𝟬𝟭𝟭 the art of letting go
capítulo once
el arte de dejarlo ir
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Izzy Windsor era rencorosa. No era buena para olvidar. Simplemente no era parte de su naturaleza perdonar y olvidar. No podía olvidar. Siempre había una parte en ella que recordaba cada vez que alguien la traicionó o hizo algo que la molestó. Era otra razón por la que no tenía muchos amigos. N confiaba en la gente. Nunca se dejaba confiar en nadie. La mayoría del tiempo, la decepcionaban, así que no tenía sentido.
A veces creía que una parte de ella se estaba destruyendo a sí misma desde el interior. Colocaba paredes entre ella y el mundo a su alrededor, evitando que saliera de la burbuja en la que había nacido. Era la parte de ella que aún no confiaba en Sarah completamente; la parte que intentaba encontrar razones de por qué la chica Cameron seguía siendo amigas con alguien como Izzy. Era la parte de ella que odiaba. Pero no podía simplemente extirpar esa sección enferma. Después de todo, era parte de ella, y no era algo que podía cambiar.
Créele, sabía lo jodido que sonaba. Sabía que estaba jodida, pero no era como si pudiera dejar de ser tan... bueno... Izzy. Había nacido en una familia que ganaba su riqueza al joder a personas para su propio beneficio. Había nacido para no confiar en nadie y hacer lo que fuera necesario para siempre salir en la cima. No estaba hecha para confiar en las personas. Estaba hecha para guardar rencor y arruinar la vida de las personas si significaba que obtendría un beneficio de su caída. Era el estilo Windsor. No serían tan ricos sin esa táctica. Y por un tiempo, Izzy se forzó a estar bien con eso, pero entonces ese verano pasó y lentamente odió la idea más y más.
Ese verano fue uno que Izzy nunca esperó. Supuso que sería igual que todos los otros, solo que sin su madre alrededor. Se sentaría en la playa, mirando la vida pasar en un borrón. Saldría con gente que no le agradaba realmente para llenar el hueco en su pecho. Usaría personas para poder sentirse llena otra vez. Era el estilo Windsor, e Izzy era una Windsor hecha y derecha. Pero... ahora que la idea de aquellas cosas dejaba un pellizco en su hombro y la embargaba con una sensación extraña. No quería sentarse y mirar la vida pasar. Ya no quería ser la marioneta de su padre. Quería morder la mano que la alimentaba, y masticarla hasta que sangrara. No estaba segura por cuánto tiempo podría soportar estar envuelta alrededor del dedo de su padre, cargando con el legado que su madre había dejado atrás.
Tal vez tenía algo que ver con JJ Maybank u su misión en volverla loca. Porque, mira, no quería admitirlo, pero el rencor que tenía contra él se había transformado en nada más que un susurro en su subconsciente, y se preguntó si tal vez había esperanza para ella. Tal vez no estaba solo compuesta por mentiras y rencores. Tal vez había más para ella que solo el legado Windsor.
Pero no era cómo sonaba. Izzy solo encontraba a JJ no tan espantoso como el resto de las personas en Outer Banks. Lo miraba y se percataba que su vida estaba cayendo en picada. Suponía que eran amigos (aunque no estaba muy segura). Y tal vez era porque pasaron el otro día juntos, quemando sus viejos uniformes de porrista, pero Izzy sentía el peso sobre sus hombros levantarse lentamente. De sentía más libre. Extrañaba sentirse así, y se percató que haría cualquier cosa para sentirse real otra vez.
Pero, como sea, no se dejó pensar mucho en los detalles. Seguía siendo Izzy Windsor, y su padre seguía sentado sobre su hombro, recordándole que nunca sería libre de verdad. El mensaje que recibió de su padre esa mañana demostraba que seguía atrapada, recordándole que debía ir a la residencia Cameron y disculparse por su comportamiento en el evento Midsummers. (Puede que haya arrojado los premios a la basura después que JJ y sus amigos arruinaran el evento. Énfasis en el puede.)
No la malentiendas, Izzy no quería otra cosa más que arrojar su teléfono al océano y cortar sus conexiones con su padre, pero si lo hacía, William seguramente le quitaría su fidelcomiso, y entonces estaría jodida. Tan jodida. No tendría dinero o... bueno... en realidad, podía ser que eso era lo único que tenía, así que sí, estaría jodida sin su fidelcomiso. Eso la dejaba sin otra opción que manejar hasta la residencia Cameron y disculparse con Ward y Rose por aparentemente haber sido una desgracia. Pero sí estaba siendo honesta, la única razón por la que decidió ir tan temprano fue para ver cómo estaba Sarah con John B estando en el hospital. Pero nunca admitiría que le importaba tanto.
