre te dijeron. Por supuesto que luce bien.
Izzy rodó los ojos mentalmente porque ¿qué clase de cumplido ambiguo era ese? Entonces, se giró a Sarah y le ofreció una sonrisa, pero probablemente lució como una mueca—. Luces como una comedora de hombres —comentó suavemente—. Así, básicamente, luces sexy y caliente.
—Comedora de hombres, ¿huh? —remarcó Sarah, sonriendo enormemente—. Tal vez eso le enseñe a Topper una lección.
Izzy frunció el ceño—. ¿A qué te refieres?
El rostro de Sarah cayó ligeramente—. No es nada —murmuró. Entonces, suspiró—. A veces me hace sentir tan insegura. ¿Sabes cuando alguien juzga cada parte de tu cuerpo? Sí, a veces hace esa mierda. Quiero decir, es intencional, pero igualmente.
Izzy sacudió su cabeza inmediatamente. Cruzaba la línea cuando los hombres no respetaban a las mujeres porque, honestamente, a la mierda con eso—. No lo escuches. Cuando Rafe hace esa mierda conmigo, ignoro sus mensajes hasta que eventualmente me compra un collar o algo. Sus regalos siempre son horribles, pero como sea —se interrumpió a sí misma, arrugando los labios. Alzó una ceja y se encogió de hombros—. Nunca dejes que un chico te haga sentir así de insegura, especialmente cuando él sigue midiendo su pito del tamaño de un renacuajo para ver si creció en la noche.
—Los hombres son unos perdedores —rió Jennifer con burla.
—Topper no es un perdedor, solo es un idiota —murmuró Sarah—. A veces.
Izzy sacudió la cabeza—. Todos los hombres son idiotas —escupió descaradamente.
—Pero son tan sexys —ofreció Scarlet.
Pero Izzy no había terminado—. Sí, cuando mantienen la maldita boca cerrada —murmuró amargamente. Eso causó que las chicas soltaran pequeñas carcajadas mientras asentían al estar de acuerdo. Y, por un segundo, mientras ellas (no Izzy, pero como sea) reían, Windsor se sintió un poco mejor. Seguía estando aburrida y no... lo mejor, pero decidió que iba a intentar no estar de malhumor toda la noche. De todas formas... sabía que iba a ser una noche jodidamente larga, y eso casi la hizo rodar los ojos.
───────────────
Alrededor de treinta minutos habían pasado, e Izzy se encontraba en el estacionamiento en la calle cerca al Boneyard. Las chicas se habían bajado del auto y caminaron hacia la playa, y mientras se paraban sobre la arena, Izzy se percató que estaba rodeada por varios rostros familiares. Aunque nunca se había preocupado en aprender sus nombres. Los adolescentes en la playa solo lucían como recipientes sin rastros distintivos ocupando la playa, bebiendo y riendo entre ellos. Se encontró teniéndoles envidia. Ellos eran despreocupados mientras ella había permanecido atrapada en su propia cabeza ya por horas. Aún así, se encontró a sí misma analizándolos mientras sus supuestos amigos caminaban por la playa.
El Boneyard estaba lleno de toda clase de personas. Había tres grupos distintos, para ser precisos. Los Kooks eran los niños ricos que tenían fondos fiduciarios a sus nombres y tarjetas de crédito en reemplazo a tarjetas de cumpleaños. Izzy era uno de ellos, obviamente. Entonces, estaban los Pogues. Como ya había mencionado, ellos eran la clase trabajadora de Outer Banks y los enemigos de los Kooks. Ellos nunca se llevaban bien. Y por último, los Tourons, quienes estaban allí solo por una semana con sus padres de vacaciones. Izzy deseaba poder ser como ellos. Solo estaban allí por un tiempo corto. No tenían que vivir en la jerarquía social en la que Izzy había nacido.
Izzy desvió su atención de ellos y observó el océano. Lamentaba haber aceptado asistir en primer lugar. Quería volver a su casa y pintar el resto de las paredes de su habitación hasta que su mano se cayera o alguna mierda así. El silencio era reconfortante allí. En el Boneyard, el sonido de los adolescentes resultaba ser peor que cualquier silencio que Izzy había experimentado. Era demasiado alto. Demasiado irritante. Sentía que su corazón latía en sus orejas, pero se rehusaba a demostrar que estaba bajo coacción, por lo que mantuvo sus labios apretados y continuó concentrándose en las olas del océano estrellándose para distraerse de sus emociones.
