Capítulo 9: Al fin.
Izuku fue por los pasillos de la mansión hasta el campo de entrenamiento, en donde se encontraba ahora su alfa, con su mejor amigo "entrenando", no sabía si Katsuki sabía cómo luchar.
Aunque parecía que si, su agilidad y músculos no llegarían solos. Toru le seguía, ella estaba hora siempre a su pendiente mientras que Ochako se encontraba con su madre.
Al llegar al lugar de entrenamiento pudo ver como el rubio noqueaba a dos contrincantes fácilmente, tenía una sonrisa socarrona en la cara y estaba muy, muy sudado, una capa brillosa estaba sobre su piel como una manta.
Podía ver las gotas de agua escurrirse por su rostro y caían de el al suelo.
-¡Llevo toda la tarde pateando traseros, ¿No hay nadie que me haga frente!?- una exclamación del alfa hizo a los otros guardias temblar, era un salvaje nadie podía con el.- ¡Cabellos de mierda, hay que mostrarles como se pelea!
El alfa de cabellos rojos pareció haber aceptado su final y se lanzó al combate contra Katsuki. Izuku no pudo evitar dejar salir su aroma emocionado, eso atrajo un par de miradas.
No muchas veces el iba a los lugares de entrenamiento, en parte porque no tenía tiempo y la otra era porque podría desconcentrar a los alfas que estaban allí.
El podía ponerse muy animado con sus luchas, le gustaba verlos pelear, tambien quería intentarlo, pero su padre no se lo permitía.
"No es cosa de Omegas"
Entendía que quería cuidarlo, sabía que su cuerpo no era tan fuerte como para hacerle frente a la fuerza bruta de un alfa, aunque eso lo compensaba con sus clases de gimnasia, no tenía su flexibilidad por nada.
-¡Tu puedes Kacchan!- Izuku exclamó haciendo que el rubio le volteara a ver, una sonrisa aún más salvaje se formó en el rostro del rubio y vió como Kirishima tragó saliva.
-Ay no.- el peli-rojo sabía que ese instante iba a morir, pues ahora su amigo se querría lucir ante su Omega.
No pasó ni tres minutos y Kirishima ya estaba con la cabeza metida entre un fargo de paja, completamente noqueado. Katsuki rugió ante su victoria poniendo un puño sobre su pecho y miraba a su pecoso con la misma sonrisa de antes.
-¡Increíble, Kacchan!- Izuku chilló animado y asombrado al ver como acabó con el peli-rojo sin mucho esfuerzo.
Katsuki fue de hasta donde estaba su pareja, el pecoso le dió un pequeño trapo para que se pudiera secar el sudor y volvieron a dentro, Kirishima por otro lado, luchaba, junto a otros para poder salir de la paja.
-¡Peleas increíble Kacchan, no tienes casi rasguños y acabaste con muchos!- Katsuki admiraba ese brillo en los ojos verdes, era reluciente y podría dejarlo ciego.
-¿Estuviste mirando desde mucho?- el rubio preguntó, no se había dado cuenta de que el pecoso le había estado observando desde hace un rato quizás.
-En realidad no mucho, pero si ví como peleaste contra dos y cayeron enseguida, fue increíble.- el corazón del alfa latía desenfrenado, más rápido que cuando estaba peleando.- hay que darse una ducha antes de la cena, vamos Kacchan.
Izuku tomó del brazo al rubio y lo guió por los pasillos a su habitación. Katsuki sonrió de medio lado con algo de malicia, tendrían algo diversión antes de la cena.
(...)
Los meses pasaron más rápido de lo que a Izuku le hubiera gustado, su tiempo se dividió entre, sus clases, estar con su madre, y estar con Katsuki.
Incluso Momo y Shoto le habían visitado una vez, el bicolor le había agradecido por haberlo animado aquella vez en el baile de hablarle a la alfa de cabellos negros.
En cuanto Momo estaba casi flotando sobre una nube muy feliz. Tuvo que aguantar los celos del rubio al ver que era unido a dos alfas, pero no pasó nada grave.
Ahora se encontraba parado frente a la puerta del cuarto donde se encontraba su madre dando a luz a su pequeño hermano.
Estar ansioso era muy corto para como se encontraba en ese momento, daba vueltas de un lado al otro en el pasillo, rogando a los dioses para que todo saliera bien.