Resultó que Topper empujó a John B desde un mirador en el que estaban los Pogues, y lo dejó con un brazo roto y una contusión. Honestamente, Izzy no estaba sorprendida. El chico Thornton siempre había sido un idiota, y ahora con Rafe animando cada decisión, no había duda que él haría algo tan dañino como casi matar a alguien. (Sí... ella definitivamente tenía rencor contra él, ¿y quién podía culparla?)
Así que alrededor del atardecer, Izzy estacionó en el porche de la residencia Cameron y se deslizó del auto, caminando hacia la entrada principal con sus Birkenstocks golpeando el suelo. Tenía un cárdigan azul de un único botón, junto con una falda mini azul que abrazaba su cintura. Obviamente, le gustaba la moda. Demándala. Estaba tan cansada de la gente criticando a las mujeres porque le gusten cosas femeninas. La sociedad siempre encontraría algo mal en ella sin importar lo que hiciera de todas formas. Estaba cansada, así que ¿y qué? La ropa le daba una sensación de confianza para pasar los días. Y supuso que necesitaba un empujón extra para enfrentarse a los Camerons ese día. Además, se cree que el color azul tiene propiedades relajantes, y por la santa mierda que Izzy Windsor necesitaba toda la ayuda que pudiera obtener para detenerse de encender el mundo en llamas.
Izzy limpió la tierra imaginaria de su falda y dobló la esquina hacia el patio. Realmente deseó poder servirse un té antes de venir (odiaba el café), pero ya era demasiado tarde. Levantó la vista de su falda, y estaba a punto de dirigirse a la puerta delantera, cuando notó una figura sentada en el medio del patio donde se encontraba el área de descanso. Su ceño se frunció al dar un paso hacia delante e intentó notar quién estaba descansando en el suelo. Pestañeó una vez más, sus ojos ajustándose lo suficiente para poder identificar la figura como su novio, Rafe Cameron.
¿Qué mierda? Pensó Izzy mientras examinaba su figura. Estaba sentado en el suelo, apretando su brazo contra su pecho mientras pasaba una mano por entre su cabello. Izzy lo miró una vez y rápidamente corrió hacia él, cayendo a su lado y colocando una mano sobre su hombro—. ¿Rafe? —preguntó mientras sus ojos buscaban heridas en su cuerpo. Seguro, odiaba su actitud la mayoría del tiempo, pero aún le importaba. No quería hacerlo, pero así era—. ¿Qué mierda pasó?
Rafe alzó la mirada para encontrarse con la de ella. Sus ojos se suavizaron por un segundo, antes de volver a endurecerse y que fueran nublados por la oscuridad—. Nada —escupió, llevando su brazo hasta su pecho para quitarse su mano de encima. Aclaró su garganta, y entrecerró los ojos, analizando su rostro—. ¿Qué estás haciendo aquí?
Izzy pestañeó—. Mi papá... él quería que me disculpara por Midsummers y... quería ver a Sarah —murmuró, intentando descifrar la situación en la que se encontraba. Sacudió su cabeza un segundo después para ocultar su preocupación—. Me llamó y me contó que John B salía hoy del hospital. Aparentemente está viviendo con ustedes. Yo solo... quería ver si estaban bien... supongo.
Rafe rió, burlón—. ¿Desde cuándo te importa? —preguntó, amargo—. Como sea. No están aquí de cualquier forma.
Izzy no dijo nada. Solo lo observó, intentando descubrir sus pensamientos, pero sin obtener resultados. Eso pasaba mucho últimamente con Rafe—. Dime qué pasó —suspiró finalmente, señalando el brazo que él sostenía contra su pecho.
Rafe la miró por un momento demasiado largo. Él parecía estar en guerra consigo mismo, peleando contra las ganas de soltar todo lo que albergaba en su mente. Pero entonces suspiró, y abrió la boca—. Ese tipo... Barry... de quién consigo... cosas pasó —admitió lentamente—. No conseguí el dinero para él a tiempo... así que me dio esto —estiró su brazo, revelando la gran quemadura. La piel estaba cubierta de ampollas, causando que Izzy tuviera que hacer fuerzas para no soltar una arcada ante la visión—, y se llevó mi moto. Va a matarme si no consigo el dinero.
—Oh —fue todo lo que Izzy logró decir. No sabía qué decir. Por supuesto, esto se trataba sobre su aparente adicción. Eso la molestó. Pero esto se sintió diferente. No sabía qué hacer. Las palabras que quería decir estaban en la punta de su lengua, pero se rehusaban a salir de sus labios, dejándola con nada más que mirarlo.