Sus amigas estaban hablando a su alrededor, pero ella estaba ignorando sus voces. No le interesaba lo suficiente como para escucharlas. Solo las seguía mientras se colocaban en la fila para conseguir bebidas del barril, pero no mencionó palabra alguna; en su lugar, siguió observando el océano, preguntándose si la marea subiría por la costa y la arrastraría a la profundidad. Los tsunamis eran posibles. Tal vez sucedería. Tal vez—.
—Oye, princesa, me sorprende que estés aquí —una voz interrumpió sus pensamientos y la sacó de su mente. Ya sabía a quién le pertenecía esa voz, y eso casi la hizo rodar los ojos.
Aburrida, Izzy resopló a través de su nariz y se giró para encontrarse con los ojos de JJ Maybank. Él estaba parado al lado de John B, repartiendo los vasos llenos de cerveza a cualquiera que se acercara al barril. Ella rodó los ojos y miró a sus amigas, encontrando que solo Sarah estaba de pie a su lado mientras Jennifer y Scarlet debían de haber tomado su cerveza y marcharse. Pero, como sea, el punto era que JJ Maybank era un dolor en el trasero, y él la estaba mirando con esa jodida sonrisa en su rostro casi como si la estuviera provocando. Quería borrarle esa sonrisa del rostro. Tal vez si pensaba sobre ello lo suficiente, entonces la marea cubriría la arena y se lo llevaría. Su vida sería mucho más pacífica si él solo la dejara sola.
—Mirarme mal no va a hacer que mi cabeza explote —musitó JJ, sus labios tornándose en una sonrisa entretenida más grande—. ¿Esta es qué? ¿Tu versión más directa de matarme? ¿Ahogarme y atropellarme con tu auto no fue suficiente para ti?
Izzy rodó los ojos—. No te atropellé con mi auto, y no te ahogué tampoco —escupió, cruzando sus brazos por sobre su pecho—. Fue un accidente.
JJ asintió un par de veces—. Ya sabes... te escuchó. Lo hago... pero esa mirada malvada en tus ojos dice lo contrario —remarcó, moviendo su dedo frente a su rostro.
Izzy golpeó su mano para quitarle de frente a su rostro—. Qué gracioso —murmuró amargamente—. ¿Podemos tener nuestra cerveza ahora? —alzó una ceja y gesticuló al vaso lleno con cerveza en la mano de él—. Estás atascando la línea.
Una media sonrisa volvió a deslizarse al rostro de JJ—. Cualquier cosa por ti —remarcó sarcásticamente. Le pasó el vaso, y le guiñó un ojo.
Izzy le quitó el vaso de la mano y le mostró su dedo del medio—. Idiota —murmuró bajo su respiración al girarse y caminar hacia un pedazo de madera flotante. Se sentó en una de las ramas y observó la cerveza burbujeando en su vaso, pero no se movió para llevarla a sus labios. Solo lo observó.
Antes que su mente deambulara, Sarah se derrumbó a su lado sobre la madera flotante con un suspiro. Se giró para mirar el lado del rostro de Izzy—. ¿Ves? El destino —musitó, su voz llena de diversión—. JJ y tú lo son... ¿sabes?
Izzy solo se giró para darle una mirada.
Eso causó que Sarah riera—. Estoy bromeando. Lo juro. No es el destino —dijo, alzando una mano en rendición. Entonces, se llevó su vaso a los labios y tomó un sorbo, tragando el líquido amargo—. Como sea, ignorando eso... Topper va a estar aquí pronto.
—Sí, y Rafe también, ¿cierto? —cuestionó Izzy, su voz vacía de emociones. Ella no quería lidiar con su pobre excusa de novio justo ahora. Estaba demasiado cansada.
Sarah golpeó con sus uñas el vaso de plástico—. ¿Vas a ignorarlo? —inquirió, chasqueando la lengua.
—Mhm.
—¿Ustedes van a volver a separarse? —cuestionó Sarah, frunciendo el ceño—. ¿Qué es? ¿La centésima vez?
