43.
Los latidos de Geonhak se vieron afectados a la inesperada noticia que había acabado de recibir.
La persona a la que más amaba estaba delicada de salud; en un abrir u cerrar de ojos, la mirada del moreno se encontraba nublada por las lágrimas que había intentado aguantar.
Las travesuras, la sonrisa que su abuela le daba cada mañana parecía que estaba tentada a ya no poder ver cada día.
El celular del robusto volvió a su bolsillo mientras que sus manos su rostro hasta la altura de sus ojos para cubrirlos. En esos momentos solo necesitaba una luz que lo alumbrará en sus noches oscuras, en sus momentos más difíciles.
El chasquido de la puerta de su oficina se escuchó. Gunmin había encontrado una nueva forma de tocar la puerta de cristal del moreno sin mancharla con alguna huella digital; aveces el más delgado podía ser tan torpe y tan tierno en ocasiones, aquellas ocasiones que Geonhak amaba ver del contrario; sin embargo ese no era el día.
Al no recibir respuesta por parte del moreno el más bajo se apresuro a entrar para poder asegurarse de que todo estaba bien; el cuarto tenía el horrible ambiente tan pesado, ver encorvado al moreno sobre su escritorio no era tan agradable, eso lastimaba su corazón. Los pasos del más pequeño se apresuraron hasta poder escuchar los hipeos de Geonhak más cerca, no dudo en tomar las manos de Kim para poder alejarlas y dejar el paso libre para poder abrazarlo.
Las manos grandes del moreno tomaron el cuerpo de Seoho con tranquilo, y toda la suavidad que podía; no quería lastimar algo tan delicado como lo era su pequeño.
— Le dio un infarto— los hipeos de Geonhak no habían permitido que aquella frase saliera del todo clara. Gunmin no podía comprender del todo; su cuerpo se congelo por completo cuando cayó en cuenta de quién se trataba, sus ojos no tardaron en lagrimear sin saber que decir. — Está delicada
Un suspiro de alivio salió de los labios del menor, agradecía que siguiera viva. No tenía idea de que pudiese ser si ella no estaba.
⛵
Los pisotones de Gunmin se dirigieron con gran velocidad hasta la habitación donde se encontraba anciana.
Geonhak tenía la mirada tan triste, era algo que no podía controlar y que se pudiera evitar. Su abuela había estado ahí para él en cada momento, cuando aprendió a andar en bicicleta, cuando echo a perder cosas que debía aprender por si mismo, incluso cuando su madre lo dejaba varios meses, años solo.
— Está dormida, en unas horas estará sonriendo. — no se podía decir más sobre la mirada de Seoho, así como Geonhak tenía una mirada triste; de cierta forma parecía como su abuela, era tan dulce y tan directa. Sus manos sujetaron con fuerza las del moreno quién solo asintió si decir una sola palabra.
Terminó por sonreír con tristeza y acercarse a Kim y así poder abrazarlo con toda el cariño que esté pudiese darle.
— Geonhak. — la voz de Youngjo se escuchó a lo largo del pasillo del piso donde estaba la habitación, así como ambos chicos este estaba triste, confundido. ¿Cuando había ocurrido todo esto?
Los tres chicos se encontraban en total silencio mientras esperaban a qué despertara la anciana. Gunmin no pensó en soltar la mano del moreno sin razón alguna, quería que Kim tuviese un apoyo emocional en él, lo cual no era tan difícil.
Youngjo se levantó de su lugar con preocupación, quería saber si había algo que pudiese hacer. Observo por la ventana de la puerta a la anciana quien trataba de abrir los ojos, su corazón latió con fuerza al verla con aquellos gestos de confusión.
— Kim. Tu abuela despertó
La mirada de ambos chicos quienes seguían sentados se dirigieron hacia él más alto de los tres, este tenía su vista tan concentrada en la linda dama.
El moreno no pensó dos veces en ponerse de pie y caminar hacia la habitación y poder entrar a está, mientras que los otros dos chicos hacían lo mismo.
La tierna mirada de aquella dama se dirigió con alegría hacia los chicos que tenían miradas tristes, sus ojos estaban rojos al igual que sus labios y la punta de sus narices.
— ¿Alguien se murió?
Gunmin empujó ligeramente a Kim para dejar ver a la dama que trataba de sonreír.
— Oh mi Gunminie, Geonhakkie, Youngjonie. No lloren
El más delgado camino con tranquilidad hasta la cama de la señora que terminó por ofrecerle su mano. Esta se encontraba algo fría, pero no del todo.
— ¿Volveremos a hacer pastelillos?
— ¿Quieres engordar a Geonhak, cierto? No lo puedes negar, Kim es tu objetivo, cuídalo bien.
— Abuela. — aquel chico que se parecía al viejo amor de la susodicha por fin logro encontrar las palabras para llamarla, su corazón también había sido tentado al escuchar aquella noticia fría por parte de Seoho. — No te vayas
— ¿Piensas que le dejaré el camino libre a ese chiquillo de poca estatura? — la dulce y divertida risa de la mujer no tardó en alegrar los sencibles corazones de los tres chicos.
El único chico que no dijo una sola palabra fue el moreno que solo se acercó para poder abrazar con dulzura y suavidad a la más anciana. No podía perder algo que era tan valioso como ella.
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