Así que no habló, en su lugar, actuó sobre sus pensamientos. Se le acercó e intentó tomar su mano, pero él la alejó y volvió a llevar su mano a su pecho. Izzy solo observó su reacción y resistió las ganas de rodar los ojos. Se estaba volviendo demasiado predecible. Ni siquiera sabía por qué seguían saliendo. Tal vez ya era un hábito. Tal vez era por sus padres. Como sea. Lo odiaba
—Izzy, no —escupió Rafe bajo su respiración, desviando su mirada al suelo. Suspiró un segundo después, y colocó una mano en su cabello mientras soltaba un bufido. Miró a Izzy de reojo, entonces mojó sus labios y se giró a ella—. Solo... ¿crees que podrías escribirme un cheque o algo? Solo... necesito pagarlo. Solo sería...
Izzy bloqueó la voz de Rafe y solo lo miró. Observó aquellos ojos azules que solían hacerla sentir segura, y se percató que solo se sentía atrapada. Él había cambiado. La hacía sentir que no era nada. Ese chico que la miraba como si fuera azúcar, picante y todo lo bueno había muerto, y había sido reemplazado por una pobre excusa de hombre al que solo le importaba drogarse. Ni siquiera le importaba que se había transformado en más monstruo que hombre.
Su ceño se frunció sobre su rostro mientras estudiaba sus facciones, y entonces vio algo que envió escalofríos a su espalda. Vio el resto de su vida frente a sus ojos. Pero esto era distinto. No era dulce. Vio el resto de su vida frente a sus ojos, y odió cada parte de ella.
En aquellos pocos momentos volátiles, Izzy vio a ambos en un matrimonio sin amor. Los vio pelear cada noche por mierda estúpida como quién se había tomado la última botella de cerveza. Vio una versión de sí misma.llorqndo hasta caer dormida porque Rafe estaba durmiendo con otras mujeres y mintiéndole. Lo vio todo, y entonces se percató que la prescripción de su vida sería la misma que su madre había vivido.
Y entonces, se dio cuenta.
Izzy se percató que si se quedaba con Rafe Cameron, se convertiría en su madre, y no la versión que adoraba. Se convertiría en la parte de su madre que dejó que un hombre la hiciera sentir una mirada. Izzy ya había pasado por eso. Casi la había roto... y despedazó a su madre. La historia de repetiría, y no quería eso. Claro, una parte de ella siempre perseguiría la imagen de su madre, pero no quería convertirse en Julia, sin importar lo mucho que la gente lo esperara. No podía hacerse eso. La mataría y, a pesar de todo lo que podrías pensar, Izzy Windsor no quería convertirse en un cadáver.
Necesito que seas mejor que yo, la voz de Julia hizo eco en su cabeza cuánto más miraba su futuro. Su madre se lo había dicho años atrás, e Izzy obedeció. Se lo había prometido a su mamá. Prometió ser mejor que ella. Pero... tal vez mejor no significa seguir sus pasos, intentando convencer a todos que no estaba muerta por dentro. Tal vez ser mejor significaba forjar su propio camino. Tal vez significaba abandonar su pasado. Podía ser libre. Podía si se lo permitía. Y así lo hizo.
—¿Qué te pasó? —soltó Izzy, sorprendida ante sus propias palabras.
Rafe la observó, confundido—. Acabo de decirte.
Izzy podía escuchar su corazón bombeando contra sus oídos, pero no se atrevió a detenerse—. No, quiero decir, ¿qué te pasó? —preguntó, su voz derramando veneno—. Solías ser la persona a la iba por todo. Solías hacerme sentir que valía algo. Ahora me llamas zorra, y me tratas como mierda —las lágrimas inundaban sus ojos ahora. No sabía por qué estaba llorando, y no quería saberlo, pero no pudo evitar que las lágrimas se derramada sobre sus mejillas—. Fue el aniversario por la muerte de mi mamá y ni siquiera me llamaste. Estuviste allí cuando murió, Rafe. Estuviste allí para mí. Y ahora ni siquiera te importa. No te importo. Todo lo que te importa son las drogas, y me tratas como si para lo único que fuera buena es para sexo y dinero. Eso está jodido.
Rafe la miró confundido, y entonces comenzó a reír. Tampoco era una risa cálida. Era el tipo de carcajada que enviaba escalofríos por tu espalda y dejaba una sensación desagradable en tu pecho—. ¿Qué? ¿Ahora estás llorando? Wow. ¿Qué otra novedad hay? —resopló, negando la cabeza—. ¿Sabes qué está jodido? Que me acuses de esta mierda. Obviamente me importas.