Izzy rodó los ojos, sacudiendo su cabeza ligeramente. No sabía qué mierda estaba sucediendo entre ella y Rafe y, honestamente, no le importaba en ese momento. Pero sabía que eventualmente lo disculparía o lo que sea, porque así era cómo siempre pasaba—. No vamos a separarnos —dijo con simpleza—. Solo voy a tratarlo con frialdad hasta que me de unas jodidas disculpas.
Sarah solo asintió. Entonces, pasó un segundo, y el silencio comenzó a entrar a sus vidas otra vez, pero antes que pudiera consumirlos, la chica Cameron alzó la voz—. Creo que Topper y yo vamos a tener sexo esta noche —habló ella, tranquilamente.
Izzy pestañeó—. ¿Qué?
—O en la fiesta que viene —murmuró Sarah rápidamente—. Tal vez en Midsummers. No lo sé. Solo tengo el presentimiento que se avecina.
Izzy pestañeó... otra vez—. ¿Y estás de acuerdo?
Sarah se encogió de hombros—. Sí, supongo.
—¿Sí o supones? —preguntó Izzy. No quería que Sarah cometiera los mismos errores que ella y saltara a tener sexo demasiado pronto. No la malentiendas, era todo lo que sabía ahora, pero no quería eso para Sarah. Porque, claro, Izzy no quería preocuparse por las personas, pero a veces se encontraba resbalando y, justo ahora, era un ejemplo perfecto de ello.
Sarah solo asintió—. Sí, sí, quiero.
—Quiero decir, si quieres entonces, sí, ve —musitó Izzy. Suponía que eso era lo correcto para decir—. Pero si no quieres... entonces, no lo hagas.
—No, quiero hacerlo —repitió Sarah, asintiendo nuevamente como si estuviera intentando convencerse a sí misma—. Creo.
Izzy mordió su labio—. Um... si tu necesitas a alguien para pasar a recogerte si no quieres hacerlo o si estás incómoda... solo llámame.
A medida que aquellas palabras abandonaban sus labios, una sonrisa se deslizó en el rostro de Sarah, y se giró para encontrarse con la mirada de su amiga—. Wow, así que Izzy Windsor sí tiene un corazón —remarcó, empujándola con su codo.
Izzy solo sacudió su cabeza y se volvió a girar a la cerveza burbujeando en el vaso que tenía en mano. Aún, no alzó el vaso a sus labios. Honestamente, no sabía por qué lo había tomado. Supuso que lo buscó para encajar o algo así. Porque aquí estaba el detalle: ya no bebía tanto. Solía hacerlo. Diablos, solía tener una reputación en Figure Eight como la chica fiestera local, pero todo eso cambió.
Decía que ya no bebía tanto por su mamá y lo que le había sucedido, y aunque no estaba mintiendo, también se mantenía alejada de las drogas y el alcohol debido a su padre. Porque la cuestión de William Windsor era que creía que su hija era un desastre, pero quería que fuera mejor que eso. Lo que significaba no hacer escenas, no drogas, no alcohol, no hacer la mierda que los adolescentes hacían. Y si ella cometía un error, él recurriría a quitarle su tarjeta de crédito así Izzy no podría usarla. Así que ella solo siguió observando la cerveza en el vaso, pero nunca tomó un sorbo. No estaba segura de si podría convencerse de hacerlo de todas formas.
Un par de minutos pasaron. Izzy apenas lo notó hasta que escuchó tres voces ingresar a la atmósfera. Giró su cabeza para ver a Rafe, Topper, y su otro amigo, Kelce, caminando hacia las dos chicas. Izzy cruzó una mirada con Rafe, e inmediatamente rodó los ojos. Seguía enojada con él por lo sucedido el otro día.
—Oye, bebé —saludó Topper a Sarah, rodeándola con sus brazos.
Sarah le brindó una sonrisa enorme—. Hola —susurró de vuelta. Se paró en la punta de sus pies y torció la cabeza para poder presionar sus labios contra los de él.
—Iz —mencionó Rafe, intentando captar la atención de su novia.
Izzy solo le mostró su dedo del medio.
Kelce rió—. ¿Qué le hiciste? —inquirió.