Inko ya era alguien mayor, y que fuera casi infértil podría hacer que su parto sea algo riesgoso.
-Deku...- el llamado del rubio le hizo parar y para mirarlo.- vas hacer una zanja en el suelo sigues de esa forma.
Un puchero involuntario se formó en su rostro por molestía, aunque, sabía lo que el rubio trataba de decirle. No dijo nada, y solo fue hasta donde estaba el y meter su rostro en el cuello del alfa, era mejor estar allí.
-Va a estar bien, tu madre y tu hermano estarán bien.- Katsuki dejó un pequeño beso en la cabeza del Omega y le acarició la espalda, podía sentir todos los nervios y la ansiedad de su pareja, no quería verlo de esa forma.
Izuku solo asintió contra el cuello de Katsuki, se quedó allí esperando, hasta que pro fin, en lo que le pareció horas, la puerta de abrió. El pecoso se despegó del rubio y fue hasta el umbral, mirando expectante a Ochako.
-¿C-cómo están?- Izuku preguntó, y Ochako le sonrió tranquila.
-Ellos están bien, tu hermanito nació sano.- un suspiro de alivio salió del pecoso cuando la escuchó, la castaña se hizo a un lado para darle paso a la habitación.
El Omega no perdió tiempo y entró, en una cama de sábanas blancas, estaba su madre con una pequeña bolita envuelta en tela sobre sus brazos, Yagi estaba a su lado, y se miraban muy contentos.
-Ven a mirarlo Izu, se parece mucho a tu padre.- la Omega mayor le dijo cuando lo vió, se acercó despacio a ellos y miró al pequeño en los brazos de su madre.
Era tan pequeño, tan suave, y delicado, no sabía si podía verlo mucho si quiera, parecía que lo podría romper solo con eso. Su cabello era amarillo con el de Yagi, y sus ojos azules, una copia en miniatura del rubio mayor.
-Es tan bonito.- murmuró bajito, llevó una de sus manos hacia una de las mejillas del cachorro, era tan suave y tierno.- ¿Que nombre le pondrán?
-Mirio.- respondió el rubio mayor, y su madre asintió alegremente, ese sería el nombre de su hermano.
-Es un buen nombre, me alegro tanto por ustedes.- chilló completamente feliz, estaba emocionado, si así de lindo eran los cachorros no podía esperar mucho para que los suyos nacieran.
-¿Quieres sostenerlo un poco Izuku?- el pecoso miró a su madre algo asombrado, no se esperaba que le dijera algo como eso, pero aceptó felizmente, aunque algo asustado.
Izuku tomó el cachorro con cuidado en sus brazos, sus ojos brillantes y azules le miraba expectante. Era tan calentito y pequeño, le daba ganas de abrazarlo con fuerza, pero sabía que no podía hacer eso.
-Quiero mostrárselo a Kacchan.- dijo y miró a su madre esperando su aprobación, ella asintió suavemente y Yagi también.
Caminó despacio hacia la puerta del cuarto, miró de reojo como su padre abrazaba con cariño a su madre, susurrando le cosas al oído que le hacía sonreír.
Al estar afuera del cuarto miró al rubio, quien estaba esperándolo algo impaciente, pero al notar su presencia fue hasta el, notando al pequeño bulto en sus brazos.
-Mira Kacchan, es mi hermanito, es muy tierno.- Katsuki sintió su corazón hincharse, ver a su Omega con un cachorro en sus brazos y ese aroma lechoso brotando felizmente de el, le hacía sentirse codicioso.
Quería que ese cachorro fuera de ellos, que Izuku lo tuviera de esa forma y sonriera así teniendo una pequeña parte de los dos, pero eso no significaba que no estuviera feliz al ver el hermano del Omega.
-Felicidades Deku.- sonrió con cariño haciendo que al pecoso sonrojar, ese brillo de color rosa sobre sus mejillas, nunca se cansaría de eso.
-Es un cachorro de lo más varonil.- Kirishima llegó al lado del rubio haciendo reír al pecoso con su comentario.
Izuku llevó al pequeño de vuelta con su madre, cuando lo soltó sintió un pequeño jalón en su pecho, el quería tenerlo más tiempo, pero debía dejárselo a su mamá, así podría acostumbrarse mejor al aroma que ella dejaba salir.