A Izzy no le importaba si las chicas bonitas no lloraban, odiaba sentirse así y no le interesaba detenerse. Solo ignoró las lágrimas y sacudió su cabeza—. Estoy cansada de esto, Rafe —murmuró, encogiéndose de hombros ligeramente. Esto era todo. Este era el final—. No quiero seguir haciendo esto. No quiero estar contigo. No puedo, y no lo haré.
Rafe frunció el ceño—. ¿Qué estás diciendo? —cuestionó, su voz más suave ahora.
Izzy limpió las lágrimas de sus mejillas, entonces se colocó de pie y lo miró con sus brazos cruzados sobre su pecho—. Terminamos —escupió—. Estoy... estoy terminando contigo.
Los ojos de Rafe se nublaron, y la miró mal—. Es él, ¿no? —ladró, colocándose de pie y acercándosele. El "él" obviamente era JJ Maybank, quién aparentemente había provocado a Rafe, pero esto no era sobre el chico. Esto no tenía nada que ver con JJ. Se trataba del hecho que Izzy simplemente estaba exhausta. Quería salir, y se percató que solo ella podía liberarse.
Con su voz nuevamente encontrada, Izzy se rehusó a dudar y, en su lugar, enderezó su postura y lo miró—. No —murmuró entre dientes—. Eres tú. Cambiaste. Literamente me estás despedazando, y es tan jodidamente doloroso. Es como si no pudiera respirar. Como si me estuviera ahogando, y tú solo te sientas allí. Te quedas sentado y ni siquiera intentas salvarme. No te importa. Y me está matando.
Ésta vez pareció que sus palabras atravesaron su grueso cráneo, razonando en su cerebro. Los ojos de él se suavizaron un segundo después, mientras buscaba el rostro de ella, y sus manos cayeron a sus lados en rendición. Sacudió su cabeza ligeramente, sin poder creerlo, entonces mojó sus labios y abrió la boca—. ¿Y qué quieres que haga? Puedo arreglarlo. Solo debo conseguir dinero de mi papá y pagarle al tipo. Todo volverá a la normalidad. Podemos volver. Lo prometo, ¿sí? Te amo —escupió, sus palabras rápidas y apresuradas. Intentó atrapar su brazo, pero Izzy dio un paso atrás.
—No amas a nadie más que a ti mismo —clamó Izzy, paseando sus ojos sobre su estado frágil. Lucía patético. Negó y suspiró—. Mira, no sé si alguna vez te amé. No sé si solo salí contigo para hacer feliz a mi papá o qué... pero me importabas. Me importas. Creo que siempre me importarás. Pero preocuparme por ti ha sido la cosa más difícil que he hecho, y no quiero seguir haciéndolo. Todo lo que sé es que no quiero terminar como mi mamá... y si me quedo contigo, lo haré. Así que voy a dejarte ir. Te estoy dejando ir, Rafe... definitivamente ésta vez.
Te estoy dejando ir, Izzy se dijo a sí misma al girarse y caminar hacia su auto, ignorando las plegarias de Rafe. Te estoy dejando ir, pensó, manejando de vuelta a su casa y pasando por las luces verdes, en lugar de esperar a que cambiaran a rojas. Te estoy dejando ir, repitió al tomar las tijeras de la cocina y dirigirse al baño para cortar su cabello justo por sobre sus hombros, deshaciéndose de las puntas muertas. Te estoy dejando ir, habló al universo, observando el espejo y sonriendo a su reflejo.
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Izzy Windsor guardaba rencor. No era buena dejando las cosas ir, pero estaba aprendiendo a hacerlo. Como un bebé pájaro aprendía a volar, ella debía superar su miedo a caer para poder volar. Debía dejar sus miedos, dejar el pasado, y entonces podría ser libre. Porque el pasado era un lugar de aprendizaje, no uno en el que vivir, y no podía esconderse detrás de la sombra de su madre por el resto de su vida o se convertiría en un cadáver, una chica muerta caminante. Estaba aprendiendo el arte de dejarse ir. Era solo un par de pasos, y solo podía esperar estar en el camino correcto.
Te estoy dejando ir, su voz sonó en su cabeza, haciendo eco y pegándose a su cerebro. Sonrió ante las palabras al tomar un par de respiraciones, y comenzó a pintar estrellas en la pared. Las estrellas significaban mucho para ella; hacían las cosas más fácil. Así que, pintó y pintó hasta que la pared lentamente se convirtió en un mural estrellado. No era nada especial, pero la hacía sentir mejor. Así era como dejaba las cosas ir, con un pincel en su mano y una calidez creciendo en su pecho.