Rafe desvió su mirada del rostro de Izzy y miró a Kelce, confundido—. ¿Qué? —preguntó, atontado antes de sacudir la cabeza—. Nada. Ella solo está siendo una testaruda.
Izzy chasqueó la lengua—. ¿Ustedes siquiera tienen cerebros? ¿O solo hay hormonas ahí arriba? —escupió entre dientes mientras cruzaba sus brazos por sobre su pecho.
Kelce se encogió de hombros—. Un poco de ambos, Iz.
Izzy solo rodó los ojos. Y mientras contemplaba por qué siquiera era amiga de estas personas, Scarlet y Jennifer decidieron que era un buen momento para unirse al grupo—. Hola, chicos —saludó Jennifer, animadamente con una sonrisa perspicaz en su rostro cubierto de pecas.
Los chicos asintieron en su dirección, reconociendo a las dos chicas. Scarlet estaba a punto de decir algo, pero entonces notó la vista del vaso en la mano de Izzy, y se detuvo. Un segundo después, soltó una carcajada bajo su respiración—. Izzy, ¿estás tomando? —remarcó lentamente—. Qué sorpresa.
Izzy le envió una mirada en blanco—. Como sea.
Scarlet agitó su mano hacia la actitud amarga de Windsor y se giró al grupo—. Bien, entonces, de todas formas, Adam trajo otro barril, y van a usarlo para tomar de cabeza —informó al señalar al grupo de Kooks al otro lado de la playa—. ¿Quién quiere ir primero?
—¿Iz? —cuestionó Kelce, señalándola con la cabeza—. ¿Quieres ir? Ya sabes, como solías hacerlo.
Izzy alzó una ceja—. Mierda, no.
—Dios, ¿qué te pasa hoy? —resopló Scarlet, sacudiendo la cabeza ligeramente—. Es como si, después que tu mamá muriera, hayas olvidado cómo divertirte.
El silencio cayó sobre el grupo de adolescentes de pie y se miraron el uno al otro, conmocionados. A veces, ella jodidamente odiaba a Scarlet de verdad, así que como sea. Sus palabras fueron todo lo que necesitó antes que Izzy decidiera que había tenido suficiente. Su corazón se rasgó en los costados, y sintió el vacío crecer mientras esta rama enroscarse alrededor de su corazón y cortaba el órgano. Tenía ganas de llorar, pero no demostraría su debilidad frente a estas personas. Así que, por el contrario, dejó que el vaso rojo se deslizara de su agarre y golpeara el suelo, vertiendo su contenido sobre la arena. Entonces, simplemente soltó un bufido al levantarse de la madera flotante y caminó hacia el grupo de personas que rodeaban el barril de cerveza.
—¡Izzy! Iz, ¿a dónde vas? ¡Isadora! —llamó Rafe, lo que solo incitó al fuego en su interior a crecer más.
—¡No me llames Isadora! —gritó Izzy en respuesta, alzando sus dos dedos del medio al aire mientras continuaba caminando. Pasó al grupo de personas alrededor del barril, y siguió caminando hasta que alcanzó una parte de la playa donde aún podía ver a todos, pero no estaba cerca de ellos. No quería estar a su alrededor, pero tampoco quería sentir que estaba completamente sola. No podía lidiar con eso justo ahora.
La chica Windsor suspiró y tomó su bolso de mano de cuero para tomar su celular. Se desbloqueó con un escaneo facial, y se dirigió a sus notificaciones. Las recorrió, buscando algo que captara su atención. Y allí estaba. Tenía un mensaje de texto de su padre que había llegado dos horas atrás.
La decepción nublaba sus sentidos. Sí, aún no lo había leído, pero sabía qué era. Sería otra desilusión. Otra cosa que Izzy podría añadir a su lista de por qué su padre era uno horrible. Sabía que estaba mal. Después de todo, el hombre le había dado todo lo que podía querer. Había sido alimentada con una cuchara de oro. Le permitió tener una rinoplastia e inyecciones en los labios a los dieciséis años sin ninguna pregunta. Le permitió teñirse el pelo de un rubio blancuzco. Le permitía hacer lo que quisiera, y ella debería ser feliz con eso. Debería haber estado feliz porque ella, una chica de dieciséis años, había podido alterar su nariz y labios sin dar una pelea. Pero no lo estaba.