Cuando llegó la noche y el pecoso estaba en su cama con su alfa, Izuku se apegó al pecho del rubio ronrroneando suavemente, Katsuki le acariciaba la espalda desnuda suavemente.
-Kacchan, ¿Como crees que sean nuestros cachorros?, Yo quisiera que se parecieran a ti.- era algo tierno, imaginar a un mini Kacchan en sus brazos, cada vez que pensaba en eso su corazón se aceleraba.
Por su parte, Katsuki no quería eso, preferiría que sus cachorros se parecieran más al pecoso, lindos, pequeños y gentiles. No sabía si podría soportar a una versión de si mismo más pequeño. Pero, de todas formas, serían sus pequeños, suyos y de su hermoso Omega, los iba amar fuera como fueran.
-No importa Deku, yo solo quiero tenerlos lo más pronto posible, verte hinchado con mis cachorros es algo que sueño bastante, serías más grande, mucho más para agarrar.- el rubio bajó una de sus manos a los glúteos del Omega y los apretó.
Se ganó un chillido avergonzado y un pequeño golpe en un brazo. Rió por ello, sabía que esos golpes no eran en serio y solo le hacían algo de cosquillas.
Katsuki miró como el pecoso se apartó de su lado, alzó una ceja sin entender, pero después sonrió con al ver como deslizaba su 'bata' por los hombros.
-¿Oh, con eso quieres?- Katsuki iba a tirarse sobre el pecoso como un lobo a su conejo de cena, pero éste se lo impidió poniendo una mano sobre su hombro mientras negaba lentamente.
La bata que tenía puesto el pecoso era abierta en la espalda, la tela fina apenas podía tapar su pecho y le llegaba hasta los muslos, Izuku soltó la pequeña tela de su cuello y la dejó deslizarse hacia abajo.
La tela casi transparente cayó incluso más bajo de sus muslos revelando su cuerpo. Tomó una mano del rubio, quien le miraba entre intrigado y confundido, y la llevó hasta su vientre.
Izuku pudo sentir los leves temblores que empezó a tener el rubio, además de que sus ojos parecían que en cualquier momento saldrían de sus cuencas.
-Aquí Kacchan, se ha puesto más suave el último mes.- sonrió con cariño dejando que el rubio presionara su suave piel, en efecto, era más suave, pero al mismo tiempo ligeramente abultado, apenas imperceptible, quizás por eso no se había dado cuenta del cambio.
-P-pero tu aroma...- Katsuki sabía que lo omegas en cinta soltaban un aroma lechoso y floral, era diferente al aroma del pecoso, que era más fresco, como la menta.
-Me la he pasado con mamá el último mes, y ella me ha estado bañando con su aroma de leche y miel, por eso no te has dado cuenta.- Izuku miró como el rubio se lanzó hacia el abrazándolo con algo de fuerza, ronrroneaba cerca de su oído y acariciaba su vientre con cariño.
-Mi cachorro, lo tendré pronto, gracias Deku.- Izuku podría jurar que si Katsuki tuviera una cola, la estaría meneando cual cachorro emocionado.
Esa noche, Katsuki abrazó por la espalda al Omega, colocando sus manos sobre su vientre, tocando y apretando con cariño.
Una semana después, Izuku tomaba su bolso amarillo favorito, miró a los lados queriendo recordar a detalles su habitación. La verdad nunca se acostumbró por completo a la vida que tuvo después de los quince, pero de cierta manera la iba a extrañar.
Lo que no extrañaría serían las clases con Nemuri, ni en mil años.
Salió hacia afuera donde todos le esperaban, sus padres y la mayoría de sus maestros, y sus más leales amigos.
-¡Te vamos a extrañar mucho joven amo, no se olvide de nosotros y visítenos pronto!- Toru y Ochako le dieron un abrazo gigante, casi lo dejan sin aire en los pulmones.
Se despidió y Aizawa, Nemuri, de su maestro de música Yamada y de los demás, por último abrazó con cariño a sus padres y besó la mejilla de su hermano.
-Volveré pronto, no falta demasiado para presentarte a tu sobrino.- después de tantos besos y abrazos fue hasta el lado de Katsuki, no pudo evitar soltar un par de lágrimas, estaba triste, pero también feliz.
-Cuídalo bien, joven Katsuki.- Yagi habló serio, dando una amenaza silenciosa, por si algo le llegara a ocurrir, pero el de ojos rubí no se inmutó.