Solo después de que terminó de pintar se percató que el peso en su pecho se sentía más ligero. Ella se sentía más ligera. Este era el arte de dejarlo ir, y se sentía refrescante... como si finalmente pudiera respirar. Pero no estaba lista para volar. Seguía aprendiendo, y eso no era algo malo. Algunas personas necesitaban un poco más de tiempo, y ella parecía ser una de ellas. Se daba cuenta ahora, y lo único que podía hacer era ser paciente. No era buena siendo paciente, pero podía intentarlo.
Izzy se dijo a sí misma que debía ser paciente mientras bajaba el pincel y decidía subir a su auto para dirigirse a la residencia Cameron para encontrar a Sarah. Una parte de ella aún no quería necesitar a nadie. Era la parte de ella que forzaba a sus emociones a morir y clamaba que las chicas como ella no podían mostrar su enojo. Pero Izzy era un fuego, y no quería ser extinguida. Lo que quería era tomar a Sarah y decirle todo lo que había sucedido. Puede que también quería descubrir si Sarah estaba bien con toda la situación de Topper y John B. Tal vez ellas finalmente aprenderían a cortar sus relaciones con los puntos muertos y volar. Eso no sería lo peor.
Estacionó en el porche de la residencia Cameron, ignorando la sensación de déjà vu que consumía su subconsciente. Se deslizó fuera de su convertible y cerró la puerta detrás de ella, recordando los eventos que habían pasado solo un par de horas atrás. Estaba segura que Rafe probablemente estaba drogándose o buscando dinero para pagar su deuda, pero honestamente, no le importaba. Él era el punto muerto que había cortado, y mientras abría la puerta e ingresaba a la casa, se percató de eso. Llevó una pequeña sonrisa alegre a su rostro.
El aire se sentía más claro mientras tomaba otro paso hacia el interior y observó alrededor en busca de señal de vida. Nadie apareció en los siguientes segundos, e Izzy estaba comenzando a perder la paciencia. Cálmate, se dijo a sí misma, pero no podía hacerlo. Porque planeaba finalmente visitar la tumba de su madre después de hablar con Sarah, así que la búsqueda la estaba comenzando a poner nerviosa. Pero tal vez no la molestaba tanto. Tal vez podía pedirle a Sarah que la acompañara. Tal vez Izzy la dejaría entrar a su mente.
Con aquellas ideas en mente, Izzy caminó a través de la casa, mirando dentro de las habitaciones. Últimamente, no encontró señal de vida, hasta que pasó por el estudio y encontró dos figuras conversando. Pestañeó y descubrió que las figuras eran John B y Sarah, discutiendo algo en susurros. Estaban tan ensimismados el uno con el otro, que no notaron a Izzy parada en la puerta. Izzy lo tomó como una señal para abrir la boca y anunciar su llegada, pero algo la detuvo. Su curiosidad tomó lo mejor de ella y se forzó a cerrar la boca mientras escuchaba la conversación.
—¿Entonces encontraste el oro? —preguntó Sarah con sus manos sobre sus labios.
¿Oro? Cuestionó Izzy en su cabeza, su ceño frunciéndose sobre su rostro. ¿Qué oro? Se apoyó contra el marco de la puerta y cruzó sus brazos por sobre su pecho, entonces colocó un mechón de su cabello detrás de su oreja para poder escuchar mejor la conversación.
John B asintió—. Sí —dijo, enterrando sus manos en sus bolsillos.
Sarah alzó las cejas—. ¿Pero bajo la casa de una asesina?
—Bueno, sí, algo así —murmuró John B, pasando una mano a través de sus rulos marrones.
Sarah sonrió cálidamente. Le llegó a los ojos, y la hizo brillar—. Eso es perfecto —exclamó. Su sonrisa lentamente se desvaneció de su rostro un segundo después, y suspiró antes de sacudir la cabeza—. Ojalá hubiera estado con ustedes —su voz era más baja ahora, incluso tranquila. Lucía decepcionada... tal vez incluso celosa.
—Bueno —John B le sonrió y se encogió de hombros—, estarás con nosotros esta noche.
¿Qué mierda? Cuestionó Izzy mientras se concentraba en sus pensamientos. No sabía de qué hablaban. La conversación se trataba sobre oro... bajo la casa de una asesina, que parecía tan... tonto. Tal vez estaban hablando sobre una película. O algún juego que inventaron. Cualquier explicación parecía estúpida. O tal vez tenía que ver con—
Y entonces, cobró sentido.
El padre de John B desapareció un par de meses atrás después de clamar que iba a encontrar el oro del Mercante Real. Todos creyeron que estaba loco. Incluso el padre de Izzy clamó que el hombre había perdido la cabeza, y estaba buscando formas de aferrarse a cualquier cordura que le quedaba. Lo había llamado un bueno para nada, e Izzy le creyó. Tal vez ella había estado equivocada. Sabía que nunca debía confiar en las palabras de su padre... JJ Maybank era la prueba de eso. (No la malentiendas, seguía encontrándolo molesto, pero no era lo que su padre había dicho.)