Isadora Windsor no sabía si sería feliz algún día con lo que tenía. Pensó lo triste que era que estuviera tan increíblemente decepcionada y aburrida con su vida a una edad tan joven a pesar de tener el mundo en la punta de sus dedos. Tal vez eso la hacía egoísta y estúpida, pero todo lo que sentía era aburrimiento. Estaba tan, tan aburrida... y triste. Espera, no, triste no. No podía estar triste. Podía permitirse estar aburrida y decepcionada, pero nunca podría permitirse estar triste. Tenía todo el dinero del mundo. Si aclamaba que estaba triste, entonces sería todo lo que odiaba.
La gente rica no podía estar triste. Podían estar aburridos y decepcionados, pero no tristes. Las personas con dinero no conocían el sufrimiento, se recordó a sí misma. ¿Y qué si su mamá murió...? Eso no le daba el derecho de estar triste, no cuando habían personas en Outer Banks que apenas podían sobrevivir. No podía estar triste, no si era rica.
Así que Izzy, quién solo estaba aburrida, no triste, se dejó suspirar con decepción antes de presionar el mensaje de su padre. La pantalla cambió hacia su mensaje y ella comenzó a leerlo, ya sabiendo qué esperar.
Papá: Isadora, acabo de hablar con la ama de llaves. Dijo que ibas a salir esta noche, lo que está bien, solo quería asegurarme de contactarte antes de Midsummers. Sé que dije que iba a estar para presentar el premio y dar mi discurso anual, pero algo surgió en el trabajo, y desafortunadamente no podré asistir. Puedes ir con los Camerons. Asegúrate de comportarte. Tendré a Rose informándome si algo no sale como planeado. Espero escuchar de ti después de la función.
—Tu papá es un imbécil —alguien dijo a sus espaldas, asustándola ligeramente.
—¡Jesus, mierda! —Izzy se giró para ver a JJ mirando por sobre su hombro con un vaso rojo lleno de cerveza en la mano. Ella gimió, dándole una mirada antes de golpear su pecho—. ¿Qué diablos, JJ?
Una carcajada brotó de la garganta de JJ mientras negaba, sin poder creerlo—. No creí que fueras de las personas que saltan, princesa —comentó con descaro.
Izzy no cuestionó por qué se le había acercado. Ya sabía la respuesta. JJ solo quería molestarla. Le gustaba verla frustrada. Ella creyó que le daba alegría. Suspiró ante la idea, entonces volvió a arrojar su celular en su bolso y tornó su atención a las olas del océano. Colocó sus gafas sobre sus ojos solo en caso de que sus emociones decidieran traicionarla y hacerla llorar frente al chico que odiaba. No podía tenerlo a él viéndola así.
Maybank la observó por un momento antes de aclarar su garganta—. Lamento lo de tu papá —dijo. Lo extraño era que realmente sonaba como que lo decía en serio.
Izzy se encogió de hombros—. Como sea.
JJ le dio un trago a su cerveza, lamiendo su labio superior—. Cuando solía ir con mi papá a ayudarlo con lo que sea que tuviera que hacer ese día, tu padre siempre me daba esta mirada. No recuerdo exactamente cómo era, pero se sentía como si me estuviera juzgando o alguna mierda así —compartió, su voz solemne—. De todas formas, es un pedazo de mierda.
—Mira quién habla —resopló Izzy con burla—. Mira a tu padre. Es patético —sintió las palabras lastimando su corazón al mencionarlas. No le gustaba necesariamente lastimar a la gente, pero sabía cómo hacerlo, y sabía que había dejado una marca en JJ.
JJ torció la cabeza hacia el suelo mientras mordía el interior de su mejilla y resoplaba una carcajada—. Sabes... recuerdo que éramos amigos —alzó la mirada y se encontró con los ojos de ella—. En realidad, más que eso tal vez. Si lo recuerdo correctamente, estábamos en tu playa privada, lo que es algo pretencioso por tu parte, pero como sea... —Izzy se encogió, percatándose de a dónde se dirigía. Una sonrisa tiró de las esquinas de los labios de JJ ante la vista de su incomodidad—. Volviendo al punto, me besaste. Y estoy seguro que dijiste que fue tu primera vez, así que...