-Tiene mi palabra.- fue lo que Katsuki respondió pasando un brazo suyo por la cintura del pecoso.
-¡Adiós, me encantó éste lugar, un día de estos vendremos de visita!,- Kirishima agitó su brazo animadamente despidiéndose de todos.- puede que incluso traiga a mi Denki.
Minutos después se encontraban caminando por el bosque, a Izuku le gustaba, era como un explorador y nunca antes había salido tan lejos de su familia. Miraba a todas partes muy ansioso y curioso, los árboles gigante y el aire fresco que le rodeaba, era simplemente increíble.
-Trataré de llamar a Ryuu.- Katsuki habló de repente y se paró sobre una gran roca, colocó dos de sus dedos en la boca y sopló.
Un silbido bastante agudo sonó, dejándolo en un momentáneo aturdimiento, era un sonido fuerte pero muy agudo.
No pasó más de diez segundos para que el silbido se detuviera, Izuku se limpió un oído y miró a los lados.
No pasó mucho para escuchar un ruido entre la maleza, un enorme lobo de pelaje casi blanco salió de un salto. Izuku del susto se echó para atrás, pero no pudo hacer nada contra el animal, quien casi se le tira encima y comenzó a olfatearlo.
-¡Hace cosquillas!- chilló sintiendo al animal pasar su nariz por sus hombros y cuello, incluso dió unas lamidas en su rostro.- ¡Es muy tierno, ¿Quien es un buen chico!?
Izuku comenzó acariciar la cabeza del animal como si fuera de un pequeño perrito, Ryuu agitaba su cola alegremente y dejó que el pecoso le acariciara gustoso, incluso daba pequeños chillidos complacido.
-Wou.- el pequeño jadeo de Kirishima le hizo mirarlo, sin dejar de acariciar al gigante lobo, notó en ese momento hasta la mirada ligeramente sorprendida del rubio.
-¿Que ocurre?- preguntó sin entender, el lobo a su lado soltó un quejido para que le diera otra vez toda su atención, volteó hacia el para acariciar sus orejas peludas.- hum, a éste cachorrito le gustan las caricias, ¿Verdad que si?
-Es la primera vez que Ryuu se deja acariciar de alguien que no sea Katsuki, aunque de su parte tampoco recibe muchas caricias.- habló Kirishima nuevamente y el pecoso entendió a medias su expresión sorprendida.- ya es oficial, desde ahora serás: Deku, el domador de bestias. También lo digo por ti, Blasty.
-¿¡Que mierdas quisiste decir con eso, a quien llamas bestia!?- el rubio gritó y estaba dispuesto a darle un golpe a su amigo, Izuku dejó de hablarle al lobo y volteó su rostro hacia el rubio.
-Kacchan, no grites y deja a Kirishima en paz.- después de eso Izuku volvió su atención al lobo, Katsuki solo se cruzó de brazos chasqueando la lengua y Kirishima tenía que sostener su estómago, le estaba doliendo bastante por aguantar la risa.
Katsuki hizo que el pecoso se subiera en el lobo, Ryuu era lo suficientemente fuerte para llevarlo sin problemas, además, el lobo estaba feliz de llevarlo.
Izuku se sujetaba del suave pelaje, aunque no tan fuerte, no quería arrancarlo, notaba que el lobo iba con cuidado para no hacerlo brinca mucho sobre su lomo.
Después de media hora de viaje empezó a tener hambre, se imaginaba un delicioso Katsudon caliente, con dos chuletas de cerdo bien doradas, el pensamiento le hizo babear.
-Kacchan...- el pecoso llamó al rubio haciendo que éste lo mirara.- tengo hambre.
Un pequeño rugido salió de su estómago comprobando lo dicho, Katsuki le miró un momento y después volteó hacia el alfa de cabellos rojos.
-¡Pelos de mierda, busca algo de comer, rápido!- demandó asustando un poco al otro, aunque captó lo pedido y rápidamente buscó comida en la mochila.
-Hay, frutas, bolas de arroz, y carne seca, ¿Que quieres comer Izu?- Kirishima preguntó mostrando unas manzanas, grandes y jugosas.
Antes de irse prepararon un par de bolsos, aunque Izuku no cargaba nada, Katsuki llevaba una mochila grande con ropa y cosas para acampar, en mano la mochila amarilla que era del pecoso y Kirishima tenía una mochila llena de comida para los días de viaje.