Pero olvida la percepción jodida de su padre sobre las personas con menos dinero que él. Si estaban hablando del mismo oro del Mercante Real, entonces esa era la razón por la que el padre de John B había ido al océano meses atrás. No había vuelto desde entonces. Estaba perdido. Probablemente muerto. Y John B estaba llevando a Sarah al mismo camino.
Izzy no podía permitir que John B arrastrará a Sarah a una misión suicida. No sabía lo que haría si perdía a Sarah, especialmente cuando estaba aprendiendo a soltarse. No podía permitirlo.
—¿Qué oro? —cuestionó Izzy abruptamente, su voz silenciando su conversación y causando que se giraran hacia ella con los ojos abiertos.
—Izzy, ¿qué diablos? —soltó Sarah, mirándola sorprendida.
Izzy solo se encogió de hombros y alzó una ceja—. ¿Oro? ¿Se refieren al oro del Mercante Real? —cuestionó—. ¿Realmente van a encontrar ese oro? La gente ha estado buscando esa mierda por décadas —sus ojos viajaron entre ambos, pero ninguno mencionó palabra. Ella soltó un pequeño resoplido burlón en respuesta—. Supongo que, haz lo que quieras, pero no creí que estabas tan loco como tu padre, John B.
—No lo estamos —escupió John B, negando—. No hay oro. Solo estábamos hablando sobre el.
Izzy le dio una mirada en blanco—. ¿Crees que soy estúpida? —murmuró, caminando dentro de la habitación y mirando al chico, entrecerrando los ojos. Él se removió ligeramente bajo su mirada dura—. Literamente acabo de escucharte decir que está bajo la casa de una asesina, y no sé qué decirte, pero suena falso como la mierda. Probablemente es una búsqueda del tesoro, honestamente.
Sarah aclaró su garganta y dio un paso adelante, parándose entre ella y John B—. Tu cabello luce bien, Iz —remarcó, sonriendo ligeramente a la chica rubia—. ¿Fuiste hoy a la peluquería?
Izzy posó su mirada sobre los marrones ojos de Sarah y alzó una ceja—. ¿Cambiando de tema? Golpe bajo —remarcó, bufando ligeramente. No pretendía sonar tan... bueno... como su usual actitud de perra, pero estaba molesta porque Sarah no le contara algo que podría poner en riesgo su vida. Sarah sabía cuánto Izzy odiaba perder a personas. Sabía lo que le haría si Sarah se perdía en el océano o era asesinada por aparentemente una loca asesina con hacha—. Creí que éramos amigas, S. Las amigas no tienen secretos entre ellas.
El silencio las consumió después que esas palabras dejarán los labios de Izzy, y las adolescentes solo se observaron la una a la otra. Traición y dolor nadaban en los ojos de Izzy mientras observaba los marrones de Sarah y buscaba las respuestas que necesitaba con desesperación. No debería haberla afectado tanto, pero lo había hecho. Sabía que debía dejar de guardar rencor, pero no podía evitarlo, especialmente cuando la gente que se suponía en que confiaba mantenían en secreto una parte de sus vidas. Y sí, sabía que no tenía derecho a saber todo de nadie, pero esto era distinto. Esta era Sarah, posiblemente la única amiga real que le quedaba, y no podía perderla porque un chico estúpido la convenció a arriesgar su vida por él. Ella simplemente no quería ver el nombre Sarah Cameron en las noticias porque había sido asesinada mientras buscaba oro que probablemente solo era un mito.
Otro segundo pasó, y entonces Sarah dejó caer sus hombros y soltó un suspiro pesado—. Izzy, no puedes decirle a nadie —soltó—. Sí... John B encontró el oro.
—Sarah —resopló John B, dándole una mirada.
Sarah solo se encogió de hombros—. Es Izzy —murmuró.
Una sonrisa encontró su camino al rostro de Izzy, pero rápidamente la ocultó con una mueca. Aclaró su garganta y volvió a colocar sus ojos sobre el rostro de John B. Él parecía irritado, y eso la hacía feliz por alguna razón—. ¿Solo ustedes están involucrados en esta misión suicida? —preguntó, dejando que sus pensamientos controlaran su voz.
John B la miró por un segundo, contemplando si podía confiar en la chica que era conocida por ser una perra traicionera. Pero entonces, algo brilló en sus ojos, y suspiró en derrota—. No, hay... otros —murmuró, cruzándose de brazos.