El rostro de Izzy se puso en blanco—. Cierra la puta boca. Tenía trece años. Hubiera besado a cualquiera.
—Entonces es por eso que empezaste a salir con cabeza de carne dos años después —dijo JJ, señalando por sobre su hombro a Rafe, quién estaba conversando con Kelce y Topper—. Espera, no, perdón, fue por el dinero, ¿no? Es un poco raro que ustedes se casen solo para mantener las riquezas dentro del culto Kook. ¿No es incesto o algo así?
Un resoplido burlón abandonó los labios de Izzy. Este chico era increíble—. ¿En serio, JJ?
—¿Qué? —cuestionó JJ inocentemente, sus ojos abiertos—. Ya eres millonaria--.
—Billonaria —corrigió Izzy. (Nuevamente, sabía que la hacía sonar como una perra pretensiosa, pero no podía evitar que línea de sangre Windsor había construido su imperio del dinero.)
JJ resopló una carcajada—. Cierto, billonaria... de todas formas, si ya eres billonaria, ¿por qué casarte con otro tipo rico? —cuestionó, tomando otro trago de su cerveza—. Personalmente, creo que ustedes deberían expandir un poco su riqueza. No hay necesidad de ser egoísta.
Izzy no respondió. Solo lo miró a los ojos, esperando que, de alguna forma, se prendiera fuego. Entonces, una idea cruzó su mente y ella se acercó a él con una sonrisa condescendiente—. ¿Quieres saber en qué estoy pensando? —preguntó en un tono oscuro y bajo.
—¿Qué? —JJ también se acercó, una sonrisa en su rostro mientras miraba a la chica de arriba a abajo—. ¿Qué tienes en mente, princesa?
Izzy le dio una sonrisa inocente—. Estoy pensando en todas las formas en que puedo asesinarte y salirme con la mía.
JJ entrecerró sus ojos sobre la chica, absorbiendo cada movimiento que hacía antes de decidir abrir la boca y mencionar—. Realmente me odias, ¿no? —, preguntó, su voz apenas sobre un susurro.
Por alguna razón, la conversación se sentía como una que debía ser susurrada, a pesar de que fueran las únicas personas tan alejadas. Izzy podía sentirlo. Estaba segura por el tono en su voz que JJ también lo sentía.
—Adivina —murmuró Izzy, alzando una ceja.
Algo entre una carcajada y un resoplido abandonó los labios de JJ—. El sentimiento es mutuo, cariño —dijo con una voz baja y profunda—. Si fuera tú, no me quedaría aquí fuera por mucho tiempo. Tus supuestos amigos podrían comenzar a preocuparse... pero como sea, ten un buen rato, ¿sí?
Con eso, el chico se giró y regresó al barril donde sus amigos residían. Su amiga, Kiara Carrera, fue la primera en darle la bienvenida con un golpe en el brazo. Parecía estar discutiendo con él mientras sus otros amigos, John B Routledge y Pope Heyward, se reían. Izzy sabía por qué Kie estaba gritando. Lo sabía porque ellas solían ser amigas.
Ella, Sarah, y Kie solían ir a la residencia de Izzy y tener desfiles con la ropa de diseñador de su madre. Pero entonces, las cosas cambiaron y, de repente, ya no eran amigas. Izzy fue la que las forzó a separarse. Había arruinado su amistad, así que sabía exactamente por qué Kiara le estaba gritando a JJ por haberle hablado a la chica que ella sabía que era una perra mimada. Pero Izzy decidió que no le importaba, y desvió su mirada de ellos. Sin embargo, descubrió que seguía pensando sobre lo que había sucedido.
—Mierda —murmuró Izzy, sacudiendo su cabeza. No sabía si quería golpear a JJ o reírsele en la cara. Todo era tan confuso. Él era confuso, y tenía una forma de irritarla intensamente. Se percató que iba a tener que hacer un mejor trabajo para alejarse o, de lo contrario, él descubriría algo que incluso ella estaba intentando olvidar. Y no podía tenerlo caminando alrededor con una versión de sí misma aferrada a su cerebro. Él no podía saber nada sobre ella. No le dejaría hacerlo.
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