-Quiero Katsudon.- Izuku dijo y su estómago sonó otra vez, un poco más fuerte que antes, se sonrojó por la vergüenza.
Kirishima por su parte frunció el ceño, solo recordaba ver un par de tiras secas de carne de cerdo, no más. Las buscó y después las sacó mostrándole al pecoso.
-De cerdo solo hay ésto, si querés puedes comerlas con el arroz.- el peli-rojo dijo y vió como el Omega hizo un puchero inconforme.
Izuku no quería la carne salada, seca y dura, con arroz insípido. Quería un delicioso tazón de Katsudon recién hecho, con el arroz sazonado y la carne empanizada, dorada y crujiente.
Pensar en esa comida solo hizo que su estómago sonara de nuevo, bajó la cabeza soltando un pequeño chillido y un suspiro. No había de otra, le tocaría comer lo que había, no quería ser una molestía.
-Ryuu.- la voz de Katsuki hizo que el lobo detuviera su andanza, el rubio se acercó hasta donde estaba y le tendió una mano.- ven Deku.
Izuku dió su mano inmediatamente para bajar con cuidado del lobo, aunque éste se inclinó un poco para ayudar. El Omega estiró un poco sus piernas cuando estuvo en el suelo.
-¿Comeremos aquí?- preguntó mirando a los lados, los árboles gigantes hacían el lugar más fresco y vivo.
Pero Katsuki negó, en cambio, solo dejó los bolsos en el suelo y se subió al lobo. Kirishima sabía a donde iba todo así que no dijo nada y solo sonrió.
-Cuida de mi Omega, cabellos de mierda, vayan a un lugar que se esté mejor y haz una fogata.- miró al peli-rojo de manera amenazante y después se volvió hacia el pecoso suavizando sus gestos.- no me tardaré demasiado Deku, iré a cazar.
Dicho eso dió un par de golpecitos con los pies al lobo y éste rugió corriendo entre los arbustos.
Izuku lo vió irse, quedándose con las palabras en la boca, las cosas pasaron tan rápido que ni pudo decir algo.
-¿Por qué...?- preguntó algo confundido al peli-rojo, quien solo sonreía y se acercó para tomar los bolsos que habían quedado en el suelo.
-Fue a buscarte un cerdo,- Kirishima sonrió y el pecoso solo puso una expresión de sorpresa.- venga hay que buscar un sitio donde dormir, estoy seguro que Katsubro no querrá andar de noche.
Izuku abrió la boca y la cerró de nuevo, en parte entendía la razón por la cual su alfa salió en la búsqueda de su pedido, le parecía lindo el gesto, pero no quería causar molestías.
Pasó una media hora más, Izuku comía una manzana mientras miraba como Kirishima empezaba a construir un campamento improvisado.
Habían parado en una pequeña loma, los árboles estaban un poco más despejados allí, así que era más iluminado por el sol. Un bonito árbol frondoso estaba sobre la loma, pero no era todo. Mitad de la loma era una especie de roca gigante y dura, que estaba inclinada hacia delante, era como un techo para la tormenta.
Era un refugio natural, lo protegería del viento, sol y el agua, si era que llegaba a llover.
No pasó mucho para que el alfa tuviera todo listo, sabía que tenían experiencias sobre el tema, mientras el solo era un principiante, pero iba aprender pronto, para eso tenía que estar atento y mirar a detalles cómo se hacían las cosas.
Izuku escuchó ruidos que se iban acercando, Katsuki apareció sobre el lobo con algo sobre su hombro. Era un jabalí ya arreglado, se sorprendió por la rapidez y eficacia que tenía su pareja, era de admirar.
-¡Increíble Kacchan, no te tomó nada de tiempo!- Katsuki hinchó su pecho lleno de orgullo, nada era mejor que esa mirada.
Llevó el animal hasta el fuego y lo puso a la calor de las llamas, Izuku miró el rubio empezó a sacar cosas del bolso en donde estaba la comida. Kirishima también le ayudaba, quería acercarse y ver que estaban haciendo, pero solo se quedó allí, mirando desde lejos.
El Omega vió como Katsuki le echó un polvo verde a las presas de cerdo y por el aroma pudo decir que eran especias. No pasó mucho para que el aroma de la deliciosa carne asada inundara el lugar.