Hay otros. Otros. John B no tenía muchos amigos, y no era como si Izzy pudiera juzgarlo porque solo tenía una y ni siquiera estaba segura de que le agradara mucho a Sarah de todas formas. Pero, como sea, eso solo significaba una cosa. John B debía estar hablando de sus amigos Kiara, Pope, y JJ. La rama de espinas apretó su corazón en cuanto comenzó a pensar en el chico Maybank. Tuvo que sacudir la cabeza para librarse de aquellos pensamientos. No debería estar pensando en él ahora, pero seguía resurgiendo en su mente.
Izzy aclaró su garganta y entrecerró los ojos hacia el chico Routledge—. Ah, ¿tienes formado al equipo Cazamisterios, huh? —remarcó, sonriendo ligeramente—. ¿Supongo que tus amigos también son parte de esto? ¿JJ? —mierda. ¿Por qué preguntó? Arrugó los labios, intentando ocultar su irritación consigo misma. Realmente debía comenzar a pensar antes de simplemente soltar las cosas.
John B frunció el ceño—. ¿Por qué preguntas?
—No es de tu incumbencia —escupió Izzy. Sonaba a la defensiva. ¿Por qué estaba tan molesta por esto? No lo sabía. No estaba segura de si quería averiguarlo.
Lo que sí sabía era que Sarah seguiría a John B al final del mundo, y eso significaba acompañarlo en su búsqueda del tesoro. Significaba que arriesgaría su vida al ir a la casa de una asesina, e Izzy no podía permitirlo. Izzy no podía perder a nadie más, no cuando estaba intentando dejar ir al pasado. Si perdía a Sarah, retroceder Is demasiados pasos como para poder volver a retomar su camino. Estaría pérdida, sin ninguna esperanza. Sería la chica muerta andante que ahora temía convertirse.
Todo eso dejó a Izzy sin ninguna otra opción que convencer a John B de dejarla unirse a la cacería. Así podía asegurarse que Sarah se mantuviera alejado del peligro. Además, JJ estaría allí. No sabía realmente por qué eso importaba, pero disfrutó quemar sus uniformes de porrista con él, así que tal vez también disfrutaría esto. Después de todo, estaba aburrida, así que tal vez esto la ayudaría. Y seguramente iba a molestar a su papá si lo descubría, lo que solo la convenció más de que estaba tomando la decisión correcta.
Un parte de de ella que había enterrado, quería morder la mano que la alimentaba tan desesperadamente, y unirse en una misión suicida era la forma definitiva para asegurarse que sangrara cuando sus dientes se enterraran en la carne. Esa idea la animó, tirando de sus labios en una sonrisa.
—Mira —comenzó Izzy, entrecerrando los ojos hacia el chico Routledge, y dando un paso adelante—, guardaré el secreto si me dejas ir.
John B pestañeó un par de veces—. ¿Por qué querrías hacer eso? —cuestionó, su voz amarga. Estaba claro que no le agradaba, y ella no podía culparlo—. Literalmente eres millonaria. ¿Para qué necesitas el dinero?
Izzy rodó los ojos—. Billionaria —resopló, entonces sacudió la cabeza y suspiró—. Pero ese no es el punto. Estoy aburrida, y claramente ustedes no saben cómo convertir el oro en dinero. Yo sí. Mi padre tiene conexiones y yo puedo... conectarlos.
John B negó—. No necesitamos tu ayuda.
—Cierto, bueno —resopló Izzy. Chasqueó la lengua y sacudió su cabeza—. ¿Dónde vas a cambiar el oro, entonces? ¿Huh?
El chico Routledge se encogió de hombros—. Tengo... formas.
Izzy le dio una mirada y cruzó sus brazos por sobre su pecho—. ¿Formas? ¿Qué formas? —desafió con un tono monótono. Alzó las cejas, como diciéndole que expandiera su aclamación—. Me retiraré si mencionas una.
Después de un segundo, John B suspiró en rendición y arrojó sus manos al aire—. Eres un dolor en el trasero, Windsor—, murmuró, sacudiendo la cabeza. La miró de reojo, entonces alzó su mano, gesticulando para que la estrecharan—. Bienvenida a bordo.
Izzy sonrió y tomó su mano, estrechándola—. Es un placer hacer negocios contigo, Routledge —remarcó, su voz llena de orgullo. Siempre había sido buena en obtener lo que quería.
Una pequeña carcajada escapó de los labios de John B—. JJ dijo que eres... persistente.
¿JJ había estado hablando sobre ella? Izzy ignoró la forma en que la rama se envolvía alrededor de su corazón ante la idea—. ¿Quieres decir manipuladora? —preguntó, en lugar de dejar que sus pensamientos del inconsciente controlaran su voz.
John B hizo una mueca, entonces asintió—. No quería decir--.