Le hacía babear la boca y rugir más el estómago. Aunque lo último hizo reír al rubio con burla, cruzó los brazos mientras hacía un puchero, no era gracioso, el pequeño cachorro en su vientre ya le hacía estragos.
Recordaba a su madre pidiéndole a Yagi comidas extrañas por los antojos que le daban. Como el pan con papa cocida y mermelada de naranja, pensar en eso lo mareó un poco, sintió las arcadas en subir pero se las aguantó como pudo.
Un plato fue puesto en su campo de visión, estuvo concentrado en contener su vómito y no se dió cuenta cuando Katsuki había terminado de cocinar.
Ahora, tenía mucha más hambre que antes, quizás el jabalí no estaba frito, pero el aroma era exquisito y se miraba perfectamente asado, jugoso y crujiente al mismo tiempo.
Había arroz debajo de la carne, parecía que tambien estaba arreglado con algo más. Ya no era solo el arroz blanco e insípido de antes.
-Gracias Kacchan.- le sonrió al rubio, quien le miraba expectante.
Tomó el primer bocado, fue como una deliciosa explosión en su boca, parecía a una sensación de no haber tocado agua en una semana entera. Ronrroneó de manera inconciente mientras seguía comiendo, la carne se derretía en su boca y las especias eran un sazón increíble.
-Cuando estemos en la aldea comerás un mejor Katsudon que éste.- la voz del rubio le hizo alzar la cabeza de su comida, miró como Katsuki sonrió y quitó pequeños granos de arroz de sus mejillas.
-¿D-dse quse sestshas shsablandso?, Esh dselsishiosho.- Izuku habló con su boca llena y seguía comiendo más, Katsuki solo pudo reírse, no sabía que Izuku podía ser así.
Tan, como el, lo había visto comer antes, siempre tan delicado, comer cosas bien preparadas y elaboradas, pero, verlo comer allí frente a el, como el mismo lo hace siempre. Tomando la carne con sus manos y darle mordiscos grandes, sus mejillas hinchadas por la comida, y untada de ella.
No sabía que su Deku se podía ver más sexy que antes, verlo tan natural le parecía apetitoso. Katsuki tomó una parte del jabalí y comió también con arroz, no era tan arreglado como el del Omega pero estaba bien para el.
Izuku suspiró profundamente cuando terminó su comida, satisfecho, estaba lleno y feliz. Podía sentir su Omega interior canturrear alegremente, Katsuki comía tranquilo a su lado también, Kirishima estaba al otro lado de la fogata dándole grandes bocados a su carne.
Sonrió y se limpió la boca con un pequeño trapo, no quería que las hormigas llegaran a su rostro cuando estuviese en el suelo, le pasó algunas veces cuando era cachorro, estando en su granja, comer miel y no limpiarse antes de dormir era una mala idea.
Cuando la noche cayó y era la hora de dormir, Katsuki besaba y lamía el cuello del pecoso con anhelo. El pecoso trataba de tapar su boca para que algunos gemidos no salieran, Kirishima no estaba muy lejos y no había una pared para que impidiera los sonidos.
-K-Kacchan, por favor hay que dormir...- jadeó bajito, tratando de contener loas posible si voz, pero el rubio solo gruñó y siguió con su trabajo.
Sabía que no podía hacer nada de lo que quería hacer en ese instante, hundir su nudo en el fondo caliente del Omega, era tentador, pero éste no quería, ni tampoco lo haría, no quería que Kirishima escuchará los dulces cantos que el Omega hacia para el y solo para el.
-Joder...- Katsuki gruñó de nuevo dejando en paz al cuello del pecoso, era delicioso, podía sentir en su boca el sabor lechoso y floral de un Omega en cinta, era exquisito.- cuando estemos en la aldea te llenaré tanto Deku, tendrás que permanecer en cama por estar tan lleno y pesado.
Izuku sintió un escalofrío en su espalda, sabía perfectamente que esas palabras no eran en vano, además, no podía negar que también estaba un poco expectante por eso.
(...)
Wenas~ ¿Me extrañaron?
Ehemp, como dije en mi anuncio, mis clases volvieron, así que no tendré un tiempo medido para actualizar, lo haré en cuanto pueda. :'3
Se acerca el final~
Espero que les haya gustado, nos leemos después. No olviden su voto.
Zaorycast. ✨✨
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