—¿JJ habla sobre mí? —soltó Izzy. Mierda. ¿Por qué dijiste eso? Buen trabajo en no dejar que tu subconsciente tome el control.
Los ojos de John B se abrieron ligeramente antes de entrecerrarlos en rendijas y desviar su mirada hacia el rostro de Sarah. La chica solo alzó una ceja en su dirección, cuestionando por qué la estaba mirando a ella en busca de respuestas. Él aclaró su garganta y abrió la boca antes de volver a cerrarla—. Um... —vaciló, llevando una mano a su barbilla—. Miren, ahora que las dos están involucradas, no sé cómo se lo tomará el resto del grupo.
Antes que Izzy pudiera cuestionar por qué estaba cambiando el tema o por qué estaba actuando tan raro, Sarah habló—. ¿Qué quieres decir? —preguntó, su voz alzándose una octava—. Dijiste que estaban de acuerdo.
John B alzó sus manos en rendición—. Sí, bueno, eso era antes que Izzy decidiera que quería ser madre Teresa —exclamó, apuntando a Izzy con su mano.
Izzy solo rodó los ojos.
Sarah lo miró, entrecerrando los ojos—. ¿Kiara dijo algo?
John B negó—. No.
Sarah arrugó los labios—. Eres el peor mentiroso que conozco —murmuró, negando y cruzando sus brazos por sobre su pecho.
—Sí, lo eres —agregó Izzy.
John B ignoró el comentario de Izzy—. Mira, cuando eras solo tú, creí que podía convencer a Kie, pero ahora que son ustedes dos... —vaciló, sacudiendo la cabeza—. Será difícil, pero lo lograré. ¿Sí? La convenceré.
—No quiero nada —informó Izzy abruptamente antes de que la habitación cayera en un silencio incómodo—, tal vez eso la calmará un poco.
Sarah miró de reojo a Izzy y suspiró—. Iz, conoces a Kiara —murmuró, encogiéndose de hombros.
Izzy miró a la chica... realmente la miró. Vio a la chica frente a ella en su primer año, diciéndole que ya no podían ser amigas. Y entonces vio a la chica que dejó a Kiara, volviéndola una forastera entre la gente que se suponía que encontraría apoyo. Vio el pasado mirándola de vuelta, y llenó sus venas con fuego—. Sí, y nosotras la lastimamos —escupió, su voz desbordando veneno—. Tiene una razón para estar molesta, así que tal vez si no tomamos parte del dinero, entonces estará de acuerdo. De todas formas, no necesitamos el dinero.
Los ojos marrones de Sarah se suavizaron, y mordió su labio, pero no dijo nada. No tenía que hacerlo. Izzy sabía qué estaba pensando. Ellas se arrepentían a cierto grado por lo que le habían hecho a Kiara. Habían hablado al respecto en ciertas ocasiones, y expresaron su preocupación. Pero no podían simplemente disculparse. Era demasiado tarde. El daño ya había sido hecho.
John B aclaró su garganta y unió sus manos—. Se supone que debemos encontrarnos con los demás en diez, así que nos preocuparemos por eso entonces —dijo al girarse a Sarah y colocar sus manos sobre sus hombros. Colocó una mano sobre su rostro, acariciando su mejilla—. Todo saldrá bien. Lo prometo —su pulgar reposó sobre su mejilla cubierta por pecas—. Ella estará de acuerdo si se lo explico.
Sarah posó su mano sobre la de él y la sostuvo contra su rostro—. ¿Estás seguro? —preguntó con un tono suave.
—Sí —dijo John B, sonriendo ligeramente—. Una vez que todos sean parte, estarán emocionados.
Izzy rodó los ojos hacia ellos. Sabía que estaba siendo una perra prejuiciosa, pero honestamente no podía soportar mirarlos. Una parte de ella sentía que John B solo estaba utilizando a Sarah. Tal vez tenía que ver con el hecho que Izzy había sido tratada como si solo fuera un cuerpo por toda su vida. Tal vez no debería ser tan rápida para criticar únicamente basándose en sus propias experiencias.
Porque el detalle era que: Izzy Windsor guardaba rencor. Tenía un chip en el hombro por todos los hombres que la habían tratado como la mierda, y tal vez eso estaba influenciando su percepción de las relaciones por completo. Pero no podía evitarlo. No era buena dejando las cosas ir, pero estaba intentándolo. Estaba intentando aprender cómo ver el pasado como solo un lugar de aprendizaje, y no un lugar en el que vivir. Tal vez, si hacia eso, entonces podría volver a creer en el amor. Y tal vez esta misión suicida sería la que la librara. Porque así era cómo Izzy dejaba las cosas ir, dando un salto de fe, y confiando que alguien la atraparía.
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